La soledad en los adultos mayores (AM) es un problema de salud pública1, cuya prevalencia varía del 3 al 34% y está asociada con la aparición de síntomas depresivos, deterioro cognitivo, aumento del riesgo de salud cardiovascular, morbilidad, mortalidad, trastornos de sueño, suicidio, entre otros problemas2–4. Asimismo, la soledad está asociada con la edad, el género (en su mayoría, las mujeres se sienten más solas), el estado socioeconómico (las personas con un menor nivel socioeconómico se sienten más solas) y el lugar de residencia (las personas que viven en hogares de ancianos expresan más sentimientos de soledad).
A pesar de la considerable literatura a nivel mundial, las evidencias sobre los factores demográficos y de salud en general relacionados con la soledad en AM del Perú, y otros países latinoamericanos, siguen siendo limitadas. En este sentido, la presente carta científica tiene como objetivo examinar preliminarmente la prevalencia de la soledad y sus correlatos con el sexo y la percepción de salud general en un grupo de AM peruanos de la ciudad de Lima. Participaron 235 AM (edadpromedio=72,69 años; DE=6,67), en su mayoría mujeres (84,26%), que fueron seleccionados intencionalmente y que no presentaron algún problema de salud física o mental aparente. Los participantes respondieron la 3-item Loneliness Scale5, que mide la frecuencia de la falta compañía, exclusión y aislamiento en base a 3 opciones de respuesta (1=casi nunca a 3=a menudo), donde puntuaciones altas indican una mayor soledad.
A pesar de que más del 70% de los AM son casados o convivientes y viven con su pareja e hijos, un importante porcentaje señaló que alguna vez y con frecuencia han sentido falta de compañía (54,9%), exclusión (46%) y asilamiento social (41,7%). Asimismo, los hombres perciben sentirse significativamente más solos que las mujeres (Mhombres=5,39, DEhombres=1,95; Mmujeres=4,59, DEmujeres=1,49; t=2,339; valor de p=0,02; d=0,51 IC95%: 0,16-0,86). Si bien los estudios señalan que las mujeres experimentan más soledad, otros proponen la presencia de un sesgo de género, donde los hombres son menos propensos a admitir sus sentimientos de soledad6. También se sugiere que las fuentes de apoyo social de los hombres mayores son más restringidas, haciéndolos más vulnerables a los déficits de interacción social y soledad7. Finalmente, los diferentes roles de género pueden generar diferencias en la interacción social, lo que conduce a variaciones de género en la soledad. Esto lleva a considerar que las diferencias de género en la soledad deben interpretarse de acuerdo a contextos culturales específicos7.
Ante la pregunta ¿Cómo calificaría su salud general?, el mayor porcentaje de AM indicaron que su salud es normal y buena (un 44,3% y un 25,5% respectivamente); sin embargo, un importante 26,4% señaló tener una mala salud en general. Asimismo, aquellos AM que perciben tener una mala (M=6,02, DE=1,75) o muy mala salud (M=6,67, DE=3,22), manifiestan sentirse más solos (F=21,84; valor de p=0,00; ω2=0,63) (fig. 1). Los resultados confirman otros anteriores que muestran que una mala salud está asociada con una limitada posibilidad de tener una vida socialmente activa8. Existen diversas explicaciones para estos resultados, algunas consideran que las personas enfermas son las que informan sentirse más solos; mientras que otros sugieren que la soledad tiene consecuencias adversas para la salud, tanto mental como física8,9.
La dirección de la causalidad entre soledad y salud no es clara, ya que la mayoría de la evidencia proviene de estudios con diseños de corte transversal. Si bien se ha sugerido la existencia de una relación bidireccional entre la soledad y diversos factores de riesgo, como el estado de salud general8, se hacen necesarios más estudios longitudinales que permitan dilucidar mejor los posibles mecanismos de causalidad9. Los estudios longitudinales permitirían probar modelos teóricos que asumen la estabilidad temporal de las relaciones entre soledad y salud, y ayudarían a una mejor comprensión de la duración de la soledad8. Todo esto justifica la realización de investigaciones adicionales sobre la soledad y salud.
A pesar de lo anterior, los resultados permitirán, a los profesionales de la salud que trabajan con AM (geriatras, gerontólogos, enfermeras, psicólogos), tener información inicial y valiosa para identificar a aquellos AM con un mayor riesgo de sentirse solos y desarrollar estrategias de intervención que pueden tener un papel importante en la mejora del bienestar.
FinanciaciónEsta investigación fue financiada por el Proyecto 20194003 de la Universidad Privada del Norte.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.