metricas
covid
Buscar en
Revista Española de Geriatría y Gerontología
Toda la web
Inicio Revista Española de Geriatría y Gerontología Cómo transformar el concepto de fragilidad en intervenciones eficientes: transv...
Información de la revista
Vol. 52. Núm. 6.
Páginas 297-298 (noviembre - diciembre 2017)
Compartir
Compartir
Descargar PDF
Más opciones de artículo
Vol. 52. Núm. 6.
Páginas 297-298 (noviembre - diciembre 2017)
EDITORIAL
Acceso a texto completo
Cómo transformar el concepto de fragilidad en intervenciones eficientes: transversalidad y liderazgo de la geriatría
How to transform the concept of frailty into efficient interventions: Transversality and leadership of geriatrics
Visitas
3060
Nicolas Martínez-Velillaa,
Autor para correspondencia
nicolas.martinez.velilla@cfnavarra.es

Autor para correspondencia.
, Juan Jose Baztánb, Elisabet Sanchezc, Francesc Formigad
a Servicio de Geriatría, Complejo Hospitalario de Navarra, IdiSNa, CIBER de Fragilidad y Envejecimiento Saludable, Pamplona, Navarra, España
b Servicio de Geriatría, Hospital Central Cruz Roja San José y Sta. Adela, SERMAS, Madrid, España
c Servicio de Geriatría, Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Madrid, España
d Unidad de Geriatría, Servicio de Medicina Interna, Hospital Universitario de Bellvitge, Barcelona, España
Este artículo ha recibido
Información del artículo
Texto completo
Bibliografía
Descargar PDF
Estadísticas
Texto completo

El actual fenómeno del envejecimiento poblacional es la consecuencia lógica de la transición demográfica y epidemiológica que tuvo lugar durante el siglo pasado, y que ha condicionado lo que ha venido a llamarse tercera transición o transición clínica, caracterizada por un nuevo tipo de pacientes de mayor edad, con múltiples enfermedades concomitantes, limitaciones funcionales y alto riesgo de declive de dicha situación funcional, que precisan un abordaje sanitario y social innovador1. Esta tipología de pacientes consume alrededor del 75% de los recursos de los sistemas de salud, y se ha convertido en el foco de atención de la mayor parte de los sistemas sanitarios modernos. Además, ha conseguido que las intervenciones médicas trasladen su foco de atención desde la enfermedad como objetivo único de los planes terapéuticos a incluir en dichos objetivos el concepto de funcionalidad como estrategia global e integradora en pacientes complejos2.

Los grandes síndromes geriátricos han sido tradicionalmente las principales entidades nosológicas en las que nos hemos centrado como foco de nuestras publicaciones científicas, con un menor interés hacia la interacción de múltiples comorbilidades y situaciones subclínicas, en parte por la escasa contribución de la medicina basada en la evidencia en esta tipología de pacientes. De esta forma nos hemos ido aproximando a un abordaje de las enfermedades atípico respecto a la medicina convencional, con unas prioridades diagnósticas y terapéuticas diferentes a las habituales, más multidisciplinares e integradoras. Es en este contexto en el que el concepto de fragilidad asume un protagonismo razonable y necesariamente vinculado a la vulnerabilidad y manifestaciones funcionales como vía final común de la multimorbilidad y envejecimiento patológico, que se manifiesta especialmente en el paciente de edad avanzada. Este concepto de fragilidad está impregnando al resto de especialidades médicas, conocedoras de que el manejo tradicional de sus pacientes ancianos precisa de un abordaje más integral e innovador que el actual, ya obsoleto y basado exclusivamente en criterios cronológicos a la hora de tomar decisiones clínicas3. La propia Organización Mundial de la Salud se ha hecho eco de estos conceptos en el Informe Mundial sobre Envejecimiento y Salud de 2015, abordando la capacidad funcional y la capacidad intrínseca en el contexto del envejecimiento saludable dentro de la trayectoria vital de cada individuo4. Sin embargo, todavía no existe una definición universalmente consensuada de fragilidad, y los diferentes abordajes de la misma en ocasiones son muy diferentes. Es cada vez más evidente que la utilización de dicho concepto como una variable continua relacionada con el envejecimiento y derivada de una evaluación multidimensional (como la proporcionada por los instrumentos basados en la valoración geriátrica) va a permitirnos usar el concepto con un perfil predictivo y de planificación individualizada superior al que puede proporcionarnos las herramientas habituales de valoración clínica. Probablemente todo ello nos ayude a reemplazar el desfasado criterio de la edad cronológica en los algoritmos de decisión clínica5. Dada la enorme heterogeneidad y la ausencia de medicina basada en la evidencia en muchos campos del envejecimiento, la dificultad de un manejo holístico de pacientes tan complejos nos obliga a navegar por espacios de incertidumbre. Esa incertidumbre inicialmente era generadora de ageísmos, que con el paso del tiempo corremos el riesgo de convertir en fragilismos si hacemos un mal uso del concepto6.

