El desarrollo de las tícnicas de fecundación asistida ha desplazado a la cirugía como procedimiento de elección en el tratamiento de la infertilidad tubaria secundaria a procesos inflamatorios pelvianos, ligadura tubaria y endometriosis. Sin embargo, la cirugía aún conserva un sitio reconocido, especialmente en casos de daño tubario leve o moderado o cuando existen limitaciones económicas y conflictos éticos o religiosos con las técnicas de fecundación asistida.
The development of Assisted Reproductive Technologies has displaced surgery as first-line treatment of tubal infertility secondary to pelvic inflammatory disease, tubal sterilization or endometriosis. However surgery might still have some place in minimal or moderate tubal damage and when financial, ethical or religious conflicts exist.
La trompa de Falopio, lejos de ser un conducto pasivo para el transporte de gametos y embriones, desempeña un rol fundamental en el proceso reproductivo. Participa en el transporte y capacitación espermática, en la captación y fecundación del ovocito y también en el transporte del embrión hacia el útero y su nutrición. Para poder cumplir con estas funciones es fundamental su integridad neuromuscular, ciliar y endocrina (1).
A través del mundo más de 70 millones de parejas sufren de infertilidad, siendo el daño tubario y la presencia de adherencias la principal causa (2). Este daño tubario, habitualmente, es secundario a procesos infecciosos pelvianos (PIP), esterilización tubaria quirúrgica y endometriosis.
Hasta la aparición de la Fertilización in Vitro (1978), la cirugía reconstructiva de las trompas de Falopio fue la única alternativa de tratamiento en los casos de infertilidad de origen tuboperitoneal. Sin embargo, los mejores resultados, en términos de embarazo, obtenidos a través de las técnicas de reproducción asistida han desplazado a las técnicas microquirúrgicas como tratamiento de elección en los casos de infertilidad de origen tubario severo.
Proceso inflamatorio pelviano (PIP) y fertilidadLos PIP son infecciones polimicrobianas que afectan al útero, trompas de Falopio y cavidad peritoneal. En general, se originan por una diseminación bacteriana ascendente desde el cuello uterino y en Estados Unidos afecta a más de 1.5 millones de mujeres al año, con un costo estimado de US$ 1.06 billones (3).
Los PIP constituyen una de las principales causas de infertilidad. El 49% de las parejas africanas y entre un 11–15% del resto de las mujeres del mundo han tenido una enfermedad infecciosa tubaria. El gran incremento en la incidencia de PIP durante las últimas décadas ha provocado un aumento epidémico de la infertilidad tubaria y de una de sus consecuencias más importantes, el embarazo tubario.
Generalmente el agente etiológico no logra ser identificado, pero se reconoce que los microorganismos más frecuentemente asociados al PIP son Chlamydia Trachomatis, Neisseria Gonorrhoeae y la flora vaginal aeróbica y anaeróbica (4).
El proceso inflamatorio infeccioso, con frecuencia, puede dañar el epitelio tubario y generar adherencias intratubarias y peritoneales, que comprometan significativamente la función de la trompa. La magnitud del daño tubario depende de múltiples factores, dentro de los cuales se encuentran: la localización y extensión de la infección, el tipo de germen, el número de episodios y el tiempo de latencia para iniciar el tratamiento antibiótico. Se sabe que después de un episodio de PIP entre el 6–60% de las mujeres afectadas quedarán infértiles y luego de 3 episodios más del 50%, quedarán afectadas (5). El número de episodios y la severidad de las infecciones, así como la edad al momento de presentarse la infección inicial, constituyen los factores de riesgo más determinantes.
La Chlamidea Trachomatis es transmitida sexualmente y es una causa frecuente de uretritis y cervicitis. Aproximadamente un 20% de las mujeres con infecciones del tracto genital por Chlamydia desarrollarán un PIP, un 4% desarrollarán dolor pelviano crónico, un 3% infertilidad y un 2% tendrá un pronóstico adverso de su futuro embarazo (6).
Existen numerosos test para evaluar el daño, permeabilidad y función tubaria, sin embargo, ninguno de ellos, por si sólo, cumple con todas las características como para ser considerado el test ideal (Tabla 1).
