INTRODUCCIÓN
Concebir ha sido una cuestión de suma importancia desde los orígenes mismos de la humanidad. Se trata este tema desde las primeras civilizaciones, como la egipcia, la mesopotámica, la hindú, la hebrea, etc. En la Antigua Grecia y también en Roma, se invocaba a numerosos dioses para aumentar la fertilidad, tal es el caso de Afrodita (Venus), Príapo y Dionisio (Baco), entre otros1.
La infertilidad masculina ha ido en aumento en los últimos 50 años en los países occidentales. De eso, ya no hay dudas. Estudios efectuados por organismos internacionales de salud, por ejemplo, indican que en 1940 los varones eran capaces de producir, en promedio, 113 millones de espermios por milímetro, cifra que cae estrepitosamente a 66 millones en 19902.
Sin embargo, la ignorancia respecto al tema no ha variado sustancialmente. Una encuesta que se realizó en el Reino Unido reveló que más de dos tercios de la población británica asocian la infertilidad exclusivamente a dificultades en la mujer (específicamente, a malformaciones en las trompas de Falopio) y un cuarto la considera como un problema de gente mayor. Aún más, el 50% piensa que "hablar de infertilidad en el hombre" es un tema "vergonzoso".
Probablemente es esta visión, que no varía demasiado en el resto de los países, lo que determina el hecho de que los varones sean los últimos en cuestionarse a sí mismos cuando la pareja no logra concebir. Y también que sean los primeros en sorprenderse cuando conocen su real aporte al problema.
Alrededor del 20% de las parejas tienen dificultad en llegar a tener hijos, la incidencia de la infertilidad varía de un país a otro y entre grupos de un mismo país, pues las condiciones de vida, alimentación, atención sanitaria, educación, herencia genética y uso de medicamentos, entre otros factores, influyen en esta incidencia3.
En la evaluación de la infertilidad es muy importante considerar a la pareja como una unidad al valorarla y tratarla, y proceder de manera paralela en la investigación hasta que se descubra un problema importante. La valoración del varón debe proceder en una secuencia lógica, que relacione costo-beneficio, para aclarar las posibles causas de esterilidad3.
Hace muchos años se le ha venido dando importancia a la acción nociva de diversos factores medioambientales sobre los órganos reproductores: las radiaciones ionizantes, la temperatura elevada, el tabaco, el alcohol, los pesticidas y los solventes, entre otros.
Muchas sustancias químicas producidas por la humanidad tienen un amplio uso en la agricultura y se ha probado que son dañinas para la salud reproductiva. Ejemplos elocuentes de lo anterior son los fungicidas maneb y zineb que, aunque producen poca intoxicación aguda, permanecen muchísimo tiempo en el ambiente y perjudican a los órganos reproductores. Los insecticidas como Dieldrin, Lindando y Thiodan causan cáncer, abortos y esterilidad4-8.
Objetivos
No se han realizado hasta el momento, en la provincia ni en el país, estudios que analicen determinadas influencias medioambientales, en especial las exposiciones a los pesticidas, las altas temperaturas y los solventes, en la fertilidad del varón. Por esta razón se decidió realizar la presente investigación, que tiene como objetivo determinar si algunas influencias ambientales, en especial las exposiciones a los pesticidas, los solventes y el calor, causan alteraciones seminales y hormonales y son factores de riesgo de infertilidad masculina, y plantear posibles hipótesis causales sobre los resultados obtenidos.
MATERIAL Y MÉTODO
Se efectuó un estudio longitudinal retrospectivo, que abarcó el período desde el 1 de enero de 2000 al 31 de diciembre de 2005, en la provincia de Pinar del Río (Cuba). Universo: 534 parejas que asistieron a la consulta de infertilidad en el Hospital General Universitario Abel Santamaría Cuadrado y el Hospital Comandante Pinares. La muestra estaba integrada por la totalidad de los pacientes varones (n = 534).
Se realizó un formulario, que se anexó a cada historia clínica, en el cual se recogían los datos y los complementarios de interés.
Análisis hormonales
Para la determinación de folitropina (FSH), prolactina (PrL) y lutropina (LH), se utilizó los métodos IRMA-FSH, IRMA-LH e IRMA-PrL. Éste, en esencia, es un análisis inmunorradiométrico de doble sitio.