Existe un debate muy interesante entre los profesionales que abordamos la fragilidad sobre los aspectos teóricos y la dualidad del fenotipo frente a los diferentes índices de fragilidad, aunque la controversia debería centrarse más en cómo traducir los aspectos teóricos en resultados prácticos e implementarlos2,5. Tan importante es la herramienta utilizada para detectar fragilidad como ayudar a aquellas personas evaluadas en el contexto de una valoración geriátrica integral a aplicar la creciente evidencia en el manejo diagnóstico-terapéutico. La identificación de los componentes potencialmente tratables es la clave para establecer un plan de tratamiento integral y eficiente. Numerosas especialidades se van haciendo eco de los beneficios de un trabajo colaborativo e integral multidisciplinar. Tal es el caso de la ortogeriatría6, oncología7,8, cardiología9, anestesiología10, enfermedades infecciosas11,12 o los servicios de urgencias13,14. Dentro de un marco aún más práctico tenemos claros ejemplos de traducción clínica del manejo de fragilidad en algunas situaciones clínicas concretas como la estenosis aórtica15, la insuficiencia cardíaca16 o la valoración del riesgo cardiovascular17.

En este caso el concepto de fragilidad nos sirve como ejemplo de la transición desde un marco teórico centrado en síndromes geriátricos a un modelo práctico y enfocado a la implementación y eficiencia en el manejo de los pacientes ancianos. Todos los ámbitos de la medicina implicados en esta filosofía darán resultados a corto plazo, y el geriatra debe coliderar este binomio enfermedad-síndrome geriátrico. Recientes publicaciones abordan nuestro liderazgo a este nivel, reflexionando sobre el futuro a corto plazo que debe abordar nuestra especialidad18,19. Desde nuestra perspectiva privilegiada de expertos en el manejo integral del paciente anciano, los geriatras tenemos la oportunidad y la responsabilidad de diseñar intervenciones eficientes en las que se integren los modelos de cuidados con propuestas concretas y operativas. La Revista Española de Geriatría y Gerontología invita a sus lectores a integrar esta transición y colaborar con artículos que la aborden y plasmen los aspectos prácticos que reflejen la evidencia científica que día a día va impregnando la hasta ahora laguna en el manejo de estos nuestros pacientes. Muchos profesionales ya están abordando este hecho en numerosos niveles asistenciales, y nuestra revista es un excelente vehículo para dar a conocer todo tipo de iniciativas y compartirlas, de tal forma que podamos extenderlas a todos nuestros centros.

