Se destaca el rol de la epidemiología psiquiátrica evolutiva científica para ayudar a la comprensión de las causas y factores de riesgo para trastornos psiquiátricos, evaluar las trayectorias evolutivas y proponer estrategias preventivas y terapéuticas. Se resumen los estudios sobre edades de comienzo, factores de riesgo y protectores, prevalencia de trastornos psiquiátricos y uso de servicios tanto en Latinoamérica como en otros países. Se informa sobre el primer estudio de prevalencia en niños y adolescentes chilenos, su metodología y resultados. Se aplicó en los hogares la versión computarizada de la entrevista DISC-IV. La prevalencia total fue de 22,5%, siendo el grupo de trastornos de comportamiento disruptivo los mas frecuentes, seguidos por los trastornos ansiosos. Se detallan los factores asociados a cada grupo de trastornos y la comorbilidad entre ellos. 41,6% de los niños y adolescentes con Trastorno psiquiátrico asociado a discapacidad social consultó en algún tipo de servicio en el último año. La información derivada de esta investigación prestará utilidad para el desarrollo y perfeccionamiento de programas de salud mental en el país.
The role of scientific developmental psychiatric epidemiology is highlighted in the study of causal and risk factors, evaluation of developmental trajectories and proposal of preventive and therapeutic strategies. Studies on ages of onset, risk and protective factors, prevalence of psychiatric disorders and service use in Latin America and other countries are summarized. Information about methodology and results of the first chilean community epidemiological study are given. Computarized versión of DISC-IV interview was used in the homes. Total prevalence for any disorder was 22,5%, the most frequent being disruptive disorders followed by anxiety disorders. Associated factors and comorbidity for each group of disorders is detailed. 41,6% of children with a disorder associated with psychosocial impairment had sought assistance in some kind of service. Information derived from this study will be useful for the development and improvement of mental health programs in the country.
Los primeros estudios psiquiátricos comunitarios fueron efectuados en adultos en los años 80. Al pedirles que recordaran sus primeros síntomas, los sujetos relataban edades de comienzo más tempranas de lo que se pensaba clínicamente. Cerca del 80% de los sujetos que sufría de T. depresivos, ansiosos o abuso de drogas, informó haber comenzado antes de los 20 años. Por otra parte, el riesgo para iniciar depresión mayor, manía, T obsesivo-compulsivo, fobias y T. de abuso de alcohol y drogas se observó en la niñez y adolescencia (1, 2). Los estudios clínicos y epidemiológicos recientes muestran dos grupos de trastornos:
-Los que empiezan en la niñez (T Déficit atencional, autismo y otros T. penetrantes del desarrollo, angustia de separación, fobias específicas, T. oposicionista desafiante) y -un grupo diferente que comienza en la adolescencia (fobia social, T. pánico, abuso de sustancias, depresión, anorexia nervosa, bulimia nervosa). La mayoría de los trastornos que comienzan en la niñez son más prevalentes en hombres que mujeres, mientras que los que comienzan en la adolescencia más en mujeres que hombres (3, 4).
El proyecto Atlas, (O.M:S. 2005) registró los recursos de salud mental infantojuvenil en 66 países, y señaló que los trastornos psiquiátricos de comienzo en la niñez y adolescencia deberían ser un tema de interés para la salud pública (5).
La epidemiología psiquiátrica en niños y adolescentes cumple varios objetivos en salud pública: conocer la magnitud y la distribución de los trastornos psiquiátricos, calcular la carga de enfermedad, medir el uso de servicios y monitorear si aquellos niños que los necesitan los están recibiendo (6). Los estudios demuestran una alta prevalencia de trastornos psiquiátricos (1 de cada 5 niños; si se agrega criterio de discapacidad 1 de cada 10). Solo 16% de ellos recibía atención y muchos que eran atendidos no tenían trastornos psiquiátricos. Esta realidad contrasta con las evidencias que están disponibles de tratamientos efectivos para tratar a los niños y adolescentes.
