La utilización de psicofármacos en pacientes con discapacidad intelectual (DI) es frecuente, particularmente para tratar comorbilidad psiquiátrica o alteraciones de conducta, y esto se registra tanto en pacientes internados como en los que viven en su domicilio1. De entre los efectos secundarios de estos fármacos, tiene importancia la elevación de la prolactina (PRL).
Se consideran niveles normales de PRL aquellos por debajo de 25ng/ml en mujeres y de 20ng/ml en hombres. Los niveles elevados de PRL producen disfunción gonadal secundaria, y esta va a ser la causa de los problemas de salud más importantes. En mujeres puede producir, con una prevalencia variable: ginecomastia, galactorrea, irregularidad menstrual, infertilidad, hirsutismo y acné. En hombres, con menos prevalencia: infertilidad, ginecomastia, galactorrea y descenso de masa muscular y vello corporal. Entre el 30 y el 60% de los pacientes presenta disfunción sexual. Se estima que a partir de los 8 años con PRL elevada puede haber riesgo de osteoporosis. Puede influir en: aumento del riesgo de cáncer de mama y de próstata, aumento del riesgo cardiovascular, efectos metabólicos, incremento de peso, enfermedades autoinmunes, etc.2,3.
Realizamos nuestro trabajo con el objetivo de conocer el nivel de PRL en 80 pacientes diagnosticados de DI según criterios CIE-104 que están ingresados en un centro especializado, así como su relación con las distintas variables. Con una edad media de 50 años, 53 eran mujeres y 27, hombres. El 38,8% presentaban una DI moderada, el 33,8% leve, el 25% severa y el 2,5% grave. Y encontramos (tabla 1) que el 78,8% de los pacientes tomaba antipsicóticos, el 63,8% benzodiacepinas y el 58,8% antiepilépticos. Hallamos una elevación en el nivel medio de PRL de los pacientes que toman psicofármacos frente a los que no los toman, con significación estadística en los que toman antipsicóticos y benzodiacepinas, pero no con los tipos de antipsicóticos, con tomar uno o más o con cada uno de los diferentes fármacos. Realizamos regresión logística y encontramos que las benzodiacepinas y tomar antipsicóticos presentan una odds ratio de 3,02 y 12,70, respectivamente, para niveles de PRL elevados. Por ello, concluimos que la toma de psicofármacos en personas con DI es frecuente. Los antipsicóticos y las benzodiacepinas elevan el nivel plasmático de PRL con una probabilidad 12,70 y 3,02 veces superior, respectivamente, a la no toma de psicofármacos.
Valores medios de prolactina en dimensiones psicofarmacológicas
Fármacos | Variables (n) | M (DT) | t de Student | F de Snedecor | Diferencias ANOVA |
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Antipsicóticos | Sí (63) No (17) | 43,86 (31,55) 17,10 (7,53) | 3,455*** | ||
Benzodiacepinas | Sí (51) No (29) | 43,40 (32,04) 28,99 (24,66) | 2,091* | ||
Antiepilépticos | Sí (47) No (32) | 40,80 (33,32) 28,99 (24,36) | 0,924 | ||
Risperidona | Sí (19) No (61) | 48,40 (27,44) 34,99 (30,56) | 1,708 | ||
Olanzapina | Sí (19) No (60) | 43,04 (37,52) 36,99 (27,89) | 0,756 | ||
Quetiapina | Sí (9) No (71) | 39,17 (25,49) 38,05 (30,94) | 0,105 | ||
Haloperidol | Sí (5) No (75) | 48,66 (34,98) 37,48 (30,03) | 0,799 | ||
Clorpromazina | Sí (4) No (76) | 61,42 (50,50) 36,95 (28,82) | 1,593 | ||
Levomepromazina | Sí (14) No (66) | 42,05 (32,07) 37,35 (30,02) | 0,525 | ||
Número de antipsicóticos | 1 (33) 2 o más (30) No (17) | 38,87 (27,24) 49,35 (35,35) 17,10 (7,53) | 7,147*** | 1 y 2 o más>no | |
Tipo de antipsicóticos | Atípicos (34) Típicos (29) No (17) | 44,52 (31,77) 43,09 (31,83) 17,10 (7,53) | 5,914** | Atípicos y típicos>no |
Los efectos de la elevación de la PRL son variados, silentes en algunos casos y de manifestación clínica diversa y a veces muy tardía. Además, se trata de una población de riesgo porque por su propia naturaleza tiene recursos cognitivos más bajos y su capacidad de introspección y autoanálisis es más limitada, siendo muy difícil en la práctica que exista una demanda específica por una alteración clínica en este sentido. Es preciso una adecuada farmacovigilancia y una actitud proactiva de búsqueda de los posibles efectos por parte de los médicos de atención primaria y especializada, teniendo en cuenta los principios de buena práctica clínica y las recomendaciones de las guías al respecto2,5.
Agradecemos la especial contribución al trabajo del psiquiatra Dr. Fidel J. García-Sánchez y de las psicólogas clínicas Dña. Núria Miguel de Diego y Dña. Ione Esquer-Terrazas.