Conocido como uno de los padres de la medicina de familia Ian McWhinney es el prototipo de médico artesano, tecnólogo, humanista y artista. Este canadiense nace en Burnley, Inglaterra, en el año 1921 y fallece en el año 2012. Sus fuentes fueron el modelo psicosocial de Engel y la psicología humanista de Carl Rogers. Entendió como pocos la importancia de rescatar las cualidades específicas de los médicos generalistas que les hacen diferentes del resto de especialidades médicas, e instigó a buscar una identidad propia en la especialidad de medicina de familia.
Destacamos 2 ideas que resumen su pensamiento. La primera: To see the universal in particular (Ver lo general en lo concreto). McWhinney nos transmite con su práctica que el conocimiento de lo particular es crucial en esta disciplina tan impregnada por el cientificismo que caracteriza los avances en ciencia y tecnología de los últimos siglos. En un mundo en el cual el conocimiento ha sido separado de la experiencia, las emociones son obviadas en favor del objetivismo, aunque el centrarse en el mundo de las emociones favorezca algunas veces la pereza y el inmovilismo. Ian ponía la atención en las emociones y sabía que además del desarrollo intelectual existía parejo un desarrollo emocional cuya importancia era subestimada. Trae a primer plano los aspectos experienciales, psicológicos, sociales y ecológicos de la dolencia el paciente lo que le permite abordar de una manera organísmica (entendiendo la vida como un equilibrio dinámico), lo mecanicista. En su metáfora de la biología organísmica entiende los seres vivos como organismos complejos que interaccionan con el medio de forma multilateral1. Teniendo siempre en mente lo que suele pasar desapercibido (lo que se suele obviar), el clínico logra proporcionar un cuidado personal integral. Si hay algo en lo que este autor profundiza es en la relación del médico con el paciente, o alianza médico paciente, pues la suya era una medicina basada en relaciones2,3, centrada en el individuo en singular, pero viendo lo general en lo concreto. Prioriza las relaciones y la persona o individuo con el que se relacionaba y fue uno de los primeros médicos en promover la escucha activa como actitud. Desarrolla el concepto de mapa y territorio y propone dejar atrás nuestro cientificismo y caminar mano a mano con nuestros pacientes por el territorio.
La segunda idea: To think complexity and to accept uncertainty (Reflexionar la complejidad y aceptar la incertidumbre). Uno de los temas que abordó McWhinney fue cómo trabajar en condiciones clínicas de gran incertidumbre. Para comprender esta incertidumbre se va a fijar en la naturaleza y se va a preguntar qué es lo que diferencia los organismos vivos de las máquinas. No es otra cosa que es el poder sanador de la naturaleza. Los seres vivos tenemos capacidad de crecimiento, regeneración, organización y trascendencia. En medicina, como en la naturaleza, la causalidad no es lineal, sino que existen redes causales complejas que determinan un resultado concreto. Prever este resultado con precisión es una tarea harto difícil teniendo en cuenta las capacidades y con la tecnología de la cual dispone el ser humano actualmente. Por lo tanto la incertidumbre en medicina es entendida como una condición inevitable y necesaria. Condición que puede y debe ser compartida con nuestros pacientes ya que si no la aceptamos nos abocamos al error, la frustración y la deshumanización.
Otra de las aportaciones de Ian McWhinney fue determinar los 7 motivos de visita o razones que llevan al paciente a la consulta (1 límite de tolerancia, 2 límite de ansiedad, 3 comportamiento señal, 4 administrativo, 5 oportunidad y 6 sin enfermedad). También enunció 5 factores de riesgo para enfermar (1 perdida, 2 conflicto, 3 cambio, 4 desajuste, 5 estrés, 6 aislamiento y 7 esperanza frustrada) transformando la visión biológica de su época por otra biopsicosocial mucho más amplia4.
Los referentes en medicina de familia, como en la vida misma, son importantes porque nos sirven de ejemplo e inspiración en nuestra práctica clínica diaria, en nuestra manera de situarnos en la sociedad. Siembran un necesario precedente para motivar a los médicos actuales a la imitación y a la consecuente superación. No se trata solo de saber más sino de poder crecer a hombros de gigantes que han recorrido mucho camino en nuestro beneficio.