La mayoría de los estudios sobre el bullying personal y el bullying étnico-cultural se han realizado en países occidentales y sin analizar si los adolescentes se implican en el bullying personal solo, en el bullying étnico-cultural o en ambos fenómenos a la vez. La presente investigación se realiza en la Amazonía peruana, un contexto pluricultural poco estudiado, para comprender el solapamiento en la implicación en el bullying personal y étnico-cultural, junto con sus predictores. Han participado 607 escolares (48.3% chicas y 51.7% chicos) de entre 12 y 19 años (M=14.5 años, DT=1.69) quienes han cumplimentado un cuestionario auto-informe. El bullying étnico-cultural y el bullying personal son fenómenos prevalentes y solapados, siendo el grupo étnico-cultural de los indígenas el más implicado en victimización y/o agresión. En los roles solapados resultantes de bullying personal y bullying étnico-cultural (roles mixtos), el rol de víctima de bullying personal se predice por las menores puntuaciones en asertividad y se relaciona con la mayor edad. El rol mixto de víctima personal y étnico-cultural se relaciona con ser indígena y se predice por las mayores puntuaciones en empatía afectiva y menores en resolución de conflictos. El rol de agresor-victimizado personal y víctima étnica se relaciona con la mayor edad. Los agresores-victimizados personales y étnico-culturales son chicos, de mayor edad, con bajas puntuaciones en autoestima, asertividad y resolución de conflictos. Los resultados se discuten en relación con los programas educativos para la prevención y paliación del bullying y del bullying étnico-cultural.
Most studies about personal bullying and ethnic-cultural bullying have been carried out in Western countries without analysing if adolescents are involved only in personal bullying, ethnic-cultural bullying, or both. This study is based in Peruvian Amazonia, a multi-cultural context where not much research has been done, with the aim to understand the overlap of personal and ethnic-cultural bullying as well as their predictors. The sample is made up of 607 students (48.3% girls and 51.7% boys) between the ages of 12 and 19 (Mage=14.5, SD=1.69) from a region in Peruvian Amazonia which completed a self-report questionnaire. Ethnic-cultural bullying and personal bullying are prevalent and overlapped phenomena, being the ethnic-cultural group of the Native Americans the most implicated in victimization and/or aggression. Regarding the overlapping roles resulting from personal bullying and ethnic-cultural bullying (mixed roles), personal victimization is predicted by low assertiveness, and it is related to older age. The mixed role of personal and ethnic-cultural victim is related to a high affective empathy, an indigenous ethnic-cultural group and low conflict resolution skills. The role of personal bully-victim and ethnic-cultural victim is related to being older. Personal and ethnic-cultural bully-victims are older males with lower self-esteem and assertiveness. The results are discussed in relation to education programs about prevention and mitigation of bullying and ethnic-cultural bullying.
El bullying y sus diversas formas han sido estudiados a lo largo de las últimas cuatro décadas. Sin embargo, la mayor parte de estudios se han realizado en países con gran desarrollo económico. Hasta el año 2015, menos del 25% de los artículos relacionados con el bullying se han realizado fuera de Europa y Estados Unidos (Zych et al., 2015a). Existe un vacío de investigaciones sobre el bullying en amplias zonas del mundo. En Latinoamérica, donde las investigaciones sobre el bullying son todavía relativamente recientes e incipientes, el estudio se limita a los últimos 15 años (Herrera-López et al., 2018). A su vez, a nivel mundial, la gran mayoría de estudios referentes al bullying étnico-cultural, se han realizado en grandes poblaciones muy homogéneas respecto a la diversidad étnico-cultural y sin poder registrar y comparar sus resultados en función de la diversidad (Xu et al., 2020), habiéndose realizado la mayoría de intervenciones basadas en el estigma en Países Europeos y Norteamericanos y siendo casi inexistente en Latinoamérica (Earnshaw et al., 2018). Muchos estudios que se han centrado en el bullying personal no han profundizado en la relación con otros tipos de bullying que podrían estar sucediendo al mismo tiempo, como el bullying étnico-cultural (Baysu et al., 2016; Monks et al., 2008). Podría existir solapamiento entre distintos roles de bullying personal y bullying étnico-cultural, lo que podría dar origen a diferentes combinaciones de roles mixtos.
Teniendo en cuenta las limitaciones de los estudios previos, el presente estudio se centra en el bullying personal y en el bullying étnico-cultural en Latinoamérica, donde el número de proyectos es todavía escaso, a pesar de que las diferencias étnico-culturales son la segunda causa más frecuente de bullying a nivel mundial y representan entre un 7% y un 11% de los casos en Latinoamérica (UNESCO, 2018). El objetivo del estudio es conocer la prevalencia del bullying étnico-cultural según los diferentes grupos étnico-culturales, el solapamiento entre el bullying personal y étnico-cultural, así como sus predictores en adolescentes de la Amazonía peruana.
Bullying personal y bullying étnico-culturalEl bullying es un comportamiento agresivo intencional, repetido a lo largo del tiempo y que acontece bajo un desequilibrio de poder entre agresores y víctimas, mediante el cual el agresor o agresores someten a sus víctimas (Olweus, 1996). Aunque los estudios sobre el bullying han proliferado en las últimas décadas, los trabajos sobre el bullying étnico-cultural son todavía escasos. Los estudios centrados en el bullying sin tener en cuenta la motivación del agresor han alimentado el corpus de conocimiento sobre este fenómeno, también bajo la denominación de bullying tradicional o personal (Rodríguez-Hidalgo, Alcívar et al., 2019; Baysu et al., 2016; Rodríguez-Hidalgo, Calmaestra et al., 2019; Monks et al., 2008; Rodríguez-Hidalgo et al., 2015, 2014).
En las dos últimas décadas han comenzado a desarrollarse estudios sobre distintos tipos de bullying basados en los estigmas sociales referentes a diferencias interpersonales étnico-culturales, de orientación sexual, de género, necesidades educativas especiales y discapacidad (Earnshaw et al., 2018; Russell et al., 2012). Son fenómenos de bullying que se sustentan sobre los prejuicios sociales manifiestos o sutiles. Estos prejuicios se basan en la dominancia social, donde se proyecta un esquema de asimetría social, en el que la persona con uno o varios rasgos diversos es preconcebida como subordinada o inferior respecto a otras personas que muestran rasgos atribuidos al estereotipo deseable e imperante en el contexto social (Żemojtel-Piotrowska et al., 2020).
El bullying étnico-cultural entre escolares es concebido como un fenómeno de violencia interpersonal en el que las agresiones se producen con la injusta excusa basada en las diferencias étnico-culturales: porvenir de otro país, tener otra cultura de origen, otra religión, otro idioma o color de piel (Rodríguez-Hidalgo y Ortega-Ruiz, 2017). Los roles de víctima, agresor, agresor-victimizado y no implicado, han sido reportados tanto en bullying personal (Salmivalli et al., 1996) como en bullying étnico-cultural (Rodríguez-Hidalgo, Calmaestra et al., 2019).