Aún persiste la controversia acerca de si los síntomas de los trastornos mentales y sus agrupaciones en diagnósticos son universales a todas las culturas o son moldeados por estas. Se concluyó que este dilema debe resolverse mediante investigación empírica que establezca la validez diagnóstica en distintas culturas (7–11).
Magnitud del problema: estudios de prevalenciaLas revisiones de múltiples estudios en diferentes países del mundo, mostraron gran variabilidad en las cifras de prevalencia, que se explicaba por diferencias en los instrumento de medición utilizados, las muestras, definición de caso, análisis y presentación de los datos (12–15).
A pesar de la necesidad de información sobre prevalencia de problemas de salud mental en niños y adolescentes en Latinoamérica, los estudios son escasos. Los que han utilizado instrumentos diagnósticos estandarizados para trastornos psiquiátricos están limitados a Brasil (16–18) y México (19). Los estudios realizados en Brasil evalúan solo niños y la investigación mexicana solo a adolescentes. En Chile, un estudio de niños escolares utilizó una entrevista semi-estructurada clínica aplicada por becados de psiquiatría (20). En Montevideo, Uruguay se utilizaron cuestionarios de tamizaje para evaluar problemas de salud mental (21). El estudio nacional de Puerto Rico utilizó la entrevista DISC-IV y la tradujo al español (22). En Estados Unidos, existen varios estudios de ciudades y regiones. El estudio longitudinal de Great Smoky Mountains en Carolina del Norte, reevaluó a niños de 9 a 16 años anualmente, mostrando la evolución a largo plazo, las continuidades y discontinuidades de los trastornos psiquiátricos (23, 24). El primer estudio nacional de prevalencia en adolescentes norteamericanos (25) reveló una prevalencia global de 22%. También se hicieron estudios a nivel nacional en Israel (26) y Gran Bretaña (27).
Otro dilema que plantean los sistemas de clasificación internacional de enfermedades psiquiátricas son los hallazgos de alta tasa de comorbilidad, es decir, niños y adolescentes que cumplen los criterios diagnósticos para dos o más trastornos psiquiátricos y que alcanzan entre 24 y 29% (28–31).
La epidemiología ayuda a monitorear el grado en que los niños y adolescentes que necesitan tratamiento lo están recibiendo y apoya la compleja tarea de medir la efectividad de los programas de tratamiento y prevención en “el mundo real”. Numerosos estudios han mostrado que una gran proporción de niños con T. mentales no recibe atención especializada, muchos de ellos son atendidos en otro tipo de servicios y una proporción importante no recibe ninguna atención. Para planificar los servicios es importante diferenciar cuáles problemas pueden ser atendidos en el nivel primario y cuáles necesitan atención por especialistas altamente entrenados.
Existe suficiente evidencia de la eficacia a corto plazo de tratamientos farmacológicos y psicológicos para enfermedades psiquiátricas en los niños. Sin embargo, los estudios epidemiológicos han demostrado que esta eficacia es alta en manos de especialistas, siendo menor en el resto de los sistemas de salud. Por otra parte, la investigación en niños está gravemente desfinanciada (32–37).
Epidemiología del desarrolloEsta rama de la epidemiología tiene por objetivo comprender los mecanismos por los cuales los procesos de desarrollo afectan el riesgo para trastornos psiquiátricos específicos y proponer estrategias preventivas en las distintas etapas. Contribuye a dilucidar cómo las trayectorias de síntomas, ambiente y desarrollo individual se combinan para producir adaptación, resiliencia o psicopatología. La meta es crear un ambiente en el cual los niños, incluso los genéticamente vulnerables no sean expuestos a factores de riesgo o sean protegidos de sus efectos (38, 39).
