La pandemia de la COVID-19 y las medidas del aislamiento social, han provocado un mayor uso de las herramientas tecnológicas de comunicación e información, sobre todo entre los adolescentes y los jóvenes, quienes, por razones educativas y laborales entre otros, se ven obligados al uso frecuente de los dispositivos móviles llamado teléfono inteligente o Smartphone® y las computadoras. Si bien el uso de los dispositivos tecnológicos permite una comunicación más eficiente, así como, acceder en forma ilimitada a cualquier información, sin embargo, el uso frecuente viene generando manías y dependencias entre los usuarios.
El phubbing, término que surge de la unión de los vocablos en inglés phone (teléfono) y snubbing (desaire), hace referencia al acto de ignorar a las personas que se encuentran a nuestro alrededor, debido a que los dispositivos móviles ofrecen al usuario estructuras multidimensionales como: Internet, videojuegos, redes sociales (los más usados WhatsApp®, Telegram®, Facebook®, Instagram®, Twitter® y TikTok®), que atrapan y ocupan un espacio muy importante de la atención personal, y que afecta el nivel de atención necesaria para establecer una relación adecuada entre los miembros del grupo1,2.
Por otro lado, el phubbing provoca problemas de dependencia como la nomofobia, que es el miedo a no tener el celular en la mano y tener la necesidad de estar siempre conectados y expectantes de los likes; el «autismo virtual», que no contribuye al relacionamiento presencial provocando la soledad, la timidez, la ansiedad, la inseguridad y los problemas de habilidades sociales; el síndrome del túnel carpiano, el vibranxiaety o vibración fantasma; el síndrome del cuello roto o «text neck», etc., que afectan a la construcción y el fortalecimiento de las relaciones interpersonales cómo las familiares y las amicales3.
Para superar los trastornos señalados, es válido seguir las siguientes recomendaciones: Primero, establecer franjas horarias o pausas de descanso en las actividades. Segundo, el establecer propuestas de reconexión con la realidad a través de la comunicación presencial con los familiares y amistades. Tercero, el generar actividades lúdicas para el aprendizaje. Cuarto, el practicar medicina alternativa que ayude a la salud mental de las personas. Finalmente, el desactivar las notificaciones de las redes sociales con el fin de tener una comunicación eficaz4.
En síntesis, el phubbing es el nuevo rostro de la COVID-19, que se manifiesta por el uso descontrolado de las tecnologías de comunicación e información, como los dispositivos móviles, el cual nos viene arrastrando a ciertos hábitos nocivos para la salud física y mental, así como, nos viene convirtiendo en personas solitarias y antisociales, que podría afectar la cohesión del tejido social y la convivencia social en el futuro cercano.
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