Presentamos el caso de un paciente de 36 años de edad, que consultó en su Centro de Atención Primaria por cuadro de fiebre y cefalea frontal de 48h de evolución. A la exploración física el paciente presentaba fiebre de 38°C, dolor a la palpación selectiva de seno frontal derecho y auscultación respiratoria con algún roncus disperso que se movilizaba con la tos. Se solicitó radiografía de senos paranasales que mostró ocupación de seno frontal derecho y radiografía de tórax que mostró imagen redondeada, de márgenes bien delimitados y densidad aire en base pulmonar derecha (fig. 1, flecha blanca). Se orientó el caso como sinusitis aguda y se inició tratamiento con amoxicilina/clavulánico con mejoría de la clínica.
Se consideró la imagen quística de base pulmonar como hallazgo casual, solicitándose TAC torácico con contraste iodado intravenoso para completar el estudio (fig. 2). La TAC mostró imagen quística en base pulmonar derecha, sin signos inflamatorios agudos, compatible con neumatocele.
Se reinterrogó al paciente que refirió ingreso por neumonía basal derecha a los 11 años de edad, sin recordar el microorganismo causal. Se atribuyó el neumatocele a posible neumonía estafilocócica en la infancia. Se decidió actitud conservadora informando al paciente del proceso.
Los neumatoceles son espacios aéreos con pared fina contenidos dentro del parénquima pulmonar. Pueden ser únicos o múltiples y, generalmente, son de curso transitorio1.
Generalmente se asocian a neumonías agudas (más frecuente estafilocócicas)2,3. Su incidencia es del 2-8% de todas las neumonías en niños, pero puede llegar al 85% en series de neumonías estafilocócicas3,4. Es más frecuente en lactantes y niños pequeños (menores de 3 años en un 70% de los casos) debido a la mayor incidencia de neumonías estafilocócicas en este grupo de edad.
El neumatocele se origina a partir de una condensación, generalmente de tipo lobar o multilobar, apareciendo en la primera semana de la misma5. Su patogenia se ha relacionado con un mecanismo valvular en la vía aérea que sería responsable de la entrada de aire y evitara su salida, posibilitando un atrapamiento aéreo dentro del parénquima. Generalmente desaparecen tras semanas o meses de la resolución del cuadro, siendo rara su cronificación (como en el caso que presentamos)3,6,7.
La mortalidad del neumatocele es muy baja, siendo sus complicaciones el neumotórax por rotura de cavidades subpleurales, neumatocele a tensión y su infección secundaria8.
El diagnóstico diferencial se debe plantear con el quiste broncogénico, la malformación quística adenomatoide, el secuestro pulmonar y el absceso pulmonar9,10.