Estudios sobre factores de riesgo, factores protectores para trastornos psiquiátricos y factores promotores de bienestar psicosocialSe pueden agrupar en factores que surgen del individuo, de la familia y del ambiente social comunitario. Estos factores operan en conjunto e interactúan. Existe consenso que el bajo nivel socioeconómico, la desintegración y psicopatología familiar, el daño temprano físico y psicológico, un temperamento difícil en la niñez, la violencia y el impedimento intelectual constituyen factores de riesgo. Por otra parte, una crianza sensible con autoridad de los padres, las oportunidades educacionales, autonomía psicológica y buena salud física son factores protectores. No se han encontrado grandes diferencias en los factores de riesgo presentes en distintas culturas: p. ej. Puerto Rico, India y EE.UU. Un análisis de estas influencias en países de nivel socioeconómico bajo y medio, señala que, a pesar que existe mayor cantidad de factores de riesgo que en los países ricos, también pueden estar presentes más factores protectores (40–44).
Interrelaciones entre factores de riesgo médicos y psiquiátricosEl estudio de las cohortes seguidas desde los 60 y 70 han servido para buscar los orígenes psicosociales de las enfermedades “médicas” crónicas de la adultez (45,46) y el rol de los problemas fisiológicos tempranos en el desarrollo de Trastornos psiquiátricos. Hay evidencia que un grupo nuclear de factores de riesgo y protectores evolutivos y socioeconómicos predicen e influyen sobre el curso de enfermedades físicas y mentales: pobreza, falta de apego a figura primaria, malas relaciones familiares, depresión materna, mal rendimiento escolar y estructura familiar alterada (47,48).
Se ha comprobado la heterogeneidad de los trastornos mentales y la importancia de los procesos del desarrollo para elucidar las vías de adaptación y desadaptación. Se han integrado los avances en biología del desarrollo y su interacción mutua con la experiencia, la neuro-plasticidad cerebral, la biología molecular y la genética molecular. Finalmente, se ha contribuido al desarrollo de iniciativas clínicas dirigidas a la prevención y tratamiento de las enfermedades mentales. Para continuar progresando, es necesario que se incorporen en mayor medida un nivel múltiple de análisis y una perspectiva interdisciplinaria. Debería usarse la información obtenida para los esfuerzos preventivos y terapéuticos y continuar incorporando contextos culturales en los diseños de investigación. Finalmente, los hallazgos que emanen de la psicopatología evolutiva deben ser traducidas a aplicaciones prácticas.
En Chile, existen algunos programas de tratamiento de trastornos conductales y emocionales de niños y adolescentes en el nivel primario de salud, efectuados por profesionales de educación y salud, derivando al nivel secundario especializado en salud mental solo un porcentaje de los niños. Para optimizar la efectividad de estos programas y asignar los recursos necesarios, es necesario tener información sobre la prevalencia de trastornos psiquiátricos a nivel de la comunidad. A continuación, se informa sobre el primer estudio de este tipo efectuado en nuestro país.
Estudio comunitario de prevalencia de trastornos psiquiátricos en población infanto-juvenil en Chile (Benjamín Vicente, Sandra Saldivia, Pedro Rioseco, Flora de La Barra y Roberto Melipillán)Investigación colaborativa de las Universidades de Chile y de Concepción, financiada por FONDECYT (Proyecto 1070519) (49–51).
Objetivos- 1.
Determinar la prevalencia de trastornos psiquiátricos DSM-IV en una muestra representativa de niños y adolescentes de 4-18 años en Chile.
- 2.
Identificar algunas variables asociadas con los trastornos psiquiátricos.
- 3.
Estudiar la utilización de servicios en los niños y adolescentes con trastornos psiquiátricos.
La investigación se llevó a cabo en 4 provincias: Santiago, Iquique, Concepción y Cautín, donde se había realizado el estudio de la población mayor de 18 años anteriormente. Se procuró que estuvieran representados todos los niveles socioeconómicos, grupos étnicos y población urbana / rural.
Las muestras fueron seleccionadas en forma aleatoria, estratificada y multi-etápica: 1° comunas, luego manzanas, casas y finalmente el niño o adolescente a entrevistar. La muestra fue pesada para la probabilidad de selección en cada etapa.
