La eHealth y la mHealth se encuentran en fase de expansión, al tiempo que aumenta la preocupación por las garantías que deben rodear a esas tecnologías.
ObjetivoConocer el uso y predisposición ciudadana hacia la comunicación con los profesionales sanitarios basada en nuevas tecnologías y hacia la recomendación de apps o aplicaciones móviles de salud, identificando posibles diferencias de carácter sociodemográfico o de salud de la población.
Material y métodosEstudio transversal descriptivo encuadrado en el «Barómetro andaluz sobre aplicaciones móviles de salud», basado en encuestas telefónicas a la ciudadanía mayor de edad residente en Andalucía (2016). Muestreo aleatorizado polietápico combinado, afijación proporcional por provincia, tamaño de hábitat, género y grupo de edad. Tamaño muestral: n=1.069 individuos. Análisis de distribución de frecuencias, tablas de contingencia y test χ2 con SPSS.
ResultadosÚnicamente el 7,6% de la ciudadanía, sobre todo aquella con estudios superiores, se ha comunicado con algún profesional sanitario a través de canales de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). A un 55% de quienes nunca se han comunicado de esta manera les gustaría hacerlo. Solo el 1,3% de la ciudadanía ha recibido recomendaciones sobre aplicaciones móviles de salud por algún profesional sanitario. Del resto, el 73,8% estarían dispuestos a ello. Los colectivos con mayor predisposición para ambas cuestiones son las personas menores de 44 años, estudiantes o con estudios secundarios o superiores finalizados, las personas laboralmente activas, con un estado de salud bueno o muy bueno y sin ninguna enfermedad crónica diagnosticada. No se hallaron diferencias significativas en ninguna de las variables por sexo, tamaño de hábitat o por convivir con personas con discapacidad.
ConclusionesLa utilización de las TIC en la relación profesional-paciente y la recomendación de aplicaciones móviles de salud tienen todavía escasa presencia, pero hay una alta predisposición ciudadana a ellas. Los resultados obtenidos son congruentes con estudios anteriores sobre la influencia de los factores sociodemográficos en el uso y predisposición al uso de las TIC y de las aplicaciones móviles de salud recomendadas.
As eHealth and mHealth are expanding the concerns about the guarantees that must surround these technologies are increasing.
ObjectiveTo get to know the opinion of the public on the use and willingness towards communication with health professionals based on new technologies and the use of health apps recommended by those professionals, while identifying the sociodemographic or health differences within the population.
Material and methodsA cross-sectional descriptive study conducted within the Andalusian Barometer about Mobile Health Apps based on telephone surveys (2016) focused on Andalusian citizens over 18 years old. A combined multi-stage random sample was used, proportionally distributed by province, type of home, gender, and age group. Sample size n=1069 individuals. Frequency distribution analysis, contingency tables and chi-squared test were performed using SPSS software.
ResultsOnly 0.7% of citizens, especially those with higher education, have communicated with health professionals using information and communication technologies (ICT). Just over half (55%) of the population who has never communicated in that way would like to do so. Only 1.3% of citizens have ever received any recommendation on health apps given by any health professional, whereas 73.8% would be willing to use a health app recommended by professionals. The population groups that show greater willingness in both issues are those citizens under 44 years old, students or citizens with secondary or higher education, active working population, citizens with good or very good health condition, and those without any chronic disease diagnosed. No significant differences were found as regards the variables of gender, type of home, or living with people with disabilities.
ConclusionsAlthough there is a high willingness by citizens to use ICT in professional-patient relationships, and to receive recommendations on health apps, they are still not very common. The results obtained are consistent with previous studies, especially regarding the influence of sociodemographic factors in the use and willingness to use of ICTs and recommended apps.
La eHealth, en general, y la mHealth en particular, se encuentran actualmente en una fase de expansión, de forma que los años venideros serán decisivos en la consolidación de las iniciativas ya puestas en marcha y en la incorporación de soluciones digitales dentro de cada sistema sanitario1. En España, aspectos como la historia clínica electrónica, la receta electrónica o la cita médica por Internet constituyen ya una realidad crecientemente familiar para la ciudadanía2.
