La lacosamida es un fármaco antiepiléptico (FAE) de tercera generación con un buen perfil farmacocinético y farmacodinámico, aprobado recientemente como tratamiento coadyuvante en las crisis parciales de difícil control con o sin generalización secundaria1. Su principal indicación es para tratamiento coadyuvante para las crisis parciales refractarias2 con un doble mecanismo de acción: inactivación de los canales lentos de sodio y modulación sobre la respuesta a la colapsina tipo 21,2.
Presentamos nuestra experiencia con lacosamida en diferentes trastornos epilépticos y no epilépticos en los que se observó una respuesta favorable.
Mujer de 48 años con migraña sin aura desde los 18 años (2-4 cefaleas/mes), sin otros antecedentes de interés. Refiere episodios de metamorfopsias seguidos de crisis convulsivas generalizadas desde los 20 años, en tratamiento con carbamazepina 200 mg cada 8 h y levetiracetam 3.000 mg; bien controlada (una crisis de metamorfopsias de segundos de duración por semana). Exploración neurológica y neuroimágenes normales. EEG: focalidad de ondas agudas en zona parietal derecha. Con diagnóstico de crisis parciales consistentes en metamorfopsias secundariamente generalizadas, la paciente presenta leucopenia secundaria a carbamazepina, con lo cual se cambia por lacosamida 100 mg cada 12 h. Con el cambio se normalizan los leucocitos. Tras 4 meses sin ninguna crisis epiléptica, la paciente refiere que no ha vuelto a presentar ninguna cefalea migrañosa desde que comenzó a tomar la lacosamida.
Adicionalmente, presentamos dos casos de epilepsia de difícil control farmacológico, con politerapia, con diversas combinaciones: el primero, con una frecuencia de 6 crisis por mes se sustituye carbamazepina por lacosamida al presentar hiponatremia secundaria. Disminuyen las crisis a 2/mes y el sodio vuelve a niveles normales. El segundo, con crisis multifocales en tratamiento con 5 FAE, ingresa en estado convulsivo, se retiran tres, se inicia lacosamida y se logra un rápido control de las crisis. Tras 5 meses, la paciente mantiene la mejoría con 2 crisis al mes.
Un cuarto caso de crisis parciales complejas, en tratamiento con oxcarbacepina que se cambia a lacosamida por hiponatremia secundaria. Desaparecen las crisis y se normaliza la natremia.
En España, apenas hay casos publicados sobre la experiencia con lacosamida, tras su comercialización, en estos 4 pacientes se utiliza en distintas situaciones: metamorfopsias, estado epiléptico, crisis parciales complejas y epilepsia fármaco resistente, resaltando su eficacia en un caso de migraña, donde no existe ningún caso publicado en la literatura actual. Se confirman resultados ya conocidos, pero también permiten observar una respuesta adecuada en situaciones todavía no indicadas. El caso con migraña sugiere que la lacosamida pueda llegar a tener una función como un neuromodulador.
Obviamente, son necesarios estudios controlados para demostrar la eficacia de la lacosamida en la prevención de la migraña. Sin embargo, resultados como el descrito son hallazgos preliminares que sitúan este fármaco como una alternativa en un futuro con esta indicación, sobre todo si tenemos en cuenta que puede ser eficaz y bien tolerado. Es importante destacar el escaso potencial de interacciones de la lacosamida, así como los pocos efectos secundarios que se describen con su uso, generalmente leves y transitorios, dependientes de la dosis o inespecíficos1–5.
Estas observaciones, junto con el perfil riesgo-beneficio conocido del uso de lacosamida, sugieren que puede ser seguro y efectivo no solo para el tratamiento de la epilepsia, sino también de la migraña.