El bullying personal es un grave problema presente en las escuelas de diferentes países y regiones (Zych et al., 2015b). Datos internacionales de 144 países indican que un tercio de los estudiantes han sufrido bullying en el último mes (UNESCO, 2018). En Latinoamérica, los estudios muestran una mayor implicación que en Europa (UNICEF, 2014) estimando la victimización entre un 4.6% y un 50% y la agresión entre un 4% y un 34.2% (Garaigordobil et al., 2018). En Perú, el bullying personal es muy preocupante. Desde 2013 a 2018 se han reportado 26.285 casos de bullying, cifra que continua en aumento (Rivera et al., 2018). Un estudio reciente en la región andina sitúa la victimización en un 37.3%, siendo más frecuente en varones que en mujeres (Amemiya et al., 2022), pudiendo deberse esta diferencia a la cultura machista prevalente en Perú y Latinoamérica (Meza, 2016). Otro estudio, sitúa la prevalencia del bullying en Perú en un 60.3% de los cuales: 25.6% son víctimas, 17.6% víctimas agresoras y 16% agresores (Zeladita-Huaman et al., 2022). Porcentajes similares se encuentran en estudios realizados en la Amazonía peruana, donde se encuentra una implicación del 60%: 24.2% víctimas, 4.5% agresores y 28.7% agresores-victimizados (Martínez et al., 2020). Estos estudios muestran mayor porcentaje de implicación que los hallados en un meta-análisis centrado en el conjunto de los países latinoamericanos (Herrera-López et al., 2018).
El bullying étnico-cultural entre escolares también es un problema a nivel global. En Estados Unidos, una de cada cuatro denuncias de bullying se atribuyen a causas étnico-culturales (US Department of Education, 2018) y en California se ha convertido en la causa principal (Gill y Govier, 2023). Un estudio longitudinal norteamericano, centrado en la victimización étnico-cultural hacia los indígenas, ha revelado que el 38.6% de sus miembros están implicados:16.7% víctimas, 15.1% agresores y 6.8% agresores-victimizados (Melander et al., 2013). En España se ha observado que el 12.9% del alumnado ha sido víctima étnico-cultural, el 3.8% agresor étnico-cultural y el 7.7% agresor-victimizado étnico-cultural (Rodríguez-Hidalgo, Calmaestra et al., 2019). Aunque existen algunos trabajos pioneros sobre el tema, el bullying étnico-cultural apenas ha sido estudiado a nivel mundial (Xu et al., 2020) y aún menos en la extensa región Sudamericana, donde el número de intervenciones es casi inexistente (Earnshaw et al., 2018).
El bullying personal y bullying étnico-cultural comparten muchas de sus características. No obstante, hay muy pocos estudios que se hayan centrado en el solapamiento entre ambos fenómenos. Entre los que se han publicado hasta la fecha, algunos muestran como existe una relación entre ser víctima de bullying personal y ser víctima de bullying étnico-cultural (Cardoso et al., 2018; Rodríguez-Hidalgo et al., 2015, 2014) y entre ser víctima por motivos discriminatorios de agresores de un grupo étnico-cultural diferente al propio y ser víctima en el propio grupo étnico-cultural (Benner y Wang, 2017). En la misma línea, un estudio realizado por Rodríguez-Hidalgo, Calmaestra et al. (2019), manifiesta el solapamiento entre el bullying personal y el bullying étnico-cultural en una muestra española de 27.379 participantes. Se ha encontrado que de los agresores-victimizados personales, el 85% han sido a su vez agresores-victimizados étnico-culturales y el 20.7% han sido también víctimas étnico-culturales. Respecto a las víctimas de bullying personal, el 73% han sido también víctimas étnico-culturales y el 7.9% agresores-victimizados étnico-culturales. También se ha observado que el 59.4% de los agresores de bullying personal, han sido agresores étnico-culturales.
Sobre muestras de adolescentes de Canadá, Países Bajos y España, se ha observado que algunos estudiantes que se reconocen víctimas étnico-culturales, no se reconocen víctimas de bullying personal (McKenney et al., 2006; Monks et al., 2008; Verkuyten y Thijs, 2006). A tenor de este hecho y apoyados en otras observaciones como la de que ser víctima de bullying étnico-cultural es valorado como más perjudicial que ser víctima de bullying personal (Felix et al., 2009; Garnett et al., 2014; Russell et al., 2012), algunos investigadores postulan que existe una clara diferenciación entre ser objeto de violencia producida por motivaciones personales y violencia discriminatoria ocasionada por motivaciones étnico-culturales en una buena parte de las y los adolescentes (Monks et al., 2008; Rodríguez-Hidalgo et al., 2015, 2014). Todo ello se plantea sobre la base del creciente número de estudios realizados en algunas sociedades con alto desarrollo económico y sistemas educativos avanzados. Sin embargo, no se sabe si estas observaciones se repiten en sociedades en desarrollo y con sistemas educativos con menos recursos.
Los aportes de los estudios científicos también resultan aún algo inconsistentes respecto a si la pertenencia a una minoría étnico-cultural en adolescentes supone un elemento de mayor riesgo de implicación en bullying personal. Las resultados de algunos estudios apuntan a que ser miembro de un grupo étnico-cultural minoritario supone un mayor riesgo de implicación en bullying (Llorent et al., 2016; Maynard et al., 2016; Rodríguez-Hidalgo et al., 2014; Xu et al., 2020) ya sea como agresor (Tippett et al., 2013; Tolsma et al., 2013), víctima (Kisfalusi et al., 2020; Llorent et al., 2016) o agresor-victimizado (Goldweber et al., 2013; Llorent et al., 2021). Un meta-análisis que analiza 53 artículos europeos y norteamericanos, ha encontrado que los afrodescendientes y los indígenas han informado de más situaciones de bullying personal que los blancos y que no hay suficientes estudios para hacer comparaciones entre blancos y mestizos (Vitoroulis y Vaillancourt, 2018). Sin embargo, otro estudio de meta-análisis que analiza 105 estudios a nivel mundial ha encontrado que no hay diferencias significativas entre grupos étnico-culturales con respecto a la implicación en bullying personal y que los grupos étnico-culturales minoritarios sufren más victimización en Europa que en EE.UU, mientras que las mayorías son más victimizadas en EE.UU. (Vitoroulis y Vaillancourt, 2015). Parece por tanto interesante seguir estudiando esta cuestión, para poder avanzar en la mejora de la prevención de la violencia escolar y juvenil en sociedades cada vez más diversas étnico-culturalmente.
La mayoría de las investigaciones sobre el bullying se han realizado en sociedades norteamericanas y europeas, sobre poblaciones de estudiantes caracterizadas por la presencia de una mayoría étnico-cultural blanca (Xu et al., 2020). Sin embargo, a nivel mundial, en la mayor parte de las sociedades y de los países, el grupo étnico-cultural blancos no es el mayoritario. Por lo tanto, existe la necesidad de estudiar el bullying personal y el bullying étnico-cultural en otras sociedades pluriculturales, donde el grupo étnico-cultural blancos no es el mayoritario. Perú es un país que cumple estas características y en el que se han documentado conductas racistas en aspectos de la vida cotidiana (Dorival-Córdova, 2018). En la Amazonía peruana se expresan distintas formas de discriminación racista, principalmente hacía diferentes grupos étnico-culturales indígenas (Pazos, 2016) que ponen en riesgo de desaparición muchas de sus creencias, idiomas, costumbres y tradiciones (Martínez-Torres et al., 2019). Sin embargo, los estudios que se han realizado en este país hasta este momento entorno a aspectos discriminatorios étnico-culturales y en especial los pocos realizados sobre el bullying y la diversidad étnico-cultural no son muy concluyentes por mostrar ciertas limitaciones muestrales y procedimentales (Anderson, 2017).
