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Vol. 49. Núm. 2.
Páginas 317-322 (julio 2015)
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Los maíces amarillos, los ibes rojos y el chicoza-pote. Omisiones e identificaciones erróneas en diversas ediciones de la primera página del Chilam Balam de Chumayel
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Miguel Mauricio Vasallo López
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Esperamos que, como lo desearon los antiguos mayas de Chumayel, su libro sagrado se siga manteniendo vivo. Que sean escuchadas sus palabras, reveladoras del ser del hombre maya y de su afán de conservar la identidad y la dignidad, atropelladas por los conquistadores y por muchos otros desde entonces. Esperamos que esas palabras comuniquen algo de su significación profunda, algo que tenga sentido hoy.

Mercedes de la garza camino(Chilam Balam de Chumayel, 2006: 18)

El Chilam Balam de Chumayel, un libro escrito en maya con caracteres latinos, es una obra literaria de alcance universal y una fuente casi inagotable para conocer el pensamiento de los mayas pasados.

Ralph Roys señaló atinadamente en la introducción de su edición y traducción al inglés del Chumayel que el trabajo de traducir este texto entraña ciertas dificultades: está escrito en un lenguaje arcaico y algunas veces oscuro; además el contenido tiene un fuerte carácter simbólico. A esto suma el hecho de que la versión de la cual disponemos es una compilación de textos anteriores que, a su vez, son un trasunto de textos aún más antiguos, pudiendo ser códices. Por si fuera poco, los escribas cometieron errores de escritura; nos recuerda que Tozzer ya había señalado que muchas palabras se encuentran separadas arbitrariamente en sílabas y que en varias páginas podemos encontrar la misma palabra dividida y escrita de maneras diferentes, además las frases no siempre están claramente divididas por signos de puntuación... (Chilam Balam de Chumayel, 1973b: 8-11).

A los peligros inherentes a la traducción se agregan los problemas de edición que, sumados, nos pueden alejar aún más de lo que quisieron plasmar los autores de este libro. Esta nota es un intento de restituir el sentido general de algunos párrafos de la primera página (en realidad es la segunda pues la primera se extravió), ya que en su traducción y edición fueron mutilados, o bien fueron traducidos de manera errónea. Este humilde ejercicio es una mínima parte de una gran tarea que nos aguarda: la de refinar las muy buenas traducciones existentes, volviéndolas más fieles al sentido original del texto para que pueda ser estudiado, comprendido y disfrutado de una manera más cabal. Mi intención no es ni será perfeccionar en su totalidad las traducciones en español, sino llamar la atención sobre esta necesidad.

En las ediciones del Chuamayel que están basadas en la traducción de Mediz Bolio (Chilam Balam de Chumayel, 1930) (las más difundidas y utilizadas en México), la presencia del maíz amarillo se esfumó en el párrafo que habla del Sur. Esto contrasta con la edición española de Miguel Rivera Dorado (Chilam Balam de Chumayel, 2003) donde el maíz amarillo sí aparece, pero, a su vez, desapareció el fríjol espalda amarilla del mismo rumbo donde aparece en el original y en las otras ediciones. Por otro lado, en ambos grupos de ediciones y en la de Roys no se menciona ningún tipo de frijol para el Oriente. Todo lo anterior parece una minucia pero es grave pues mutila el sentido general del texto maya original que relaciona indubitablemente a cada cuadrante del cosmos con desdoblamientos de los elementos que se encuentran en elaxismundi que adquieren el color del rumbo y cierta especificidad. Puedo afirmar lo anterior después de revisar las versiones del original accesibles para mí, es decir, la fotográfica, publicada por G. B. Gor-don en 1913, (Chilam Balam de Chumayel, 1913) y la digitalización realizada por la Universidad de Princeton,1 que actualmente tiene en su poder el manuscrito; me he apoyado además en la paleografía realizada por Roys.