Test de permeabilidad tubaria
MÉTODO DE EVALUACIÓN | |
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– Cateterización tubaria transcervical | Smith (1849) |
– Laparoscopia | Jacobaeus (1910) |
Palmer (1947) | |
– Histerosalpingografía | Carey (1914) |
– Test Rubin : perfusión tubaria | |
• Oxígeno | Rubin (1920) |
• Dióxido carbono | Rubin (1952) |
– Inyección de colorante con culdocentesis | Decker (1952) |
– Inyección Fenolsulfontaleína con detección en orina | Speck (1970) |
– Inyección Xenon con screening de gamma cámara | Pertynski (1977) |
– Salpingografia selectiva y cateterización tubaria | Corfman y Taylor (1966) |
–Salpingoscopia | Brosen (1987) |
– Faloposcopia | Kerin (1990) |
– Histerosonografía con contraste | Reichert (1993) |
– Fertiloscopia | Weirelot (1999) |
La severidad y magnitud de daño tubario, junto al tipo y extensión de las adherencias, constituyen los factores más determinantes del pronóstico reproductivo posterior a un proceso inflamatorio pelviano. En la práctica clínica, habitualmente, se utilizan la histerosalpingografía y la histerosonografía de contraste como método de estudio de las pacientes infértiles con compromiso tubario, sin embargo, la laparoscopia continúa siendo el método más acucioso para predecir el pronóstico reproductivo (1).
La laparoscopia permite evaluar el compromiso tuboperitoneal y, simultáneamente, puede ser terapeútica. El objetivo de la cirugía es corregir el daño, restaurando la anatomía y permeabilidad tubaria, recuperando así la capacidad de captación ovular y transporte embrionario. Los factores más determinantes para lograr un embarazo intrauterino después de la cirugía, son el grado de daño de la mucosa tubaria y el compromiso de la porción fímbrica de la trompa de Falopio (7).
Se han propuesto múltiples clasificaciones para categorizar el daño tuboperitoneal y su pronóstico reproductivo, sin embargo, ninguna es universalmente aceptada. Se reconoce que el pronóstico reproductivo es muy bajo (<10%) en mujeres con obstrucción tubárica bilateral y cercano al 70% en mujeres con trompas permeables, endosalpinx conservado y adherencias leves (7). Existen otras variables que influyen en el pronóstico reproductivo, tales como el grado de fibrosis tisular, tipo y extensión de adherencias y grado de daño ovárico. La clasificación de Hull y Rutherford (8) es una de las más utilizadas e incluye diferentes factores. Tiene buena correlación con el pronóstico reproductivo y distingue 3 categorías de daño tubario, otorgando aproximadamente un 70%, 50% y 10% de probabilidad de obtener un nacido vivo a los 3 años de seguimiento post cirugía, en relación al incremento de severidad (Tabla 2).
Clasificación hull y rutherford (rutherford y jenkins,2002)
Clase/Nombre/Descripción |
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1 Menor/ Grado I
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2 Intermedia o Moderada/ grado II
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3 Severa/Grado III
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Numerosos estudios han evaluado el pronóstico reproductivo de pacientes con enfermedad tubárica operada. En pacientes con adherencias peritubarias sometidas a liberación de ellas, la tasa global de embarazo intrauterino alcanza aproximadamente un 41% y en aquellos casos que requieren plastía tubaria o salpingotomía la tasa global de embarazo alcanza a sólo un 18%, en un periodo de 18 meses de observación.
En este grupo existe adicionalmente una alta incidencia de embarazo tubario, la que puede llegar al 35%, tanto en pacientes sometidas a liberación de adherencias, como en aquellas sometidas a plastía o salpingotomía. Cuando el daño tubario es severo la probabilidad de tener un embarazo tubario alcanza un 67% (7, 9) (Tabla 3).
