En el tratamiento de la candidemia, las equinocandinas han demostrado una eficacia y un perfil de seguridad favorables5,13, por lo que tienen un papel destacado en las recomendaciones actuales de la Infectious Disease Society of America9. En ensayos clínicos, la micafungina ha demostrado eficacia como profilaxis antifúngica en receptores de trasplante de progenitores hematopoyéticos15 y en el tratamiento de la candidiasis esofágica11. Asimismo, hay varios estudios que demuestran que micafungina es efectiva para el tratamiento de la candidiasis invasora. En primer lugar, un estudio en fase II, abierto, no comparativo, llevado a cabo en 126 pacientes con candidemia, mostró que el tratamiento con micafungina consiguió una respuesta completa o parcial en el 83% de los pacientes7. En este estudio, cabe destacar la proporción importante de pacientes oncohematológicos. Así, el 33% de los pacientes había recibido quimioterapia antineoplásica con o sin trasplante hematopoyético, y el 62% de ellos tenía leucemia o linfoma. Un total de 29 de los 126 pacientes (23%) presentaban neutropenia. Posteriormente, se han realizado 2 estudios comparativos en fase III que han permitido demostrar que la micafungina no es inferior a otros antifúngicos considerados estándar en el tratamiento de la candidiasis invasora. El primero fue un estudio doble ciego, de no inferioridad, en el que se comparaba micafungina intravenosa (100 mg/día) con anfotericina B liposómica (3 mg/kg/día) durante 2-4 semanas. En este estudio, sólo un 13% de los pacientes tratados con micafungina y un 10% de los tratados con anfotericina B liposómica eran neutropénicos. La mayoría de los pacientes presentaban candidemia (~85% en ambas ramas). El tratamiento se consideró efectivo (respuesta clínica y micológica) en el 90% de los pacientes en ambas ramas. Más de la mitad de los pacientes (el 62 y el 59%, respectivamente) estaba infectado por especies de Candida diferentes de C. albicans. Ambos grupos fueron iguales respecto a la frecuencia con la que se retiraron los catéteres y a la erradicación de C. glabrata y C. parapsilosis. En cambio, el grupo de anfotericina B tuvo una incidencia significativamente mayor de efectos adversos, incluidas reacciones a la administración intravenosa y elevaciones de la creatinina sérica. Por ello, los investigadores concluyeron que la micafungina no era inferior a la anfotericina B y que mostraba un perfil de seguridad más favorable3. En otro estudio, en fase III, aleatorizado, doble ciego, de no inferioridad, se comparó la seguridad y la eficacia de 2 dosis de micafungina (100 y 150 mg/día) con la dosis estándar de caspofungina (70 mg dosis de carga, después 50 mg/día) en adultos con candidiasis invasora. El objetivo primario de eficacia fue la respuesta clínica y microbiológica al final del tratamiento intravenoso, con un margen preestablecido de no inferioridad de -15%. Un total de 593 pacientes recibió al menos una dosis del fármaco de estudio y los 3 grupos tenían características basales similares. El éxito global fue del 74% para micafungina 100 mg/día, del 70% para micafungina 150 mg/día y del 71% para caspofungina. A partir de estos resultados, se consideró la micafungina no inferior a caspofungina. Además, este estudio no mostró ventaja de la dosis de micafungina a 150 mg/día comparada con 100 mg/día. El perfil de seguridad para los 3 tratamientos fue similar10.
Recientemente, en un estudio aleatorizado y doble ciego, también se ha comparado micafungina (2 mg/kg/día) con anfotericina B liposómica (3 mg/kg/día) en el tratamiento de la candidiasis invasora en pacientes pediátricos (≤ 15 años). El estudio incluyó a 98 pacientes, y la mayoría presentaba candidemias (92% en el grupo de micafungina, 94% en el de anfotericina B liposómica). Alrededor de dos tercios de estos pacientes estaban infectados por especies de Candida diferentes de C. albicans. El éxito global del tratamiento (respuesta clínica y micológica) en el análisis por intención de tratamiento fue similar para ambos fármacos: el 73% (35/48) para micafungina y el 76% (38/50) para anfotericina B liposómica (tabla 1). No se encontraron diferencias significativas en la respuesta según la edad, la neutropenia, el perfil de seguridad o la supervivencia a las 12 semanas. Por tanto, la micafungina puede considerarse para el tratamiento antifúngico en los pacientes pediátricos con candidiasis invasora, especialmente en los que tienen candidemia12.
En síntesis, la incorporación de micafungina a los recursos terapéuticos antifúngicos permite disponer de una equinocandina que ha demostrado ser segura y efectiva en el tratamiento de pacientes con candidiasis invasora causada por especies de Candida diferentes de C.albicans, especialmente relevantes en los pacientes oncohematológicos que reciben profilaxis con fluconazol. Esta seguridad y eficacia se extiende a los pacientes pediátricos.
Declaración de conflicto de intereses de los autores
En el último año, Isidro Jarque y Miguel A. Sanz han recibido honorarios por conferencias en reuniones organizadas por Pfizer, MSD, Schering-Plough y Gilead Science.
Historia del artículo:
Recibido el 12 de febrero de 2009 Aceptado el 19 de febrero de 2009
*Autor para correspondencia.
Correo electrónico: jarque_isi@gva.es (I. Jarque).