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Disponible online el 8 de agosto de 2023
Calidad de vida y salud mental en el ictus juvenil
Quality of life and mental health in young strokes
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D. Alonso Modinoa,b,
Autor para correspondencia
deborah@alonsomodino.com

Autora para correspondencia.
, L. Perestelo Pérezc, F.M. Rosa Gonzálezb, A. Toledo Chavarric, C. Valcarcel Nazcoc, F.I. Montón Álvareza,b
a Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria, Santa Cruz de Tenerife, Tenerife, España
b Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de La Laguna, San Cristóbal de La Laguna, Santa Cruz de Tenerife, España
c Servicio de evaluación del Servicio Canario de la salud, El Chorrillo, El Rosario, Tenerife, España
Highlights

  • Highligts calidad de vida y salud mental en el ictus juvenil

  • El ictus juvenil altera la calidad de vida relacionada con la salud.

  • Hay alta probabilidad de sufrir ansiedad y depresión tras el ictus juvenil.

  • Aproximadamente la mitad de los ictus juveniles no vuelven a trabajar.

  • La secuela principal tras el ictus juvenil no es motora.

  • Es necesario revisar los protocolos de seguimientos de los ictus juveniles.

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Figuras (6)
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Tablas (6)
Tabla 1. Características sociodemográficas
Tabla 2. Antecedentes personales
Tabla 3. Resumen de las características de los ictus
Tabla 4. Escala Hamilton Ansiedad
Tabla 5. Correlación entre las escalas de calidad de vida, salud mental, funcionalidad y discapacidad
Tabla 6. Comparación entre factores
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Resumen
Introducción

El ictus provoca un importante impacto sobre la salud mental y la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS), aspectos no suficientemente estudiados para el ictus juvenil (IJ).

Objetivos

Evaluar la CVRS, la salud mental y la relación entre estas, y la incorporación a la actividad laboral tras un IJ.

Material y métodos

Estudio descriptivo prospectivo de pacientes con IJ entre 2016-2017. Se emplearon los cuestionarios y escalas EuroQol-5D, SF-36, NIHSS, Rankin-m, GHQ12, Hamilton Ansiedad, Hamilton Depresión y BURQOL-meter, realizados en 2 entrevistas, a los 6 y 12 meses tras el IJ.

Resultados

Fueron analizados 41 pacientes, con 41,8 años de media. Tras un año, la media de NIHSS fue 0,54 y el Rankin 0-2 fue 95,1%. No hubo diferencias en las escalas de calidad de vida y salud mental en el tiempo. La tasa de depresión y ansiedad al año fue de 46,3% y de 41,5% respectivamente. Los hombres y trabajadores tienen mejor CVRS. El 41,5% de los pacientes trabajaban tras un año del IJ. La calidad de vida, la salud mental y la incorporación a la vida laboral tienen relación estadísticamente significativa entre sí.

Conclusiones

El IJ altera la CVRS y los pacientes tienen alto riesgo de sufrir ansiedad y depresión, patologías infradiagnosticadas e infratratadas, las cuales condicionan la calidad de vida, así como la incorporación a la vida laboral, que se ve mermada tras el IJ.

Palabras clave:
Ictus juvenil
Calidad de vida
Salud mental
EuroQol
SF-36
GHQ12
Hamilton Ansiedad
Hamilton Depresión
BURQOL-meter
Abstract
Introduction

Stroke has a significant impact on mental health and health-related quality of life (HRQoL); these aspects have not been sufficiently studied in young stroke.

Objectives

To evaluate HRQoL, mental health, and the relationship between these variables and the incorporation of young adults into working life after stroke.

Material and methods

We conducted a prospective descriptive study of patients with JS between 2016 and 2017, using such questionnaires and scales as EuroQol-5D, the 36-item Short Form Health Survey, National Institutes of Health Stroke Scale (NIHSS), modified Rankin Scale (mRS), 12-item General Health Questionnaire, Hamilton Anxiety and Depression Rating Scales, and BURQOL-meter; tests were administered at 2 interviews, held 6 and 12 months after stroke.

Results

We analysed 41 patients, with a mean age of 41.8 years. At one year, the mean NIHSS score was 0.54 and mRS score was 0-2 in 95.1%. No differences were observed over time in quality of life or mental health scales. Prevalence rates for depression and anxiety at one year were 46.3% and 41.5%, respectively. Male sex and active employment were associated with better HRQoL. A total of 41.5% of patients were in work at one year after the stroke. Statistically significant associations were observed between quality of life, mental health, and incorporation into working life.

Conclusions

Young stroke affects HRQoL, and patients are at high risk of anxiety and depression, underdiagnosed and undertreated disorders that affect quality of life and the return to work, which decreases after stroke in young adults.