Diversos datos ponen de manifiesto estos avances en la salud electrónica y móvil, con especial relevancia en las apps o aplicaciones móviles de salud (en adelante AMS). Por ejemplo, en España ya poseen un smartphone 7 de cada 10personas de 15 o más años, el porcentaje es de un 37,5% en el caso de las tablets, y en torno a la mitad de ellas practican la descarga de aplicaciones3. En 2007, solo un 40,7% de los usuarios de Internet en España utilizaban la Red para informarse sobre salud, mientras que en 2017 esa cifra se elevaba hasta el 67,3%. En Andalucía la evolución resulta similar4, lo cual refleja que la población tiene cada vez más en cuenta las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) como un recurso dentro del ámbito de la salud. A nivel mundial, en 2017 ya existían 325.000 AMS, un 24% de ellas creadas en el último año5.
La magnitud de tales cifras conduce necesariamente a la preocupación por las garantías que deben acompañar a esas tecnologías, y en particular a las AMS, ya sea en materia de seguridad, privacidad, fiabilidad, impacto o de eficacia. Esta preocupación es cada vez mayor y se agudiza por el hecho de que un buen número de esas aplicaciones se han demostrado poco fiables, cuando no directamente erróneas o falsas6,7.
La Unión Europea se ha hecho eco de estas cuestiones y ha situado la salud móvil como uno de los temas prioritarios8 con el fin de desarrollar de manera adecuada y efectiva todo su potencial. Por su parte, desde hace varios años, Andalucía ha emprendido varias iniciativas para dar respuesta a estos retos, y ha sido una de las regiones destacadas en toda Europa. En concreto, la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía puso en marcha en 2012 la Estrategia de Calidad y Seguridad en las Aplicaciones Móviles de Salud. En 2013 se creó el Distintivo AppSaludable y el catálogo de aplicaciones como primera iniciativa de regulación en español para reconocer la calidad y la seguridad de las AMS, tanto públicas como privadas9, así como el proyecto mSSPA, enfocado a la personalización e integración de servicios móviles de salud en Andalucía.
Por último, es necesario señalar que la ciudadanía no accede ni adopta la digitalización de la información y de los servicios sanitarios de forma homogénea, ya que los diversos factores sociodemográficos y sanitarios tienen una influencia que ha sido ampliamente investigada10-12.
El presente estudio tiene como objetivo conocer el uso y predisposición ciudadana hacia la comunicación con los profesionales sanitarios basada en nuevas tecnologías y hacia la recomendación de AMS por parte de dichos profesionales, así como identificar posibles diferencias de carácter sociodemográfico o de salud de la población.
Material y métodosEstudio descriptivo, cuantitativo y transversal con recogida de datos basados en una de las encuestas telefónicas «Barómetro andaluz sobre aplicaciones móviles en salud» realizado por la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía, llevado a cabo en marzo de 2016, cuya población diana fue la ciudadanía residente en Andalucía mayor de edad.
Se realizó muestreo aleatorizado polietápico combinado, con afijación proporcional por provincia, tamaño de hábitat, género y grupos de edad. La muestra estuvo compuesta por 1.069 individuos, con un error máximo global de±3%, para un nivel de confianza de 95% y una p=0,5.
Para el diseño del cuestionario se tomó como referencia el elaborado por el ONTSI13. Asimismo, la realización de la encuesta vino precedida por un análisis cualitativo, con grupo focal a usuarios de aplicaciones, en el que se exploró y analizó la introducción de las AMS en la población y su adopción, con el fin de incorporar en la encuesta bloques específicos sobre uso, preferencias, barreras y facilitadores en el uso de AMS.
El cuestionario incluyó 42 preguntas estructuradas en 3bloques principales: 1) variables tecnológicas; 2) uso de las TIC para el cuidado de la salud y uso de las TIC por los profesionales sanitarios que les atendieron, así como actitudes, expectativas o impactos percibidos y 3) variables sociodemográficas y de salud. Este cuestionario fue pilotado y se realizaron las modificaciones necesarias detectadas.
Aparte de las variables sociodemográficas y de salud, las variables de análisis abordadas en este estudio fueron: 1) comunicación presente o pasada con algún profesional sanitario a través de canales TIC; 2) canales TIC concretos utilizados para esa comunicación; 3) predisposición a comunicarse con profesionales sanitarios a través de canales TIC; 4) haber recibido alguna recomendación de uso de AMS de algún profesional sanitario; 5) uso presente o pasado de esas aplicaciones recomendadas y 6) predisposición a usar una aplicación si estuviera recomendada por un profesional sanitario.