Bullying personal, bullying étnico-cultural, autoestima, empatía y habilidades socialesLa autoestima, la empatía y las habilidades sociales son aspectos interpersonales que tienen un papel relevante en la prevención y paliación del bullying (Avşar y Alkaya, 2017; Didaskalou et al., 2017; Farrington et al., 2017). Recientemente, algunos estudios apuntan a que el papel predictor de estos tres aspectos parece ser más fuerte sobre el bullying discriminatorio que sobre el bullying personal (Espelage et al., 2017; Rodríguez-Hidalgo et al., 2021). Sin embargo, existen pocos estudios al respecto y apenas se ha investigado la relación entre la autoestima, la empatía y las habilidades sociales con respecto a los roles resultantes de la combinación del bullying personal y étnico-cultural, que podrían darse al mismo tiempo. Múltiples estudios presentan a las víctimas de bullying con una baja autoestima (Álvarez et al., 2022; Martínez et al., 2020; Rodríguez-Hidalgo et al., 2014). Una revisión sistemática que analiza los factores protectores del bullying concluye que la alta autoestima se relaciona con una menor victimización y agresión (Zych, Farrington et al., 2019). Por otro lado, otro meta-análisis que incluye 18 estudios longitudinales, concluye que la baja autoestima predice la victimización y que la victimización predice la baja autoestima (Van Geel et al., 2018). Muy pocas investigaciones han contemplado el estudio entre el bullying étnico-cultural y la autoestima. Un estudio español muestra que la autoestima del grupo étnico-cultural minoritario es menor que la del grupo mayoritario y que existe una relación negativa entre la victimización personal, la victimización étnico-cultural y la autoestima (Rodríguez-Hidalgo et al., 2014). Otro estudio transnacional realizado en Inglaterra y España, ha concluido que la victimización étnico-cultural predice menor autoestima (Rodríguez-Hidalgo et al., 2015).
En cuanto a la relación entre la empatía y el bullying personal, los resultados hasta la fecha apuntan a que la alta empatía actúa como un factor protector ante la agresión y la victimización (Jolliffe y Farrington, 2006b; Zych, Farrington et al., 2019) y la baja empatía como un factor de riesgo ante la agresión y la victimización (Del Rey et al., 2015; Espelage et al., 2017; Jolliffe y Farrington, 2006a; Kokkinos y Kipritsi, 2012). Un estudio de revisión sistemática de 53 estudios teóricos concluye que existe relación entre el rol de agresor y la baja empatía; el rol de víctima y la alta empatía afectiva y baja cognitiva; el rol de agresor-victimizado y la baja empatía; y el rol de defensor con la alta empatía (Zych, Ttofi et al., 2019). Asimismo, otras investigaciones han encontrado que la victimización se ha relacionado con la alta empatía cognitiva (Trach et al., 2023) y afectiva (Fousiani et al., 2016; Martínez et al., 2020; Zych, Farrington et al., 2019). Esta mayor empatía en las víctimas puede explicarse por el hecho de que puedan ser más sensibles que los no involucrados (Caravita et al., 2010) y esto les haga comprender los sentimientos y el impacto emocional que la víctima puede tener ante un ataque injustificado (Ortega-Ruiz, 2010). Apenas existen estudios sobre la relación entre la empatía y el bullying étnico-cultural. No obstante, se ha observado que la baja empatía se relaciona con una mayor agresión étnico-cultural (Bayram et al., 2020) y juega un papel fundamental en la creación de prejuicios hacia miembros de otros grupos (Miklikowska, 2018).
Las habilidades sociales (asertividad, resolución de conflictos y habilidades comunicativas) se presentan como conductas y rutinas cognitivas que permiten establecer buenas relaciones con los demás (Oliva et al., 2011). El bajo nivel de habilidades sociales predice tanto la victimización (Jenkins et al., 2017; Kochel et al., 2015) como la agresión en bullying personal (Jenkins et al., 2017; Nickerson et al., 2008; Pozzoli y Gini, 2010), mientras que un nivel alto en habilidades sociales aporta diferentes estrategias de defensa y se asocia con el rol de defensor (Elliott et al., 2019). Se ha encontrado que la asertividad se relaciona con menos victimización (Avşar y Alkaya, 2017; Keliat et al., 2015) y agresión (Avşar y Alkaya, 2017; Keliat et al., 2015) y que una buena habilidad para la resolución de conflictos se relaciona con menor agresión y victimización (Heydenberk et al., 2006). Un estudio que se centra en los predictores del bullying en minorías étnicas, ha encontrado que el predictor más importante es el bajo nivel de habilidades sociales (Vera et al., 2017). Sin embargo, existe un gran déficit investigador respecto al estudio de las posibles relaciones entre las habilidades sociales y el bullying étnico-cultural (Garnett et al., 2014; Polanin y Vera, 2013).
Hay muy pocos estudios centrados en las variables relacionadas con el solapamiento entre el bullying personal y étnico cultural. Uno de ellos, realizado en España y Ecuador (Rodríguez-Hidalgo, Pantaleón et al., 2019), ha encontrado que en ambos países la victimización y la agresión étnico-cultural, la agresión personal, el autodesprecio y la empatía afectiva predijeron la victimización personal. Asimismo, los niveles de agresión y victimización étnico-cultural, la victimización personal, el autodesprecio y el hecho de ser mujer, predijeron la agresión personal en España y Ecuador.
El presente estudioLa revisión de la literatura científica evidencia cómo el bullying personal y el bullying étnico-cultural son grandes problemas a nivel mundial. También pone de manifiesto que existe un gran déficit investigativo en zonas económicamente desfavorecidas a pesar de que es en estas donde más se producen actos violentos (Krisch et al., 2015) y donde más se necesita conocer el fenómeno de la violencia, incluyendo el bullying y sus factores asociados (Del Rey y Ortega, 2008; Herrera-López et al., 2018; Rodríguez-Hidalgo, Pantaleón et al., 2019). A su vez, se muestra como el hecho de pertenecer a una minoría étnico-cultural puede suponer un factor de riesgo en el bullying personal y el bullying étnico-cultural. No obstante, aún no está claro si pertenecer a un grupo étnico-cultural minoritario, puede ser un factor de riesgo en lugares donde existe una minoría étnico-cultural blanca. El bullying personal y étnico-cultural parecen solapados; sin embargo, apenas existen estudios que se hayan basado en los roles de implicación resultantes de ambos fenómenos (roles mixtos), ni que hayan centrado su interés en la relación entre estos roles mixtos y la autoestima, la empatía y las habilidades sociales. La relación entre estas variables y el bullying personal ha sido ampliamente estudiada, pero no se ha profundizado en su relación con los roles mixtos.