Keywords:
Young stroke
Quality of life
Mental health
EuroQol
SF-36
GHQ12
Hamilton Anxiety
Hamilton Depression
BURQOL-meter
Texto completo
Introducción

El ictus juvenil (IJ) es una enfermedad cerebrovascular de pacientes menores de 55 años1,2.

La incidencia del IJ ha aumentado en los últimos años, probablemente relacionado con el incremento de consumo de tóxicos, la prevalencia de los factores de riesgo vascular, así como la polución ambiental y las modificaciones de los hábitos de vida3,4. Dicha incidencia es de aproximadamente 8 casos/100.000 habitantes en Europa, siendo ligeramente inferior en mujeres5.

El ictus es una causa importante de discapacidad, y en el caso concreto del IJ, el aumento en la supervivencia incrementa el riesgo de trastornos neuropsiquiátricos asociados. El objetivo de este estudio es conocer la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) de los pacientes que sufren un IJ, así como conocer la incidencia de ansiedad y depresión y valorar la relación de estas con la situación laboral.

Material y métodos

Estudio descriptivo prospectivo en pacientes entre 18-50 años con ictus agudo, ingresados en un hospital de tercer nivel entre 2016-2017. Se excluyeron pacientes que: 1. sufrieran un trastorno del lenguaje que no les permitiera participar en ninguna de las etapas del estudio y no contaran con un «proxy» (persona cercana al paciente capaz de contestar como si de las respuestas del paciente se trataran); 2. residentes en el extranjero; 3. ilocalizables; 4. rechazo de participación. Los pacientes con trastorno del lenguaje con mejora del mismo en las encuestas del año sí participaron.

El estudio se realizó en 3 etapas: recogida de datos relevantes relacionados con el proceso asistencial del IJ; y 2 entrevistas, presenciales o telefónicas, a los 6 y 12 meses tras el IJ.

En las entrevistas a los 6 y 12 meses tras el IJ se llevaron a cabo distintos cuestionarios de CVRS (EuroQol-5D y SF-36), salud mental (Hamilton Depresión, Hamilton Ansiedad y GHQ12) y una adaptación del BURQOL-meter de donde se obtuvo la información referente a la situación laboral del paciente. Además, se tomaron datos de las escalas NIHSS y Rankin modificada (Rankin-m)6. En los casos necesarios, se recodificaron las puntuaciones atendiendo al manual de usuarios de cada cuestionario6–11. En ambas escalas Hamilton, tanto Ansiedad como Depresión, se emplearon puntos de corte para diferenciar entre pacientes con y sin patología y los grados de la misma6,8,12,13: Hamilton Ansiedad: 0-7 puntos: No o mínima ansiedad; 8-14: ansiedad leve; 15-23: ansiedad moderada; 24 o más: ansiedad severa14. Hamilton Depresión: 0-6 puntos: sin depresión; 7-17: depresión ligera; 18-24: depresión moderada; 25-52: depresión grave6,8,13.

El análisis estadístico se realizó con el programa SPSS®. Se llevó a cabo un análisis descriptivo de frecuencias, análisis de dependencias mediante la Chi2, de comparaciones entre escalas empleando la prueba de rangos de Wilcoxon y test de medias, un estudio de correlaciones entre las escalas mediante la Rho de Spearman y un estudio de comparación entre factores mediante las fórmulas de U Mann de Whitney y Kruskall Wallis. Para el análisis de fiabilidad de las escalas se empleó el alfa de Cronbach con un valor de límite inferior del 70%. Para considerar diferencias estadísticamente significativas se estableció un intervalo de confianza del 95% con un valor p de 0,05.

Resultados

En el hospital ingresaron 107 pacientes con IJ, 11,7% del total de ictus (894). El 26% fueron excluidos y rechazaron participar el 34,4%, con el aumento de las entrevistas telefónicas mejoró la participación, pero finalmente el porcentaje de rechazo total fue del 34,4%. Se entrevistaron 41 pacientes, 40 a los 6 meses y 41 a los 12 meses, debido a un trastorno del lenguaje. El 97,5% de los pacientes contestaron sus encuestas, únicamente un paciente contó con un «proxy» debido a una afasia severa.

La edad media fue de 41,8 años (dt: 7,41), con predomino de varones frente a mujeres (58,5 y 41,5% respectivamente). Las principales características sociodemográficas se muestran en la tabla 1 y la distribución por edad en la figura 1

Tabla 1.