Análisis seminal
Las muestras de semen se obtuvieron por masturbación y recolección en frasco estéril, con un período de abstinencia sexual de 5 días. El volumen seminal se midió en una pipeta graduada. La concentración de espermatozoides se determinó después de una dilución apropiada, la motilidad fue evaluada con observación directa al microscopio (x400) y la morfología se obtuvo también por observación directa al microscopio (x1.000). Se siguieron los criterios y recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.
Cuando el número de leucocitos era > 106/ml en el espermograma, se efectuó a cada paciente un cultivo del semen. A todos los pacientes se les realizó examen físico y ultrasonido escrotal.
Consideraciones éticas
El médico propuso: a) presentar un protocolo y entregar el documento de información que precisó los objetivos del estudio, así como las diferentes modalidades prácticas; b) firmar un documento de consentimiento informado, y c) un cuestionario estructurado que se llenó con la ayuda del médico u otro personal de la salud.
Evaluación de las exposiciones
El grado de las exposiciones fue valorado desde la entrevista inicial con una historia detallada de los empleos actuales y pasados, así como los hábitos y estilos de vida. Se tuvo en cuenta las recomendaciones de los principales artículos de publicaciones internacionales, así como la opinión de expertos en esta materia. Se interrogó a los varones sobre su contacto con sustancias químicas o agentes físicos en los 5 años previos. Se dividió a los pacientes en 4 grupos: grupo I, de no expuestos (varones que no declararon ninguna exposición y aquellos cuya ocupación no los expuso a ninguno de los agentes); grupo II, de expuestos a pesticidas (herbicidas, fungicidas, insecticidas, rodenticidas); grupo III, de expuestos a solventes (pinturas, barnices, lacas, tintas, grasas), y grupo IV, de expuestos a altas temperaturas (prolongadas estancias en sedestación o calor radiante) al menos por un año en todos los casos. Se recogieron las siguientes variantes de exposiciones, de acuerdo con la frecuencia, ocasional o habitual, y de acuerdo con las circunstancias, profesional o no profesional, aunque para evitar los sesgos de la memoria sólo se utilizaron en los análisis estadísticos las exposiciones profesionales y habituales.
Se analizó el comportamiento de la concentración espermática, la motilidad y la morfología en pacientes expuestos y no expuestos, así como FSH, LH y PrL.
Análisis estadísticos
La comparación entre los grupos se efectuó construyendo tablas de contingencia, realizando el test de la χ2 y la razón de disparidad (OR) para las variables seminales categorizadas. Para el estudio de las variables consideradas cuantitativas (edad, índice de masa corporal, FSH, LH y PrL), se utilizó la prueba de la t de Student. Se excluyó a los pacientes con azoospermia y necrozoospermia. Los análisis fueron realizados con la ayuda de los programas EpiInfo versión 6.04. Se consideró significativos los valores de p < 0,05. Para la presentación de los resultados, la información se resumió en forma de tablas y gráficos.
RESULTADOS
Como se muestra en la figura 1, al sumar las tres poblaciones (n = 319) de expuestos a pesticidas (grupo II, n = 231; 43,2%), solventes (grupo III, n = 36; 6,7%) y calor (grupo IV, n = 52; 9,7%), éstos representan casi el 60% (59,6%) respecta al de pacientes no expuestos (grupo I, n = 215; 40,4%), lo que constituye un fuerte argumento a favor del papel de agentes medioambientales en la infertilidad masculina.
Figura 1. Proporción de pacientes expuestos y no expuestos.
En la tabla 1 se puede apreciar las diferentes circunstancias ocupacionales de exposición a diferentes agentes medioambientales; el mayor número de casos corresponde a los pesticidas (el 43,2% del total); de ellos, 165 estaban expuestos de forma habitual por su profesión. El promedio de años de exposición fue de 5,3 para los pesticidas, 3 para los solventes y 6,2 para las fuentes de alta temperatura. Es necesario señalar que el bajo número de fumigadores puros que se recogen se debe, en lo fundamental, a que la gran mayoría de los expuestos a los pesticidas son del sector agrícola y en especial de campesinos privados y cooperativistas que casi siempre realizan ellos mismos todas las faenas agrícolas: siembra, fumigación, regadío, recolección, etc. Esto es específicamente visible en el cultivo del tabaco.
En la tabla 2 se señalan los principales cultivos relacionados con las exposiciones habituales y profesionales a los pesticidas. La inmensa mayoría (85,4%) de los casos expuestos profesionalmente a los agroquímicos correspondió a trabajadores del sector tabacalero.