Por ello el presente estudio realizado en la Amazonía peruana tiene como objetivos: (1) conocer los porcentajes de implicación en los diferentes roles de bullying étnico-cultural y descubrir si hay diferencias en implicación entre los grupos étnico-culturales; (2) conocer si el bullying personal y étnico-cultural están solapados, y si lo están, describir sus roles resultantes; y (3) conocer los predictores de los roles resultantes del solapamiento entre el bullying personal y étnico-cultural (roles mixtos). Como primera hipótesis, en base a los estudios previos (Llorent et al., 2016; Maynard et al., 2016; Rodríguez-Hidalgo et al., 2014; Xu et al., 2020) se espera encontrar una alta prevalencia de bullying étnico-cultural y diferencias en los niveles de implicación según el grupo étnico-cultural. Como segunda hipótesis se espera encontrar solapamiento entre el bullying personal y étnico-cultural (Rodríguez-Hidalgo, Calmaestra et al., 2019). La tercera hipótesis espera que los bajos niveles de autoestima (Álvarez et al., 2022; Rodríguez-Hidalgo et al., 2015, 2014), empatía (Bayram et al., 2020; Espelage et al., 2017) y habilidades sociales (Jenkins et al., 2017; Kochel et al., 2015; Vera et al., 2017), predigan la implicación en los roles mixtos de bullying personal y étnico-cultural.
MétodoParticipantesLa muestra del estudio está formada por 607 escolares pertenecientes a cuatro escuelas públicas de Iquitos, provincia de Loreto (Amazonía peruana). Los participantes han tenido entre 12 y 19 años con una edad media de 14.5 años (DT=1.69), siendo el 48.3% chicas y el 51.7% chicos. Se han encontrado cursando la Educación Secundaria Obligatoria en Perú (cinco cursos): el 22.1% de primer curso, el 22.1% de segundo, el 17.3 % de tercero, el 19.9 % de cuarto y el 18.6\% de quinto. Los participantes se han autodeterminado pertenecientes a distintos grupos étnico-culturales: el 73.5% mestizos, el 20.4% blancos, el 5.9% indígenas y el 0.2% otros.
InstrumentosEl instrumento es un autoinforme compuesto por una batería de cuestionarios. Las variables sociodemográficas han sido: el sexo, la edad, el curso y el grupo étnico-cultural.
El bulllying personal se ha medido con la versión española de European Bullying Intervention Project Questionnaire (EBIP-Q) (Ortega-Ruiz et al., 2016), validado sobre población de Amazonía peruana por Martínez et al. (2020). El instrumento consta de 14 ítems, siete referidos a la agresión (p. ej.: “he amenazado a alguien”) y siete referidos a la victimización (p. ej.: “alguien me ha amenazado”). El cuestionario se responde en una escala tipo Likert de 1 (no) a 5 (sí, más de una vez a la semana). En el presente estudio, las preguntas se refieren a la frecuencia de la victimización y de la agresión en los dos últimos meses. Se encuentra una adecuada fiabilidad en las puntuaciones del cuestionario (victimización α=.79, Ω=.79 y agresión α=.78, Ω=.78), varianza media extractada (VME)=.55, y fiabilidad compuesta (FC)=.93.
La victimización étnico-cultural y la agresión étnico-cultural han sido medidas con una adaptación del The European Bullying Intervention Project Questionnaire - Ethnic-Cultural Discrimination (EBIPQ-ECD) validada por Rodríguez-Hidalgo, Calmaestra et al. (2019). La EBIPQ-ECD, presenta el mismo número de ítems (siete para la victimización étnico-cultural y siete para la agresión étnico-cultural) y la misma escala de respuesta (tipo Likert) que el EBIP-Q. Sin embargo, en la explicación introductoria, se contextualiza a los participantes preguntándoles sobre sus experiencias de discriminación de la siguiente manera: “Ahora te preguntamos sobre tus posibles experiencias de discriminación en tu entorno (centro escolar, amigos, conocidos) por diferencias de color de piel, de lugar de procedencia, de cultura o de religión, en los últimos dos meses”. Gracias a esta adaptación, los participantes pueden informar tanto los comportamientos emitidos como recibidos de agresión y victimización étnico-cultural. El cuestionario presenta una buena fiabilidad en las puntuaciones (victimización α y Ω=.84; agresión α y Ω=.85), VME=.43, y FC=.86.
La autoestima se ha medido con la Escala de Autoestima Rosenberg (1989), la versión validada en España en una muestra de adolescentes (Viejo, 2012). El instrumento consta de 10 ítems (p. ej.: “soy capaz de hacer las cosas tan bien como la mayoría de las personas”). El cuestionario se responde con una escala tipo Likert de 1 (totalmente en desacuerdo) a 4 (totalmente de acuerdo), con puntuaciones de fiabilidad aceptables en la presente muestra (α=.67, Ω=.68), VME=.18, y FC=.69.
La empatía se ha medido a través de la Escala Básica de Empatía (Jolliffe y Farrington, 2006a) en la versión reducida y adaptada por Oliva et al. (2011). La escala contiene dos dimensiones: empatía cognitiva con cinco ítems (p. ej.: “a menudo puedo comprender como se sienten los demás incluso antes de que me lo digan”) y empatía afectiva con cuatro ítems (p. ej.:“los sentimientos de los demás me afectan con facilidad”). Los ítems se responden en una escala tipo Likert de 1 (totalmente en desacuerdo) a 5 (totalmente de acuerdo). Las puntuaciones de la escala presentan una buena fiabilidad en la presente muestra (α y Ω empatía afectiva=.77 y α y Ω empatía cognitiva=.84), VME=.41, y FC=.89.
Las habilidades sociales se han medido con la Escala de Habilidades Sociales de Oliva et al. (2011) compuesta por 12 ítems que agrupan tres dimensiones: habilidades comunicativas o relacionales con cinco ítems (p. ej.: “me da vergüenza hablar cuando hay mucha gente”), asertividad con 3 ítems (p. ej.: “si tengo la impresión de que alguien está molesto/a conmigo le pregunto por qué”) y resolución de conflictos con 4 ítems (p. ej.: “suelo mediar en los problemas entre compañeros/as”). La escala de respuesta es de tipo Likert de 1 (completamente falso) a 7 (completamente verdadero), siendo algunos ítems formulados en negativo y otros en positivo. Las subescalas presentan puntuaciones aceptables de fiabilidad en la presente muestra (α y Ω habilidades comunicativas=.78, α y Ω asertividad=.66; α y Ω resolución de conflictos=.69), VME=.42, y FC=.88.
ProcedimientoLos datos han sido recogidos como parte de un proyecto de cooperación al desarrollo entre la Asociación La Restinga y la Universidad de Córdoba (España). Se ha contactado con la Dirección Regional de educación de Loreto y gracias a un acuerdo de colaboración se ha procedido a la recogida de datos. Se han contactado seis escuelas públicas de Iquitos de las cuales han participado cuatro. La dirección de los centros ha aprobado el estudio y los cuestionarios han sido recogidos eligiendo una clase al azar por cada escuela. Los padres, madres o tutores legales han sido informados sobre los objetivos del estudio y han consentido la participación. Los participantes, se han incluido si están en cualquier curso de secundaria de primero a quinto, si tienen el consentimiento de sus responsables y si han aceptado voluntariamente. Han sido excluidos las y los estudiantes que no tienen el consentimiento o se han negado a participar cuando se les ha presentado el autoinforme.
Antes de la recogida de datos, se han dado instrucciones claras y precisas sobre cómo rellenar los cuestionarios. Los datos se han recopilado de manera anónima y voluntaria durante aproximadamente una hora por clase en el salón de actos, siempre bajo la supervisión de un investigador. Los participantes, siempre han tenido el derecho a retirarse. No se ha recogido ningún dato personal que pudiera identificar a los participantes y se ha respetado la legislación nacional e internacional sobre los principios éticos, incluyendo la Declaración de Helsinki y la ley de protección de datos personales. Asimismo, el estudio ha sido aprobado por el comité ético de la Universidad de Córdoba (España).