Características sociodemográficas

Características sociodemográficas  Valor 
Edad  41,8 años 
Hombre  58,5% 
Estado civil casado  39% 
Estudios secundarios  43,9% 
Trabajador sector terciario  63,5% 
Situación laboral preictus activo  65,9% 
Residente en municipio de más 100.001 hab.  41,5% 
Figura 1.

Distribución de la variable edad. Distribución de los pacientes según la edad de presentación el ictus.

(0.05MB).

Respecto a los antecedentes personales (tabla 2), los factores de riesgo vascular más frecuentes fueron el tabaquismo (39%), dislipidemia (29,3%) e hipertensión arterial (26,8%). El 19,5% reconoció ser consumidor de alguna droga ilegal.

Tabla 2.

Antecedentes personales

Antecedentes personales  Casos (%)Sí 
Tabaquismo  16 (39%) 
Consumo de   
Alcohol  3 (7,3%) 
Drogas  8 (19,5%) 
Cocaína  2 (4,9%) 
Cannabis  6 (14,6%) 
Cardiopatía  9 (22%) 
Fibrilación auricular  3 (7,3%) 
Hipertensión arterial  11 (26,8%) 
Diabetes mellitus  3 (7,3%) 
Dislipidemia  12 (29,3%) 
Migraña  11 (26,8%) 
Ansiedad o depresión  7 (17,1%) 
Ictus previo  3 (7,3%) 
Tratamientos previos   
Antiagregantes  7 (17,1%) 
Anticoagulantes  2 (4,9%) 
Antidepresivos  4 (9,8%) 
Anticonceptivos oralesa  5 (26,3%) 
a

Respecto al tratamiento previo con anticonceptivos orales solo se han tenido en cuenta los 19 casos correspondientes a las pacientes mujeres estudiadas.

El 82% fueron ictus isquémicos, el 9,7% transitorios, el tipo de ictus más frecuente fue el ictus parcial de circulación anterior (36,7%), y la etiología más frecuente fue la indeterminada (47%). En cuanto a los ictus hemorrágicos, la hemorragia subaracnoidea y la intraparenquimatosa lobular fueron las más frecuentes (42,8%) (tabla 3).

Tabla 3.

Resumen de las características de los ictus

  Categoría  Casos (%) 
Tipo de ictusIsquémico  34 (82.9%) 
Hemorrágico  7 (17.1%) 
Total  41 (100%) 
Clasificación Oxforshire Community Stroke (OCS)TACI  5 (16.7%) 
PACI  11 (36.7%) 
LACI  4 (13.3%) 
POCI  10 (33.3%) 
Total  30 (100%) 
LateralidadIzquierda  15 (36.6%) 
Derecha  15 (36.6%) 
Posterior  11 (26.8%) 
Total  41 (100%) 
Clasificación de LaussageAterotrombótico con estenosis  1 (3%) 
Aterotrombótico sin estenosis  6 (17.6%) 
Causa Rara  7 (20.6%) 
Indeterminado  16 (47%) 
Cardioembólico  4 (11.8%) 
Enfermedad relacionadaCardiaca (FOP, endocarditis, fibroelastoma)  14 (34.1%) 
Disección  3 (7.3%) 
Otros (Vasculitis por Meningoencefalitis, tóxicos, infarto venoso, carotid web)  4 (9.7%) 
Total  21 (51.1%) 
Tipo de ictus hemorrágicosHSA  3 (42.8%) 
Intraparenquimatosa Lobular  3 (42.8%) 
Intraparenquimatosa profunda  1 (14.3%) 
Total  7 (100%) 
Etiología de ictus hemorrágicosAneurisma  2 (28.6%) 
MAV  2 (28.6%) 
Hipertensión arterial  3 (42.8%) 
Total  7 (100%) 
Días de estancia< 15 días  27 (65.9%) 
15-30 días  10 (24.4%) 
>30 días  4 (9.8%) 
Total  41 (100%) 

FOP: foramen oval permeable; HSA: hemorragia subaracnoidea; LACI: ictus lacunar; MAV: malformación arteriovenosa PACI: ictus parcial de circulación anterior; POCI: ictus de circulación posterior; TACI: ictus total de circulación anterior.

Actividad laboral

Con relación a la actividad laboral (fig. 2), antes del ictus, el 65,9% se encontraba activo laboralmente, sin embargo, este porcentaje disminuye tras el IJ al 27,5% y al 41,5% tras 6 y 12 meses. La situación laboral que aumenta en estos pacientes es la baja laboral, transitoria y permanente, siendo esta del 17,1% y del 12,2% respectivamente tras un año del IJ.

Figura 2.

Situación laboral. Porcentaje de pacientes en cada situación laboral antes, a los 6 y 12 meses tras el ictus juvenil.

(0.09MB).