En cuanto a los análisis realizados, se ha llevado a cabo la distribución de frecuencias para las variables contempladas. Asimismo, se han elaborado tablas de contingencia y el test de χ2 para contrastar la hipótesis nula de independencia entre las variables de interés y las variables: sexo, edad, tamaño de hábitat, nivel de estudios, situación profesional, estado de salud percibido, diagnóstico de enfermedad crónica y convivencia en el hogar con persona con alguna discapacidad o limitación. Las variables nivel de estudios, situación profesional y estado de salud percibido han sido recodificadas para garantizar la aplicabilidad de los estadísticos en los casos en los que el tamaño muestral resultaba insuficiente.
Se ha aplicado χ2 de razón de verosimilitud cuando no se han dado las condiciones de aplicabilidad del estadístico χ2. Se ha aplicado corrección por continuidad en tablas de contingencia 2 × 2. En los test de independencia se han excluido los valores no sabe y no contesta.
ResultadosComo se refleja en la tabla 1, la distribución por sexo, edad y tamaño de hábitat se corresponde con los criterios de afijación proporcional ya señalados, con un 51,1% de mujeres y un 48,9% de hombres; los 30-44 años como grupo de edad más numeroso (30,4%) y el 35,8% con residencia en municipios por encima de los 100.000 habitantes. Por otro lado, para el 44,6% del total, su nivel máximo eran estudios secundarios, mientras que otro 33,3% había completado estudios universitarios y la mayoría (83,2%) percibía su estado de salud como bueno o muy bueno. Un tercio de la muestra (33,2%) tenía alguna enfermedad crónica diagnosticada. Un 11,5% convivían en el hogar con alguna persona con discapacidad o limitación.
Análisis descriptivo de las variables seleccionadas
Variables | Categorías | N | % | |
---|---|---|---|---|
Sociodemográficas | Sexo | Hombre | 523 | 48,9 |
Mujer | 546 | 51,1 | ||
Edad (años) | 18-29 | 191 | 17,9 | |
30-44 | 325 | 30,4 | ||
45-59 | 275 | 25,7 | ||
60 o más | 278 | 26,0 | ||
Tamaño de hábitat (n.° de habitantes) | Menos de 10.000 | 216 | 20,2 | |
De 10.000 a 50.000 | 312 | 29,2 | ||
De 50.001 a 100.000 | 158 | 14,8 | ||
Más de 100.000 | 383 | 35,8 | ||
Nivel de estudios | Primarios o menos | 235 | 22,1 | |
Secundarios | 475 | 44,6 | ||
Universitarios | 354 | 33,3 | ||
Situación profesional | Estudiante | 54 | 5,1 | |
Activo (trabaja o en búsqueda) | 681 | 64,2 | ||
Inactivo (trabajo doméstico o pensionista) | 325 | 30,7 | ||
Salud | Estado de salud percibido | Malo o muy malo | 42 | 3,9 |
Regular | 138 | 12,9 | ||
Bueno o muy bueno | 889 | 83,2 | ||
¿Le han diagnosticado alguna enfermedad crónica? | Sí | 354 | 33,2 | |
No | 712 | 66,8 | ||
¿Existe en su hogar alguien con discapacidad o limitación que requiera cuidados? | Sí | 123 | 11,5 | |
No | 945 | 88,5 | ||
TIC y aplicaciones móviles de salud | ¿Dispone de algún dispositivo tecnológico (smartphone, tablet, o wearable) | Sí | 821 | 76,8 |
No | 248 | 23,2 | ||
¿Se ha comunicado en alguna ocasión o se comunica con algún profesional sanitario mediante canales TIC? | Sí | 81 | 7,6 | |
No | 987 | 92,3 | ||
NS/NC | 1 | 0,1 | ||
¿Le gustaría poder comunicarse con algún profesional sanitario por esos canales TIC? | Sí | 543 | 55,0 | |
No | 400 | 40,5 | ||
NS/NC | 44 | 4,5 | ||
¿Algún profesional sanitario le ha recomendado el uso de alguna aplicación para gestionar su salud? | Sí | 14 | 1,3 | |
No | 1051 | 98,3 | ||
NS/NC | 4 | 0,4 | ||
Si algún profesional sanitario le recomendara una aplicación de este tipo, ¿la usaría? | Sí, con toda seguridad | 325 | 30,8 | |
Sí, probablemente | 454 | 43,0 | ||
Probablemente no | 88 | 8,3 | ||
No, con toda seguridad | 126 | 11,9 | ||
NS/NC | 62 | 5,9 |
Como datos generales de contextualización sobre accesibilidad, el 76,8% de la ciudadanía andaluza posee algún dispositivo tecnológico que le permitiría usar servicios de movilidad (smartphone, tablet o wearable) y, en un 92,3% de los casos, con conexión a Internet en dicho dispositivo. Entre quienes no tienen dispositivo (23,2%), el motivo señalado más frecuentemente para no tenerlo es pensar que no lo necesitan (56%), seguido por no saber usarlo (29,8%) o el coste económico (10,5%).