Bibliografía
[1]
L. Rodriguez-Manas, F. Rodriguez-Artalejo, A.J. Sinclair.
The THIRD Transition: The clinical evolution oriented to the contemporary older patient.
J Am Med Dir Assoc, 18 (2016), pp. 8-9
[2]
M. Cesari, E. Marzetti, U. Thiem, M.U. Perez-Zepeda, G. Abellan Van Kan, F. Landi, et al.
The geriatric management of frailty as paradigm of The end of the disease era.
Eur J Intern Med, 31 (2016), pp. 11-14
[3]
M. Cesari, M. Prince, J.A. Thiyagarajan, I.A. de Carvalho, R. Bernabei, P. Chan, et al.
Frailty: An emerging public health priority.
J Am Med Dir Assoc, 17 (2016), pp. 188-192
[4]
Organización Mundial de la Salud. Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud. Ginebra: OMS; 2015 [consultado Mar 2017]. [acceso May 2017]. Disponible en: http://www.who.int/ageing/publications/world-report-2015/es/
[5]
N. Martinez-Velilla, R. Romero-Ortuno.
Fragilidad: sí, pero evitemos el fragilismo.
Rev Esp Geriatr Gerontol, 50 (2015), pp. 209-210
[6]
C. Kammerlander, T. Roth, S.M. Friedman, N. Suhm, T.J. Luger, U. Kammerlander-Knauer, et al.
Ortho-geriatric service--a literature review comparing different models.
Osteoporos Int, 21 (2010), pp. S637-S646
[7]
P. Chaïbi, N. Magné, S. Breton, A. Chebib, S. Watson, J.J. Duron, et al.
Influence of geriatric consultation with comprehensive geriatric assessment on final therapeutic decision in elderly cancer patients.
Crit Rev Oncol Hematol, 79 (2011), pp. 302-307
[8]
M.J. Molina Garrido.
Oncogeriatría: una forma de optimizar la atención global del paciente anciano con cáncer.
Nutr Hosp, 33 (2016), pp. 177
[9]
J. Afilalo, S. Karunananthan, M.J. Eisenberg, K.P. Alexander, H. Bergman.
Role of frailty in patients with cardiovascular disease.
Am J Cardiol, 103 (2009), pp. 1616-1621
[10]
R.E. Hubbard, D.A. Story.
Patient frailty: The elephant in the operating room.
Anaesthesia, 69 (2014), pp. 26-34
[11]
T.D. Brothers, S. Kirkland, G. Guaraldi, J. Falutz, O. Theou, B.L. Johnston, et al.
Frailty in people aging with human immunodeficiency virus (HIV) infection.
J Infect Dis, 210 (2014), pp. 1170-1179
[12]
F. Brañas, Z. Jiménez, M. Sánchez-Conde, F. Dronda, J.C. López-Bernaldo de Quirós, M.J. Pérez-Elías, et al.
Frailty and physical function in older HIV-infected adults.
Age Ageing, (2017), pp. 1-5
[13]
B.J. Naughton, M.B. Moran, J. Feinglass, J. Falconer, M.E. Williams.
Reducing hospital costs for the geriatric patient admitted from the emergency department: A randomized trial.
J Am Geriatr Soc, 42 (1994), pp. 1045-1049
[14]
S. Jones, P. Wallis.
Effectiveness of a geriatrician in the emergency department in facilitating safe admission prevention of older patients.
Clin Med (Lond), 13 (2013), pp. 561-564
[15]
C. Talbot-Hamon, J. Afilalo.
Transcatheter aortic valve replacement in the care of older persons with aortic stenosis.
J Am Geriatr Soc, (2017),
[16]
M.T. Vidán, V. Blaya-Novakova, E. Sánchez, J. Ortiz, J.A. Serra-Rexach, H. Bueno.
Prevalence and prognostic impact of frailty and its components in non-dependent elderly patients with heart failure.
Eur J Heart Fail, 18 (2016), pp. 869-875
[17]
F. Formiga, M.T. Vidán, A. Ariza-Solé, M. Martínez-Sellés.
Reflections on the importance of frailty in the assessment of cardiovascular risk in the elderly.
Rev Esp Cardiol (Engl Ed), 69 (2016), pp. 1008-1010
[18]
J.E. Morley.
Geriatricians. The super specialists.
J Am Geriatr Soc, 65 (2017), pp. 866-868
[19]
M. Tinetti.
Mainstream or extinction: Can defining who we are save geriatrics?.
J Am Geriatr Soc, 64 (2016), pp. 1400-1404
Copyright © 2017. SEGG
Descargar PDF
Opciones de artículo
es en pt

¿Es usted profesional sanitario apto para prescribir o dispensar medicamentos?

Are you a health professional able to prescribe or dispense drugs?

Você é um profissional de saúde habilitado a prescrever ou dispensar medicamentos

Quizás le interese:
10.1016/j.regg.2022.07.003
No mostrar más