La necesidad de reducir la morbimortalidad de las caídas ha promovido diversos estudios de intervención, aunque en ocasiones han demostrado su efectividad, aportan resultados aún divergentes en materia de prevención de este síndrome geriátrico.
Las caídas suponen un importante problema de salud pública en todo el mundo, representan uno de los problemas más importantes dentro de la afección geriátrica, y constituyen uno de los grandes síndromes geriátricos; estas generan en muchos casos, una cascada de consecuencias que provocan graves limitaciones funcionales e incluso la muerte. Este síndrome geriátrico representa un importante problema tanto nivel sanitario como social; convirtiéndose en un gran reto para cualquier profesional sanitario que trabaja en los ámbitos geriátricos y/o gerontológicos1.
La incidencia real de las caídas es difícil de conocer con exactitud, en cifras generales, entre el 25 y el 33% de los mayores de 64 años que viven en la comunidad han sufrido una caída en el último año, llegando hasta un 50% en los mayores de 80 años; además el 25% sufrirá más de una caída2. Los ancianos que han sufrido una o más caídas acuden con mayor frecuencia a las consultas con su médico de atención primaria, a los servicios de urgencias, e ingresan más frecuentemente en hospitales y residencias geriátricas (concretamente un 40% de los ingresos en residencias se deben a caídas)3. En ocasiones, estas tienen un factor precipitante conocido, pero la mayoría son consecuencia de varios factores de riesgo que se suman e interrelacionan entre sí; entre los que se encuentran los factores intrínsecos, relacionados con la salud del usuario, y los factores extrínsecos, de tipo medioambiental, domésticos o derivados de la toma de fármacos4.
Los estudios realizados hasta el momento se han centrado principalmente en los adultos mayores sin discapacidad significativa que viven en la comunidad, por lo que se necesitan con urgencia intervenciones para los grupos de alto riesgo.
Nuestro objetivo fue diseñar un programa de intervención multidisciplinar y multifactorial desde atención primaria que nos permita disminuir la incidencia de caídas y la gravedad de sus consecuencias en la población de 65 años y más, residentes en la comunidad y atendidos en los centros de salud del Área Sanitaria de Talavera de la Reina.
Para la puesta en marcha del proyecto piloto, los participantes se seleccionaron a través de un muestreo consecutivo de entre los usuarios que acuden a visita espontánea con el médico de familia o enfermero/a del centro de atención primaria; a través de una valoración del nivel de dependencia y un cribado de fragilidad, siempre y cuando cumplieran con los criterios de inclusión establecidos previamente. Participaron un total de 13 personas del municipio de Otero, en la provincia de Toledo, España.
Se diseñó un programa de intervención multidisciplinar y multifactorial formado por el equipo de atención primaria del centro, médico y enfermera, y se introdujo la figura del terapeuta ocupacional. El programa estaba compuesto por 2 módulos de intervención: valoración geriátrica integral, valoración del riesgo ambiental en el domicilio de la persona mayor y promoción de la salud en el entorno comunitario. Médico y enfermera fueron los encargados de detectar a los usuarios que acudían a atención primaria y podían beneficiarse del programa, realizando una valoración geriátrica integral de los usuarios y, posteriormente, el terapeuta ocupacional fue el encargado de realizar las evaluaciones individualizadas de riesgos en los domicilios de los participantes, así como del desarrollo de las sesiones formativas en materia de prevención de caídas, (una en diciembre y otra en febrero) y las sesiones de ejercicio físico.
Las características sociodemográficas y clínicas de los participantes eran las siguientes: edad media 81,4 años; 69,24% mujeres; 30,76% varones; vivían solos 38,50%; toma de más de 4 fármacos 92,30%; uso de productos de apoyo: bastón (84,61%), andador (15,39%); Otras características: uso de gafas (69,23%), problemas en los pies (92,30%), y más de una caída en el último año 61,50%.
Las intervenciones multifactoriales han demostrado ser la mejor estrategia en materia de prevención de caídas5, aunque sería necesaria la puesta en marcha de la totalidad de proyecto para poder extraer conclusiones acerca de la validez y efectividad del programa diseñado, los resultados del mismo han sido favorables, detectándose riesgos en materia de caídas, y una ausencia de caídas en los últimos 3 meses tras la intervención realizada, así como una actitud receptiva de los participantes ante los cambios propuestos en los hogares.
Teniendo en cuenta que en el caso de las personas mayores de 65 años, los centros de atención primaria son el recurso de salud más demandado; siendo su frecuentación el triple que en otros grupos de edad6, esto les convierte en el contexto ideal para la vigilancia y prevención del deterioro funcional.
En definitiva, el mayor impacto que tendría nuestro estudio sería un aumento en la cobertura sanitaria desde atención primaria, apostando para ello por la inclusión de la figura del terapeuta ocupacional entre los servicios ofrecidos en estos centros; sirviendo como apoyo al trabajo realizado desde medicina y enfermería; con el objetivo común de obtener una disminución en el número de caídas que se producen, y contribuyendo así a la mejora de la calidad de vida de este grupo poblacional con una alta carga asistencial sobre el Sistema Nacional de Salud.