Los psicoestimulantes ejercen acciones que se caracterizan por calmar la conducta y potenciar la función cognitiva en el tratamiento del trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH). En contra de lo que plantearon las opiniones iniciales al respecto, una amplia investigación ha demostrado que estas acciones no se dan de manera específica tan solo en el TDAH. Concretamente, cuando se administran en dosis bajas y clínicamente relevantes, los psicoestimulantes mejoran diversos procesos conductuales y cognitivos que dependen de la corteza prefrontal (CPF) en los individuos con o sin TDAH. A pesar del uso clínico realizado desde hace mucho tiempo de estos fármacos, tan solo recientemente han empezado a estudiarse los mecanismos neurales que subyacen en sus acciones de potenciación cognitiva/terapéuticas. A dosis conductualmente activadoras, los psicoestimulantes producen aumentos notables y generalizados de los niveles extracelulares de catecolaminas cerebrales. En cambio, las dosis de potenciación cognitiva de los psicoestimulantes ejercen acciones restringidas regionalmente, con elevación de los niveles de catecolaminas extracelulares y una potenciación del procesamiento de señales neuronales que se dan de forma preferente en la CPF. Existen otras evidencias que sugieren un papel predominante de los receptores α2 y D1 de la CPF en las acciones conductuales y electrofisiológicas de los psicoestimulantes administrados en dosis bajas. Estas y otras observaciones indican el papel clave de las catecolaminas de la CPF en las acciones de potenciación cognitiva y terapéuticas de los psicoestimulantes, así como de otros fármacos empleados en el tratamiento del TDAH. Esta información puede ser de especial interés para el desarrollo de nuevos tratamientos farmacológicos para el TDAH y otros trastornos asociados a la desregulación de la CPF.
Psychostimulants exert behavioral-calming and cognition-enhancing actions in the treatment of attention-deficit/hyperactivity disorder (ADHD). Contrary to early views, extensive research demonstrates that these actions are not unique to ADHD. Specifically, when administered at low and clinically relevant doses, psychostimulants improve a variety of behavioral and cognitive processes dependent on the prefrontal cortex (PFC) in subjects with and without ADHD. Despite the longstanding clinical use of these drugs, the neural mechanisms underlying their cognition-enhancing/therapeutic actions have only recently begun to be examined. At behaviorally activating doses, psychostimulants produce large and widespread increases in extracellular levels of brain catecholamines. In contrast, cognition-enhancing doses of psychostimulants exert regionally restricted actions, elevating extracellular catecholamine levels and enhancing neuronal signal processing preferentially within the PFC. Additional evidence suggests a prominent role of PFC alpha-2 and D1 receptors in the behavioral and electrophysiological actions of low-dose psychostimulants. These and other observations indicate a pivotal role of PFC catecholamines in the cognition-enhancing and therapeutic actions of psychostimulants, as well as other drugs used in the treatment of ADHD. This information may be particularly relevant for the development of novel pharmacological treatments for ADHD and other conditions associated with PFC dysregulation.
Artículo
Comprando el artículo el PDF del mismo podrá ser descargado
Precio 19,34 €
Comprar ahora