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Vol. 12. Núm. 4.
Páginas 199-208 (julio 2000)
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Páginas 199-208 (julio 2000)
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Prevalencia de los factores de riesgo cardiovascular en población adulta de Logroño, La Rioja
Prevalence of cardiovascular risk factors in a adult population of Logroño, Spain
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JD. Mosqueraa, AJ. Breaa, E. Ramalle-Gómarab, C. Gómez Alamilloc, M. Márquez del Pradoa, M. Sanza
a Servicio de Medicina Interna. Complejo Hospitalario San Millán-San Pedro. Logroño.
b Servicio de Epidemiología y Promoción de la Salud. Gobierno de La Rioja.
c Sección de Nefrología. Complejo Hospitalario San Millán-San Pedro. Logroño
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Fundamento. En España, las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte, con importantes diferencias entre las comunidades autónomas. La prevención de éstas se fundamenta en el conocimiento y modificación de los factores de riesgo cardiovascular. El objetivo de este trabajo es describir la prevalencia de los factores de riesgo cardiovascular y determinar sus diferencias por edad y sexo en la población adulta de Logroño.

Métodos. Se obtuvo una muestra representativa de los adultos de la ciudad de Logroño (447 personas), a las que se les realizó una encuesta que incluía datos de filiación, antecedentes familiares y personales y estilos de vida, una exploración física (presión arterial, peso y talla) y las siguientes determinaciones analíticas: glucemia, colesterol total, triglicéridos, cHDL, cLDL, apo A-1, apo B, Lp(a) y fibrinógeno.

Resultados. La prevalencia del tabaquismo y del consumo de alcohol fue respectivamente del 32 y del 50,7%. Doscientas cuarenta y seis personas (54,9%) eran sedentarias. Las medias (DE) de la presión arterial sistólica y de la presión arterial diastólica fueron de 131,6 (20,6) mmHg y 81,9 (11,7) mmHg, respectivamente. La media (DE) del índice de masa corporal fue de 25,6 (4,2) kg/m2. Los valores medios (DE) del colesterol total, cLDL, cHDL y triglicéridos fueron de 208,3 mg/dl (41,6), 128,4 mg/dl (30,6), 59,62 mg/dl (16,25) y 98,75 mg/dl (23,4), respectivamente. Las medias (DE) de las apo A-I y apo B y la mediana de la Lp(a) fueron de 152,5 mg/dl (28,1), 99,2 mg/dl (27,4) y 15 mg/dl, respectivamente. La media (DE) del fibrinógeno fue 298,4 mg/dl (73,8). La mediana de los factores de riesgo cardiovascular en el colectivo estudiado fue de 1.

Conclusiones. La prevalencia de los principales factores de riesgo cardiovascular (hipercolesterolemia, hipertensión arterial, hábito tabáquico y sedentarismo) es alta en nuestra población y todos ellos excepto el tabaquismo se incrementan con la edad. Se hace necesaria la adopción de medidas sanitarias encaminadas a modificar a largo plazo los hábitos dietéticos y los estilos de vida, como ha ocurrido con el hábito tabáquico, para conseguir mejorar el perfil de riesgo cardiovascular de nuestra población.

Palabras clave:
Estudio epidemiológico
Factores de riesgo cardiovascular
Colesterol
Hipertensión arterial
Tabaco
Sedentarismo

Background. In Spain cardiovascular diseases are the first cause of death, with important regional differences. Their prevention is based on the knowledge and modification of cardiovascular risk factors (CVRF). The aim of this study is to know the prevalence of CVRF and to determine their differences according to age and sex in adults aged 16-77 years of Logroño (Spain).

Methods. A representative sample of the adults living in the city of Logroño (447 people) was obtained. The survey included data on family and personal history and lifestyles, a physical examination (blood pressure, height, and weight) and the following measurements: glucose, total cholesterol, triglycerides, HDL-C, LDL-C, apolipoprotein A-1, apolipoprotein B, Lp(a), and fibrinogen.

Results. The prevalence of smoking and alcohol consumption was 32% and 50,7%, respectively. Two hundred and forty six people (54,9%) were sedentary. The mean (SD) systolic blood pressure and diastolic blood pressure were 131.6 mmHg (20.6) and 81.9 mmHg (11.7), respectively. The mean of body index mass was 25.6 kg/m2 (4.2). The mean values of total cholesterol, LDL-C, HDL-C and triglycerids were 208.3 mg/dl (41.6), 128.4 mg/dl (30.6), 59.62 mg/dl (16.25) and 98.75 mg/ dl, (23.4), respectively. The mean apolipoprotein A-1 and apolipoprotein B, and the median Lp(a) levels were 152.5 mg/dl (28.1), 99.2 mg/dl (27.4) and 15 mg/dl, respectively. The mean fibrinogen level was 298.4 mg/dl (73.8). The median of CVFR in the population studied was 1.

