Los avances de la electrofisiología en los últimos 20 años han sido notorios y han permitido salvar muchas vidas, a raíz de lo cual sus indicaciones se han agrandado enormemente, a la vez que el espectro de población sobre la que se implantan los diferentes dispositivos de electroestimulación (DEC)1–3. Sin embargo, junto al crecimiento de estos implantes, pronto se objetivó un aumento exponencial de las infecciones sobre ellos, muy superior al mero aumento de su número4–6 y que hoy se cifra en una tasa media del 1-7% de todos los implantes7, variando la frecuencia en función del tipo de dispositivo (marcapasos/desfibriladores/terapia de resincronización) y la manipulación (primer implante/recambio/actualización). Este desproporcionado aumento de las infecciones ha sido debido posiblemente a variadas razones, tales como la cada vez mayor complejidad de los DEC, la implantación de estos por parte de centros con relativa poca experiencia quirúrgica, y a la población diana, añosa y frágil, pero cada vez con mayor esperanza de vida, lo que hace que sea sometida a periódicas manipulaciones de «actualización» (con frecuentes nuevos implantes de cables) o simplemente recambio de las baterías del generador.
Este fenómeno que fue prontamente referido en EE.UU. y Europa8,9 no pareció sin embargo ser percibido de la misma manera en nuestro país hasta fechas recientes10. De hecho, expresiones como «extrusión» y «decúbito estéril» son con frecuencia utilizados simplemente por el aspecto de estas infecciones (en muchas no hay una supuración franca de la herida) o por un cultivo con resultado negativo, en muchas ocasiones no tomado adecuadamente, o incluso no valorado («contaminación cutánea»). Y lo que es peor, tras la extrusión del dispositivo, infinidad de pacientes son sometidos a múltiples «reprofundizaciones» con el casi invariable resultado de una nueva extrusión. En ocasiones esto se debe a simple ignorancia del proceso, y en otras, a no disponer de un centro de referencia al que remitir el paciente, «saliendo del paso» con abordajes locales (desbridamiento, limpieza y recambio de generador o colocación de sistema contralateral dejando los cables in situ), que no hacen más que prolongar innecesariamente el proceso, cuando no agravarlo. De hecho, las infecciones sistémicas sobre DEC pueden alcanzar una mortalidad cercana al 10% y unos costes por encima de los 50.000 euros cada una11,12. Se impone por tanto una revisión actualizada sobre el tema, que esperamos pueda ayudar a hacer más comprensible y adecuado su abordaje.
En este número monográfico tratamos de manera exhaustiva y multidisciplinar el problema, incidiendo en su correcta catalogación (infecciones locales/sistémicas) y estableciendo las claves para su diagnóstico, que no es siempre fácil en algunas situaciones. Se revisan además las diversas pruebas complementarias que son de innegable ayuda durante todo el proceso, e incluso se exponen casos clínicos reales con interés docente. También se aborda de manera extensa su tratamiento, tanto en sus aspectos meramente infectológicos (etiopatogenia, etiología microbiana, tratamiento antibiótico) como quirúrgicos, centrándonos especialmente en la tracción percutánea endovascular, hoy por hoy la técnica de elección por sus escasas complicaciones, y la única capaz de garantizar la curación13. Accesible a pocos centros debido a su alto nivel de especialización que exige una curva de aprendizaje prolongada, se describe aquí de manera pormenorizada su técnica con las diversas herramientas disponibles, y las medidas para evitar las complicaciones inherentes a todo procedimiento, así como su resolución si fuera el caso, que creemos es siempre conveniente en un entorno quirúrgico adecuadamente preparado.
Por último —y no por ello menos importante— se aborda el tema de la prevención, especialmente deseable en pacientes con alto riesgo de infección, revisando las medidas que han probado su eficacia en los estudios disponibles.
Deseamos de todo corazón que este número sea de utilidad, y solo nos queda felicitar a la Sociedad Española de Cirugía Cardiaca por su iniciativa, y a los autores por su esfuerzo y dedicación.
Conflicto de interesesNo hay conflictos de intereses a declarar de los autores con este manuscrito.