Entrando propiamente en el terreno de los usos y prácticas, únicamente el 7,6% de la ciudadanía andaluza se comunica o se ha comunicado en alguna ocasión con algún profesional sanitario a través de nuevos canales TIC. Según se expone en la tabla 1, los datos específicos de utilización de cada canal son: correo electrónico (51,9%), mensajería instantánea (principalmente Whatsapp) (32,1%) y SMS (27,2%). A mucha distancia se sitúa el uso de blogs (2,5%) o redes sociales (2,5%). Entre quienes nunca se han comunicado por estas vías, un 55% asegura que le gustaría poder hacerlo.
Por otro lado, solamente el 1,3% de la ciudadanía andaluza ha recibido alguna recomendación de uso de AMS por parte de algún profesional sanitario. Otros datos de la encuesta indican que un 85,7% usan o han usado en algún momento dichas aplicaciones recomendadas, con gran variedad en las respuestas sobre las aplicaciones concretas recomendadas (ej. Salud Responde, diabetes, lactancia, ritmo cardiaco, información sobre tumores, etc.).
Por su parte, a ese 98,7% que no había recibido ninguna recomendación sobre AMS, se le preguntó en qué medida usarían una aplicación de ese tipo si viniera recomendada por algún profesional sanitario. Un 30,8% señaló que la usaría con toda seguridad y otro 43% indicó que la usaría probablemente: resulta así que hay un 73,8% de las personas con predisposición a utilizar una AMS recomendada. Por el contrario, un 20,3% indicó que no la usaría y un 5,9% no sabe/no contesta.
Los tests de independencia mostrados en la tabla 2 entre la variable de comunicación con algún profesional sanitario a través de canales TIC y cada una de las variables sociodemográficas o de salud seleccionadas indican, en primer lugar, que el nivel de estudios presenta diferencias altamente significativas: se han comunicado por estos nuevos canales un 14,4% de los ciudadanos con estudios universitarios, un 5,9% con estudios secundarios y solo un 0,9% con estudios primarios o sin estudios. Otra variable que tiene influencia en este aspecto es la situación profesional, de forma que un 13% de quienes son estudiantes se han comunicado por estos canales con los profesionales sanitarios; también lo han hecho un 8,8% de las personas en situación laboralmente activa (trabajan/en desempleo) y solo un 4,3% de las personas en situación laboralmente inactiva (trabajo doméstico/pensionista). Sin embargo, no se encuentran diferencias significativas en el comportamiento de esta variable en relación con sexo, edad, tamaño de hábitat, estado de salud percibido, cronicidad o convivencia con personas con discapacidad.