Estudiantes egresados de Psicología entrenados visitaron a las familias en sus hogares y aplicaron la versión computarizada española de la entrevista DISC-IV (52,53), un cuestionario factores de riesgo familiares, índice socioeconómico (54) y un cuestionario uso de servicios (55). Entrevistaron a los padres o cuidadores de los niños de 4-11 años y a los adolescentes de 12-18 directamente.
Se registraron los diagnósticos y 4 algoritmos de impedimento contenidos en el DISC-IV. Los datos del instrumento de lápiz/papel fueron ingresados a una base de datos SSPS. Las estimaciones fueron efectuadas en el programa STATA 10.0, usando comandos para muestras complejas. Los errores estándar se calcularon usando métodos de series lineares de Taylor para obtener intervalos de confianza de 95% y valores p.
El adulto responsable o el adolescente firmaron consentimiento informado. Se aseguró la confidencialidad, ya que los entrevistadores no supieron los resultados. Los casos identificados fueron referidos a la red de salud mental local. Se obtuvo una participación de 82,4%. La muestra total fue de 1558 niños y adolescentes, 158 en Iquique, 354 en Concepción, 254 en Cautín y 792 en Santiago.
Para estudiar factores de riesgo, se efectuaron dos tipos de análisis I: Análisis bi-variado entre cada uno de los predictores y los diagnósticos, seleccionando aquellos predictores que presenten un nivel de significación estadística. En el caso de un predictor categórico, el análisis bi-variado se realizó empleando el test de asociación F de Rao-Scott, mientras que para un predictor numérico se empleó un análisis de regresión logística.
II: Análisis de regresión logística multivariada empleando sólo aquellos predictores seleccionados en el paso anterior.
ResultadosTabla 1La prevalencia total para cualquier trastorno psiquiátrico+ discapacidad psicosocial fue de 22,5%. Los grupos de Trastornos que mostraron más alta prevalencia fueron los Disruptivos, con 14,6 %, seguidos de los T. Ansiosos, con un 8,3%.
Prevalencia de trastornos psiquiátricos (dsm-iv) en el último año + impedimento en población infanto-juvenil (n=1558)
Trastorno psiquiátrico + Impedimento | Total | Masculino | Femenino | 4-11 Años | 12-18 Años | |||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
% | E.E. | % | E.E. | % | E.E. | % | E.E. | % | E.E. | |
T. Ansiosos | 8.3 | 0.9 | 5.8 | 0.9 | 11.0 | 1.7 | 9.2 | 1.1 | 7.4 | 1.4 |
T. Afectivos | 5.1 | 0.9 | 3.2 | 0.9 | 7.1 | 1.8 | 3.5 | 1.1 | 7.0 | 1.5 |
T. de comportamiento disruptivo | 14.6 | 1.1 | 13.5 | 1.3 | 15.8 | 2.3 | 20.6 | 2.1 | 8.0 | 1.7 |
Uso drogas | 1.2 | 0.4 | 1.4 | 0.5 | 1.1 | 0.5 | 0 | 0 | 2.6 | 0.8 |
T. Alimentación | 0.2 | 0.1 | 0.1 | 0.1 | 0.3 | 0.3 | 0.4 | 0.3 | 0.4 | 0.3 |
Esquizofrenia | 0.1 | 0.1 | 0 | 0 | 0.3 | 0.3 | 0 | 0 | 0.3 | 0.3 |
Cualquier trastorno | 22.5 | 1.6 | 19.3 | 1.8 | 25.8 | 2.8 | 27.8 | 2.2 | 16.5 | 2.0 |
El diagnóstico disruptivo más prevalente fue el T. de Déficit Atencional /Hiperactividad. Las diferencias de género no son significativas. Las prevalencias de TDAH son más bajas en Concepción y Cautín que en Santiago (O.R.: 0.35 y 0.30 respectivamente, p<0.01). En Santiago y Cautín, la prevalencia es mayor en niños que en adolescentes (O.R. 0.10 y 0.26; p<0.05 y 0.26 ;p<0.01 respectivamente).