El tiempo medio de baja laboral al año de los pacientes que se encontraban trabajando antes del IJ fue de 191,85 días (dt: 143,608).

Escalas de discapacidad y funcionalidadNIHSS

La media de puntuación de la escala NIHSS disminuye con el paso del tiempo, desde 4,2 al ingreso hasta 0,54 al año (fig. 3) (p<0,001).

Figura 3.

Evolución media de la NIHSS. Media de los valores de la NIHSS en el momento del ingreso, el alta y a los 6 y 12 meses tras el ictus juvenil. NIHSS ingreso dt: 5,68//Alta dt: 1,99//6 meses dt: 1,527//12 meses dt: 1,343.

(0.06MB).
Rankin-m

Tras el IJ, el 50 y 51,2% de los pacientes a los 6 meses y al año tienen una escala Rankin-m de 0. El rango de pacientes independientes, Rankin-m 0-2 es elevado en este periodo de tiempo siendo el 95% y el 95,1% (fig. 4).

Figura 4.

Escala Rankin-m. Porcentaje de pacientes en cada valor de la escala Rankin-m en el momento del alta, a los 6 y 12 meses tras el ictus juvenil.

(0.04MB).
Escalas de calidad de vida

En estas escalas, cuanto mayor es la puntuación, mejor es el estado de salud.

EuroQol-5D

La media de EuroQol-5D a los 6 y 12 meses fue de 0,67 (dt: 0,231) y de 0,666 (dt: 0,237) respectivamente, no existiendo diferencias entre ambas (p: 0,872). La escala visual analógica tiene una media, tanto a los 6 meses como al año de haber sufrido un IJ, de 62,48 (dt: 23,108) y 62,39 (dt: 26,561).

Las dimensiones peor valoradas son las de dolor/malestar y la de ansiedad/depresión. Con el paso del tiempo, no existe diferencia en la puntuación de esta escala. La percepción del estado de salud comparado con los últimos 12 meses en el momento de las entrevistas no varía con el tiempo de forma estadísticamente significativa. Como muestra la figura 5, a los 6 meses el 50% refieren tener peor estado de salud, frente al 24,4% de los pacientes tras un año (p: 0,073).

Figura 5.

Estado general de salud EuroQol-5D. Porcentaje de cada respuesta de la pregunta «Estado general de salud» de la escala EuroQol-5D a los 6 y 12 meses tras el ictus juvenil.

(0.06MB).

El alfa de Cronbach para EuroQol-5D es de 0,743.

Escala SF-36

La media de la puntuación total a los 6 y 12 meses fue 104,22 (dt: 22,72) y 104,98 (dt: 21,91), por lo que la calidad de vida en estos pacientes no se ve modificada con el tiempo.

La dimensión peor puntuada es la del rol físico (fig. 6), seguida de la de salud general y la de vitalidad. Hay dimensiones que empeoran su puntuación tras un año, como son la salud general, dolor corporal y función física, aunque no existen diferencias estadísticamente significativas.

Figura 6.

Media de los roles de la SF-36. Media de las puntuaciones de los diferentes roles de la escala SF-36 a los 6 y 12 meses tras el ictus juvenil.

(0.12MB).

La dimensión que más mejora tras un año del IJ es la del rol emocional, observándose diferencias entre los valores de este y el de la salud mental a los 6 y 12 meses (p: 0,009 y 0,004 respectivamente).

La media de puntuación del componente físico a los 6 y 12 meses es de 43,51 (dt: 9,909) y 41,08 (dt: 11,9), no existiendo diferencias estadísticamente significativas. Sin embargo, en el componente mental se evidencia una mejoría de la puntuación (40,32 [dt: 12,092] y 45,87 [dt: 12,44]) a los 6 y 12 meses (p: 0,002).

La mayoría de los pacientes, a los 6 meses del IJ tienen la sensación de que su salud es algo peor que hace un año (32,5%), sin embargo, tras pasar 12 meses, el 29,3% creen que es algo mejor en ese momento en comparación con el año previo, existiendo una mejoría en esta percepción (p: 0,004).

La puntuación media en cada uno de los roles está por debajo de la media de su población de referencia12. Solo hay 2 roles en los que la calidad de vida en algunos grupos de edad es mejor que en su franja de referencia: Rol de salud mental y Rol de función social.

El alfa de Cronbach de SF-36 es de 0,550. Aunque los resultados se encuentran en consonancia con las otras escalas analizadas.

Escalas de salud mental

Las 3 escalas de salud mental muestran valores más altos cuanto peor es su salud mental.

Hamilton Depresión

La media de la puntuación global de esta escala a los 6 meses fue de 9,3 (dt: 9,016) y de 8,71 (dt: 7,16) al año, no existiendo diferencias (p: 0,599).