Conclusions. The prevalence of the main CVRF (hypercholesterolemia, hypertension, smoking and sedentary habits) is high in this population and increases with age, with the exception of smoking. Long-term public health measures are necessary to modify dietary habits and lifestyles, as it has happened with the smoking habit, in order to improve the cardiovascular risk profile of the population.

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Introducción

En España, las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la primera causa de muerte, con importantes diferencias entre las comunidades autónomas. Las tasas más altas corresponden a la Comunidad de Valencia, Extremadura, Andalucía y Murcia. Las tasas medias se sitúan en el norte de España y las tasas más bajas corresponden principalmente a la meseta norte. Este patrón geográfico no se modifica al estratificar por edad y sexo1,2. Las ECV fueron en La Rioja la principal causa de muerte en el año 1998, siendo responsables del 33% de los fallecimientos3.

La adecuación y eficacia de las distintas estrategias de prevención primaria de las ECV recomendadas por el Comité de Expertos de la OMS depende del riesgo de la población en la que se aplican, es decir, de la prevalencia poblacional de los distintos "factores de riesgo cardiovascular" (FRCV). En este contexto, adquiere gran importancia el estudio de los perfiles de riesgo de la población, fácilmente abordables a partir de los estudios de prevalencia. En España, existen diversos estudios que ponen de manifiesto la importancia de los FRCV, tanto en el ámbito estatal, como es la Encuesta Nacional de Salud4 (ENS) o el estudio de Banegas et al5, como autonómico, con los estudios de Cataluña6 o el País Vasco7, entre otros. La prevención de las principales ECV se fundamenta en el conocimiento de los FRCV modificables. Múltiples estudios han confirmado una reducción en la incidencia y en la mortalidad de las ECV cuando se consigue una disminución y/o un control de los FRCV. En el estudio de Framingham, se atribuye al control de los FRCV un beneficio en la reducción de la mortalidad por cardiopatía isquémica (CI) del 50% para las mujeres y del 33 al 50% para los varones8. El objetivo de este trabajo es describir la prevalencia de los FRCV y determinar sus diferencias por edad y sexo en la población adulta de Logroño.

Métodos

La población diana del estudio está formada por personas de ambos sexos, entre 16 y 77 años, que vivían, en el momento de la investigación, en Logroño (97.007 según la actualización del Padrón Municipal de habitantes a fecha 1 de enero de 1995). El tamaño de la muestra, 448 personas, se calculó mediante el programa EpiInfo, en su versión 6.029, para una población de 97.000 habitantes, una prevalencia esperada del 25%, un error de muestreo del 4% y un error alfa del 5%. El tamaño muestral fue ampliado hasta 690 personas según la fórmula: Número ajustado a pérdidas = Número teórico (1/1 ­ pérdidas previstas). Este exceso muestral sólo fue utilizado para reposición en caso de ausencia o de negación de las personas seleccionadas a colaborar con el estudio. El método de muestreo realizado fue el de selección aleatoria simple a partir de la tarjeta sanitaria individual del INSALUD (TIS). En el momento de realizar la encuesta, la cobertura de la TIS era, en La Rioja, del 93%10. La muestra se ajusta, en cuanto a edad y sexo, a la distribución de la población adulta de la ciudad de Logroño.

Durante los meses de octubre y noviembre de 1994 y de febrero y marzo de 1995 se contactó con las personas seleccionadas a través de una carta de presentación en la que se les comunicaba el objetivo del estudio y se les invitaba a participar, emplazándoles con día y hora a una entrevista en las consultas externas del Hospital San Millán de Logroño.