Análisis de datosLas prevalencias de los diferentes roles de bullying personal y étnico-cultural, así como sus relaciones con las demás variables, se han estudiado con el software estadístico SPSS, versión 20 (IBM Corp., 2011). Para ello, los participantes se han clasificado en diferentes roles de bullying personal y étnico-cultural en función de sus respuestas en los ítems de victimización y agresión. Los participantes que han contestado nunca, una o dos veces a todos los ítems sobre la agresión y victimización personal y/o étnico-cultural, se han considerado no involucrados. Los participantes que han respondido una o dos veces al mes o más a cualquier ítem sobre la agresión y nunca, una o dos veces a todos los ítems sobre victimización personal y/o étnico-cultural se han considerado agresores (y viceversa para las víctimas). Los participantes que han respondido una o dos veces al mes o más a cualquier ítem sobre la agresión y victimización se han clasificado como agresores-victimizados Se trata de unos puntos de corte utilizados comúnmente en el campo (Romera et al., 2022).
Se han realizado análisis descriptivos para hallar la prevalencia de implicación en bullying personal y étnico-cultural según el grupo étnico-cultural. También se han calculado las razones de momios en la calculadora virtual Campbell para encontrar si hay diferencias en implicación según el grupo étnico-cultural. Las relaciones entre los predictores (autoestima, empatía, habilidades sociales, sexo y edad) con los roles mixtos se han analizado a través de un análisis de regresión logística multinomial y un análisis de correlación.
ResultadosEl análisis descriptivo de la Figura 1 muestra los porcentajes de involucrados en los roles de bullying étnico-cultural. El 48.4% de los participantes están involucrados: el 19.4% como víctimas étnico-culturales, el 6.9% como agresores étnico-culturales y el 22% como agresores-victimizados étnico-culturales.
La Figura 2 muestra el nivel de implicación en los diferentes roles de bullying étnico-cultural en función del grupo étnico-cultural. Los indígenas son el grupo más involucrado con un 72.2% y están significativamente más victimizados que el grupo de los blancos (OR=.29, 95% CI=.10 - .78) y que el de los mestizos (OR=4.41, 95% CI=1.81 - 10.72).
Porcentaje de implicación en el bullying étnico-cultural según grupo étnico-cultural.
Nota. Odds Ratio calculada según el rol. Víctimas: blancos-mestizos (OR=1.29, 95% CI=.73 - 2.26*), blancos-indígenas (OR=.29, 95% CI=.10 - .78*), indígenas-mestizos (OR=4.41, 95% CI=1.81 - 10.72*). Agresores: blancos-mestizos (OR=1.46, 95% CI=.65 - 3.30), blancos-indígenas (OR=.51, 95% CI=.11 - 2.29), indígenas- mestizos (OR=2.82, 95% CI=.72 - 11.08). Agresores-victimizados: blancos-mestizos (OR=1.35, 95% CI=.79 - 2.28), blancos- indígenas (OR=.58, 95% CI=.20 - 1.68), indígenas-mestizos (OR=2.3, 95% CI=.86 -6.18).
Para describir el solapamiento entre los roles de bullying personal y étnico-cultural, se ha creado una tabla de contingencias. La Tabla 1 muestra como el 60.2% de los participantes están involucrado en algún tipo de rol de bullying personal o étnico-cultural. Los residuos tipificados corregidos (RTC) indican que ejercer un rol en bullying personal, se relaciona con ejercer el mismo rol en bullying étnico-cultural y viceversa.
Implicación en los roles mixtos de bullying personal y étnico- cultural
Roles | No involucrado en b. étnico | Víctima b. étnico | Agresor b. étnico | Agresor-victimizado b. étnico | Total |
---|---|---|---|---|---|
No involucrado b. personal | 39.8%RTC=16.6** | 1.4%RTC=-8.3 | .7%RTC=-4.0 | .7%RTC=-9.8 | 42.6% |
Víctima b. personal | 8.3%RTC=-4.5 | 12.8%RTC=11.4** | 1%RTC=-1.0 | 1.4%RTC=-4.9 | 23.5% |
Agresor b. personal | .9%RTC=-3.3 | .4%RTC=-1.5 | 2.2%RTC=8.3** | 1.1%RTC=.3 | 4.6% |
Agresor-victimizado b. personal | 3.4%RTC=-12.3 | 5%RTC=-.9 | 2.5%RTC=1.3 | 18.2%RTC=15.1** | 29.1% |
Total | 52.4% | 19.6% | 6.4% | 21.4% | 100% |
Nota. Chi cuadrado (9)=513.48, ** p<0.01.
La Tabla 2 muestra un análisis de correlación entre los roles mixtos y las variables del estudio. El rol de víctima de bullying personal (VBP) se relaciona con una mayor edad y la baja asertividad. El rol de víctima de bullying personal y étnico-cultural (VBPEC) se relaciona con ser indígena y con la alta empatía afectiva. El rol de agresor-victimizado personal y víctima étnico-cultural (AVPVEC) se relaciona únicamente con la mayor edad. El rol de agresor-victimizado personal y étnico-cultural (AVPEC), se relaciona con ser chico, la baja autoestima, la baja asertividad y la baja resolución de conflictos. No existe multicolinealidad entre las variables.
Correlación roles mixtos con edad, sexo, grupo étnico-cultural, autoestima, empatía y habilides sociales
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | 10 | 11 | 12 | 13 | 14 | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
1. VBP | ||||||||||||||
2. VBPE | ||||||||||||||
3. AVPVE | ||||||||||||||
4. AVPE | ||||||||||||||
5. E | .12* | -.12 | .14* | .06 | 1 | |||||||||
6. S | .04 | .04 | .05 | .15** | .02 | 1 | ||||||||
7. B | -.05 | .03 | .06 | -.02 | -.00 | -.05 | 1 | |||||||
8. I | .02 | .15** | .11 | .08 | -.02 | .01 | -.12** | 1 | ||||||
9. A | .12 | .11 | -.07 | -.25** | .03 | .08 | -.00 | .00 | 1 | |||||
10. EA | .04 | .21** | -.12 | -.01 | .01 | -.23** | .07 | .07 | .00 | 1 | ||||
11. EC | .08 | .09 | .06 | -.07 | .09* | .17** | .02 | .04 | .17** | .59** | 1 | |||
12. HC | .06 | .10 | -.11 | -.04 | .01 | -.06 | -.01 | .08 | -.05 | .26** | .20** | 1 | ||
13. AS | -.18* | .08 | .02 | -.25** | .09* | .15** | .02 | -.00 | .23 | .33** | .42** | .33** | 1 | |
14.RC | -.99 | -.08 | -.16 | -.17** | .03 | -.25** | .06 | .01 | .16** | .37** | .35** | .32* | .62** | 1 |
Nota. * p<.05. ** p<.01. VBP=víctima de bullying personal; VBPEC=víctima de bullying personal y étnico-cultural; AVPVEC=agresor-victimizado personal y víctima étnico-cultural; AVPEC=agresor-victimizado personal y étnico-cultural; E=edad; S=sexo; B=grupo étnico-cultural blancos; I=grupo étnico-cultural indígenas; A=autoestima; EA=empatía afectiva; EC=empatía cognitiva; HC=habilidades comunicativas; AS=asertividad; RC=resolución de conflictos. Las correlaciones entre roles se han calculado comparando cada rol con los no involucrados y el número de sujetos por análisis corresponde con el total de no involucrados más el rol correspondiente. Las demás correlaciones se han realizado con el total de los sujetos. No se han podido calcular correlaciones entre los roles porque han sido excluyentes.