Según los resultados de esta escala, el 50% a los 6 meses y el 53,7% al año no padecen depresión. Sin embargo, el porcentaje de depresión ligera se encuentra en un 35% y un 34,1% respectivamente. Los pacientes con depresión grave disminuyen con el tiempo, pasando de ser el 13% a los 6 meses al 7% al año del IJ.

La escala de Hamilton Depresión tiene un alfa de Cronbach de 0,844.

Hamilton Ansiedad

La media de puntuación de la escala total es de 11 puntos (dt: 12,064) a los 6 meses y 9,61 (dt: 9,932) al año; en el caso de la ansiedad somática es de 6,23 (dt: 6,1) y 5,8 (dt: 4,981) y de ansiedad psíquica de 4,78 (dt: 6,31) y 3,8 (dt: 5,492) a los 6 y 12 meses. No existen diferencias tanto en la escala global (p: 0,369), como en las 2 subescalas (p: 0,774 y p: 0,108) con el tiempo.

Los pacientes que no presentan ansiedad son alrededor del 50-60% (tabla 4). El 19,5% de los pacientes tienen ansiedad severa en los 6 primeros meses tras un IJ.

Tabla 4.

Escala Hamilton Ansiedad

Hamilton Ansiedad  6 mesesCasos (%)  12 mesesCasos (%) 
No ansiedad o mínima  22 (55%)  24 (58,5%) 
Ansiedad leve  5 (12,5%)  7 (17,1%) 
Ansiedad moderada  5 (12,5%)  6 (14,6%) 
Ansiedad severa  9 (19,5%)  4 (9,8%) 
Total  40 (100%)  41 (100%) 

El síntoma ansioso que más experimentan los pacientes es el cognitivo, estando presente en el 62,5% y en el 75,6% tras 6 y 12 meses. Los síntomas que peor puntuación reciben («muy grave») son el cognitivo y el estado de ánimo deprimido.

La escala Hamilton Ansiedad tiene un alfa de Cronbach de 0,923.

Cuestionario General de Salud GHQ12

La media de GHQ12 a los 6 meses tras un IJ es de 4,53 (dt: 4,309) y de 3,29 (dt: 3,823) al año, sin diferencias con el paso del tiempo (p: 0,058).

Según el GHQ12 el 50% y 46,3% a los 6 y 12 meses, tendrían puntuación para padecer algún trastorno psiquiátrico del espectro de la ansiedad o depresión. La pregunta que peor puntuación recibe es aquella en la que se cuestiona si ha tenido la sensación de que no puede superar sus dificultades, contestando el 34,1% de los pacientes «algo más que lo habitual».

Esta escala se encuentra en sintonía con las de Hamilton Ansiedad y Depresión, donde se evidencia que casi la mitad de la muestra padece ansiedad o depresión.

La escala GHQ12 tiene un alfa de Cronbach de 0,922.

Comparación entre las escalas

El estudio de correlación entre las escalas de calidad de vida y de salud mental demostró relación estadísticamente significativa en todas ellas. Las escalas de calidad de vida entre sí, EuroQol-5D y SF-36 tienen una relación positiva, por lo que en ambos casos la calidad de vida medida por ellas aumenta cuando se incrementa el valor de cada una. Lo mismo sucede con las escalas de salud mental entre sí.

La relación de las escalas de calidad de vida con las de salud mental es inversa, por lo que cuanto mejor es la calidad de vida, mejor es la salud mental de los pacientes.

En cuanto a la relación con las escalas de funcionalidad neurológica y discapacidad (tabla 5), se evidencia que existe una relación inversa entre las escalas EuroQol-5D y SF-36 con la NIHSS y el Rankin-m, lo cual indica que cuanto peor están físicamente los pacientes peor es su calidad de vida. El Rankin-m previo de estos pacientes no influye en la calidad de vida tras un IJ.

Tabla 5.

Correlación entre las escalas de calidad de vida, salud mental, funcionalidad y discapacidad

    NIHSS ingreso  NIHSS alta hosp  NIHSS 6 meses  NIHSS 1 año  Rankin previo  Rankin 6 meses  Rankin 1 año 
EuroQolC. cor  −0,344  −0,304  −0,308  −0,305  −0,226  −0,556  −0,537 
0,028  0,053  0,050  0,052  0,156  <0,001  <0,001 
SF-36C. cor  −0,325  −0,362  −0,366  −0,373  0,029  −0,444  −0,502 
0,028  0,020  0,019  0,016  0,859  0,004  0,001 
Hamilton DepresiónC. cor  0,177  0,056  0,80  0,095  0,096  0,199  0,303 
0,269  0,730  0,617  0,555  0,550  0,218  0,055 
Hamilton AnsiedadC. cor  0,099  0,025  0,121  0,140  0,053  0,225  0,308 
0,539  0,876  0,453  0,383  0,743  0,160  0,050 
GHQ12C. cor  0,103  0,001  0,064  0,077  −0,049  0,196  0,341 
0,522  0,994  0,689  0,634  0,760  0,225  0,029 

C. cor: coeficiente de correlación.

En cursiva, valores con significación estadística (p < 0,05).

