El objetivo de este trabajo es evaluar el impacto y resultados de una campaña de promoción de la salud con determinación de sangre oculta en heces (SOH), para prevención del cáncer colorrectal (CCR) en una población laboral.
El CCR es la segunda neoplasia más frecuente en países occidentales y la segunda causa de muerte en España de cáncer1.
La mayoría de los casos de CCR surgen de pólipos adenomatosos benignos, con una alta incidencia entre los adultos mayores de 50 años, aunque la gran mayoría de ellos no se malignizan2.
Las campañas de cribado de CCR pretender detectar los CCR y los pólipos adenomatosos. El largo período de tiempo entre la aparición del pólipo y la transformación en cáncer, permite su detección y extirpación en el período asintomático. La resección endoscópica de pólipos adenomatosos es preventiva, reduciendo la incidencia y mortalidad por esta neoplasia3–5.
Material y métodosEstudio transversal descriptivo. Se llevó a cabo entre trabajadores de 50 a 65 años, de una empresa de seguros en 2010-11.
El método elegido fue la técnica de inmunocromatografía «Occultech», porque detectaba específicamente la hemoglobina humana y no requería ninguna restricción alimentaria previa2. Las pruebas inmunológicas de SOH tienen una sensibilidad para la detección del CCR (61-69%), con una especificidad del 91-98%5,6. Algunos carcinomas y pólipos adenomatosos no sangran, por lo que se recomienda realizar anualmente para mejorar la sensibilidad.
ResultadosDe los 559 individuos que reunían criterios de cribado para prevención secundaria de CCR, participaron 107 (19,14%), de los cuales 3 (2 varones y una mujer) tuvieron resultado positivo (2,8%).
A estos 3 pacientes se les siguió y se les preguntó por:
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Antecedentes personales y familiares.
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Si habían consultado con algún médico para continuar el estudio.
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Pruebas complementarias.
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En un caso tenía antecedentes personales de hemorroides. Su médico de familia no le daba importancia al valor de la prueba aunque la remitió al gastroenterólogo, el cual le solicitó una colonoscopia, pero no se la quiere hacer por miedo a una perforación.
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En un segundo caso fue a medicina interna y, según refirió, le dijo que no era muy útil, y tampoco le aconsejó colonoscopia. Ante los mensajes contradictorios que recibió, ha decidido no hacerse colonoscopia ni se quiere repetir la SOH.
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En un tercer caso, este paciente había tenido diarrea unos días antes de la prueba. Fue al gastroenterólogo, le repitió la SOH, que fue negativa. Le dijeron que la prueba no era muy útil, aunque le solicitaron una colonoscopia. Debido a los mensajes contradictorios recibidos no se la hizo y prefiere repetirse la SOH en un año.
Creemos que el cribado está justificado como medida de prevención de CCR porque tiene muy buena relación coste-beneficio5. En una revisión Cochrane6 sobre la detección de CCR con las pruebas de sangre oculta en heces se valoraron cuatro ensayos controlados aleatorios en los que se obtuvieron una reducción en el riesgo relativo del 16% para la mortalidad por cáncer colorrectal (RR: 0,84; IC: 0,78 a 0,90).
Sin embargo, la SOH necesita la confirmación diagnóstica con una colonoscopia, una prueba que mucha gente tiene miedo a hacerse.
Además, habría que informar a los profesionales sanitarios de la utilidad de estas medidas preventivas. Creemos que no se conoce su eficacia, como así hemos tenido experiencia en los casos que salieron positivos.
En resumen, pensamos que la SOH es efectiva con sus limitaciones, pero los profesionales no alentamos ni transmitimos en ocasiones de forma adecuada la utilidad de la prueba.
Agradecimientos a Beatriz, sin cuya colaboración no hubiese sido posible este trabajo.