En la tabla 3 y la figura 2 se expone la comparación estadística de diferentes parámetros seminales en pacientes expuestos y no expuestos a pesticidas (n = 215 no expuestos y n = 165 expuestos de forma habitual en circunstancias profesionales). El test de la χ2 muestra una asociación significativa entre la exposición a los pesticidas y los parámetros seminales alterados (α = 0,05). La OR evidencia que son mucho más frecuentes la oligospermia, la astenospermia o la teratospermia en el grupo de los expuestos a los químicos agrícolas.
Figura 2. Proporción de pacientes con parámetros seminales alterados en ambos grupos (expuestos y no expuestos a pesticidas).
En la tabla 4 se analizan las concentraciones hormonales en ambos grupos de pacientes. Como se hace evidente, es sólo en el caso de la FSH donde se encuentran diferencias significativas.
En la tabla 5 y la figura 3, se muestran los parámetros seminales de los pacientes no expuestos (n = 215) y los expuestos a solventes (n = 36). No hubo diferencias significativas en ninguno de los parámetros analizados, tampoco se obtuvieron diferencias en los estudios de FSH, LH y PrL (tabla 6).
Figura 3. Proporción de pacientes con parámetros seminales alterados en ambos grupos (expuestos y no expuestos a solventes).
En la tabla 7 y la figura 4, se observan las características del seminograma de pacientes expuestos o no a focos de altas temperaturas. Aquí se encontró una significativa diferencia en cuanto a la morfología de los espermatozoides, que era más precaria en los pacientes expuestos al calor. Esto se vio asociado sobre todo a los ambientes de cocina y panadería (datos no mostrados) y adquiere especial significado si se tiene en cuenta que la variable morfología espermática es menos dependiente de las variables número y motilidad. La OR (tabla 3) muestra que es mayor el riesgo de morfología espermática alterada si se está expuesto por períodos prolongados a fuentes de alta temperatura. Lo mismo ocurre con la concentración y la motilidad, aunque en menor proporción.
Figura 4. Proporción de pacientes con parámetros seminales alterados en ambos grupos (expuestos y no expuestos al calor).
No se encontraron diferencias entre ambos grupos en lo que se refiere al análisis del balance hormonal (tabla 8).
DISCUSIÓN
Estos resultados concuerdan con dos estudios publicados en Estados Unidos en 2003. Uno compara9 las características seminales de dos regiones diferentes del país, una Missouri, con gran potencial agrícola, y la otra Minnesota, donde esta actividad es escasa. Se analizaron sobre todo las exposiciones a los herbicidas alachlor y atrazina y el insecticida Diazinon. Los autores concluyeron que en los varones expuestos eran más fecuentes los parámetros seminales alterados. La otra investigación asocia la concentración urinaria de ciertos compuestos pesticidas con las características seminales. Se encontró gran correlación entre elevada concentración urinaria de ciertos metabolitos de insecticidas y herbicidas con la aparición de trastornos en el semen de los varones de las comunidades estudiadas. Una investigación realizada en el sur de Argentina10, en una población de varones infértiles, encontró que la exposición medioambiental a pesticidas y solventes estaba asociada a drásticos cambios en la características seminales. Otras observaciones son coinciden en ello, como las realizadas en poblaciones de sujetos expuestos a pesticidas específicos: DBCP, Chlordecone, Carbaryl y ethilene dibromide.
Estos hallazgos parecen confirmar lo que se ha obtenido en modelos animales, como los efectuados en Japón11. Aquí los autores examinan la acción de perturbador endocrino de algunos insecticidas organofosforados como el fenthion y sus metabolitos, centrándose en su actividad estrogénica o antiandrogénica, empleando los ensayos de Hershberger y los que emplean las luciferasas. Fue demostrada una actividad antiandrogénica comparable a la de la flutamida (antiandrógeno utilizado en el tratamiento del cáncer de la próstata). Estos compuestos también se detectaron en las aguas de los ríos cerca de las ciudades de Osaka, y aunque su concentración era 3 veces menor en magnitud que la necesaria para su acción endocrina, la encontrada en el arroz y en los aceites de consumo humano eran más que suficientes para ejercer una acción antiandrogénica. Las modificaciones metabólicas de la actividad de los interruptores del sistema endocrino es un factor muy importante que determina la toxicidad de estos compuestos. Por ejemplo, el vinclozolin, un agente antifúngico, después de su hidrólisis se activa y muestra actividad antiandrogénica en animales. El DDT es metabolizado a DDD y DDE respectivamente; el primero muestra actividad estrogénica y el segundo, antiandrogénica. Los bisfenilos se convierten en metabolitos hidroxilados en animales y muestran actividad estrogénica y contra hormona tiroidea.
