INTRODUCCIÓN
Los profesionales que cuidan de las personas se ven abocados a implicarse durante mucho tiempo en sus problemas. La exposición constante a conflictos con fuerte carga emocional y de difícil solución va causando una acumulación de estrés crónico en el profesional, estrés que puede cansarle emocionalmente y llevarle a una situación de agotamiento o de "estar quemado" (burnout)1. El síndrome de burnout puede ser considerado como un trastorno adaptativo producido por el estrés laboral crónico2, y que ha sido definido como "un cansancio emocional que lleva a una pérdida de motivación y eventualmente progresa hacia sentimientos de inadecuación y fracaso"3. La prevalencia de alto grado de burnout va del 37,5%4 al 43%5. Las consecuencias van desde problemas físicos, emocionales, conductuales y sociales para el profesional que lo sufre6. Además, conlleva pérdida de eficacia laboral7 y de calidad del trabajo8. Un 58% de los profesionales con un nivel de cansancio emocional alto expresan su deseo de cambiar de trabajo9. También se ha correlacionado el gasto farmacéutico por asegurado con el cansancio emocional10. Conociendo la importancia de este problema decidimos diseñar el presente estudio con el objetivo principal de conocer su prevalencia en todos los profesionales del área (fig. 1). Los objetivos secundarios que nos propusimos fueron los factores laborales asociados, así como evaluar la relación existente entre la presencia del síndrome con las bajas laborales e indicadores de desempeño profesional.
Figura 1. Esquema general del estudio. Estudio descriptivo transversal.
MATERIAL Y MÉTODOS
Diseño
Estudio descriptivo transversal, mediante cuestionario anónimo enviado por correo.
Ámbito de estudio
Atención Primaria (AP) del Área Sanitaria I de Asturias.
Criterios de inclusión
Profesionales (médicos, pediatras, enfermeras, trabajadores sociales, odontoestomatólogos, fisioterapeutas) que trabajen en el Área I y los adscritos a la bolsa de demandantes de empleo del área.
Criterios de exclusión
Profesionales que sufren algún proceso patológico avanzado que afecte gravemente a su salud encontrándose en estadios terminales.
Período de estudio
Se realiza un corte en abril de 2004.
Selección de participantes
Son válidos para el estudio todos aquellos profesionales que cumplan criterios de inclusión y no de exclusión; y que de forma voluntaria participen enviándonos el cuestionario cumplimentado. Se envía a la totalidad de los profesionales.
Variables estudiadas
Variables dependientes: puntuación en el Cuestionario Maslach Burnout Inventory (MBI), versión española11. Cuestionario de 22 preguntas que valora cansancio emocional, despersonalización y autorrealización personal. Se utilizan los puntos de corte: Subescala de Cansancio Emocional: baja (< 22), media (22-31) y alta (> 31); Subescala de Despersonalización: baja (< 7), media (7-13) y alta (> 13); y de Realización Personal: alta (> 35), media (30-35) y baja (< 30). Las independientes se distribuyen en dos grupos en función de la relación que presentan con el burnout. Un primer grupo formado por factores que pueden influir en su aparición según la literatura (profesión, distancia del domicilio al centro de trabajo, edad, sexo, tiempo que lleva ejerciendo, tiempo que lleva trabajando en el mismo centro, tipo de contrato, número de guardias al mes, tipo de zona de salud, presión asistencial, número de compañeros en el centro, si tiene cargos de responsabilidad). Un segundo grupo formado por las variables que miden el desempeño de los profesionales y que pudieran verse afectadas por la existencia del síndrome (número de días de baja por enfermedad común en el último año, % de especialidades farmacéuticas genéricas prescritas, % de antimicrobianos recomendados en AP prescritos, % de antiinflamatorios no esteroideos recomendados en AP, % de novedades terapéuticas tipo C prescritas, tasa de derivación por mil habitantes; estos últimos sólo para facultativos).
Análisis estadístico
Se describe la muestra utilizando, para las variables cuantitativas, media y desviación estándar; y para las cualitativas, distribución porcentual de frecuencias. Se llevó a cabo un análisis bivariante buscando la influencia de las variables independientes con la prueba de Chi cuadrado para las variables cualitativas, y la prueba de la "t" de Student, ANOVA y otras pruebas no paramétricas, para variables cuantitativas.
RESULTADOS
Participaron 145 profesionales de un total de 183 (tasa de respuesta: 79,23%) (tabla 1). En la tabla 2 podemos observar la distribución de los profesionales según el grado de burnout que sufren en cada una de las subescalas. De los 145 profesionales estudiados, 53 (36,6%; IC 95%: 29-44,6) presentan un alto grado de burnout y un 26,9% (20,2-34,6) un bajo grado. Entendemos por alto grado de burnout cuando al menos una de las tres subescalas ha puntuado como alto grado. Bajo grado cuando en las tres puntúa de esa forma. Respecto a las relaciones existentes entre la puntuación del MBI y las variables que pueden relacionarse con su aparición, nos encontramos con que existe una relación significativa entre la puntuación en Cansancio Emocional y el sexo (p < 0,001; presentando los varones una puntuación media de 22,8 frente a un 17,4 de las mujeres), profesión (p: 0,040; siendo los médicos de familia los que presentan un mayor nivel de cansancio emocional, con una puntuación media de 22,3), tipo de trabajo (p: 0,02; siendo los profesionales que pertenecen a los equipos los que presentan una puntuación más alta, 22,8). Se encuentra así mismo que a mayor edad se presenta un mayor nivel de cansancio emocional (p: 0,034), a mayor número de años ejerciendo también se presenta un mayor nivel de cansancio emocional (p: 0,03), a mayor número de compañeros en el equipo (p < 0,0001) y a mayor presión asistencial en consulta (p: 0,004). Así mismo, la puntuación en despersonalización se relaciona de forma estadísticamente significativa con el sexo; y la puntuación en logros personales se relaciona con el tipo de trabajo y de forma inversa con la distancia del domicilio al centro (p: 0,049; aunque con una correlación débil). La puntuación en la subescala de Logros Personales sólo se relaciona de forma estadísticamente significativa con el tipo de trabajo, presentan un menor grado de desgaste, es decir, una mayor realización de logros personales los profesionales que desarrollan su labor en las unidades de apoyo, seguidos por los profesionales de equipo, siendo los profesionales en bolsa de demandantes de empleo los que presentan un peor desarrollo profesional (p: 0,041).
