La pandemia por COVID-19 ha obligado a reestructurar la organización del sistema sanitario para priorizar la seguridad del paciente ante posibles contagios. Para ello, se hace necesario priorizar el seguimiento telemático de los pacientes, y minimizar las visitas presenciales en el hospital a las estrictamente necesarias. Las fracturas por fragilidad son muy frecuentes en la población anciana y es importante realizar una adecuada prevención secundaria para evitar la presencia de nuevas fracturas que aumentarían exponencialmente su ya elevada morbimortalidad asociada1,2.
Por este motivo, el grupo de Ortogeriatría de la Sociedad Catalana de Geriatría y Gerontología, ha realizado un documento con las principales consideraciones a tener en cuenta durante la pandemia basándose en las revisiones actuales de las principales guías y sociedades científicas para poder realizar un correcto seguimiento y potenciar la adherencia al tratamiento de la osteoporosis y evitar futuras caídas3-6. A continuación resumimos brevemente los puntos más importantes.
Se definirán dos entornos; ingreso hospitalario por fractura y seguimiento ambulatorio en las Fracture Liaison Service (FLS). Durante el ingreso hay que evaluar los principales riesgos de nuevas fracturas y realizar prevención de caídas englobando las patologías del paciente, la valoración funcional y las características de su entorno. Se debe iniciar el tratamiento farmacológico específico valorando los pros y contras de cada tratamiento con el enfermo y la familia, para asegurar la correcta adherencia al tratamiento. También se debe individualizar la necesidad de suplementos de calcio y vitamina D, calculando la ingesta de calcio dietético y vitamina D.
El informe de alta debe incluir todas las valoraciones realizadas con respecto al tratamiento y explicar cómo se realizará el seguimiento, para que sea de utilidad a la enfermera de enlace, los equipos de rehabilitación domiciliaria y al equipo de Atención Primaria, que es en definitiva el máximo responsable del paciente cuando éste retorna a su domicilio.
Se recomienda un seguimiento semestral a aquellos pacientes que presenten múltiples comorbilidades, polifarmacia, cuadro confusional o alto riesgo de caídas y también de aquellos pacientes en que se decide iniciar tratamiento parenteral (denosumab, teriparatida o ácido zoledrónico).
El tratamiento con calcio oral se iniciará en aquellos pacientes con ingesta diaria < 1 gramo y que no presenten contraindicaciones para el uso de calcio farmacológico. Si bien lo más importante es insistir en aumentar la ingesta de calcio de la dieta.
Si se detecta déficit de vitamina D (≤20 ng/mL) se recomienda iniciar tratamiento con calcifediol (16.000 UL semanales durante 6-8 semanas) o colecalciferol (25.000 UL dos viales a la semana durante 6-8 semanas). Si hay insuficiencia (25-OH vitamina D entre 20-30 ng/mL) estas dosis serán mensuales. En caso de niveles adecuados de vitamina D, se dará la dosis diaria 800-1.000 UL adecuada junto a calcio.
En el caso del tratamiento específico de la osteoporosis con denosumab o teriparatida, se recomienda realizar una analítica anual de control del metabolismo fosfocálcico. Si presentan deterioro de la función renal con FG≤20, realizarla semestralmente. Esta analítica puede realizarse a nivel ambulatorio, a ser posible en el domicilio del paciente, por parte de los equipos de atención primaria. En el caso de optarse por tratamiento con bifosfonatos orales, el seguimiento puede ser realizado por el médico de atención primaria. En el contexto de la pandemia no se recomienda iniciar tratamiento con ácido zoledronico, ya que su infusión tiene que realizarse en medio hospitalario y una vez hayan pasado 15 días de la cirugía, así como confundir a los profesionales por la presencia de un cuadro pseudogripal transitorio tras su infusión.
Durante el seguimiento telemático es importante revisar con el paciente los factores de riesgo de caídas e insistir en la adherencia al tratamiento. Revisar las necesidades de calcio-vitamina D según adherencia al tratamiento y la ingesta dietética, así como revisar analíticas previas. Se deberá pactar con la atención primaria la realización de analíticas de seguimiento.
En caso de pacientes en tratamiento con ácido zoledronico anual, se podrá demorar su nueva infusión 6-12 meses más sin que esto repercuta en un aumento del riesgo de fractura o descenso de la densidad mineral ósea. En estos casos, si el tiempo de pandemia se alarga se puede valorar la terapia secuencial con otro antiosteoporótico.
En pacientes en tratamiento con denosumab subcutáneo, es muy importante no demorar su administración semestral, por ello se formará al paciente y a su familia en la autoadministración.
Los principales laboratorios farmacéuticos han elaborado material formativo específico para uso de pacientes y cuidadores. Dicho material está destinado a mejorar el autocuidado y el cumplimiento terapéutico de los pacientes.