Introducción: Los músculos rectos abdominales están irrigados principalmente por las arterias epigástricas inferiores y superiores, formando una arcada entre ellas. La ligadura de una de ellas durante una intervención quirúrgica no suele tener repercusión clínica. Sin embargo, cuando el flujo de ambas arterias se interrumpe nos encontramos ante un escenario clínico diferente.

Caso clínico: Presentamos el caso de una paciente mujer de 74 años que ingresó en nuestro hospital de forma electiva para el tratamiento quirúrgico de la cuarta recidiva de una eventración de línea media (M2-5W3, Clasificación de la Sociedad Europea de la Hernia). Se trató con toxina botulínica preoperatoria y reparación quirúrgica de la línea media mediante la técnica de Rives-Stoppa. En el segundo día posoperatorio la paciente presenta una parada cardiorrespiratoria secundaria a un embolismo pulmonar que requirió anticoagulación. A las 48 horas del inicio de la anticoagulación presenta descenso de los niveles de hemoglobina (5 g/dl). Se realizó una tomografía computarizada de abdomen que mostró un gran hematoma de la pared abdominal con sangrado activo. El equipo de radiología intervencionista embolizó ambas arterias epigástricas inferiores, la arteria mamaria interna derecha y ramas arteriales pectorales izquierdas. A los 12 días de este procedimiento, la paciente presenta dehiscencia cutánea de la herida con drenado de líquido serohemático maloliente. Al inspeccionar y desbridar la herida se observó necrosis de los músculos rectos. Se trató con curas diarias y terapia de vacío, sin retirada de la malla, consiguiendo el cierre progresivo. Después de 6 meses de seguimiento no hay signos de recurrencia.

Discusión: La isquemia de los músculos rectos abdominales es una complicación grave de la eventroplastia. Puede ser tratada con desbridamiento del tejido necrótico y terapia de vacío, sin retirada de la malla, si esta cubre el defecto ocasionado por el tejido necrótico y está suficientemente extendida a lo largo de la pared abdominal sana.