Pocos estudios han investigado el impacto de la exposición a pesticidas en las concentraciones sanguíneas de hormonas reproductivas. Estos estudios han investigado sólo el efecto del DBCP y el ácido benzoico parabutírico en la producción de testosterona, FSH y LH. Estos estudios han tenido resultados contradictorios y su interpretación se vuelve difícil debido a que los valores hormonales varían con el tiempo de la última exposición y el tiempo de realizar la evaluación hormonal. En adición, las concentraciones hormonales fluctúan considerablemente en el tiempo, y las conclusiones obtenidas de una sola muestra deben ser interpretadas con sumo cuidado.
Los resultados del presente trabajo coinciden parcialmente con los obtenidos por Sumner et al12. Otros estudios hechos en México muestran aumentos significativos de FSH y LH en trabajadores agrícolas expuestos a insecticidas organofosforados y establecen una relación entre esos hallazgos y la concentración urinaria de sus metabolitos.
Se sospecha que estos pesticidas alteran la función reproductiva reduciendo la actividad de la acetilcolinesterasa y la cantidad de monoaminas en el cerebro, con lo que se dañan las funciones hipotalámicas, pituitarias y gonadales. Estudios epidemilógicos han señalado una asociación entre la exposición a organofosforados y efectos a largo plazo, tales como infertilidad, malformaciones congénitas, embarazos retardados, mortalidad perinatal y neurotoxicidad (polineuropatías, enfermendad de Parkinson, etc.).
Estudios experimentales en animales de laboratorio han mostrado que algunos inhibidores de la acetilcolinesterasa, como el disopropil fluorofosfato (DFP), en dosis repetitivas aumentan significativamente la acetilcolina, el ácido gammaaminobutírico, la adrenalina, la noradrenalina y la dopamina. Además, los pesticidas carbamados y fosfatados han mostrado alterar el eje pituitario-tiroideo y pituitario-adrenal, lo que afecta a la concentración sérica de PrL. Recientemente se ha comunicado aumentos en la concentración sérica de corticotropina, cortisona y aldosterona en ratas expuestas a acephate y metamidol, lo que indica que los excesos de acetilcolina estimulaban la liberación del factor hipotalámico liberador de corticotropina, que estimularía la secreción de ésta. La administración subcrínica oral de Quinalfos (7-14 mg/kg/día) a ratas macho resultó en un incremento de las concentraciones séricas de LH, FSH, prolactina y testosterona, sin ningún efecto significativo en la dopamina, la noradrenalina o la serotonina. En el hipotálamo o la hipófisis se produce una significativa inhibición de las monoaminooxidasas A y B (MAO-A y MAO-B), las dos principales enzimas de degradación de las dopaminas en el cerebro de ratas expuestas a organofosforados. De esta forma, la información obtenida de estos experimentos señala que la exposición a los organofosforados (OP) altera las concentraciones cerebrales de neurotransmisores y que el eje hipotálamo-hipofisario es un blanco directo de estos compuestos en los roedores12-15.
¿Cómo se puede explicar las alteraciones hormonales y seminales encontradas en esta investigación?
Si se tiene en cuenta que la inmensa mayoría de los pacientes estudiados proviene del sector tabacalero, el análisis debe partir de los plaguicidas empleados frecuentemente en este cultivo. La atención se centra rápidamente en los compuestos no clorados (paratión, malation, Carbaryl, etc.) usados durante más de 20 años. Hasta el presente no hay estudios de sus efectos directos en el ser humano, pero los resultados obtenidos recientemente en animales de laboratorio tienen algunas semejanzas con este estudio. Se ha señalado16,17 que en ratones tratados con ínfimas dosis de malatión se produce una disminución del diámetro de los túbulos seminales, una disminución de la altura del epitelio germinal y de los valores de testosterona. En estos la actividad de la acetilcolinesterasa no se modificó, por lo que no hubo intoxicación aguda. También se ha descrito alteraciones en el tejido epididimario de estos animales18. Los compuestos fosforados parecen tener la capacidad de actuar sobre las células de Leyding y originar un descenso de los valores de testosterona sin modificar los de LH, pueden alterar el ADN del epitelio germinal y perturbar el funcionamiento de las células de Sertoli. Esto explicaría perfectamente el aumento de la FSH (¿disminución de la inhibina?) y la aparición de oligozoospermia, astenozoospermia y teratozoospermia (daño directo del epitelio germinal y el ADN)19,20 (fig. 5).