Podemos observar cómo a mayor puntuación en la subescala de cansancio emocional se observan peores resultados en los indicadores de calidad de prescripción; así, a mayor cansancio emocional se recetan menos especialidades genéricas (p: 0,016), se prescriben menos antimicrobianos recomendados en Atención Primaria (p: 0,002), menos antiinflamatorios no esteroideos recomendados en Atención Primaria (p: 0,015), se prescriben, en cambio, más novedades terapéuticas tipo "C", es decir, fármacos que no aportan nada nuevo (p: 0,004). Se observa así mismo que, a mayor cansancio emocional, la capacidad resolutiva en Atención Primaria disminuye incrementándose la tasa de derivación (p: 0,037). Otro dato de interés es la relación que se presenta entre la puntuación de la subescala de cansancio emocional y los procesos de baja laboral; así a mayor puntuación en cansancio emocional mayor número de procesos de baja sufridos por los profesionales (p: 0,011), y mayor número de días de baja sufridos por los profesionales (p: 0,031) (tablas 3 y 4).
Tabla 4. Relación entre la puntuación de las tres subescalas del MBI y variables cuantitativas consideradas como posibles factores relacionados con la aparición del síndrome y las variables que miden la calidad asistencial y el absentismo
DISCUSIÓN
La tasa de participación (79,23%) es satisfactoria comparándola con otros estudios4,5,11-15. Aunque existen numerosos estudios sobre burnout, apenas los hay que comparen la incidencia del problema en las diferentes profesiones sanitarias que trabajan en Atención Primaria. Así mismo, tampoco encontramos muchos estudios que relacionen este hecho con la calidad asistencial. En el presente estudio se ha intentado buscar la relación entre el mismo e indicadores de calidad utilizados en el contrato programa. Comparando nuestros resultados con otros estudios encontramos que tenemos un bajo grado de burnout, tanto teniendo en cuenta el resultado global como el del estamento médico exclusivamente5,11,13,16. Podría ser debido a menor presión asistencial (22 pacientes/día). A nivel práctico, nos encontramos con factores relacionados con el burnout no modificables, sexo (varón) y edad. La literatura existente es contradictoria, algunos apuntan al varón5,13 como sexo de riesgo, otros a la mujer11,17. Con la edad pasa lo mismo, uno apuntan a la edad como factor de riesgo5 y otros como protector13. Existen otros factores relacionados con la actividad laboral que se han asociado de forma significativa. El cansancio emocional se relaciona con ser médico de familia, trabajar como médico de equipo y con la presión asistencial. Los profesionales de la bolsa de demandantes de empleo presentan un menor grado de logros personales, seguidos por los de refuerzo. El médico es el profesional de mayor riesgo; y parece lógico pensar que el trabajar como médico de equipo provoque un mayor grado de burnout debido a que se encuentra más implicado con sus pacientes y con sus problemas. Estos profesionales, sin embargo, tienen una buena autorrealización profesional comparándola con los demandantes de empleo y refuerzo. La presión asistencial se relaciona con el cansancio emocional, siendo este un factor ya descrito en otros estudios18. La distancia del trabajo al domicilio se relaciona con un menor grado de desarrollo personal. El Área I se encuentra a hora y media del centro de la Comunidad. Muchos profesionales hacen este recorrido diariamente, parece que esto contribuye a incrementar el problema. Las líneas de intervención deben abordar diferentes factores, y de forma diferente según el profesional. En este sentido debemos priorizar las intervenciones con los médicos por estar en situación de riesgo, además con los profesionales de equipo debemos plantear estrategias de reducción de la presión (agenda de calidad, cupos nuevos), descansos programados y dotación de recursos personales para el manejo del estrés. En el caso del personal de refuerzo y demandante de empleo debemos establecer una política de recursos humanos que permita la incorporación progresiva a los equipos para lograr un desarrollo profesional. Lograr una organización participativa y un desarrollo de la AP puede contribuir a un mayor grado de autorrealización. La mayor parte de los indicadores de calidad (prescripción, tasa de derivación) e incapacidad temporal son peores a mayor grado de burnout. No existen muchos artículos sobre este tema, pero uno de los pocos observa una relación entre el cansancio emocional y el gasto farmacéutico por asegurado10. Parece ineludible el compromiso de las instituciones con el abordaje de este problema ya que afecta a la salud de sus profesionales y a la calidad de los servicios prestados.
Entre las limitaciones del estudio que debemos tener en cuenta a la hora de generalizar los resultados se encuentran fundamentalmente el tamaño de la población y sus características derivadas de la zona rural, así como las derivadas del hecho de ser un cuestionario autoadministrado en el domicilio, con la consiguiente imposibilidad de poder garantizar quién responde al mismo.
AGRADECIMIENTOS
A todos los profesionales del Área Sanitaria I de Asturias.
Correspondencia: R. de Dios del Valle.
C/ San Lázaro, 31, 5.o F. 33008 Oviedo.
Correo electrónico: ricardodios@telecable.es
Recibido el 01-03-06; aceptado para su publicación el 19-09-06.