Comunicación presente o pasada con algún profesional sanitario a través de canales TIC
Sí | No | χ2 | p | ||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
N | % fila | N | % fila | ||||
Sexo | Hombre | 44 | 8,4 | 479 | 91,6 | 0,786a | 0,375 |
Mujer | 37 | 6,8 | 508 | 93,2 | |||
Edad (años) | 18-29 | 20 | 10,5 | 171 | 89,5 | 6,106 | 0,107 |
30-44 | 24 | 7,4 | 301 | 92,6 | |||
45-59 | 24 | 8,7 | 251 | 91,3 | |||
60 o más | 13 | 4,7 | 264 | 95,3 | |||
Tamaño de hábitat (n.° de habitantes) | Menos de 10.000 | 14 | 6,5 | 202 | 93,5 | 7,015 | 0,071 |
Dea 10.000 a 50.000 | 15 | 4,8 | 296 | 95,2 | |||
De 50.001 a 100.000 | 16 | 10,1 | 142 | 89,9 | |||
Más de 100.000 | 36 | 9,4 | 347 | 90,6 | |||
Nivel de estudios | Primarios o menos | 2 | 0,9 | 232 | 99,1 | 40,386 | 0,000c |
Secundarios | 28 | 5,9 | 447 | 94,1 | |||
Universitarios | 51 | 14,4 | 303 | 85,6 | |||
Situación profesional | Estudiante | 7 | 13,0 | 47 | 87,0 | 8,540 | 0,014b |
Activo (trabaja/búsqueda) | 60 | 8,8 | 621 | 91,2 | |||
Inactivo (tr. dom/pens) | 14 | 4,3 | 310 | 95,7 | |||
Estado de salud percibido | Malo o muy malo | 1 | 2,4 | 41 | 97,6 | 4,324 | 0,115 |
Regular | 6 | 4,4 | 131 | 95,6 | |||
Bueno o muy bueno | 74 | 8,3 | 815 | 91,7 | |||
Cronicidad | Sí | 30 | 8,5 | 324 | 91,5 | 0,400a | 0,527 |
No | 51 | 7,2 | 660 | 92,8 | |||
Convive con discapacitado/a | Sí | 10 | 8,1 | 113 | 91,9 | 0,003a | 0,953 |
No | 71 | 7,5 | 873 | 92,5 |
La predisposición a comunicarse con profesionales sanitarios a través de canales TIC se relaciona de forma altamente significativa con la edad, de nuevo con el nivel de estudios y con la situación profesional, y también con el estado de salud percibido y la cronicidad (tabla 3). Por el contrario, no se ha hallado influencia del sexo, el tamaño de hábitat o la convivencia con personas con discapacidad. Por edades, quienes tienen entre 18 y 29 años (71,1%) y entre 30 y 44 años (75,5%) son los perfiles que muestran mayor interés potencial hacia estos canales de comunicación digital en el entorno sanitario. Por su parte, solo un 29% de las personas con estudios primarios o sin estudios estarían interesadas en ello, frente al 66,5% con estudios secundarios o el 67,6% con estudios universitarios. Según la situación profesional, el 33,2% de quienes son pensionistas o se dedican al trabajo doméstico desearían probar esas nuevas fórmulas comunicativas, porcentaje que es más elevado en el caso de los laboralmente activos (68,5%) o estudiantes (71,7%). Las personas con mejor estado de salud percibido son quienes en mayor medida estarían dispuestos a adoptar esta innovación (60,6%), frente al 41,5% con estado regular o 48,7% con estado malo o muy malo. Al 50,2% de las personas con alguna enfermedad crónica diagnosticada les gustaría utilizar esos canales TIC, frente al 61,3% de quienes no han sido diagnosticados con ninguna enfermedad crónica.
Predisposición a comunicarse con profesionales sanitarios a través de canales TIC
Sí | No | χ2 | p | ||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
N | % fila | N | % fila | ||||
Sexo | Hombre | 268 | 58,4 | 191 | 41,6 | 0,178a | 0,673 |
Mujer | 275 | 56,8 | 209 | 43,2 | |||
Edad (años) | 18-29 | 118 | 71,1 | 48 | 28,9 | 136,792 | 0,000c |
30-44 | 219 | 75,5 | 71 | 24,5 | |||
45-59 | 135 | 56,7 | 103 | 43,3 | |||
60 o más | 71 | 28,5 | 178 | 71,5 | |||
Tamaño de hábitat (n.° de habitantes) | Menos de 10.000 | 106 | 53,8 | 91 | 46,2 | 2,633 | 0,452 |
De 10.000 a 50.000 | 160 | 58,2 | 115 | 41,8 | |||
De 50.001 a 100.000 | 84 | 62,7 | 50 | 37,3 | |||
Más de 100.000 | 193 | 57,3 | 144 | 42,7 | |||
Nivel de estudios | Primarios o menos | 65 | 29,0 | 159 | 71,0 | 100,703 | 0,000c |
Secundarios | 280 | 66,5 | 141 | 33,5 | |||
Universitarios | 198 | 67,6 | 95 | 32,4 | |||
Situación profesional | Estudiante | 33 | 71,7 | 13 | 28,3 | 103,958 | 0,000c |
Activo (trabaja/búsqueda) | 409 | 68,5 | 188 | 31,5 | |||
Inactivo (tr. dom/pens) | 97 | 33,2 | 195 | 66,8 | |||
Estado de salud percibido | Malo o muy malo | 19 | 48,7 | 20 | 51,3 | 17,180 | 0,000c |
Regular | 51 | 41,5 | 72 | 58,5 | |||
Bueno o muy bueno | 473 | 60,6 | 308 | 39,4 | |||
Cronicidad | Sí | 154 | 50,2 | 153 | 49,8 | 10,044a | 0,002b |
No | 388 | 61,3 | 245 | 38,7 | |||
Convive con discapacitado/a | Sí | 65 | 60,2 | 43 | 39,8 | 0,216a | 0,642 |
No | 478 | 57,3 | 356 | 42,7 |
Respecto a las recomendaciones de AMS por profesionales sanitarios, únicamente aparecen diferencias significativas en el nivel de estudios de la ciudadanía (tabla 4): esta práctica es inexistente en estudios primarios o menos, con un dato global de un 1,3%. No se encuentran diferencias estadísticamente significativas en cuanto a sexo, edad, tamaño de hábitat, situación profesional, estado de salud percibido, cronicidad o convivencia con persona con discapacidad.