A los sujetos que acudieron se les realizó una encuesta que incluía los siguientes apartados: datos de filiación, antecedentes familiares y personales en relación con la enfermedad cardiovascular, hábitos y estilos de vida, y una exploración física que constaba de: a) peso y talla mediante báscula que incluía tallímetro. El peso se anotaba en kg y la talla en cm. Para realizar estas medidas se solicitaba a las personas que se quedaran descalzas y en ropa interior; b) toma de la presión arterial (PA). Al finalizar la entrevista, se midió la PA con un esfigmomanómetro de mercurio. La toma se realizó en ambos brazos, estando la persona sentada y el brazo a la altura del corazón. Después de la exploración se realizaba una nueva valoración de la PA en el brazo en que anteriormente se había obtenido la PA mayor. A efectos del estudio se anotó la media aritmética de la PA de las dos realizadas en el brazo dominante. Se siguieron las recomendaciones establecidas para la estandarización de las tomas de PA con el método auscultatorio de Korotkoff, y c) índice cintura/cadera. Para lograr este índice se utilizó una cinta métrica. El numerador expresa los centímetros que se obtienen al medir la circunferencia abdominal pasando la cinta de medida en el ombligo y el denominador el número de centímetros que se obtienen al pasar la cinta métrica por los trocánteres mayores de ambos fémures.

Finalizada la entrevista y la exploración a los encuestados se les entregaba los formularios de solicitud de analítica, especificándoles por escrito que debían realizarse la extracción sanguínea, tras 12 h de ayuno, para determinar la glucemia, el colesterol total (CT), los triglicéridos (TG), el colesterol unido a las lipoproteínas de alta densidad (cHDL), el colesterol unido a las lipoproteínas de baja densidad (cLDL), la apo A-1, la apo B, Lp(a) y el fibrinógeno.

Seis médicos encuestadores, a los que se les entregó un manual de instrucciones y que previamente habían sido entrenados, se encargaron de la realización de la encuesta y exploración física.

Definiciones y clasificaciones

Se consideraron personas con antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular cuando ésta había acontecido antes de los 55 años en los familiares masculinos de primer grado o antes de los 65 años de edad en los familiares femeninos de primer grado. Del mismo modo se consideraron personas con antecedentes familiares de accidente cerebrovascular (ACV), hipertensión arterial (HTA), diabetes mellitus e hiperlipemia a aquellas que referían entre sus padres y hermanos las enfermedades reseñadas. Se consideró que una persona presentaba hiperlipemia, HTA, diabetes, CI, ACV o varias de ellas cuando confirmaba un diagnóstico previo de alguna o varias de las afecciones referidas. Se consideró mujer posmenopáusica a aquella que no tuvo menstruaciones en el último año.

Según el hábito tabáquico se clasificó a la población en tres grupos: no fumador, persona que no fumaba en el momento de realizar la encuesta; ex fumador, persona que había abandonado el hábito tabáquico, y fumador, el que fumaba en el momento de la entrevista. A los fumadores se les dividió según el consumo de cigarrillos: a) menos de 10; b) entre 10 y 20, y c) más de 20. Según el consumo de alcohol se clasificó a las personas en: a) abstemios: aquellos que no consumían alcohol; b) bebedores ligeros: si consumían hasta 30 g al día de alcohol; c) bebedores moderados: consumo de alcohol entre 31y 79 g al día, y d) bebedores importantes: consumo igual o superior de 80 g al día de alcohol. Para calcular el número de gramos de alcohol consumido por día se preguntaba por el consumo de bebidas alcohólicas y su frecuencia diaria o semanal. Se calculaban los gramos semanales de alcohol y se dividía por siete.

La obesidad se analizó mediante el índice de masa corporal (IMC): peso en kg/talla en m2. Posteriormente las personas fueron clasificadas en: peso normal (IMC menor de 25 kg/m2), sobrepeso (IMC entre 25 y 29,9 kg/ m2), obesidad (IMC entre 30 y 39,9 kg/m2) y obesidad mórbida (IMC igual o mayor de 40 kg/m2). Se exploró la obesidad abdominal o troncular a través de la medición del diámetro de la cintura abdominal y de su relación con el diámetro en la cadera. Se definió la obesidad troncular si la relación era igual o mayor a 1 o igual o mayor a 0,85 para los varones y mujeres, respectivamente11,12. La actividad física del encuestado se evaluó mediante las preguntas que hacen referencia a la actividad durante el trabajo con cuatro respuestas posibles, a las que se les asignó correlativamente las letras A (sentado la mayor parte de la jornada laboral), B (de pie la mayor parte del trabajo, sin grandes desplazamientos), C (traslados frecuentes durante el trabajo, caminar llevando peso, etc), y D (trabajo pesado que requiera un gran esfuerzo físico). También se consideró el ejercicio que se realiza durante el tiempo libre igualmente con cuatro respuestas a las que se les asignaron los números 1 (inactivo), 2 (actividad física ocasional), 3 (actividad física realizada de forma regular, varias veces al mes), y 4 (entrenamiento físico regular). De la combinación de ambas respuestas se obtuvo la siguiente clasificación y de esta forma consideramos inactivo al que tenía las combinaciones A1, A2 y B1; actividad moderada: A3, B2 y B3; actividad regular: C1, C2 y C3, e intensa: A4, B4, D1, D2, D3 y D4.