La escala Hamilton Depresión no tiene relación con las escalas NIHSS y Rankin-m (p: 0,055). Sin embargo, al igual que sucede con el cuestionario GHQ12, sí se evidencia relación positiva entre la escala Hamilton Ansiedad y el Rankin-m al año, mostrando que la salud mental de estos pacientes es peor cuanto peor es su discapacidad.

La escala EuroQol-5D tiene relación estadísticamente significativa con la edad del paciente, lo que indica que la calidad de vida es mejor en pacientes más jóvenes.

Comparación entre factores

El estudio de comparación entre factores incluidos con las escalas que presentaron relación estadísticamente significativa se muestra en la tabla 6.

Tabla 6.

Comparación entre factores

Factor  Escala  Valor p 
Sexo*  Función física SF-36  0,048 
Tiempo de bajaEuroQol  0,030 
SF-36  0,003 
Función física SF-36  0,003 
Rol físico SF-36  0,041 
Vitalidad SF-36  0,029 
Función social SF-36  0,010 
Componente físico SF-36  0,027 
Certificado de discapacidadEuroQol  0,019 
SF-36  0,003 
Función física SF-36  0,031 
Rol físico SF-36  <0,001 
Salud general SF-36  0,024 
Función social SF-36  0,002 
Salud mental SF-36  0,034 
H. Ansiedad psíquica  0,036 
Componente físico SF-36  0,012 
Clasificación de LaussageEuroQol  0,026 
EVA  0,006 
SF-36  0,025 
   
Neurosonología (eco TSA y TC)EuroQol  0,050 
H. Ansiedad somática  0,045 
Fibrinólisis*  Componente mental SF-36  0,019 
Trombectomía*Función social SF-36  0,025 
Rol emocional SF-36  0,001 
Componente físico SF-36  0,039 
Craniectomía*EuroQol  0,045 
EVA  0,041 
Componente físico SF-36  0,039 
Estado civil  EuroQol  0,027 
Situación laboral 6 mesesEuroQol  0,034 
SF-36  0,003 
H. Depresión  0,028 
H. Ansiedad  0,013 
Rol físico SF-36  0,024 
Dolor corporal SF-36  0,011 
Salud general SF-36  0,008 
Vitalidad SF-36  0,020 
Función social SF-36  0,020 
Salud mental SF-36  0,046 
H. Ansiedad somática  0,018 
H. Ansiedad psíquica  0,048 
Componente físico SF-36  0,003 
Situación laboral un añoSF-36  0,009 
H. Depresión  0,028 
H. Ansiedad  0,023 
Rol físico SF-36  0,005 
Salud general SF-36  0,009 
Función social SF-36  0,003 
H. Ansiedad somática  0,027 
Componente físico SF-36  0,022 
Situación laboral preictusH. Ansiedad  0,041 
Salud general SF-36  0,044 
Componente físico SF-36  0,025 
Cocaína  Dolor corporal SF-36  0,038 
Cardiopatía*  Vitalidad SF-36  0,030 
Dislipidemia*EuroQol  0,016 
EVA  0,005 
SF-36  0,025 
Función física SF-36  0,021 
Rol físico SF-36  0,047 
Dolor corporal SF-36  0,005 
Componente físico SF-36  0,001 
Tratamiento previo con anticoagulantes*Función física SF-36  0,033 
Componente físico SF-36  0,029 
Tratamiento previo con anticonceptivos*EVA  0,016 
GHQ12  0,030 
¿El hecho de haber sufrido un ictus le ha supuesto algún problema laboral? 6 meses*  EVA  0,048 
¿El hecho de haber sufrido un ictus le ha supuesto algún problema laboral? 12 meses*EVA  0,022 
SF-36  0,017 
H. Ansiedad  0,041 
Función socialSF-36  0,041 
Rol emocional  0,046 
H. Ansiedad psíquica  0,034 
No trabajo menos horas, pero tengo problemas para rendir 6 meses*Función física  0,029 
Componente físico SF-36  0,047 
No trabajo menos horas, pero tengo problemas para rendir 12 meses*EuroQol  0,028 
Dolor corporal SF-36  0,011 
*

U de Mann-Whitney.

