El neumomediastino se define como la presencia de aire u otro gas en el mediastino1. También se denomina enfisema mediastínico o síndrome de Hamman, siendo descrito por primera vez por Louis Hamman en 19392.
El neumomediastino puede ser espontáneo (NME) o traumático. Algunos autores distinguen entre NME primario, si no hay ninguna enfermedad pulmonar subyacente que lo predisponga, y NME secundario, cuando existe alguna enfermedad pulmonar, como el asma o la fibrosis quística.
Presentamos el caso de un varón de 27 años que acude de urgencias al centro de salud por dolor torácico de aparición brusca de 3h de evolución, no irradiado, sin cortejo vegetativo asociado. No presentó disnea ni ninguna otra sintomatología acompañante. La exploración física no reveló datos de interés. La saturación de oxígeno fue 98%, temperatura 36°C y la tensión arterial de 130/80mmHg. La radiografía de tórax mostraba una imagen compatible con la existencia de aire en el mediastino (fig. 1). Al no existir causa traumática ni enfermedad subyacente se diagnostica al paciente de neumomediastino espontáneo primario. El paciente fue remitido al hospital de referencia donde, tras 5 días en observación, fue dado de alta.
El neumomediastino espontáneo se trata de una entidad poco frecuente que afecta sobre todo a pacientes varones jóvenes, de hábito predominantemente alto y delgado3. En la mayoría de series, el desencadenante más común son las exacerbaciones agudas de asma, representando aproximadamente un tercio de los casos4. Otras causas pueden ser la maniobra de Valsalva, vómitos, las infecciones respiratorias, la cetoacidosis diabética, la rotura del esófago, la inhalación de cuerpo extraño, la extracción dental, el barotrauma o la inhalación de gas helio de globos de fiesta, práctica esta bastante extendida entre la población juvenil4.
La clínica se caracteriza por un cuadro de aparición brusca de dolor torácico retroesternal de naturaleza pleurítica y disnea5. Algunos pacientes presentan disfagia, dolor o inflamación del cuello, tortícolis, disfonía o dolor abdominal6.
El examen físico es normal hasta en un 30% de los pacientes con NME no complicado. El enfisema subcutáneo, que se detecta generalmente en el cuello o la zona precordial, es poco sensible y muy específico para NME. El signo de Hamman, que es una crepitación en sincronía con el latido del corazón, se escucha en región precordial y, en muchas ocasiones, asociada con amortiguación de los ruidos cardiacos. La distensión de las venas del cuello puede verse en NME si el aire escapado afecta al retorno venoso (neumomediastino tensión)7.
Los pacientes con sospecha de NME deben ser evaluados con radiografías de tórax frontal y lateral, que debe incluir la región cervical. La tomografía computarizada (TC) es más sensible que la radiografía simple de tórax en la detección de NME, pero muchos de los NME que sólo se detecta por TC son pequeños y clínicamente no significativos, por lo que el TC debe reservarse para la sospecha de enfermedad pulmonar subyacente8.
El diagnóstico diferencial hay que hacerlo con la pericarditis y con la perforación del esófago.
El tratamiento del NME no complicado es conservador con analgesia, descanso y evitando las maniobras que aumentan la presión pulmonar (Valsalva o espiración forzada, incluyida la espirometría)9. El NME masivo puede complicarse produciendo un neumomediastino a tensión. En este caso, puede realizarse mediastinotomía limitada.