Haber recibido alguna recomendación de AMS por algún profesional sanitario
Sí | No | χ2 | p | ||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
N | % fila | N | % fila | ||||
Sexo | Hombre | 4 | 0,8 | 516 | 99,2 | 1,580a | 0,209 |
Mujer | 10 | 1,8 | 535 | 98,2 | |||
Edad (años) | 18-29 | 6 | 3,2 | 183 | 96,8 | 7,342b | 0,062 |
30-44 | 5 | 1,5 | 319 | 98,5 | |||
45-59 | 2 | 0,7 | 272 | 99,3 | |||
60 o más | 1 | 0,4 | 277 | 99,6 | |||
Tamaño de hábitat (n.° de habitantes) | Menos de 10.000 | 6 | 2,8 | 209 | 97,2 | 4,298b | 0,231 |
De 10.000 a 50.000 | 2 | 0,6 | 309 | 99,4 | |||
De 50.001 a 100.000 | 2 | 1,3 | 154 | 98,7 | |||
Más de 100.000 | 4 | 1,0 | 379 | 99,0 | |||
Nivel de estudios | Primarios o menos | 0 | 0,0 | 235 | 100,0 | 7,361b | 0,025c |
Secundarios | 7 | 1,5 | 464 | 98,5 | |||
Universitarios | 7 | 2,0 | 347 | 98,0 | |||
Situación profesional | Estudiante | 2 | 3,7 | 52 | 96,3 | 3,251b | 0,197 |
Activo (trabaja/búsqueda) | 10 | 1,5 | 667 | 98,5 | |||
Inactivo (tr. dom/pens) | 2 | 0,6 | 323 | 99,4 | |||
Estado de salud percibido | Malo o muy malo | 1 | 2,4 | 41 | 97,6 | 4,106b | 0,128 |
Regular | 0 | 0,0 | 138 | 100,0 | |||
Bueno o muy bueno | 13 | 1,5 | 872 | 98,5 | |||
Cronicidad | Sí | 3 | 0,8 | 351 | 99,2 | 0,976b | 0,323 |
No | 11 | 1,6 | 697 | 98,4 | |||
Convivencia con discapacitado/a | Sí | 1 | 0,8 | 122 | 99,2 | 0,308b | 0,921 |
No | 13 | 1,4 | 928 | 98,6 |
Por último, en la variable sobre predisposición a usar una AMS recomendada por un profesional sanitario, los análisis revelan que diversas variables tienen influencia significativa en ella (tabla 5): edad, nivel de estudios, situación profesional, estado de salud percibido y cronicidad. Las variables que no muestran influencia en ese aspecto son sexo, tamaño de hábitat o convivencia con alguna persona con discapacidad.