Los varones presentan mejor calidad de vida en cuanto al rol de función física. Aquellos pacientes a los que se les realizó tratamiento con fibrinólisis y/o trombectomía tienen peor calidad de vida. Del mismo modo, los pacientes con craniectomía tienen puntuaciones inferiores en el EuroQol-5D y en la escala visual analógica. Paradójicamente, los pacientes que antes del IJ tenían una cardiopatía tienen más vitalidad (SF-36). La ausencia de dislipidemia incrementa los valores de calidad de vida, con mejores resultados en la SF-36.

Los pacientes que toman anticoagulantes orales tienen peor función física (SF-36). Aquellas pacientes en tratamiento con anticonceptivos orales presentan valores más altos de la percepción de su salud (escala visual analógica) y menor puntación en GHQ12, por lo que también su salud mental es mejor.

La situación laboral de los pacientes altera su calidad de vida y su salud mental; aquellos que no han sufrido ningún problema laboral a los 6 meses, los que están trabajando y estudiando frente a los que tienen una incapacidad laboral permanente y los que no han estado de baja laboral, tienen mejores datos en las escalas de calidad de vida. Paradójicamente, se observa que aquellos que tienen problemas para rendir en el trabajo tienen mejores datos en sus puntuaciones de la función física (SF-36) a los 6 meses y del EuroQol-5D a los 12 meses tras el IJ, indicando probablemente que el problema de rendimiento no es físico. Derivado de esta situación laboral también se evidencian datos de mejora en la calidad de vida de aquellos que no tienen ni han solicitado su certificado de discapacidad, frente a aquellos que sí lo poseen, con mejora en todas las escalas.

Como cabría esperar, no solo la calidad de vida se ve afectada en aquellos pacientes inactivos laboralmente, también la salud mental se resiente, evidenciándose peores datos de salud mental en pacientes que se encuentran bajo una incapacidad laboral permanente que aquellos estudiantes y pacientes en activo. La ansiedad psíquica es superior en los que tienen un certificado de discapacidad frente a los que no lo tienen ni lo han solicitado y los pacientes que presentan problemas laborales tras un año del IJ tienen más ansiedad (Hamilton Ansiedad), especialmente ansiedad psíquica.

La clasificación etiológica del ictus demuestra que pacientes con un ictus de origen indeterminado frente a los cardioembólicos y aterotrombóticos sin estenosis tienen mejor calidad de vida.

Discusión

El IJ es un problema de salud importante, y la calidad de vida y la salud mental de estos pacientes se ve alterada. Analizando las escalas con el paso de un año, no existe variación en la calidad de vida y salud mental de estos pacientes, aunque sí hay variaciones en su percepción de salud y mejoría en el análisis del componente mental de la SF-36 con el tiempo. Las dimensiones peor valoradas en calidad de vida son las de ansiedad, depresión, dolor, rol físico y salud general.

La calidad de vida y la salud mental de estos pacientes se encuentran relacionadas entre sí, por lo que no deben olvidarse ninguna de las 2. La función física del paciente y su discapacidad modifican la calidad de vida y la salud mental, por lo que es de vital importancia que el paciente quede con las menores secuelas posibles y estas sean tratadas precozmente.

Existen distintos factores capaces de modificar la calidad de vida. La incidencia del IJ es superior en varones (58,5%), con mejores datos de calidad de vida en ellos, al igual que en pacientes más jóvenes. La presencia de factores de riesgo vascular no es excesiva, siendo el más prevalente el tabaquismo (39%) y el 19,5% reconoce ser consumidor de alguna droga ilegal. Dentro de los factores de riesgo para el IJ se encuentra también la migraña con aura2; en la muestra el porcentaje de migrañosos (con/sin aura) está por encima de la población general, 26,8% frente a 15% respectivamente15. La presencia de algunos de estos factores de riesgo vascular modifica la calidad de vida tras un IJ, en concreto los pacientes dislipidémicos tienen peor calidad de vida. Paradójicamente, son los pacientes con cardiopatía los que presentan mejores puntaciones en el rol de vitalidad de las escalas de calidad de vida.

Los anticonceptivos orales aumentan el riesgo de sufrir un ictus5, el 26,3% de las pacientes se encontraban bajo este tratamiento, y estas tienen mejor percepción de su salud y mejores datos de salud mental.

El tipo de ictus más frecuente es el isquémico (82%), y su causa más frecuente la indeterminada (47%), siendo ligeramente superior a lo habitual (39,7%)16. Curiosamente, los pacientes con ictus de etiología indeterminada tienen mejor calidad de vida.