Prevalence de trastornos disruptivos + Impedimento en el último año en población infanto-juvenil(n=1558)
Trastorno psiquiátrico + Impedimento | Total | Masculino | Femenino | 4-11 Años | 12-18 Años | |||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
% | E.E. | % | E.E. | % | E.E. | % | E.E. | % | E.E. | |
Cualquier T. Disruptivo | 14,6 | 1.1 | 13.5 | 1.3 | 15.8 | 2.3 | 20.6 | 2.1 | 8.0 | 1.7 |
T. Déficit Atencional/Hiperactividad | 10.3 | 0.9 | 9.7 | 1.2 | 10.9 | 2.0 | 15.5 | 1.6 | 4.5 | 1.4 |
T. Oposicionista Desafiante | 5.2 | 0.5 | 4.5 | 0.7 | 5.9 | 0.9 | 7.8 | 0.9 | 2.3 | 0.7 |
T. de Conducta | 1.9 | 0.4 | 2.7 | 0.8 | 1.0 | 0.4 | 0.9 | 0.3 | 2.9 | 0.9 |
El trastorno ansioso más prevalente fue la angustia de separación, que disminuyó en la adolescencia. Todos los T. ansiosos fueron más frecuentes en mujeres.
Prevalencia de trastornos ansiosos + Impedimento en el último año + Impedimento en población infanto-juvenil (n=1558)
Trastorno psiquiátrico + Impedimento | Total | Masculino | Femenino | 4-11 Años | 12-18 Años | |||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
% | E.E. | % | E.E. | % | E.E. | % | E.E. | % | E.E. | |
Cualquier T. Ansioso | 8.3 | 0.9 | 5.8 | 0.9 | 11.0 | 1.7 | 9.2 | 1.1 | 7.4 | 1.4 |
Fobia social | 3.7 | 0.8 | 1.8 | 0.7 | 5.7 | 1.5 | 3.5 | 0.9 | 3.9 | 1.2 |
Ansiedad generalizada | 3.2 | 0.5 | 1.2 | 0.5 | 5.3 | 0.9 | 3.8 | 1.0 | 2.6 | 1.0 |
Ansiedad de separación | 4.8 | 0.6 | 4.0 | 0.8 | 5.7 | 0.9 | 6.1 | 0.9 | 3.4 | 1.0 |
Respecto a los trastornos afectivos, la gran mayoría estuvo constituido por Depresión Mayor (5.1%), siendo la distimia sólo el 0,1%. No se incluyó el trastorno Bipolar dentro de los diagnósticos evaluados.
Tabla 4La comorbilidad (cumplir los criterios para dos o más diagnósticos) estuvo presente en el 39.3% de los casos, mientras que 10,3% tenían 3 o más diagnósticos. La más frecuente fue la comorbilidad T. Afectivo + ansioso, seguido de T. afectivo + disruptivo. Los T. de abuso de sustancias se asociaron más frecuentemente a los T. disruptivos. Las niñas tuvieron significativamente más comorbilidad que los niños.
Comorbilidad entre grupos de trastornos psiquiátricos con impedimento en niños y adolescentes chilenos (n=1558)
Muestra total | T. Ansiosos % | T. Afectivos % | T. Disruptivos % | T. Uso sustancias % |
---|---|---|---|---|
T. Ansioso | —— | 19.5 | 35.6 | 4.4 |
T. Afectivos | 59.2 | —— | 43.4 | 14.8 |
T. Disruptivos | 30.7 | 12.2 | —— | 6.1 |
T. Uso sustancias | 17.0 | 18.9 | 28.0 | —— |
Las variables que tenían asociación significativa con algún trastorno psiquiátrico fueron las siguientes:
- -
Pertenecer al género femenino aumentó en 1.8 veces el riesgo de tener trastornos ansiosos.
- -
Ser un adolescente vs. un niño, disminuyó el riesgo de presentar T. disruptivos.
- -
Tener un nivel socioeconómico alto disminuyó el riesgo para T. ansiosos y T. de uso de sustancias
- -
La psicopatología presente en la familia aumentó casi 3 veces el riesgo de presentar un T ansioso y 5 ½ veces un T. afectivo.
