Nos parece muy interesante el artículo publicado por Martínez-Pizarro sobre la micropigmentación de pezón y aréola para la reconstrucción tras mastectomía1. Pensamos que es un gran acierto dedicarle un artículo a este tema en una revista científica pues, en general, se tiene poco conocimiento debido a que, en muchas ocasiones, estas técnicas son realizadas por personal ajeno a la sanidad. No obstante, en los últimos años algunos profesionales sanitarios nos hemos interesado en ello y, como apunta la autora, se han podido integrar en diferentes centros como parte de la reconstrucción mamaria después de un cáncer. Sin embargo, con respecto a la experiencia de la autora nos gustaría hacer algunas matizaciones que creemos complementan sus datos. Según nuestra experiencia, la duración de la micropigmentación podría ser algo menor a la descrita en su trabajo. Como muy bien se apunta al principio del artículo, en el caso de la micropigmentación la implantación de los pigmentos se realiza en la capa superficial de la piel y, más específicamente, en la capa basal de la epidermis. Debido al recambio fisiológico de la propia epidermis, se realiza también una «descamación» de los pigmentos en ella insertados, reduciéndose así el tiempo de duración. De este modo, según nuestra propia experiencia, la duración del pigmento suele ser menor a lo deseado, siendo de alrededor de 2 años. Es entonces cuando suele ser necesario hacer el repaso.
Creemos que todavía queda mucho camino por recorrer para que el tratamiento integral del cáncer de mama sea una realidad en todos los centros. No obstante, experiencias como la que la autora nos presenta en el Hospital San Cecilio de Granada abren las puertas para seguir mejorando en la atención a las pacientes con cáncer de mama.