De ninguna manera es fortuito que estos parágrafos se encuentren al principio del Chilam Balam, ya que los autores quisieron asentar al inicio del libro ciertas características primordiales del orden actual del cosmos establecido al principio de esta era, como explica un pasaje posterior se narra cómo la era anterior fue destruida por un diluvio provocado por los cuatro Bacabes, y que al inicio de la nuestra estos Bacabo’ob nivelaron el mundo. Posteriormente plantaron las ceibas que fungen como pilares en los rumbos del cosmos. Como señalan Roys, Garza y Rivera Dorado, el pasaje, aunque incluya a la ceiba verde del centro, está incompleto, pues no menciona ceiba alguna para el Oriente (Chilam Balam de Chumayel 1973: 100; 2006: 89 y 2003: 92). Pero el pasaje está completo en los Chüames de Tizimin y de Maní. Alfredo Barrera Vázquez y Silvia Rendón, en su reconstrucción contenida en El libro de los libros de Chilam Balam, nos dicen que como señal del amanecer fue plantada en el Oriente la ceiba roja que funciona como columna del cielo, en la cual se posó una oropéndola amarilla; al Norte fue sembrada como pilar la ceiba blanca en la que se posó el cenzontle blanco; al Poniente correspondió la ceiba negra y el pájaro picdzoy de pecho negro; al Sur, la columna plantada fue la ceiba amarilla y su ave es el picdzoy de pecho amarillo; al Centro se encuentra el árbol primordial o ceiba verde (Barrera y Rendón 1998:91 -92). La redacción de los párrafos en los originales, si bien no es idéntica, es similar cambiando solamente la especificidad del color de cada ceiba y el pájaro que le corresponde. Lo mismo sucede en la página tres del Chumayel, donde cuatro párrafos nos dicen qué abeja, qué jicara y qué flor corresponden a cada rumbo; la redacción sólo cambia en el color de cada cuadrante y en el tipo de flor que le corresponde, por lo demás los parágrafos son idénticos. Es por eso que salta a la vista que en las ediciones del Chumayel falten elementos repetitivos en los párrafos de la primera página, que explican los rumbos y sus atributos. Éstos son acordes con la idea mesoamericana de que en el axis mundi se encuentra el árbol primordial (en este caso la ceiba) con un pájaro posado en la copa; este árbol se encuentra sobre un monte que en el Chumayel es llamado metafóricamente Tun (piedra), siguiendo el estilo de los mitos de origen del maíz donde el monte primordial (Tonacatépetl o Paxil) puede ser llamado, dentro del relato, cerro, peña o piedra. En el caso del Chumayel se dice que la piedra (monte) es el pedernal y se desdobla en cada rumbo adquiriendo el color de éste. Es por ello que es el primer elemento mencionado de la lista donde a cada cuadrante corresponde no sólo un cierto tipo de pedernal, sino también uno de ceiba, de árbol, de pavo, de frijol y de maíz (en otras versiones mesoamericanas el maíz es intercambiable o equivalente al árbol del centro pero en el Chumayel se encuentran los dos elementos desdoblados). Cada atributo es equivalente y similar, ya que proviene de un elemento central que, en su desdoblamiento por cada rumbo, adquiere una especificidad reflejada en un color diferente, asociado con el rumbo que le corresponde. Así ya no será la ceiba o el maíz del axis mundi sino su desdoblamiento, ceiba blanca o maíz blanco... entonces el texto tendría que mencionar, por lógica, al tipo de maíz (que es un elemento central y primordial) que se desdobló para el rumbo Sur, pero no lo hace en las ediciones que se basan en Mediz Bolio, mientras que Rivera Dorado omite el frijol del mismo rumbo y en ninguna edición aparece el frijol del Oriente. La omisión del frijolamarillo del rumbo Sur solamente se da en la edición de Rivera Dorado, pues sí se menciona en las que se basan en las traducciones de Roys y Mediz Bolio.

Por otra parte, la desaparición del maíz amarillo en el rumbo Sur, en las ediciones de mayor difusión, es una omisión recurrente. Todas ellas están basadas en la edición costarricense del trabajo de Mediz Bolio, que fue la primera traducción completa al español. Así que, sin temor a equivocarme, puedo afirmar, después de revisar muchas ediciones y reediciones, que la raíz de esta omisión se encuentra precisamente en la primera impresión del trabajo de Antonio Mediz Bolio.