- -
Vivir con 1 solo padre aumentó el riesgo para los T. afectivos y disruptivos. Vivir con otras personas lo aumentó para los T. afectivos.
- -
Haber desertado de la escuela disminuyó el riesgo de ser diagnosticado con T. disruptivos y aumentó el riesgo de T. de Uso de sustancias en casi 7 veces.
- -
La percepción de un buen funcionamiento familiar disminuyó el riesgo de presentar cualquier trastorno psiquiátrico.
- -
El antecedente de maltrato aumentó en 4 ½ veces el riesgo de presentar T. disruptivos.
- -
Haber sufrido abuso sexual aumentó el riesgo para T. ansiosos, afectivos y disruptivos.
Variables asociadas a los grupos de trastornos psiquiátricos con impedimento en niños y adolescentes chilenos
T. Psiquiátrico + Impedimento | T. Ansiosos 0.R (I.C) | T. Afectivos 0.R (I.C) | T. Disruptivos 0.R (I.C) | T. Uso de sustancias 0.R (I.C) | Cualquier trastorno 0.R (I.C) |
---|---|---|---|---|---|
Masculino | 1.80* | 1.74 | - | - | 1.35 |
femenino | (1.09-2.99) | (0.70-4.31) | - | - | (0.93-1.95 |
4-11 años | - | 1.63 | 0.21*** | + | 0.38*** |
12-18 años | - | (0.76-3.50) | (0.11-0.41) | + | (0.25-0.57) |
Línea pobreza <=2 | 0.56 | - | - | 0.07** | |
>2 | (0.29-1.10) | - | - | (0.01-0.38) | - |
>5 | 0.37** | - | - | 0.57 | - |
(0.18-0.76) | - | - | (0.13-2.54) | - | |
>8 | 0.35* | - | - | 0.63 | |
(0.15-0.83) | (0.15-2.57) | ||||
Psicopatologia | 2.93* | 5.54** | 2.54 | 1.53 | 2.48*** |
Familiar Si/No | (1.29-6.65) | (1.70-18.04) | (0.96-6.72) | (0.36-6.44) | (1.80-3.42) |
Vive con ambos padres | |||||
Un solo padre | 1.65 | 2.91** | 1.87* | - | 2.20*** |
(0.92-2.97) | (1.39-6.11) | (1.06-3.32) | (0.81-3.10) | ||
Otras personas | 2.01 | 3.51** | 1.03 | ||
(0.86-4.70) | (1.57-7.48) | (0.38-2.84) | - | ||
Deserción escolar Si/No | 0.29* | 6.78* | |||
- | - | (0.11-0.79) | (1.08-42.58) | ||
Percepción de buen | 0.67 | 0.46 | 0.56 | 0.55 | 0.67* |
familiar Si/No | (0.38-1.20) | (0.14-1.48) | (0.24-1.28) | (0.23-1.31) | (0.49-0.93) |
Maltrato Si/No | 1.29 | 0.93 | 4.46** | 4.21 | 3.71** |
(0.57-2.89) | (0.28-3.11) | (1.73-11.45) | (0.85-20-79) | (1.36-7.49) | |
Abuso sexual Si/No | 2.21* | 5.45*** | 2.95* | 1.25 | 2.54** |
(1.18-4.13) | (2,54-11.72) | (1.14-7.58) | (0.14-11.56) | (1.49-4.34) |
- n.s. en análisis bivariado
+ No se estimó por separación perfecta entre los grupos
358 personas habían utilizado servicios, de las cuales 329 (41,6% del la muestra) presentaban trastorno psiquiátrico acompañado de impedimento social. Por otra parte, 17.8% de las personas sin diagnóstico o con diagnóstico sin discapacidad agregada, había consultado en algún servicio. Los servicios más utilizados fueron los disponibles en la escuela, seguidos de los servicios formales de salud mental.