Figura 5. Posibles acciones de los pesticidas organofosforados.
Nuevas investigaciones sobre el efecto de los pesticidas en los valores de inhibina y la fragmentación del ADN pudieran llegar a conclusiones definitivas al respecto.
En lo referente a la exposición a fuentes de alta temperatura, los resultados concuerdan con otros obtenidos en el ámbito internacional. Muchos estudios epidemiológicos han indicado el posible efecto de varios tipos de exposición profesional en la fertilidad masculina, dos del tipo comunicación de casos describen una fertilidad reducida debido a exposición ocupacional a fuentes de calor, uno en panaderos y otro en mecánicos que tomaban baños de calor regularmente. En Hungría se encontró que 291 (9,4%) de los 2.984 pacientes consultados por infertilidad eran chóferes profesionales, mientras esta ocupación se estimaba solamente en el 3,8% de la población general en la misma área. La incidencia de las más graves alteraciones en el semen (oligoastenozoospermia y azoospermia) se correlacionó con el número de años en su profesión y con el uso de la maquinaria industrial pesada. En un estudio de casos y controles de un registro de cuestionarios médicos de 1977 a 1980, se encontró relación entre infertilidad y exposición ocupacional a fuentes de alta temperatura (con la exposición al calor deducida por la descripción del trabajo). En una comparación de 1.069 parejas infértiles, con 4.305 parejas fértiles como control, la razón de exposición al calor para los varones con alteraciones en el semen fue de 1,8 (1,2-2,6), mientras que para los varones con infertilidad idiopática fue de 1,6 (0,9-2,7). Usando como marcador el tiempo necesario para concebir como indicador (en 1 año y después de 1 año), la razón de proporción fue 1,8 (1,4-2,4) para una concepción demorada (hasta un año) en las parejas en que el varón estaba ocupacionalmente expuesto al calor. En 1982 se demostró que 23 varones parapléjicos en sillas de ruedas y con daños en la médula espinal tenían una temperatura escrotal promedio 0,9 °C mayor que 13 varones normales. Hubo una significativa correlación entre la más alta temperatura escrotal y un bajo recuento de la motilidad espermática. En una investigación descriptiva de 44 varones con temperatura escrotal elevada por ser parapléjicos en sillas de ruedas, se halló una significativa reducción de la motilidad en las células espermáticas. Un estudio de casos y controles obtuvo 112 (OR = 50,8; 0,4-1,5) para los varones que normalmente permanecían sentados en el trabajo. Un estudio prospectivo no encontró diferencias en el número y la motilidad de las células espermáticas en expuestos y no expuestos. En un estudio retrospectivo de 402 parejas, el tiempo necesario para concebir fue mayor para las parejas expuestas al calor y que se mantenían sentadas en sus vehículos por más de 3 h al día. Otros investigadores encuentran más baja prevalencia de espermatozoides normales en el grupo de expuestos (chóferes de taxi) comparados con los no expuestos. Un estudio caso control no encontra correlación del uso de trusas apretadas y mantenerse sentado en el trabajo por largos períodos con la azoospermia y la oligozoospermia. En 1992 se compararon los indicadores reproductivos y las características seminales de 92 obreros de la cerámica que permanecían por largos períodos expuestos a altas temperaturas y 87 trabajadores no expuestos. Ellos observaron una significativa diferencia en el porcentaje de varones sin hijos entre los grupos de expuestos y no expuestos (7,6 comparado con 1,1). Los trabajadores expuestos tenían dos veces más dificultades para tener hijos (el 23 y el 12%). El análisis del semen por cada grupo no mostró diferencias en la concentración ni en la morfología, pero mostró menor porcentaje de motilidad espermática en los expuestos (el 7 y el 28%). En Dinamarca se comparó el semen de trabajadores de la industria de metales pesados, expuestos a altas temperaturas, antes de comenzar sus labores y tiempo después de haber dejado de estar expuestos a esas fuentes de calor. El recuento y la motilidad espermática no fueron significativamente diferentes pero, en cambio, la proporción de espermatozoides con forma normal declinó significativamente 6 semanas después de la exposición al calor y se incrementó nuevamente al dejar de estar expuestos a él. En 1996 se estudió a 72 chóferes de taxi y 50 sujetos como control (de edad y hábitos de fumar similares) en Roma; se comparó la concentración salival de testosterona, la calidad del semen (concentración, morfología y motilidad) y el tiempo necesario para concebir. Los chóferes de taxi tenían significativamente menor prevalencia de espermatozoides normales que el grupo control (el 45,8 y el 64,9%). Estas observaciones fueron más pronunciadas en quienes habían trabajado por más tiempo como chóferes. En Francia, la relación entre la exposición ocupacional al calor y el tiempo necesario para concebir fue estudiada en una investigación retrospectiva de 402 parejas fértiles. La mediana de tiempo empleado por el subgrupo de expuestos al calor para poder concebir fue 54 (media, 511,8 ± 513,3) meses; para los que permanecían sentados en vehículos por más de 3 h/día (mediana, 54,5; media, 514,4 ± 528,5) fue significativamente más prolongado (p = 0,05 para ambos grupos) que para los controles (mediana, 58,2; media, 57,8 ± 513). Los resultados obtenidos de dos ocupaciones masculinas por excelencia, panadería y soldadura, fueron coherentes en estos hallazgos: el 14% de las parejas de los panaderos obtenían el embarazo dentro de 3 meses, comparado con el 55% de los controles (p = 0,05), mientras el 29% de sus parejas se embarazaron dentro de 6 meses, comparado con el 74% de los controles (p = 0,02).