Esta falla original es una errata que está señalada al final de su primera edición.2 Pero el error no fue reparado en las ediciones posteriores, que se viene arrastrando desde la primera que hizo la UNAM en 1941 y se repite de manera subsecuente en las ediciones de 1952 y 1973 de nuestra Máxima Casa de Estudios, así como en la contenida en la gran antología de textos mayas de la Biblioteca Ayacucho de Venezuela (que contiene un excelente estudio introductorio de Mercedes de la Garza [1980]); la omisión también ocurre en la tan socorrida edición de la colección Cien de México, publicada en un primer momento por la SEP (Conafe-DGP) en 1985, y reeditada después por el CONACULTA en 1993, que heredó la colección y que la ha seguido publicando (véase por ejemplo: Chilam Balam de Chumayel, 2006).

Salta también a la vista que ninguna de las tres traducciones (Mediz Bolio, Rivera Dorado y Roys) asocie alguna leguminosa con el Oriente. Las dos traducciones al español son idénticas en el párrafo que habla de esta dirección, de hecho es el único de los aquí tratados donde no se encuentra discordancia alguna entre ediciones, ni siquiera de matiz (Chilam Balam de Chumayel2003:58,2006: 41). La versión de Roys es similar y no cambia en nada relevante. Una parte del parágrafo original que corresponde al Oriente dice “ixchac ak bilob” que se tradujo al español como: “Suyos son [...] los bejucos rojos”, y al inglés como “The red vine”. Roys nos dice: “chac-a%, the ñame ofan unidentified vine, used medicinally” (Chilam Balam de Chumayel, 1973b: 64) es decir, coincide con las demás versiones en que es una enredadera, un bejuco o una liana, algo que yo podría suscribir, ya que aak’es el vocablo maya que nombra este tipo de plantas.

Pero existe otra posibilidad, más acorde con el sentido general del texto donde debería aparecer una leguminosa para el Oriente: que el escribano en la transcripción haya omitido una s y que, como en gran parte del texto, no haya representado gráficamente la vocal larga; sumemos a esto que bilob fue traducido en los otros párrafos como “habas” o “frijoles lima”, una leguminosa diferente al frijol común (Phaseolus vulgaris) que en el español de Yucatán se llama “ibes” (Phaseolus lunata). Entonces podríamos tener “ix chac [sá]ak [yi]bilob”. Podemos entender esta frase gracias al gran trabajo de los mayores especialistas en la milpa de los mayas peninsulares que tenemos en las ciencias sociales, me refiero por supuesto a Silvia Terán y Christian Rasmussen que, en su libro sobre las plantas de la milpa yucateca, nos dan una lista de las variedades de xnuuk ub o ibes de ciclo largo. Ahí se encuentra el “Chak sáak de semillas rojas y aplastadas, es como las patitas de la langosta de monte y de sabor agrio” (Terán y Rasmussen 1998: 135) por lo que, a mi juicio, el texto no habla de un bejuco sino de un tipo de ibes rojos. Esta posibilidad me parece más acorde con el desdoblamiento de los elementos en los cuatro rumbos del cosmos.

Como colofón quiero dejar asentado que el vocablo maya ya’ (Martillara zapota), que aparece en el Oriente, es traducido en las tres versiones analizadas como “zapote”, lo cual, si bien no es errado, se presta a ambigüedad por las características de este vocablo, que designa alrededor de una docena de frutas diferentes. Por lo anterior sería preferible utilizar el término “chicozapote” para traducir ya y no dejar duda de a qué fruta se refiere el texto.

Basándome en las traducciones de Roys, Mediz Bolio y Rivera Dorado, y confrontándolas con el original, propongo una posible traducción más cercana de los renglones en donde se habla de los rumbos y sus atributos: ésta simplemente intenta enmendar las omisiones e identificaciones erróneas, sin alterar de manera general los trabajos ya realizados:

  • El pedernal rojo es la sagrada piedra deAh Chac Mucen Cab. La Madre Ceiba Roja, su Centro Escondido, está en el Oriente. El chacaIpucté es el árbol de ellos. Suyos son el chicozapote rojo y los ibes rojos [como patas de langosta]. Los pavos rojos de cresta amarilla son sus pavos. [El grano de maíz] rojo y tostado son sus granos de maíz.

  • El pedernal blanco es la sagrada piedra del Norte. La Madre Ceiba Blanca es el Centro Invisible de Sac Mucen Cab. Los pavos blancos son sus pavos. Los ibes blancos son sus ibes. El grano de maíz blanco son sus granos de maíz.