El desarrollo y mejoría de las técnicas de reproducción asistida la han transformado en el procedimiento de elección en casos de infertilidad de origen tubario. En este grupo de pacientes la tasa de embarazo con un ciclo de reproducción asistida (FA) es cercana al 45% y se aproxima al 75% después de 3 ciclos. Sin embargo, estos resultados favorables se ven parcialmente opacados por la alta tasa de embarazo múltiple asociado (25%) y los altos costos del procedimiento. La implementación de programas con criopreservación embrionaria y transferencia de un embrión único ha logrado superar la elevada tasa de multigestación (10). Las ventajas y desventajas de ambos procedimientos se describen en la Tabla 4.
DESVENTAJAS DE LA TERAPIA QUIRÚRGICA |
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DESVENTAJAS LA FECUNDACIÓN ASISTIDA |
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A pesar de los grandes avances y reconocidas ventajas de las técnicas de reproducción asistida en el manejo de la infertilidad de origen tuboperitoneal, los tratamientos quirúrgicos aún siguen siendo ampliamente realizados. Esta tendencia se observa particularmente en países con menores recursos económicos, dónde los tratamientos de reproducción asistida no se encuentran cubiertos por los sistemas de salud públicos o privados. Así mismo, para aquellas parejas con cuestionamientos éticos o religiosos a las técnicas de fecundación asistida, los tratamientos quirúrgicos constituyen la única alternativa.
Hidrosalpinx y reproducción asistidaEl hidrosalpinx es una dilatación crónica de la trompa de Falopio, que generalmente se desarrolla después de una obstrucción de la porción fímbrica, habitualmente secundaria a infecciones pélvicas recurrentes.
Múltiples estudios han confirmado una reducción cercana al 50% del pronóstico reproductivo en las técnicas de fecundación asistida en pacientes con hidrosalpinx (11, 12). Existen varias teorías que podrían explicar esta menor tasa de embarazo. La primera y más significativa, es secundaria a un efecto mecánico del fluido tubario, que podría arrastrar a los embriones depositados en el útero. El segundo mecanismo, sería un efecto tóxico del fluido tubario sobre gametos y embriones. De hecho, se ha reportado la presencia de mediadores inflamatorios y citokinas en el fluido tubario, que podrían ejercer un efecto citóxico sobre gametos o embriones. El tercer efecto podría explicarse por un resultado adverso a nivel implantacional. Lam y cols. han reportado una disminución de los marcadores de implantación, tales como Beta integrinas y Gen HOXA y un incremento en las concentraciones de citoquinas, tales como el factor inhibidor de la leucemia, la trombouteronectina (TUN) e interleuquina 1 (IL-1). Recientemente, se ha descrito una disminución en el flujo sanguíneo endometrial y subendometrial en pacientes con hidrosalpinx, que podría explicar la menor tasa de implantación (9). El factor de crecimiento endotelial vascular tambiín puede jugar un rol importante, posiblemente promoviendo una mayor transudación por permeabilidad vascular y epitelial (14).
Toda esta evidencia justifica la necesidad de tratar los hidrosalpinxs previo a un tratamiento de RA, especialmente aquellos que son ecograficamente visibles (15). Dentro de las alternativas se encuentran la extirpación de la trompa dañada (salpingectomia), la oclusión proximal de la trompa, la aspiración transvaginal del fluido tubario guiado por ultrasonografia y la antibioticoterapia (13).
Se ha reportado que en casos de hidrosalpinx bilateral y/o visible en la ecografia la salpingectomía previa a un ciclo de Fertilización in Vitro y transferencia embrionaria (FIV-ET) se asocia a un aumento significativo en las tasas de embarazo (OR 1.8; IC 95% 1.1–2.9) y de nacidos vivos (OR 2.1; IC 95% 1.2–3.7), en comparación a pacientes no operadas (Figura A) (16). Un efecto adverso, aun debatido en estos casos de salpingectomia, es un eventual deterioro de la función ovárica, asociado a un potencial daño neurovascular ovárico producido durante la cirugía (17).