Se consideró hipertenso a todo individuo que así se declaraba en los antecedentes personales o que cumplía en la exploración alguno de los criterios por los que se evalúa la hipertensión. Seleccionamos las dos clasificaciones más recientes que categorizan las cifras de PA según su riesgo13,14. La hipercolesterolemia (HC) y la hipertrigliceridemia (HTG) se definieron, según los criterios de la Sociedad Española de Arteriosclerosis, como colesterol y triglicéridos plasmáticos >= 200 mg/dl15. Se consideró que el cHDL se hallaba disminuido cuando era inferior a 35 mg/dl en varones y 45 mg/dl en mujeres. El cLDL se clasificó, según el NCEP (ATP II), en deseable cuando su valor era < 130 mg/dl, límite alto 130 a 160 mg/dl y alto si era > 160 mg/dl16. Se calculó el colesterol no HDL mediante la diferencia entre el colesterol total y el cHDL, y se distribuyó en las categorías publicadas por Havel: muy alto si su nivel era >= 220 mg/dl, alto si se encontraba entre 190 y 219 mg/dl y desea ble si era < 160 mg/dl17. Los cocientes de riesgo: colesterol total/cHDL y cLDL cHDL, se consideraron elevados cuando eran superiores a 4,5 y 3,5, respectivamente. Se catalogó de diabéticas a aquellas personas que se sabían diabéticas y a las que sin cumplir el criterio anterior se les detectó una glucemia basal >= 140 mg/dl. La hiperfibrinogenemia se definió como cifras de fibrinógeno >= 300 mg/dl.

Los FRCV en los que se investigó su asociación fueron: HC, HTA, tabaquismo, diabetes y obesidad.

Las personas entrevistadas aceptaron voluntariamente participar. Toda la información ha sido considerada confidencial.

Las determinaciones analíticas se efectuaron con el suero obtenido a partir de muestras de sangre coagulada extraídas tras 12 h de ayuno: colesterol total (método CHOD-PAP), cHDL (método en dos pasos: precipitación más CHOD-PAP), triglicéridos (método enzimático GOP-PAP).

El cLDL se calculó mediante la fórmula de Friedwald si los triglicéridos eran menores de 400 mg/dl. Las concentraciones de apolipoproteínas A-I y B-100 se determinaron mediante métodos turbidimétricos. Las concentraciones de Lp(a) se obtuvieron por inmunoanálisis de micropartículas turbidimétrico desarrollado previamente y adaptado en el analizador Cobas-Mira plus18.

La glucosa se deteminó con métodos colorimétricos (hexoquinasa). El fibrinógeno se determinó por método coagulométrico (Von Clauss).

El análisis estadístico se realizó con ayuda del programa SPSS versión 6.1219. El cálculo del tamaño de la muestra se realizó con el programa EpiInfo. Para la comparación entre medias se utilizó la prueba de la t de Student no apareada y la prueba de *2 se empleó para comparar variables cualitativas. El nivel de significación aceptado fue del 5%. Todos los contrastes fueron bilaterales, la existencia de tendencias a lo largo de los grupos de edad fue evaluada mediante la prueba de *2 de Mantel-Haenszel de tendencia lineal.

Resultados

El índice de participación fue del 70% y para conseguirlo se enviaron 640 cartas. No hubo diferencias al comparar la muestra estudiada con la población de derecho. Para evaluar un posible sesgo de selección se determinaron las causas de no participación, que fueron: a) errores censales en un 8,3%; b) un 12,4% no se encontraba en su domicilio tras cuatro intentos de contactar con ellos, y c) el 9,3% no aceptó por diferentes motivos (ingresos hospitalarios recientes, imposibilidad por problemas familiares, dificultades debidas al trabajo o porque no querían participar en el estudio).