Son escasos los pacientes que llegan a recibir tratamiento en fase aguda (17,1%). Sin embargo, aquellos que los reciben tienen peor calidad de vida, existiendo además relación entre la función física y la calidad de vida en ellos, en probable relación con la peor función física, con NIHSS más altas en estos pacientes. La craniectomía, como era de esperar, también empeora la calidad de vida.

En cuanto a la ansiedad y depresión, el 17,1% de los pacientes tenían antecedentes de estas antes del IJ, sin embargo, tras un año, prácticamente el 50% tiene datos de ansiedad y depresión. Este porcentaje es superior a lo descrito en la literatura (30%)17. En este caso no solo es llamativo el aumento de la incidencia con respecto a lo esperable, sino la ausencia de tratamiento, posiblemente debido a un infradiagnóstico. Tras un año del IJ, solo el 22% de los pacientes tomaban tratamiento farmacológico antidepresivo, y únicamente el 13% habían visitado al psicólogo y el 2,4% al psiquiatra. Los IJ comparados con los ictus en ancianos, tienen mayor supervivencia y mejor pronóstico, aumentando en esta población el riesgo de trastornos neuropsiquiátricos2,18. Por este motivo, se debe ser proactivo en su identificación y tratamiento, no se debe olvidar que la calidad de vida de estos enfermos depende también de su salud mental, y posiblemente este aumento en la prevalencia esté en relación con el bajo porcentaje de tratamiento.

La capacidad funcional de estos pacientes tras el alta es buena, siendo la NIHSS al año de 0,54 puntos de media. Esta situación la confirma el 95% de pacientes que tienen un Rankin-m 0-2 tras un año del IJ. El hecho de que estos pacientes sean funcionalmente independientes, pero presenten peores resultados de calidad de vida y de salud mental, indica que no todo lo que altera la vida de estas personas debe ser físico.

La vuelta a la vida laboral también se ve alterada tras un IJ, teniendo mucha relación en su calidad de vida y muchísima importancia dada la edad. Tras 6 meses del IJ solo se encuentran trabajando el 27,5%, aumentando al 41,5% tras un año, tasa similar a otros datos publicados (23-40%)1,2,19. En estos estudios, se establecen unos parámetros predictores de la vuelta al trabajo; la mayoría de los factores por los que no se vuelve a trabajar suelen ser físicos. Sin embargo, como se ha mencionado, la función física de estos pacientes es excelente, siendo imprescindible analizar dónde reside el problema. Esta situación laboral afecta a la calidad de vida de los pacientes y a su salud mental, evidenciándose peor calidad de vida en aquellos que han tenido que abandonar su trabajo. Asimismo, los pacientes que tienen bajas laborales prolongadas y problemas laborales tienen más datos de ansiedad y depresión.

La atención sanitaria actual está dirigida a la valoración y cuantificación de las secuelas físicas, restando importancia a como se encuentra la persona que ha sufrido el IJ y su relación con el entorno. Actualmente la forma objetiva de clasificar a estas personas es mediante escalas no específicas de IJ, midiéndose la secuela física y la discapacidad. Como se demuestra en este estudio, tan importante como conseguir que el paciente salga de la fase aguda del ictus con las menores secuelas físicas es conseguir que este vuelva a adaptarse a su vida social y laboral. La calidad de vida rara vez se mide en las consultas habituales y queda demostrada la relación que existe entre esta y la incorporación a su vida laboral y su salud mental.

Con estos resultados parece que la calidad de vida de los que han sufrido un IJ no es solo física, también es psíquica y ejecutiva, por lo que debe dotarse de la misma importancia a todas las dimensiones de la CVRS. No se debe obviar que son pacientes en edad laboral, y todas estas alteraciones descritas pueden impedir que un paciente joven continúe su desarrollo profesional y personal.

De este estudio se puede inferir que debe modificarse la atención sanitaria de estos pacientes, prestando especial atención a las secuelas no físicas, medirlas y tratarlas.

Conclusiones

Los pacientes que sufren un IJ ven alterada su CVRS y tienen un alto riesgo de padecer ansiedad y depresión. El paso del tiempo a lo largo de un año no mejora esta situación, no hay cambios en la calidad de vida ni en su salud mental, posiblemente porque se está infradiagnosticando e infratratando esta patología. Los parámetros de calidad de vida de estos pacientes son peores que los de la población general. Las personas que sufren un IJ presentan más problemas de los que reflejan sus escalas de discapacidad y la incorporación a la vida laboral es fundamental para la calidad de vida y salud mental.

Financiación

La presente investigación no ha recibido ayudas específicas provenientes de agencias del sector público, sector comercial o entidades sin ánimo de lucro.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

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