Presentamos los resultados de un estudio longitudinal observacional de la fuerza prensil mediante dinamómetro hidráulico de Jammar, en posición de sedestación o semidecúbito, de pacientes ancianos frágiles ingresados en la unidad de media y larga estancia desde noviembre de 2011 hasta agosto de 2016, en situación de merma física grave —Short Physical Performance Battery (0-1)— y encamamiento procedentes de unidades médicas o quirúrgicas. Los objetivos planteados fueron: caracterizar los valores de fuerza de prensión para cada mano en este grupo poblacional; establecer las diferencias posibles en los valores de fuerza obtenidos según las distintas condiciones de valoración (semidecúbito o sedestación) y su intervalo de medición (semana; entre 8 y 15 días y>2 semanas); y valorar si los valores de fuerza prensil están relacionados con la enfermedad basal de la población estudiada, la presencia de vía periférica canalizada y la existencia de deterioro cognitivo.
La muestra a estudio se compuso de 223 pacientes (65-103 años; media: 81,69 años), 49,3% mujeres. La fuerza prensil media en mujeres fue: 8,63kg (DE: 3,94) en la mano derecha y 8,18kg (DE: 3,96) en la mano izquierda y en hombres: 14,56kg (DE: 6,52) en la mano derecha y 14,33kg (DE: 5,95) en la mano izquierda. Las principales causas de encamamiento fueron los cuadros infecciosos (21,8%), descompensación respiratoria (20,9%) y cardíaca (19,55%), seguida de trastornos de origen digestivo (10%), neoplasias no terminales (8,2%) y convalecencia tras cirugía (6,36%).
El tiempo de encamamiento medio fue de 23,69 días (rango: 0-130; DE:19,2 días). El 54,71% de los pacientes (n=122) no tenía déficits cognitivos según el test de Pfeiffer frente al 42,15% (94 pacientes) con alteración cognitiva (media 4,06: deterioro moderado).
Los pacientes con intervalo de medición menor (una semana) entre la valoración V1 (semidecúbito) y V2 (sedestación) se corresponden con los que desarrollaron valores mayores de fuerza prensil y la diferencia entre ambas mediciones es significativa (p=0,015). En cambio, en los pacientes con menor fuerza en V1 no hay diferencias de fuerza en V1 y V2 tanto en el grupo de pacientes donde la diferencia entre ambas mediciones es de 8-15 días (p=0,15) o más de 15 días (p=0,29).
En el análisis de fuerza según la enfermedad principal subyacente los pacientes con descompensación respiratoria tuvieron los valores más altos de fuerza prensil, mientras que los valores más bajos los obtuvieron los pacientes convalecientes de un cuadro séptico (fig. 1).
El subgrupo de pacientes (n=29) con vía periférica canalizada no presentó diferencias en cuanto a la fuerza de prensión, con respecto a los que no tenían vía (p=0,33). La fuerza prensil tampoco se vio influida por la existencia de deterioro cognitivo leve-moderado (p=0,8 derecha y p=0,32 izquierda).
El estudio de la fuerza muscular en la población geriátrica tiene interés porque su disminución está relacionada con discapacidad1 y mortalidad2. Los valores de fuerza de nuestra muestra son un 50% más bajos respecto otro estudio similar3, y 3 veces más bajos que la población anciana no institucionalizada4–7. La valoración de la fuerza muscular mediante una herramienta sencilla como la dinamometría hidráulica proporcionan información objetiva de la condición física del anciano frágil.
Con el trabajo actual pretendíamos valorar la objetividad de la técnica en condiciones no estandarizadas (tener canalizada una vía periférica, posicionamiento del paciente en semidecúbito), así como aproximar distintos perfiles de pacientes según la enfermedad subyacente. En relación con la posición (semidecúbito V1; sedestación V2), interpretamos los resultados como que en aquellos casos donde la fuerza de prensión es mayor sí es relevante seguir el protocolo de medición según el estándar establecido8. En cambio, en los pacientes con severa disminución de la fuerza no resulta tan relevante la posición del paciente, y puede asumirse la validez de la fuerza prensil tanto en semidecúbito como en posición estándar (sedestación).
La canalización de la vía periférica como hipotético factor limitante de la fuerza prensil no se ha demostrado, aunque el subgrupo analizado es reducido, restando potencia a esta aseveración.
En relación con la influencia de la enfermedad causal hay demasiadas categorías estratificadas para el tamaño muestral, por lo que se ha analizado como un factor aleatorio, encontrando en el conjunto de la muestra escasa variabilidad, de forma que la enfermedad motivo de hospitalización no tiene relación con la fuerza de prensión. Estos 2 aspectos no han sido analizados en trabajos previos.
No hemos encontrado relación entre la fuerza desarrollada y la existencia de deterioro cognitivo, al menos en los casos leve-moderados, en consonancia con la revisión sistemática efectuada por por Tappenden et al., concluyendo que la dinamometría hidráulica es un método válido para determinar la fuerza prensil, incluso en pacientes con colaboración deficiente9.