Se entrevistó a 447 sujetos, 206 varones (46%) y 241 (54%) mujeres. De las mujeres 154 (63,9%) tenían menstruaciones regulares. Los encuestados recordaban antecedentes en familiares de primer grado (padres y hermanos) de HTA, hiperlipemia, diabetes y ACV, 175 (39,2%), 123 (27,6%), 97 (21,7%) y 79 (17,7%), respectivamente. Antecedentes familiares de CI 77 (17,3%), IAM 50 (11,0%), angina 23 (5,2%), muerte súbita antes de los 55 años 5 (1,1%). Las personas mayores de 35 años recordaban antecedentes familiares de CI en un 21,8%. Conocían tener dislipemia 106 (23,8%), HTA 61 (13,7%), diabetes mellitus 19 (4,3%), arteriopatía periférica 13 (2,9%) y CI 11 (2,5%).

La prevalencia de cada uno de los FRCV, su distribución por sexo y grupo de edad se expone en la tabla 1. En la muestra, la prevalencia de tabaquismo fue del 32% (142). La proporción de varones fumadores fue superior a la de mujeres (p < 0,05) y también los varones fumaban un mayor número de cigarrillos por día (p = 0,002). Hasta los 40 años hay un incremento, en ambos sexos, en el número de fumadores; a partir de esa edad el hábito tabáquico disminuye (p < 0,001) y es mucho más acusado en las mujeres. El número de ex fumadores fue de 65 (31,6%) en varones y de 39 (16,2%) en mujeres.

La prevalencia del consumo de alcohol fue del 50,7% (227), mayor en los varones que en las mujeres (p < 0,01). El hábito enólico no varía con la edad en los varones, situación que sí sucede con las mujeres (p < 0,001). Doscientas cuarenta y seis personas (54,9%) eran sedentarias. Este factor afectaba más a mujeres que a varones (p < 0,05). El sedentarismo se incrementaba significativamente con la edad sólo en las mujeres.

La PA se analizó en 444 personas. La media de la presión arterial sistólica (PAS) y diastólica (PAD) fue de 131,6 y 81,9 mmHg, respectivamente. Su distribución por edad y sexo se expone en la tabla 2. La PAS (p < 0,001) y la PAD (p < 0,001) eran superiores en varones que en mujeres. Se detectó HTA en 193 personas (43,6%). Su distribución según las clasificaciones utilizadas se recoge en las tablas 3 y 4. Si utilizamos como criterio de HTA PAS iguales o mayores 160 mmHg o PAD iguales o mayores de 95 mmHg, para poder comparar con otros estudios de prevalencia, el número de personas que presenta HTA es de 96 (21,6%), 44 mujeres (18,4%) y 52 varones (25,4%). De los hipertensos, 55 (30%) presentaban hipertensión arterial sistólica aislada, y de este grupo, 31 (56,3%) se clasificaban en hipertensión arterial sistólica en el límite o borderline. La HTA fue más frecuente en los varones (p < 0,001) y aumentaba con la edad en ambos sexos (p < 0,001).

En la tabla 1 se describe la prevalencia según el sexo y grupo de edad del normopeso, el sobrepeso y la obesidad. La media (DE) del IMC fue de 25,6 (4,2) en toda la muestra superior en los varones que en las mujeres (p < 0,01) (tabla 2) y se incrementó en ambos sexos con la edad (p < 0,001). Cuarenta y tres varones (21,2%) y 12 mujeres (5,2%) tenían obesidad abdominal (p < 0,01)

Se consiguieron determinaciones analíticas en 418 personas (93,28%). La colesterolemia media (DE) en la muestra fue 208,3 mg/dl (41,6). Un 56,4% (256) tenían valores de colesterolemia iguales o superiores a 200 mg/día, su distribución según el grupo de edad y sexo se expresa en la tabla 1. La colesterolemia media se incrementa con la edad, en ambos sexos (p < 0,001). Si se establecen como puntos de corte los valores de colesterol iguales o superiores a 220 mg/dl, igual o superiores a 250 mg/dl y mayor o igual a 300 mg/dl el número de personas desciende, respectivamente, a 165 (39,6%), 67 (16,1%) y 7 (1,7%).

El cLDL medio (DE) en las personas estudiadas fue de 128,4 mg/dl (30,6). La prevalencia de cLDL alto según sexo y grupo de edad se expresa en la tabla 1; era mayor en los varones que en las mujeres (p < 0,05). El cLDL se incrementaba con la edad, p < 0,001. Las concentraciones medias de cLDL se recogen en la tabla 2. La media de colesterol no HDL (tabla 2) es menor en las mujeres que en los varones (media de las diferencias: 19,13 mg/dl; prueba de la t de Student: 4,53; gl: 407; p < 0,001). Las prevalencia de las diferentes categorías del colesterol no HDL se presentan en la tabla 1.

