Sr. Director: El artículo de Sánchez-Sagrado1 titulado «Médicos españoles en Europa: la emigración como solución a los contratos basura» publicado en su Revista analizaba la situación de los médicos españoles sin trabajo estable que se ven obligados a abandonar nuestro país para buscar su futuro en el extranjero. El presente artículo relata la experiencia en Inglaterra de un médico de familia con plaza en propiedad en España.
Atraído por las ofertas de trabajo del Reino Unido y deseoso de conocer las supuestas bondades del National Health Service (NHS) inglés en el que tantos médicos de familia españoles nos hemos mirado, decidí iniciar el proceso para vivir una experiencia laboral, profesional y personal-familiar en ese país. Tras pasar varios «filtros» en España e Inglaterra con duras pruebas médicas y del idioma, aterrizamos mi familia (esposa ginecóloga con plaza en propiedad en un hospital español y tres hijos de 9, 8 y 2 años) y yo en Stansted (Londres) el segundo día del pasado mes de enero del año pasado, cargados de maletas y de ilusión, para trabajar en un centro de salud en Basildon (Essex).
La idea inicial era completar un programa de entrenamiento de 3 meses, llamado de inducción, en el que asistiríamos a la consulta acompañando al médico titular a la vez que acudiríamos a clases de inglés y a varias sesiones de formación clínica en diferentes temas de interés para la atención primaria. Una vez concluida esta fase, se nos ofrecía un contrato laboral por un año para trabajar como general practitioner (GP) (el médico de familia inglés) en un centro de salud de la zona.
Brevemente resumiré las principales dificultades y problemas encontrados a nuestra llegada al Reino Unido:
1. Incumplimiento de las promesas y compromisos adquiridos en España, especialmente en temas relacionados con las parejas, como facilidades para asistir a clases de inglés o para la búsqueda de un trabajo.
2. Escasa ayuda para establecernos en la ciudad.
3. Los responsables del equivalente a nuestras direcciones de área nos ocultaron información, la que nos ofrecieron era a menudo confusa e incluso contradictoria, con cambios continuos, medias verdades e incluso mentiras.
4. A menudo nos sentimos mal tratados por estos mismos responsables. A pesar de que sabían que éramos médicos de familia altamente cualificados y preparados para trabajar con ellos, muchas veces sentimos que estaban jugando con nosotros sin saber muy bien qué hacer y, en ese sentido, nos sentimos un poco engañados y, en cualquier caso, profundamente decepcionados.
5. En definitiva, entendimos que la organización había sido caótica, improvisada, llena de despropósitos y dando una imagen patética de la Dirección del Área (Primary Care Trust en inglés) pero también del NHS en su conjunto. Una vergüenza, vaya.
La vuelta a casa fue la decisión finalmente adoptada por el incumplimiento manifiesto de las promesas, por las características de nuestra familia y nuestro trabajo en Inglaterra y en España. Decepción podría ser una buena palabra para resumir esta aventura. Recomendamos pensarse bien el asunto antes de tomar la importante decisión de ir a vivir y trabajar en el Reino Unido. En la actualidad, España no tiene nada que envidiar en sanidad al Reino Unido.
1.Sánchez-Sagrado T. Médicos españoles en Europa: la emigración como solución a los contratos basura. Aten Primaria. 2003;32:223-6.