El adiestramiento del paciente y/o cuidador que se incorpora a un programa de diálisis peritoneal debe capacitarlo para poder realizar el tratamiento en su domicilio con las máximas garantías de seguridad1. Uno de los aspectos más importantes es la formación en las medidas de higiene y asepsia en la manipulación del catéter. Tengamos en cuenta que los pacientes y cuidadores, según la técnica que utilizan: diálisis peritoneal automatizada o diálisis peritoneal continua ambulatoria, manipulan la conexión del catéter entre 3 y 8 veces al día respectivamente, lo que supone un riesgo, si la higiene de manos no se lleva a cabo de forma correcta.
En la actualidad las soluciones alcohólicas son productos que nos permiten una higiene más rápida y efectiva, inactivan una gran diversidad de microorganismos potencialmente nocivos, presentes en las manos2. En nuestro programa de entrenamiento formativo en la técnica de diálisis peritoneal, está incluida la higiene de manos con la aplicación de una solución alcohólica, se enfatiza en su importancia, sin seguir un protocolo de actuación para la misma.
Nos planteamos valorar si una formación protocolizada y práctica, basada en las directrices de la OMS2, mejoraría la técnica de higiene de manos en pacientes y cuidadores que realizan diálisis peritoneal domiciliaria.
El objeto de estudio fueron todos los pacientes que estaban en programa de diálisis peritoneal y los cuidadores que se hacían cargo de la técnica. Para la valoración de la efectividad de la higiene de manos se utilizó una solución alcohólica (Proder Pharma®, Polinyà, España), que contenía un agente fluorescente que aplicado en las manos y bajo una luz ultravioleta3–6 permitió diferenciar claramente las zonas donde la solución había impregnado correctamente la piel, correspondientes a las zonas limpias (zonas blancas) de las zonas no impregnadas que se mostraban de color oscuro y correspondían a zonas sucias. Para una mejor concreción, utilizamos la misma técnica que usamos en un estudio previo con personal sanitario5, se dividieron las manos en 6 zonas: palma, dorso, espacios interdigitales, dedos, pulgar y muñeca, en relación a los 6 movimientos recomendados por la OMS2, dando un valor de uno a cada zona, cuando esta estaba completamente impregnada, por tanto obtener seis puntos en cada mano, significaba haber hecho una higiene correcta.
Se llevaron a cabo dos evaluaciones una antes de la formación, y otra a los 4 meses de la misma, estas evaluaciones se realizaron de forma individualizada y coincidiendo con dos de las visitas programadas del paciente, el evaluador siempre fue el mismo. La formación fue según protocolo OMS2 (realizar la técnica antes y después de la manipulación del catéter, seguir los seis movimientos para la higiene y tiempo requerido para la misma: 30”).
La distribución fue 21 pacientes y 7 cuidadores que ayudaban en la técnica dialítica, 16 hombres y 12 mujeres. La edad media de 64,2 años (DE±13,7). La media de antigüedad en diálisis peritoneal fue de 21,3 meses (DE±19,3). Dieciocho personas participaban en la técnica de diálisis peritoneal automatizada y 10 en la de diálisis peritoneal ambulatoria continua. Los resultados que se obtuvieron en cada zona de las manos, antes y después de la formación se muestran en la tabla 1. Cabe destacar que las zonas menos impregnadas en la primera fase, fueron muñeca, dedos y pulgar. El valor obtenido de la suma total de las manos, sobre un resultado máximo de 12, fue de una media de 3,1 (DE±2,3) antes de la formación y una media 9,5 (DE±1,9), después de la formación (p<0,001).
Puntuación obtenida para cada zona de la mano, antes y después de la formación
División mano | Mano derecha Preformación | Mano derecha Posformación | Mano izquierda Preformación | Mano izquierda Posformación |
---|---|---|---|---|
Dedos | 3 (10,7%) | 26 (92,9%)* | 2 (7,1%) | 26 (92,9%)* |
Esp. interdigital | 10 (35,7%) | 24 (85,7%)* | 10 (35,7%) | 24 (85,7%)* |
Dedo pulgar | 2 (7,1%) | 24 (85,7%)* | 3 (10,7%) | 22 (78,6%)* |
Dorso mano | 6 (21%) | 19 (67,9%)** | 3 (10,7%) | 25 (89,3%)* |
Palma mano | 24 (85,7%) | 28 (100%)*** | 25 (89,3%) | 27 (96,4%) |
Muñeca | 0 | 11 (39,3%)* | 0 | 10 (35,7%)** |
Cuatro (14,3%) de los participantes obtuvieron una puntuación de 6 o superior (para la suma de ambas manos) en la primera valoración pasando a ser de 27 (96,4%) después de la formación (p<0,001).
Al comparar hombres y mujeres, a pesar de que las mujeres obtuvieron mejor puntuación en todas las zonas y en ambas manos, estas diferencias no alcanzaron significación estadística, en ninguna de las dos fases. Tampoco se encontraron diferencias estadísticamente significativas al comparar pacientes y cuidadores ni al comparar los usuarios de una u otra técnica dialítica. En cuanto al tiempo empleado en la frotación de las manos, pasó de 20,4“(DE±11,4) en la primera fase a 31,3” (DE±13,1) en la segunda (p<0,001).
Los resultados obtenidos muestran una importante mejora en la realización de la técnica de higiene de manos después de la formación protocolizada, tanto en los pacientes como en los cuidadores.
A pesar de que el número de sujetos en estudio no es muy elevado, valoramos positivamente los resultados por la alta significación estadística alcanzada, ya que entre la formación y la evaluación transcurrieron 4 meses.
Existen publicaciones sobre la higiene de manos en los profesionales sanitarios1,2,6, no es así en el ámbito de los pacientes7 y en concreto en diálisis peritoneal, donde es de extrema importancia ya que el que realiza la técnica es el propio paciente y/o cuidador, convirtiéndose así en profesional de su autocuidado.
La mejora experimentada tras la formación recibida, indica un alto grado de implicación en su propia seguridad. Posiblemente el haber utilizado un agente fluorescente, en las dos evaluaciones, que permitió visualizar el resultado de la técnica realizada, fue de gran ayuda para la sensibilización de la población en estudio.
La diálisis peritoneal es una técnica que ha demostrado tener más supervivencia, menos costes y mayor autonomía para el paciente, su práctica va en aumento8 por lo que impartir a estos pacientes una formación reglada y práctica según la OMS, es recomendable. Consecuentemente esta formación ha quedado incorporada en los estándares de formación de nuestros pacientes y cuidadores.