Uso de servicios
Tipo de servicio | Sin diagnóstico psiquiátrico 0 con diagnóstico sin impedimento n=1229 | Cualquier diagnóstico + Impedimento n=329 | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
n | % | E.E. | n | % | E.E. | |
En escuela | 109 | 9.0 | 1.6 | 72 | 21.2 | 4.3 |
Salud mental | 86 | 6.4 | 0.8 | 58 | 19.1 | 3.8 |
Otros médicos | 23 | 2.2 | 0.7 | 21 | 5.9 | 2.0 |
Sociales | 2 | 0.3 | 0.2 | 4 | 0.6 | 0.4 |
Otros | 19 | 1.23 | 0.4 | 15 | 5.3 | 2.9 |
Cualquier servicio | 225 | 17.8 | 1.8 | 133 | 41.6 | 2.2 |
Más de 1 servicio puede ser usado por caso. Datos pesados por censo 2002.
Algunas de las fortalezas de este estudio están constituidos por el uso de metodología e instrumentos de uso internacional actual, previamente validados para Chile; lo que hace posible comparar con las publicaciones de otros países. El tamaño y cobertura de la muestra, el proceso de selección y pesaje, hace que los resultados representen al 57% de los niños y adolescentes que viven en Chile. La tasa de participación de 82,4% fue muy satisfactoria respecto a otros estudios. El rango de edades incluidas en el estudio fue más amplio que la mayoría de las investigaciones en otros países. Al entrevistar directamente en los hogares, se descartó el sesgo presente en los estudios de poblaciones consultante. Además, se incluyó a los niños que no están en la escuela, los que no se evalúan en los estudios de población escolar.
También debemos señalar algunas debilidades: el hecho de no haber agregado una segunda medida de discapacidad aparte de la que está incluida dentro de la entrevista diagnóstica, puede haber aumentado nuestras prevalencias. Utilizamos solamente un informante: padres de niños, y el adolescente mismo, lo que nos impide eliminar el sesgo derivado del informante. Finalmente, la entrevista DISC, al igual que las demás entrevistas estructuradas y semi-estructuradas, evaluó una serie de trastornos psiquiátricos nucleares, pero excluye otros, por ejemplo, los trastornos del desarrollo, que requieren de otros instrumentos diagnósticos. Cada tipo de entrevista tiene características comunes y algunas diferencias específicas. Se eligió este instrumento, de validez comprobada en muchos países, que fue traducido al español por el equipo de Puerto Rico y validado para Chile en Concepción. Por ser una entrevista totalmente estructurada, basada en el informante, se elimina el sesgo clínico.
Nuestras cifras de prevalencia globales fueron más altas que en la mayoría de los países, al igual que lo encontrado en estudios de población adulta en Chile. Sin embargo, el estudio nacional de adolescentes norteamericanos tiene la misma tasa que el nuestro. Las cifras de trastornos disruptivos son más altas que la mayoría de los estudios en otros países con entrevistas psiquiátricas. La prevalencia igual en hombres y mujeres del T. de Déficit Atencional /Hiperactividad, es distinto a la mayoría de las cifras de otros países. Sin embargo, los estudios específicos de las diferencias de género, muestran que las mujeres con este trastorno son sub-diagnosticadas y tiene peor evolución que los hombres.
Finalmente, esperamos que nuestros resultados y análisis entreguen información relevante para aumentar y perfeccionar los programas de salud mental infantojuvenil en nuestro país. Las altas cifras de trastornos ansiosos y T. de déficit atencional en nuestro niños y adolescentes, deberían ser motivo de preocupación de las autoridades del nivel central que planifican y diseñan programas de atención. El hecho que el T. de déficit atencional sea un trastorno tan prevalente en hombres como mujeres, debe ser considerado en los planes de salud. Sería importante repetir estos y otros estudios periódicamente para evaluar el impacto de los programas.
Igualmente, creemos aportar nuevos datos a la epidemiología infantojuvenil transcultural, especialmente en Latinoamérica, región sobre la cual escasean los datos objetivos.
Los autores declaran no tener conflictos de interés, con relación a este artículo.