La Tabla 3 muestra un análisis de regresión multinomial donde aparecen la edad, el sexo masculino, el grupo étnico-cultural, la autoestima, la empatía y las habilidades sociales como predictoras de los cinco roles mixtos con mayor prevalencia (incluyendo los no involucrados como categoría de referencia). Bajas puntuaciones en asertividad, predicen ser víctima de bullying personal. La alta puntuación en empatía afectiva y la baja puntuación en resolución de conflictos predicen el rol mixto de víctima de bullying personal y étnico-cultural. Ninguna variable predice el rol mixto de agresor-victimizado personal y víctima étnico-cultural. Por último, el rol mixto de agresor-victimizado de bullying personal y étnico-cultural se relaciona con una mayor edad, sexo masculino y bajas puntuaciones en autoestima y asertividad. El modelo explica el 26% de la varianza según la R2 de Nagelkerke. R2 Nagalkerke=.26.
Regresión multinomial con edad, sexo, grupo étnico-cultural, autoestima, empatía y habilides sociales como predictores de los cuatro roles más comunes de bullying personal y bullying étnico-cultural
VBP | VBPEC | AVPVEC | AVPEC | |
---|---|---|---|---|
OR (95% CI) | OR (95% CI) | OR (95% CI) | OR (95% CI) | |
Edad | 1.21 (.97 - 1.51) | 1.03 (.85 - 1.25) | 1.25 (.94 - 1.66) | 1.25 (1.05 - 1.48) * |
Sexo masculino | 1.24 (.56 - 2.75) | .91 (.45 - 1.82) | 2.09 (.73 - 6.04) | 2.27 (1.20 - 4.31) * |
Blancos | .57 (.18 - 1.82) | 1.23 (.54 - 2.75) | 1.11 (.28 - 4.28) | 1.05 (.70 - 3.17) |
Indígenas | .62 (.69 - 5.57) | 2.77 (.85 - 8.96) | 2.82 (.47 - 16.6) | 1.95 (.55 - 6.96) |
Autoestima | .90 (0.81 - 1) | .95 (.87 - 1.04) | .92 (.80 - 1.05) | .89 (.82 - .96)* |
Empatía afectiva | 1.04 (.92 - 1.18) | 1.16 (1.04 -1.29)* | .88 (.76 - 1.02) | 1.06 (.96 - 1.17) |
Empatía cognitiva | 1.11 (.98 - 1.25) | 1.00 (.91 - 1.11) | 1.13 (.99 - 1.29) | 1.00 (.92 - 1.09) |
Hab. comunicativas | 1.02 (.96 - 1.08) | 1.03 (.98 - 1.08) | .94 (.87 - 1.013) | .98 (.93 - 1.02) |
Asertividad | .84 (.75 - .95)* | .96 (.87 - 1.06) | 1.03 (.88 - 1.21) | .85 (.78 - .94)* |
Res. de conflictos | 1.03 (.94 - 1.14) | .91 (.83 - .98*) | 1.02 (.91 - 1.15) | 1.03 (.95 - 1.11) |
Nota. La categoría de referencia es no involucrado en ningún tipo de bullying; VBP=víctima de bullying personal; VBPEC=víctima de bullying personal y étnico-cultural; AVPVEC=agresor-victimizado personal y víctima étnico-cultural; AVPEC=agresor-victimizado personal y étnico-cultural.
El presente estudio muestra que la mitad de las y los adolescentes de la Amazonía peruana está involucrada en el bullying étnico-cultural. Este porcentaje de implicación en el bullying étnico-cultural dobla al observado recientemente en España usando el mismo instrumento y metodología de investigación (Rodríguez-Hidalgo, Calmaestra et al., 2019). La prevalencia del bullying étnico-cultural en Perú también es superior a la registrada en otros países con más desarrollo económico, como EE.UU. (Gill y Govier, 2023; US Department of Education, 2018). Se concluye que, en la Amazonía peruana, dos de cada cinco participantes se reconocen víctimas étnico-culturales, dos de cada cinco agresores-victimizados étnico-culturales, y siete de cada 100 son agresores étnico-culturales. En comparación con lo observado en España (Rodríguez-Hidalgo, Calmaestra et al., 2019), en la Amazonía peruana existen el doble de víctimas étnico-culturales, dos tercios más de agresores-victimizados étnico-culturales y el doble de agresores étnico-culturales. A tenor de estas primeras observaciones, la primera parte de la primera hipótesis se corrobora: existe una alta prevalencia de bullying étnico-cultural en la Amazonía peruana. La alta prevalencia en implicación en bullying étnico-cultural encontrada podría deberse a factores como el menor desarrollo de programas y medidas de prevención y paliación del bullying personal (Gaffney et al., 2019), del bullying étnico-cultural (Earnshaw et al., 2018) y a la gran diversidad étnico-cultural de la zona, unida a los altos niveles de prejuicios étnico-culturales y de conductas de violencia racista en la sociedad y en sus escuelas (Dorival-Córdova, 2018; Martínez-Torres et al., 2019; Pazos, 2016).
Según la primera hipótesis también se espera encontrar diferencias en los niveles de implicación en el bullying étnico-cultural en función del grupo étnico-cultural, coherentes con los prejuicios imperantes basados en la dominancia social. El presente estudio muestra como el grupo étnico-cultural de adolescentes blancos, aun siendo una minoría respecto al grupo mestizo, no está significativamente más victimizado en bullying étnico-cultural que el grupo de adolescentes mestizos. Sin embargo, la minoría étnico-cultural de adolescentes indígenas está más victimizada e involucrada, que los grupos blancos y mestizos, con un nivel de victimización del 39.4% y de implicación en victimización y/o agresión del 72.7%. También se concluye que el porcentaje de víctimas de bullying étnico-cultural indígenas, duplica tanto el porcentaje de víctimas étnico-culturales mestizas, como de víctimas étnico-culturales blancas. En atención a ello, se corrobora la existencia de diferencias en los niveles de implicación en el bullying étnico-cultural en función del grupo étnico-cultural, siendo estos coherentes con los prejuicios imperantes basados en la dominancia social (Żemojtel-Piotrowska et al., 2020). En este caso: atribuciones positivas e idealización como referente de los rasgos étnico-culturales del grupo blanco, dominancia por mayor presencia social del grupo mestizo y atribuciones negativas y de rechazo hacia el grupo indígenas, minoritario y muy diverso en sí mismo, pues está compuesto por multitud de identidades étnico-culturales.
