XXXIII Congreso Internacional de la AELFA-IF
Más datosIntroducción: La incidencia de dificultades de lectura encontrada en población reclusa (Critchley, 1968; Greenberg, Dunleavy y Kutner, 2007) ha llevado a considerar que el déficit lector puede estar en el origen de la conducta disruptiva (Macdonald, 2012). Otra posible explicación es que la conducta antisocial esté asociada al TDAH.
Objetivos: Investigar la prevalencia y coocurrencia de la dislexia y el TDAH en una muestra de reclusos. Además, evaluar si las dificultades de lectura están relacionadas con un déficit fonológico o son consecuencia de una escasa escolarización.
Métodos: Se evaluó a 117 reclusos de una prisión preventiva mediante tareas de lectura, conciencia fonológica y RAN. Sus puntuaciones se compararon con una muestra de estudiantes de secundaria de 13-15 años con un número equivalente de años de escolarización.
Resultados: Los resultados confirmaron que los reclusos eran peores lectores. Sin embargo, obtuvieron puntuaciones iguales o mejores que los estudiantes en las tareas de conciencia fonológica. Estos resultados sugieren que la falta de práctica lectora ofrece una mejor explicación del bajo rendimiento lector de los reclusos que la presencia de un déficit lector. Además, el 67% de los reclusos declarados disléxicos tenían síntomas comórbidos de TDAH, lo que indica que esta condición puede desempeñar un papel en la implicación en conductas antisociales.
Conclusiones: La falta de escolarización puede explicar mejor la alta incidencia de dificultades lectoras en la población reclusa que la existencia de un déficit lector. También, el TDAH puede estar en el origen de la conducta disruptiva.