Predisposición a usar una AMS si estuviera recomendada por un profesional sanitario
Sí | No | χ2 | p | ||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
N | % fila | N | % fila | ||||
Sexo | Hombre | 390 | 79,6 | 100 | 20,4 | 1,217 | 0,749 |
Mujer | 389 | 77,3 | 114 | 22,7 | |||
Edad (años) | 18-29 | 167 | 92,8 | 13 | 7,2 | 168,707 | 0,000a |
30-44 | 279 | 89,7 | 32 | 10,3 | |||
45-59 | 202 | 79,2 | 53 | 20,8 | |||
60 o más | 131 | 53,0 | 116 | 47,0 | |||
Tamaño de hábitat (n.° de habitantes) | Menos de 10.000 | 148 | 74,4 | 51 | 25,6 | 14,643 | 0,101 |
De 10.000 a 50.000 | 235 | 81,9 | 52 | 18,1 | |||
De 50.001 a 100.000 | 121 | 85,2 | 21 | 14,8 | |||
Más de 100.000 | 275 | 75,3 | 90 | 24,7 | |||
Nivel de estudios | Primarios o menos | 106 | 50,2 | 105 | 49,8 | 148,197 | 0,000a |
Secundarios | 385 | 85,7 | 64 | 14,3 | |||
Universitarios | 288 | 87,5 | 41 | 12,5 | |||
Situación profesional | Estudiante | 49 | 96,1 | 2 | 3,9 | 149,935 | 0,000a |
Activo (trabaja/búsqueda) | 559 | 87,2 | 82 | 12,8 | |||
Inactivo (tr. dom/pens) | 166 | 56,7 | 127 | 43,3 | |||
Estado de salud percibido | Malo o muy malo | 22 | 59,5 | 15 | 40,5 | 43,126 | 0,000a |
Regular | 74 | 60,7 | 48 | 39,3 | |||
Bueno o muy bueno | 683 | 81,9 | 151 | 18,1 | |||
Cronicidad | Sí | 226 | 70,4 | 95 | 29,6 | 20,023 | 0,000a |
No | 552 | 82,5 | 117 | 17,5 | |||
Convivencia con discapacitado/a | Sí | 88 | 75,2 | 29 | 24,8 | 4,542 | 0,209 |
No | 691 | 79,0 | 184 | 21,0 |
Los porcentajes de predisposición a usar una AMS recomendada por un profesional sanitario (personas que las usarían con toda seguridad o probablemente) varían de forma considerable en función de la edad: un 92,8% entre las personas de 18 a 29 años, porcentaje que desciende hasta el 53% en personas de 60 años o más. En cuanto al nivel de estudios, las personas con menos formación (estudios primarios o sin estudios) presentan una predisposición del 50,2%, mientras que los otros perfiles formativos superan el 80%. Por situación profesional, casi la totalidad de los estudiantes (96,1%) usarían una AMS recomendada por profesionales, seguidos por las personas en situación laboral activa (87,2%) y, en último lugar, a bastante distancia, las personas en situación laboral inactiva (56,7%). Por estado de salud percibido, la predisposición más alta se localiza en quienes se sitúan en un estado bueno o muy bueno (81,9%). Las personas sin enfermedades crónicas también tienen un porcentaje de predisposición más alto que las crónicas (82,5 frente a 70,4%).
DiscusiónEl presente trabajo es el primero llevado a cabo en Andalucía que aborda los usos y preferencias de la ciudadanía en cuanto al uso de los nuevos canales de comunicación en la relación profesional sanitario-paciente, y el primero en nuestro país en abordar la predisposición ciudadana a recibir recomendaciones de AMS por parte del personal sanitario.
En los últimos años se ha demostrado que existe una creciente demanda ciudadana por establecer comunicación con los profesionales sanitarios a través de las nuevas tecnologías, como el correo electrónico, las redes sociales o los blogs, y que su utilización ha conllevado notables avances en la calidad de la atención sanitaria14-17. De igual modo, las AMS se conciben de manera creciente como una herramienta oportuna para la interacción entre profesional y paciente12,16,18,19. Este estudio ha constatado que estas nuevas realidades están aún escasamente extendidas en el ámbito asistencial andaluz, lo que contrasta con una alta predisposición ciudadana tanto para el uso de TIC en la interacción con los profesionales sanitarios como para el uso de AMS.
