Justificación: El ictus isquémico agudo es la complicación extracardíaca más frecuentes y grave de la endocarditis infecciosa (EI). Dado que la trombólisis intravenosa (TIV) está contraindicada, la trombectomía mecánica (TM) proporciona una opción potencialmente beneficiosa en estos pacientes. Sin embargo, la evidencia es escasa y controvertida.
Objetivo: Evaluar la eficacia y seguridad de la TM en ictus isquémicos relacionados con EI en comparación con ictus isquémicos de otras etiologías.
Método: Estudio multicéntrico de casos y controles de pacientes tratados con TM desde el 1 de enero de 2011 hasta el 31 de marzo de 2022 en nueve centros integrales de ictus en España. Se incluyeron todos los pacientes consecutivos con ictus isquémico asociado a EI tratados con TM de los centros participantes. Los casos se emparejaron 1:4 con pacientes con ictus isquémico no relacionados con EI del registro poblacional de código ictus de Cataluña (CICAT), utilizando un emparejamiento por puntuación de propensión que incluyó ocho variables. La eficacia se definió por las tasas de recanalización exitosa (mTICI ≥ 2b), mejoría neurológica (disminución ≥ 1 punto en la escala National Institute of Health Stroke Scale [NIHSS] en comparación con la puntuación inicial), respuesta dramática precoz (disminución ≥ 8 puntos en la escala NIHSS en comparación con la puntuación inicial o un NIHSS score de 0-2 puntos a las 24h) y buenos resultados neurológicos a los tres meses (puntuación ≤ 2 puntos en la modified Rankin Scale [mRS]). La seguridad se evaluó por la aparición de una transformación hemorrágica intracraneal (HIC), HIC sintomática, mortalidad cruda y mortalidad relacionada con el ictus isquémico.
Resultados: De los 54 pacientes con ictus isquémico asociado a EI de los centros participantes, 50 casos se compararon con 200 controles. La recanalización exitosa se logró de manera similar en ambos grupos (76 vs. 83%; p=0,253). La mediana de NIHSS a las 24 horas fue comparable entre las dos cohortes, con tasas análogas de mejoría neurológica (78 vs. 78%; p=1) y una respuesta dramática precoz similar (48 vs. 46,5%; p=0,849). No hubo diferencias en cuanto a la tasa de HIC total (28 vs. 19%; p=0,161), excepto cuando se realizó TIV previa (50 vs. 37%, p=0,037). Aunque la mortalidad cruda fue mayor en la cohorte de EI (28 vs. 15,5%; p=0,039), no se observaron diferencias en la mortalidad relacionada con el ictus (12 vs. 15%; p=0,589). A los tres meses del evento, las puntuaciones mRS de los dos grupos eran superponibles (mRS ≤ 2 puntos 50 vs. 58%; p=0,308).
Conclusiones: La TM en los ictus isquémicos asociados a EI fue tan eficaz y segura como en los pacientes sin EI, aunque la realización previa de TIV podría comprometer la seguridad del procedimiento. Se debería considerar incluir en las guías de práctica clínica la recomendación de realizar exclusivamente TM en pacientes con ictus isquémicos relacionados con EI.