En 1996, la International Psychogeriatric Association (IPA) propuso emplear la expresión «síntomas psicológicos y conductuales de las demencias» (SCPD) para definir una serie de síntomas relacionados con la alteración de la percepción, el contenido del pensamiento, el ánimo y la conducta que pueden presentarse en las personas afectadas de demencia, y que constituyen parte de la expresión de la enfermedad. Los SCPD son síntomas complejos, de etiología multifactorial (factores genéticos, neuroquímicos, neuropatológicos y biopsicosociales) influenciados por la personalidad previa y la interacción con el medio ambiente. Se debe considerar la existencia de otras causas que pueden generar la aparición de síntomas conductuales, como son: la presencia de dolor, descompensación de una cardiopatía, deshidratación, infecciones, el efecto de algunos fármacos o un ambiente inadecuado. Existe una alta variabilidad en su forma de presentación y fase de la demencia en la que aparecen los SCPD. Conocer los factores desencadenantes permite dirigir, implementar y desarrollar mejor las intervenciones.
Las personas con demencia pueden presentar 3 tipos principales de SCPD: trastornos del estado de ánimo (depresión, ansiedad y apatía); agitación (agresividad, irritabilidad, inquietud, gritos y deambular errático) y síntomas psicóticos (alucinaciones visuales, auditivas y delirios)1.
Si bien la eficacia de los antidepresivos en el tratamiento de la depresión de los pacientes afectos de demencia ha sido puesto en entredicho2,3, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), especialmente citalopram y sertralina, han mostrado eficacia en el tratamiento de los SCPD1,4. Esto cobra especial interés en el tratamiento de la demencia por cuerpos de Lewy, donde el uso de antipsicóticos no se recomienda debido al empeoramiento que producen en los síntomas parkinsonianos que acarrea esta enfermedad1. Los ISRS pueden producir efectos adversos gastrointestinales, pérdida de peso, alteraciones del sueño o hiponatremia, y se han asociado a caídas y fracturas5. El citalopram, puede producir un alargamiento del intervalo QT dosis dependiente, sin embargo, ha sido el ISRS más eficaz en el tratamiento de la agitación asociado a las demencias6, además, en un reciente estudio se evidenció que casi un 30% de los pacientes con demencia de Alzheimer a los que se les prescribieron antipsicóticos para tratar los SPCD pudieron prescindir del antipsicótico o tuvieron una reducción de la dosis después de comenzar la terapia con ISRS. En este trabajo, la mayoría de los respondedores a ISRS lo fueron precisamente a citalopram7. Otro reciente estudio mostró que citalopram mostró similar eficacia y menos efectos adversos para el tratamiento de la agitación en la enfermedad de Alzheimer comparado con 2 antipsicóticos atípicos (quetiapina y olanzapina)8.
En el ámbito asistencial de atención primaria, estos hallazgos resultan especialmente interesantes, pues no es infrecuente el asumir el tratamiento de pacientes afectos de demencia en edades muy avanzadas, sin seguimiento por neurología y/o psiquiatría, y donde el uso de antipsicóticos atípicos requiere visado de especialista y queda por tanto restringido, quedando el arsenal terapéutico limitado a otros fármacos como haloperidol, levomepromazina, trazodona o clometiazol. Interesante mencionar también que se han encontrado resultados positivos para el tratamiento de la agitación en demencias con gabapentina y pregabalina, cuando otros fármacos con mayor evidencia (como podría ser el antipsicótico atípico risperidona o el propio citalopram) están contraindicados o son mal tolerados9, o en la demencia por cuerpos de Lewy, donde el uso de antipsicóticos, como ya se mencionaba, queda restringido.
FinanciaciónLos autores declaran no haber recibido financiación para la realización de este trabajo.