  • El pedernal negro es la piedra del Poniente. La Madre Ceiba Negra es su Centro Escondido. [El grano de maíz] jub [tuxpeño] negro son sus granos de maíz. El camote de pezón negro es su camote. El negro como la noche y pequeño son sus maíces. El frijol negro es su frijol. Los ibes negros son sus ibes.

  • El pedernal amarillo es la piedra del Sur. La Madre Ceiba Amarilla es su Centro Escondido. El pucté amarillo es su árbol. Amarillo como el pucté es su camote. Amarillas como el pucté son las palomas silvestres que son sus pavos. El maíz amarillo son sus maíces. El frijol de espalda amarilla es su frijol.

Referencias
[Barrera Vásquez et al., 1998]
Alfredo Barrera Vásquez, Silvia Rendón.
El libro de los libros de Chilam Balam.
Fondo de Cultura Económica, (1998),
[Chilam Balam de Chumayel, 1913]
Chilam Balam de Chumayel.
Edición por George B. Gordon.
The Book of Chilam Balam of Chumayel, University Museum of Pennsilvania, (1913),
[Chilam Balam de Chumayel, 1930]
Chilam Balam de Chumayel Edición y traducción por Antonio Mediz Bolio (El libro de Chilam Balam de Chumayel, versión del maya por Antonio Mediz Bolio) Imprenta y librería Lehman (Ediciones del Repertorio Americano), San José 1930
[Chilam Balam de Chumayel, 1941]
Chilam Balam de Chumayel.
Traducción y prólogo por Antonio Mediz Bolio.
Universidad Nacional Autónoma de México, (1941),
[Chilam Balam de Chumayel, 1952]
Chilam Balam de Chumayel.
Traducción y prólogo de Antonio Mediz Bolio.
Universidad Nacional Autónoma de México, (1952),
[Chilam Balam de Chumayel, 1955]
Chilam Balam de Chumayel.
Traducción del español por Benjamín Péret (Livre De Chilam Balam De Chumayel).
Denoel, (1955),
[Chilam Balam de Chumayel, 1973a]
Chilam Balam de Chumayel.
Traducción y prólogo de Antonio Mediz Bolio.
Universidad Nacional Autónoma de México, (1973),
[Chilam Balam de Chumayel, 1973b]
Chilam Balam de Chumayel.
Traducción por Ralph L. Roys (The Book of Chilam Balam of Chumayel).
University of Oklahoma Press, (1973),
[Chilam Balam de Chumayel, 1976]
Chilam Balam de Chumayel.
Traducción y prólogo de Jean Marie Le Clézio (Les prophéties du Chilam Balam).
Gallimard, (1976),
[Chilam Balam de Chumayel, 1985]
Chilam Balam de Chumayel.
Prólogo, introducción y notas por Mercedes de la Garza.
Secretaría de Educación Pública, (1985),
(Cien de México)
[Chilam Balam de Chumayel, 1986]
Chilam Balam de Chumayel.
Traducción por Munro Edmonson (Heaven Born Merida andIts Destiny: The Book of Chilam Balam of Chumayel).
University of Texas Press, (1986),
[Chilam Balam de Chumayel, 1995]
Chilam Balam de Chumayel.
Traducción por Richard N. Luxton (The Book of Chumayel, The Counsel Book of the Yucatec Maya 1539-1638), Aegean.
Laguna Hills, (1995),
[Chilam Balam de Chumayel, 2003]
Chilam Balam de Chumayel Prólogo por Miguel Rivera Dorado, Dastin (Crónicas de América) Madrid 2003
[Chilam Balam de Chumayel, 2006]
Chilam Balam de Chumayel.
Prólogo, introducción y notas de Mercedes de la Garza.
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Cien de México), México, (2006),
[Garza, 1980]
Mercedes de la Garza Camino.
Literatura maya.
Biblioteca Ayacucho, (1980),
[Terán Contreras et al., 1998]
Silvia Terán Contreras, Christian Rasmussen.
Las plantas de la milpa entre los mayas.
Fundación Tun ben kin Mérida, (1998),

Se puede consultar en su biblioteca digital en la siguiente dirección: <http://arks.princeton. edu/ark:/ 88435 /0z708w51x>.

Cabe asentar que aunque Mediz Bolio señaló en las erratas que se omitió este fragmento del párrafo, traduce nal por "casas" y no por "maíz".

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