Los niveles de victimización étnico-cultural que sufren los indígenas en la Amazonía peruana son muy preocupantes, pues, por ejemplo, son incluso algo más elevados que los registrados en un estudio norteamericano que sitúa la prevalencia del bullying hacia los indígenas en el 38.6% (Melander et al., 2013). La mayor victimización que sufre el grupo minoritario indígenas es coherente con los hallazgos de un conjunto de estudios (Bjereld et al., 2014; Maynard et al., 2016; Rodríguez-Hidalgo et al., 2014; Strohmeier et al., 2011; Xu et al., 2020). Estas conclusiones son también acordes con las del meta-análisis realizado por Vitoroulis y Vaillancourt (2018) donde se compara la implicación en bullying étnico-cultural entre blancos e indígenas y se evidencia que los indígenas están significativamente más implicados y victimizados. La mayor discriminación hacia este grupo étnico-cultural minoritario indígena puede estar potenciada por actitudes racistas y menores oportunidades de desarrollo que acentúen el desequilibro de poder entre los diferentes grupos étnico-culturales (Rodríguez-Hidalgo, Calmaestra et al., 2019). Asimismo, la alta prevalencia de victimización hacia el grupo étnico-cultural de los indígenas es especialmente preocupante, ya que se han documentado previamente en estudios peruanos altos niveles de manifestaciones racistas (Dorival-Córdova, 2018), especialmente en la Amazonía peruana, donde se ha documentado discriminación hacia el grupo étnico-cultural de los indígenas (Pazos, 2016). Esta victimización discriminatoria, en ocasiones, es perpetuada en las escuelas (Martínez-Torres et al., 2019) y causa un rechazo injusto tanto por integrantes de otros grupos étnico-culturales como entre miembros de distintos grupos indígenas. Ello sitúa a las múltiples culturas indígenas en gran riesgo de desaparición y a los miembros de sus comunidades en situación de vulnerabilidad por desarraigo y en riesgo de exclusión social (Martínez-Torres et al., 2019).
La segunda hipótesis plantea la existencia de un solapamiento entre el bullying personal y étnico-cultural. El estudio concluye que ambos fenómenos están ampliamente solapados. Seis de cada diez participantes se encuentran implicados a la vez en bullying personal y en bullying étnico-cultural. Ser víctima, agresor y/o agresor-victimizado en bullying personal se relaciona con ejercer el mismo rol en el bullying étnico-cultural y viceversa. Estas conclusiones solo encuentran referente de concordancia en un estudio recientemente realizado en España (Rodríguez-Hidalgo, Calmaestra et al., 2019). Estos hallazgos en la Amazonía peruana amplían el conocimiento sobre la relación entre los roles de estas dos formas de violencia entre iguales, más allá de la observación recogida por unos pocos estudios sobre la relación entre ser víctima de bullying y ser víctima de bullying étnico-cultural (Benner y Wang, 2017; Cardoso et al., 2018; Monks et al., 2008; Rodríguez-Hidalgo et al., 2015, 2014). Es especialmente preocupante que casi dos de cada diez adolescentes en la Amazonía peruana se reconozcan en el rol solapado de agresor-victimizado de bullying personal y étnico-cultural.
Se concluye que las menores puntuaciones en autoestima predicen el rol mixto de agresor-victimizado de bullying personal y étnico-cultural. Esto es acorde a la literatura científica donde se han descrito bajos niveles de autoestima en las víctimas (Álvarez et al., 2022; Martínez et al., 2020; Rodríguez-Hidalgo et al., 2014) y se relaciona con estudios donde la baja autoestima implica un mayor riesgo en agresión y victimización por bullying personal (Rodríguez-Hidalgo et al., 2015; Van Geel et al., 2018) y en victimización étnico-cultural (Rodríguez-Hidalgo et al., 2014). Esta doble implicación en agresión y victimización, junto al gran porcentaje observado de indígenas implicados tanto en bullying personal como en bullying étnico-cultural, y contemplando los aportes de Veenstra et al. (2010), se hipotetiza que la mayoría de agresores-victimizados podrían ser originalmente víctimas con baja autoestima poco capaces de defenderse eficazmente. Ello les llevaría a responder con represalias a las agresiones personales y étnico-culturales recibidas, motivadas por el hecho de ser diferentes y de pertenecer a un grupo étnico-cultural minoritario, como se ha visto previamente con otros agresores-victimizados (Goldweber et al., 2013).
Se concluye que las mayores puntuaciones en empatía afectiva predicen el doble rol mixto de víctima de bullying personal y de víctima de bullying étnico-cultural. Este hallazgo, se aleja de la relación negativa encontrada previamente en la literatura entre la empatía afectiva y cognitiva y la victimización (Kokkinos y Kipritsi, 2012). Pero es coherente con los resultados de un estudio realizado en Ecuador que utiliza la misma metodología e instrumentos (Rodríguez-Hidalgo, Pantaleón et al., 2019). También se alinea con observaciones de la literatura científica sobre bullying personal, que resaltan la asociación entre la alta empatía y la victimización (Fousiani et al., 2016; Martínez et al., 2020; Trach et al., 2023; Zych, Farrington et al., 2019). Esta relación entre victimización y empatía parece reforzar el hecho de que los roles de víctimas sean más sensibles y empáticos que otros roles (Caravita et al., 2010; Ortega-Ruiz, 2010). Así, se postula que tanto las víctimas de bullying personal como las de bullying étnico-cultural podrían comprender mejor el impacto emocional que tendría una agresión sobre otros iguales y por ello, no cometerían actos violentos y/o discriminatorios de tipo personal o étnico-cultural.
En el presente estudio no se encuentra ninguna relación significativa entre la empatía y la agresión. Ello contrasta con los resultados de estudios de meta-análisis que destacan la relación entre la empatía y la agresión en bullying personal (Zych, Farrington et al., 2019; Zych, Ttofi et al., 2019). Los mecanismos subyacentes al bullying étnico-cultural podrían ser algo diferentes a los que subyacen el bullying personal, pudiendo tomar un rol de mayor importancia algunos mecanismos de desconexión moral (por ejemplo, percibir a las personas de otras etnias-culturas como menos dignas de trato respetuoso). Estudios futuros deberían centrarse en estos posibles mecanismos.
Respecto a las habilidades sociales, se concluye que la baja asertividad predice el rol mixto de víctima personal y víctima étnico-cultural y el rol mixto de agresor-victimizado personal y víctima étnico-cultural y se relaciona con el rol de víctima de bullying personal. Asimismo, la baja resolución de conflictos predice el rol mixto de víctima personal y víctima étnico-cultural, y se relaciona con ser agresor-victimizado personal y étnico-cultural. Estas conclusiones son coherentes con la literatura previa que describe los bajos niveles de habilidades sociales como predictores de la agresión personal (Jenkins et al., 2017; Nickerson et al., 2008; Pozzoli y Gini, 2010), de la victimización personal (Jenkins et al., 2017; Kochel et al., 2015) y de la agresión étnico-cultural (Vera et al., 2017). Al compararse los resultados con un estudio que vincula las habilidades sociales con la victimización y agresión personal en España y Ecuador, se encuentran resultados similares en España y no en Ecuador, donde no se han encontrado relación entre estas variables (Rodríguez-Hidalgo, Pantaleón et al., 2019). La importancia de diferentes habilidades sociales podría depender del contexto social y cultural, pero se necesitan estudios futuros para confirmar esta posibilidad.
En relación con los grupos étnico-culturales de las y los adolescentes, se concluye que ninguno de los roles mixtos más comunes se predice en función de la pertenencia a ningún grupo étnico-cultural de los estudiados. Sin embargo, sí que se encuentra una relación significativa entre ser indígena y ser víctima de bullying personal y étnico-cultural. Esta relación es acorde a estudios que han hallado que ser miembro de un grupo étnico-cultural minoritario supone un mayor riesgo de implicación en el bullying (Llorent et al., 2016, 2021; Maynard et al., 2016; Rodríguez-Hidalgo et al., 2014; Xu et al., 2020).