La media (DE) del cHDL fue de 59,62 mg/dl (16,25), mayor en las mujeres (65,43 mg/dl [14,52]) que en los varones (52,59 [15,42]) (p < 0,001). En las tablas 1 y 2 se expone la prevalencia por grupos de edad y sexo de los valores de cHDL disminuidos y la media del cHDL, respectivamente. En ambas situaciones no hay modificaciones por la edad.

El valor medio de los triglicéridos en la población estudiada fue de 98,75 mg/dl (DE, 23,4). La media de los triglicéridos por grupos de edad y sexo se expresa en la tabla 2. En los varones este valor es más elevado (p < 0,01). En las mujeres se observa un incremento de la trigliceridemia con la edad (p < 0,001). La prevalencia de hipertrigliceridemia, según sexo y grupo de edad, se recoge en la tabla 1.

Las medias de las cLDL y cHDL apo A-I y apo B y la mediana de la Lp(a) se expresan en la tabla 2. El valor plasmático de apo A-I era mayor en las mujeres que en los varones (p < 0,001). Existía un alto nivel de correlación entre la apo A-I y el cHDL (r = 0,85; p < 0,001). Los varones respecto a las mujeres tenían valores de apo B más elevados (p < 0,001). Existía un alto nivel de correlación entre la apo B y el cLDL (r = 0,85, p < 0,001). No había diferencias, ni por sexo ni edad, en las concentraciones plasmáticas de la Lp(a).

La media (DE) del fibrinógeno fue de 298,4 mg/dl (73,8). Su distribución según sexo y edad, así como la presencia de un nivel superior a 300 mg/dl se expresa en las tablas 1 y 2. La concentración de fibrinógeno era mayor en las mujeres que en los varones, sin alcanzar significación estadística. Tras la menopausia, el fibrinógeno se incrementaba de forma significativa (p = 0,004). Cumplían criterios de diabetes mellitus 22 personas, que representa el 4,9, el 6,3 y el 3,7% de varones y mujeres, respectivamente.

Cocientes lipídicos de riesgo

El número de personas con un cociente CT/colesterol total HDL igual o mayor de 4,5 fue de 96 (23,5%), mayor en los varones 73 (39,2%) que en las mujeres 23 (10,4%) (p < 0,001). El número de personas con un cociente cLDL/cHDL mayor de 3,5 fue de 51 (12,6%), mayor en los varones 38 (20,9%) que en las mujeres 13 (5,8%; p < 0,001). La proporción de personas que tienen estos cocientes aumenta conforme lo hace la edad.

Asociación de factores de riesgo

El factor de riesgo más prevalente fue la hipercolesterolemia. En las personas menores de 40 años era el consumo habitual de tabaco. Si el valor de corte de la hipercolesterolemia es de 250 mg/dl entonces ésta ocuparía el tercer lugar por debajo de la HTA y del consumo habitual de tabaco. La asociación más habitual en nuestra población fue el colesterol alto (igual o superior a 200 mg/dl) y HTA. La media de FRCV en el colectivo estudiado fue de 1,46 (1,70 en varones y 1,26 en mujeres), (prueba de la t de Student-Fisher: 4,6; gl: 418,89; p < 0,001). El número de los FRCV y su distribución por sexo se expresan en la tabla 5. El número de factores de riesgo aumenta con la edad, tanto en varones (test de la * 2 de Mantel-Haenszel de tendencia lineal: 4,1; gl:1; p < 0,05) como en mujeres (test de la * 2 de Mantel-Haenszel de tendencia li neal: 41,8; gl:1; p < 0,001).

Discusión

La tasa de respuestas del 70% es similar a la obtenida previamente en otros países20. En el estudio nacional holandés, contestaron el 50 y el 57% de los varones y mujeres seleccionados21, y en las encuestas de salud norteamericanas la tasas de respuesta oscilan entre el 67 y el 84%22, aunque en estos trabajos el número de personas que participaron fue muy superior.