En el varón en condiciones medioambientales normales, el sistema de termorregulación escrotal es capaz de mantener una "normal" hipotermia escrotal. En los varones repetidamente sujetos a condiciones anormales (tales como chóferes o trabajadores expuestos a altas temperaturas) y también quizá varones con daño en el sistema arteriovenoso testicular puede haber una crónica termodesregulación que puede, con el tiempo, resultar en cambios sustanciales en las características del semen, tales como motilidad y morfología, como se ha demostrado en modelos animales. El conocimiento de los efectos de la exposición ocupacional a altas temperaturas proviene casi exclusivamente de un pequeño número de estudios epidemiológicos. Una extensa revisión de esas publicaciones se centra en la metodología y los diseños (prospectivos o retrospectivos, grupos de referencia, número de sujetos) y principales resultados (usando indicadores como el tiempo necesario para concebir o las características del semen). Se puede plantear que la exposición ocupacional a altas temperaturas es factor de riesgo de infertilidad masculina, que afecta a la morfología y resulta en retardos en el tiempo necesario para obtener embarazos21-30.
Debido a las dificultades para realizar estudios del semen en poblaciones industriales, se ha efectuado pocos estudios sobre el efecto de los solventes orgánicos sobre la fertilidad humana y la evidencia epidemiológica es limitada. Un estudio reciente sobre el disulfuro de carbono muestra marcados efectos en la concentración, motilidad y morfología de los espermatozoides, pero esto no fue confirmado en poblaciones con menores grados de exposición. Algunos efectos menores en el semen fueron encontrados en poblaciones expuestas a 36 percloroetileno, tricloroetileno, estireno y éteres de glicol. Estas observaciones concuerdan con las de estudios con animales expuestos a solventes de pinturas, tintas, etc. Dos investigaciones en pacientes consultados por infertilidad dan nuevas evidencias de sus efectos en varones. Un estudio de casos y controles llevado a cabo en Bélgica mostró que los metabolitos urinarios de los éteres de glicol eran un hallazgo más frecuente en varones con semen alterado que en aquellos en que ese estudio era normal. Otro similar en los Países Bajos indicó que los individuos con infertilidad primaria estaban expuestos con más frecuencia a solventes aromáticos que los que tenían las variables seminales normales. Otros trabajos epidemiológicos han demostrado leves aumentos de FSH en trabajadores expuestos a solventes31-36.
Los resultados de la presente investigación, en cuanto a la exposición a solventes, pueden deberse al menor número de casos analizados, sólo 36, o quizá el menor tiempo de exposición promedio a estos químicos, con un promedio de 3 años.
CONCLUSIONES
Se debe considerar la exposición a los pesticidas y al calor por períodos prolongados un factor de riesgo de infertilidad masculina. Sin embargo, no se encontró incremento del riesgo de alteraciones en el espermiograma en el grupo de expuestos a los solventes.
AGRADECIMIENTOS
A todo el personal de la salud pública en la provincia, que contribuyó de manera importante al desarrollo de esta investigación.
Correspondência: Dr. I. Baños Hernández.
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Correo electrónico: ibanos@princesa.pri.sld.cu