La mayor edad y el sexo masculino están significativamente relacionados con el rol mixto de agresor-victimizado étnico-cultural y personal. Asimismo, el rol de víctima de bullying personal y el rol de agresor-victimizado personal y víctima étnica se relacionan con una mayor edad. Los resultados están a la par con estudios latinoamericanos que han encontrado el sexo masculino más implicado (Garaigordobil et al., 2018) y victimizado (Zeladita-Huaman et al., 2022), pudiendo deberse a la cultura machista que se observa en diversas zonas de Perú y Latinoamérica (Meza, 2016). Asimismo, también concuerda con otros estudios peruanos donde se ha encontrado una relación entre una mayor edad y ser agresor-victimizado personal (Martínez et al., 2020).
Los hallazgos del presente estudio hasta aquí descritos permiten corroborar la tercera hipótesis: existen relaciones entre bajos niveles de autoestima, empatía y habilidades sociales y una mayor implicación en los roles mixtos del bullying personal y étnico-cultural. Estos hallazgos contribuyen a reforzar observaciones de un conjunto emergente de estudios especialmente novedosos al haber hallado una relación entre la baja asertividad y la victimización étnico-cultural, aspecto en el que se amplía la literatura científica existente. Se ha evidenciado que las habilidades sociales juegan un papel clave en la predicción de la implicación en bullying personal y en bullying étnico cultural.
En base a las evidencias científicas aportadas, pueden hacerse propuestas de mejora de la prevención y la paliación de la violencia entre iguales en la Amazonía peruana y posiblemente otras zonas geográficas de características similares. A tenor del fuerte solapamiento detectado entre el bullying personal y el bullying étnico-cultural en este contexto, parece esencial que el enfoque de las intervenciones debe considerar la diversidad étnico-cultural de cada escuela para la promoción de la inclusión. Además, deben hacerse desde una perspectiva holística, con un plan de acción y con medidas específicas que deben ser incluidas en el currículo educativo (Llorent et al., 2021). La prevención y paliación psicoeducativa del bullying, para ser verdaderamente efectiva, debe contribuir desde su base a reducir y eliminar los prejuicios étnico-culturales, que son grandes raíces de múltiples formas de violencia y discriminación entre adolescentes que se perciben entre sí como desiguales por aspectos étnico-culturales. Esta prevención y paliación también debe ir más allá de la lucha contra los prejuicios, contribuyendo a desarrollar convivencia intercultural e inclusión de la diversidad.
También se desprende de las conclusiones alcanzadas que para mejorar los programas psicoeducativos de prevención y paliación es clave que tengan como elementos vertebradores el trabajo educativo para la promoción y el desarrollo de la autoestima, de la empatía y de las habilidades sociales. Especialmente deben estimular y acompañar el desarrollo de una valoración positiva propia de las y los adolescentes sobre sí mismos (Clarkson et al., 2019; Espelage et al., 2015; Menesini y Salmivalli, 2017), contemplando los elementos identitarios vinculados a la pertenencia a cualquier grupo étnico-cultural como una base para el crecimiento propio y el comunitario. Hay que contemplar las raíces y conocimientos culturales de origen o procedencia que aporta cada adolescente como parte indisoluble del desarrollo de su identidad individual y como riqueza para compartir en la escuela y en la sociedad. Se tiene que erradicar la idea prejuiciosa en las escuelas de que la cultura de origen de los escolares de grupos étnico-culturales minoritarios supone una desventaja o pobreza. Así se potencia el desarrollo de una autoestima positiva de todos y todas las adolescentes de orígenes étnico-culturales diversos y puede caminarse hacia la convivencia intercultural escolar y social.
Otro elemento vertebrador de los programas preventivos y paliativos debe ser la potenciación de las habilidades sociales. Especialmente el fomento de las competencias y capacidades de asertividad y de resolución de conflictos podría tener un impacto en la reducción de la violencia entre los iguales (Avşar y Alkaya, 2017; Heydenberk et al., 2006; Keliat et al., 2015), facilitando el desarrollo de estrategias de afrontamiento de las víctimas como expresar los sentimientos cuando son acosadas y pedir ayuda (Elliott et al., 2019).
El estudio llevado a cabo presenta información valiosa sobre el bullying étnico-cultural, los diferentes grupos étnico-culturales y su solapamiento con el bullying personal en una zona muy poco estudiada. Además, se describen diferentes factores de riesgo y de protección, teniendo en cuenta los roles mixtos. No obstante, también tiene algunas limitaciones. El tamaño de la muestra es mejorable y los futuros estudios deberían confirmar los hallazgos con muestras representativas. El estudio ha sido transversal y se ha realizado mediante autoinformes de carácter cuantitativo, que pueden contener sesgos de deseabilidad social. Respecto al cuestionario centrado en el bullying personal, no se han incluido instrucciones específicas para que los sujetos excluyeran el bullying por motivos étnico-culturales de sus respuestas. Por tanto, es posible que algunos sujetos que han informado sobre el solapamiento entre el bullying étnico-cultural y personal, en realidad, hayan respondido pensando en la misma conducta. No obstante, los presentes resultados también muestran diversos roles puros, donde los sujetos han informado estar involucrados en el bullying étnico-cultural, pero no en personal y viceversa. Este posible problema de medición es común en todo el campo que se centra en el bullying étnico-cultural (Cardoso et al., 2018; Llorent et al., 2016). Además, el mismo problema ocurre en los estudios centrados en el solapamiento (o cualquier comparación) entre el bullying y el cyberbullying, pues los ítems de bullying, como por ejemplo, haber recibido insultos, no explicitan referirse solo a las formas cara a cara. (Del Rey et al., 2012; Waasdorp y Bradshaw, 2015). Por tanto, estudios futuros deberían también incluir otros instrumentos de medida, afinando la forma de medir los constructos, añadiendo hetero-informes y metodologías cuantitativas y cualitativas. Igualmente, futuros estudios longitudinales deberían confirmar los resultados de este proyecto que se ha realizado con un diseño transversal.
Es necesaria más investigación sobre el bullying y el bullying étnico-cultural, especialmente en zonas vulnerables y con pocos recursos. El avance en el conocimiento sobre estos fenómenos violentos que ocurren en el espacio físico puede también ser una base para el progresivo estudio de fenómenos violentos y discriminatorios que ocurren en los entornos virtuales como el ciberodio o el cyberbullying étnico-cultural. Igualmente, podría ser interesante relacionar el bullying étnico-cultural con otros fenómenos violentos tales como el discurso de odio. Para ello, son necesarias más investigaciones, que además se centren en las diferencias étnico-culturales, para así frenar el racismo y la discriminación. La evidencia científica debe ser la base que conduzca a los diferentes programas educativos, pues su base científica, aumenta las posibilidades de éxito.
FinanciaciónEste trabajo se ha realizado parcialmente gracias a una beca del programa propio de Cooperación de la Universidad de Córdoba. Este trabajo se ha realizado en el marco del Proyecto Programa de Cooperación Internacional al Desarrollo y de Educación para la Paz y el Desarrollo 2023 financiado por el Ayuntamiento de Córdoba.
Este trabajo ha sido posible gracias al apoyo de la Cátedra de Desarrollo Sostenible y Solidaridad de la Universidad de Córdoba (España) en colaboración bajo convenio con el Ayuntamiento de Córdoba.