La utilización de cuestionarios en los estudios epidemiológicos en los que se pregunta a las personas sobre su hábito tabáquico, a pesar de sus limitaciones, es una técnica muy difundida. Un meta análisis23 realizado en 1994 encontró una sensibilidad y especificidad media del 87,5 y el 89,2%, respectivamente. En las sociedades desarrolladas el número de fumadores es cada vez menor. No obstante, todavía nos encontramos lejos de países en que las campañas antitabaco han sido más importantes y duraderas en el tiempo como en los EE.UU., donde en 1992 fumaban el 26% de los adultos24. La prevalencia de fumadores en Logroño (32%) es inferior a la referida en otras poblaciones de España (Cataluña, un 36,3%6; País Vasco, un 40%7), aunque esta diferencia se explica, al menos en parte, por el año en que se han realizado las investigaciones. En Galicia, según datos de la Xunta, fuma el 29,6% de la población25. En dos estudios de ámbito nacional el porcentaje de fumadores se sitúa en el 305 y el 36%4, si bien en el primero de ellos la edad de la población estudiada fue de 35 a 64 años y en el segundo de 16 y más años de edad. La ENS4 encontró un porcentaje de fumadores en La Rioja del 33%.

La proporción de varones bebedores es mayor (70%) que la referida en la ENS4 (57,5%). No hay diferencias en el consumo de alcohol de las mujeres (33,6%) ni en los bebedores de más de 30 g al día de alcohol (15%), al comparar con la ENS. Para La Rioja, la ENS puso de manifiesto un porcentaje de bebedores del 61%.

La nueva clasificación de la OMS para definir la HTA lleva consigo un incremento de este trastorno al disminuir las cifras tensionales para considerar a una persona hipertensa. Se ha estimado que en España la HTA podría afectar entre el 30 y el 45% de la población adulta26. La prevalencia de HTA (43,6%) es una de las más elevadas referidas hasta la fecha en España, y similar a la encontrada en la isla de Lanzarote27. Si tomamos como cifras definitorias de HTA, una PAS igual o mayor de 160 mmHg y /o PAD igual o mayor de 95 mmHg, el número de personas con HTA desciende al 21,6% (el 25% de los varones y el 18,4% de las mujeres), prevalencia media muy parecida a la encontrada por Banegas para la población española5. La influencia de diferentes circunstancias motiva la clasificación errónea de hasta un 20% de los sujetos atendiendo a su PA28.

La PAS media (131,6 mmHg) era similar a la registrada en el estudio nacional5 (132,3 mmHg) y en Cataluña6 (129,7 mmHg), inferior a la observada en el País Vasco7 y en Lanzarote27 (138 y 133 mmHg) y superior a la obtenida para los adultos norteamericanos en la NHANES III con una media de PAS de 122 mmHg29. En todos los estudios, los varones tienen prevalencias de HTA superiores hasta la quinta década de la vida, y a partir de entonces éstas se igualan o son superadas por las de las mujeres.

Al comparar los valores medios de la PAD de nuestro estudio (81,9 mmHg), solamente Plans6 en Cataluña encuentra cifras inferiores (79,5 mmHg). Destaca como valor medio de PAD más elevado el observado en País Vasco7 (86 mmHg). Los adultos de EE.UU. tienen una PAD media notablemente inferior, 74 mmHg29. Estas diferencias, aunque escasas en valor absoluto, desde el punto de vista sociosanitario pueden ser muy importantes, ya que al reducir 5-6 mmHg la PAD se consigue una reducción franca e importante de ACV (45%) y de muertes por CI (17%)30.

La obesidad ha sido reconocida como un FRCV independiente potencialmente modificable. El porcentaje de obesidad (13%) es similar al de Cataluña6 (12,2%) y muy inferior al hallado en Lanzarote (27%)27. En Murcia31, con una metodología similar a la nuestra, la prevalencia de obesidad en la población adulta fue del 20%. Los estudios coinciden en que la obesidad se incrementa con la edad. La prevalencia de la obesidad, el conocimiento de que es un FRCV independiente y su frecuente asociación con otros FRCV debe urgir a los responsables sanitarios hacia programas de intervención para modificar los hábitos alimentarios y promover la realización de ejercicio físico adecuado para cada edad, para conseguir un peso adecuado.

El conocimiento de los beneficios del ejercicio físico no se traduce en una actitud coherente: así, más del 60% de los adultos norteamericanos manifiestan ser sedentarios o realizar una mínima actividad física32. En Murcia31, el porcentaje de adultos que no realizan ningún ejercicio fuera del trabajo es del 70%; en la ENS española este porcentaje es, respectivamente, del 17 y el 21% de los varones y mujeres. Nuestros resultados se encuentran más cerca de los hallados en la población americana y de Murcia, debido a que en la ENS un porcentaje importante de los que han clasificado de actividad física moderada nosotros los hemos catalogado como inactivos. En los varones debido al peso que en esta variable tiene la actividad realizada en el trabajo el sedentarismo no se incrementa con la edad. Los datos de la ENS para La Rioja evidenciaron un porcentaje de inactividad física del 22%.