Meta-Análisis de revisión sistémica de estudios randomizados y controlados que examinan el efecto sobre las tasas de nacimiento en pacientes con hidrosalpinx sometidas a salpingectomia previo a un tratamiento de fecundación asistida
En aquellos casos con extensas adherencias densas, con la intención de interrumpir el paso del fluido tubario inflamatorio a la cavidad uterina, se ha sugerido la oclusión tubaria como alternativa a la salpingectomia. Sin embargo, la permanencia de la trompa afectada conserva un ambiente inflamatorio adverso y podría interferir en el procedimiento de estimulación y aspiración folicular (13). Un reciente estudio randomizado de 115 pacientes con hidrosalpinx, sometidas a FIV-ET, en quienes se hizo oclusión tubaria, salpingectomia o conducta espectante previo al procedimiento de RA, demostró una mejoría significativa en las tasas de embarazo (34 y 46%) en el grupo de pacientes sometidas a oclusión y salpingectomia, comparado con aquellas pacientes en que no hubo intervención (6.6%) (p<0.05). Al evaluar cuál de las dos técnicas quirúrgicas es superior en tasas de embarazo, la información disponible hasta el momento resulta insuficiente.
Esterilización tubaria y fertilidadLa esterilización quirúrgica tubaria es un método frecuente de anticoncepción. En Estados Unidos se realizan cada año más de 700.000 esterilizaciones tubarias, de las cuales, aproximadamente, la mitad son realizadas durante el periodo del postparto. Once millones de mujeres entre 15–44 años en Estados Unidos han elegido este procedimiento como método de anticoncepción y más de 190 millones a través del mundo (19). Las causas más frecuentes para solicitar la reversión del proceso son la pérdida de un hijo (50.8%), un nuevo matrimonio (27.3%) o el deseo de un nuevo hijo (21.5%) (20).
Hasta mediados de los años 80, la única opción para restaurar la fertilidad en mujeres con esterilización quirúrgica era a través de cirugía de reanastomosis tubaria. Con la introducción de las técnicas microquirúrgicas, a principio de los años 70 (Gomel, 1977), el pronóstico reproductivo mejoró significativamente, alcanzando tasas de embarazo cercanas al 60% luego de 12 meses de seguimiento. Sin embargo, la mejoría significativa de los resultados obtenidos con técnicas de RA ha derivado en una disminución paulatina de esta cirugéa.
La reanastomosis quirúrgica restaura la función tubaria y requiere para lograr embarazo ciclos ovulatorios, reserva ovárica normal, ausencia de patologia endometrial, cavidad uterina normal y análisis de semen normal. En cambio la RA reemplaza la función tubaria y es capaz de sobrellevar otros factores de infertilidad, como son el factor masculino y las disfunciones ovulatorias.
Antes de decidir el tratamiento a realizar, es aconsejable obtener información sobre el tipo de esterilización realizada y de las variables que influyen en el pronóstico reproductivo de la pareja. El estudio inicial en debe incluir un análisis seminal, estudio de ovulación, con evaluación de reserva ovárica, y una histerosalpingografia (HSG) o histerosonografía con contraste. Este procedimiento radiológico puede entregar valiosa información del estado de la cavidad uterina y la arquitectura luminal proximal de las trompas de Falopio.
El estudio completo y la adecuada evaluación, así como también el deseo y creencias de la pareja, junto a los costos involucrados, son fundamentales para decidir el mejor tratamiento.
Pronóstico ReproductivoEn pacientes con obstrucción tubaria, debida a esterilización quirúrgica, el pronóstico reproductivo posterior a una recanalización es bastante alentador y depende fundamentalmente de la extensión del daño tubario, de la porción tubaria afectada y de la técnica quirúrgica utilizada (19). La tasa global de embarazo intrauterino reportado con cirugía microquirúrgica varía entre 44 y 55%, al cabo de 5 años de seguimiento, y las tasas de embarazo tubario varían entre 2 y 5% (20). En aquellos casos en que la longitud de la trompa excede los 5,5cm, la tasa de embarazo alcanza un 67%, mientras que en aquellos casos en que la longitud de la trompa es inferior a 5,5cm, la tasa de embarazo sólo alcanza un 23% (21).
Cuando las trompas de Falopio presentan un daño extenso, se encuentran muy acortadas, tienen comprometido el segmento distal y/o existe otro factor importante de infertilidad, como factor masculino o reserva ovárica disminuida, la RA constituye la única opción de tratamiento.
Los autores declaran no tener conflictos de interés, en relación a este artículo.