Mientras más de la mitad de la población querría poder comunicarse con su médico por alguno de estos canales, solo una fracción de ella, un 7,6% de la población, lo ha hecho. Estos porcentajes son ligeramente superiores a los de la media de la población española (5% para los que ya utilizan esos canales y un 48,4% a los que les gustaría)13, y notablemente inferiores a los de otros países20. Asimismo, los datos obtenidos contrastan con el estudio realizado por el IPTS-JRC de la Comisión Europea21, en el que se afirma que un 24,7% de la población española se había comunicado por email con su médico. Eso obedece a que aquel estudio fue dirigido a población internauta, mientras que este engloba a toda la población. En cualquier caso, el dato obtenido en la presente investigación, aun siendo comparativamente bajo, triplica la cifra de 10 años antes para 7 países de la Unión Europea22.
En cuanto a las AMS, el escaso 1,3% de la población que ha recibido alguna recomendación de los profesionales sanitarios pone de manifiesto la distancia todavía existente respecto a otras investigaciones23,24.
Respecto a cómo los factores sociodemográficos afectan al uso y predisposición al uso de las TIC para comunicarse con los profesionales y de las AMS, los datos resultantes han sido congruentes con los estudios anteriores en la mayoría de los casos. Uno de los hallazgos ha sido que el género juega un papel ambiguo12,22,23. Por un lado, un número importante de estudios encontraron un mayor uso y predisposición a usar canales TIC entre los varones21,25, mientras que otros estudios hallaron una mayor inclinación en las mujeres tanto para el uso de canales TIC18 como para el uso de AMS26.
Hasta ahora, ser joven había jugado un papel fundamental a la hora de predecir el uso de estas tecnologías para la comunicación paciente-profesional21,22,25,27,28. Se atisba así que las generaciones más jóvenes demandan de manera especialmente patente una sanidad más conectada, puesto que han nacido o se han socializado en un entorno cada vez más tecnológico y móvil19.
Los resultados aquí presentados han confirmado una mayor predisposición a usar este tipo de herramientas entre las cohortes más jóvenes (por debajo de los 44 años), pero no así en cuanto a su uso efectivo. Solo los adultos menores de 25 años presentaron tasas muy superiores al resto en ese aspecto. Esta diferencia puede deberse al efecto de la paulatina alfabetización digital que los países desarrollados en general, y España y Andalucía en particular, vienen experimentando13,25. De hecho, al controlar por otros factores, como la autoeficacia con las TIC29, condiciones crónicas30 o de enfermedad grave31, la edad parece disminuir su efecto a la hora de predecir el uso de dichas herramientas.
Al igual que en estudios anteriores, el nivel educativo y la situación socio-profesional tienen una especial relevancia. Tener altos niveles educativos predice tanto el uso como la predisposición al uso12,15,18,19,21-23,28, así como tener un empleo fijo o ser estudiante18,21,27, lo que refuerza las hipótesis de la mediación de las habilidades cognitivas en el uso de estas herramientas29.
Otras investigaciones habían constatado que un estado de salud pobre, padecer una enfermedad crónica o la cercanía de familiares con alguna discapacidad son factores que incrementan el interés por las herramientas TIC16,21,32. No obstante, los resultados de este estudio han mostrado el efecto contrario, si bien la edad podría ser el factor latente en esta relación.
En cuanto a las limitaciones, la temática abordada en este estudio ofrece todavía una implantación y utilización limitadas en la ciudadanía. En ese sentido, los resultados obtenidos en las variables sobre uso han arrojado a veces porcentajes pequeños, lo cual limita las posibilidades de análisis.
Por otro lado, para tratar el asunto de la prescripción o recomendación profesional de AMS, se ha recurrido a una variable aproximada (variable proxy), en concreto, el uso ciudadano de apps recomendadas.
En conclusión, la utilización de las TIC en la relación profesional-paciente y la recomendación de AMS tienen todavía escasa presencia, pero hay una alta predisposición ciudadana a ellas. Los resultados obtenidos reflejan la influencia de los factores sociodemográficos en el uso y predisposición al uso de las TIC y de las AMS recomendadas, especialmente el nivel educativo, la situación profesional o la edad, de modo que las habilidades cognitivas se sitúan como un elemento mediador relevante.
FinanciaciónEl proceso de encuestación del que proceden los resultados de este estudio forma parte del proyecto «Plataforma de Servicios y Aplicaciones Móviles en Salud», conocido como proyecto mSSPA, encuadrado a su vez en el convenio de colaboración entre la Junta de Andalucía y Vodafone España S.A.U. para impulsar la innovación y el uso de las TIC en la Comunidad Autónoma de Andalucía.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.