La colesterolemia en nuestro estudio (208 mg/dl) es ligeramente superior a la encontrada en Cataluña33 (203,9 mg/dl) y en el País Vasco7 (204 mg/dl). En el estudio que evaluó al conjunto de la población española, el colesterol total medio fue de 211 mg/dl5. En los EE.UU.22 entre los 20 y 74 años se registra una colesterolemia media de 205 mg/dl. Se observa una elevación de la colesterolemia en ambos sexos conforme lo hace la edad, mucho más evidente en las mujeres tras la menopausia, cuyos valores alcanzan y llegan a superar a los de los varones. El cLDL sigue la misma distribución por sexos y grupos de edad que la obtenida para el colesterol total. En las últimas décadas de la vida se observan valores de cLDL más bajos. Este hallazgo se atribuye a la mayor esperanza de vida que po seen los individuos con menores concentraciones de cLDL. EL valor medio de cLDL (128 mg/dl) es igual al de población catalana33 y norteamericana22 y 8 mg/dl inferior a la del País Vasco7. Los valores medios de cHDL de los habitantes de Logroño son ligeramente superiores a los encontrados en los EE.UU.22, Holanda21, Cataluña33 y el País Vasco7 y menores que los de Murcia31. La trigliceridemia no difiere de la observada en otros estudios españoles y es inferior a la referida para la población norte americana22. Estas diferencias, en parte, podrían ser explicadas por la mayor prevalencia de obesidad existente en la población norteamericana.

La apo A-I en los varones en nuestro estudio (143 mg/dl) es discretamente inferior a la encontrada en el estudio DRECE34 (147 mg/dl) y en Navarra35 (162 mg/dl) y no difiere de los valores encontrados para los controles de diferentes estudios en pacientes con ECV en los que se midió esta apoproteína36,37. Las mujeres, en nuestro estudio, tienen unas concentraciones medias de apo A-I similares a las encontradas para el resto población femenina española en el estudio DRECE34 (160 mg/dl), pero inferiores a las del estudio realizado en Navarra35 (180 mg/dl). Los valores de la apo B en los varones (106 mg/dl) y en las mujeres (94 mg/dl) son inferiores a los encontrados en el estudio DRECE y superiores a los publicados para los adultos en Navarra. En los estudios ya citados36,37 la concentración media en los varones que se eligieron como controles fue de 108 mg/dl y 91 mg/dl, respectivamente. Los valores de la Lp(a) son similares a los encontrados en nuestro país en el estudio EPCUM38, en Madrid y al realizado en Navarra35 y no difieren de los publicados para otras poblaciones39,40.

En el presente estudio se eligió la cifra de 300 mg/dl para definir la hiperfibrinogenemia por ser una aproximación a la media de los puntos de corte de los diferentes estudios que se han realizado para demostrar la asociación del fibrinógeno con la ECV41. Los valores de fibrinógeno de nuestra población, 295,5 mg/dl, son menores que los de la cohorte finlandesa del estudio MONICA42 y similares al de las personas sin episodios coronarios del Northwick Park Heart Study43.

El impacto de los principales FRCV y su efecto sinérgico en el desarrollo de la ECV está bien establecido. La obtención de reducciones en la prevalencia de dichos FRCV es un reto para la salud pública ya que con ellos se ha logrado un descenso en la mortalidad cardiovascular y un aumento en la esperanza de vida44. Existen pocos estudios que describan la coexistencia poblacional de los diferentes FRCV. Sin embargo, permiten estimar el número de personas con mayor riesgo, que pueden requerir alguna forma de intervención individual o poblacional. En Logroño, el 80% de los participantes presentaba al menos uno de los principales FRCV, situación similar a la encontrada en Murcia31, Valencia45, los EE.UU.46 y el Reino Unido47.

La alta prevalencia en nuestra población de algunos FRCV hace necesaria la adopción de medidas generales, encaminadas a modificar hábitos dietéticos y estilos de vida, duraderos en el tiempo, como ha ocurrido con el hábito tabáquico, para conseguir mejorar el perfil de riesgo cardiovascular de nuestra población.

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