Es insólito reconocer que la actual pandemia por COVID-19 ha trastocado el orden mundial en los últimos meses. Como problema emergente, requiere de acciones inmediatas y adecuadas1. Uno de los sectores que más lo ha resentido es el nivel educativo y su escenario de enseñanza-aprendizaje, el cual atraviesa un punto delicado. He leÃdo con sumo interés el artÃculo publicado recientemente por Núñez-Cortés2 y concuerdo en que la nueva realidad debe enfrentarse con estilos de vida adaptados y llevados a cabo de manera responsable.
Como estudiante de medicina, reconozco que lo mÃnimo que podemos hacer es manifestar un compromiso constante, asà como una ferviente disciplina, al reintegrarnos a los nuevos entornos virtuales que las universidades han diseñado para continuar con nuestra preparación. A pesar de las limitaciones que puedan existir, nos están protegiendo al privarnos de los escenarios presenciales y clÃnicos (que, sin duda, resultan esenciales a la hora de desarrollar competencias) para reducir contagios innecesarios. Debe bastar por el momento, ya que la crisis sanitaria ha dejado al descubierto ciertas carencias que presentan algunos sistemas de salud en el mundo y que no han podido solventarse en años. Habrá otras tareas con las que podamos apoyar desde el hogar. Nuestro deber es seguir obedeciendo las medidas sanitarias dentro de lo posible3.
Con el nuevo modelo de educación virtual, algunos docentes han sugerido que se presenten las denominadas «simulaciones clÃnicas protegidas» o prácticas didácticas que nos motiven a pensar, ser crÃticos, indagar en la literatura médica y proponer la mejor manera de resolverlas, siempre con base en criterios éticos. Es verdad que reemplazan el contacto con el paciente, pero, de cierta forma, contribuyen en nuestro autoaprendizaje y el reforzamiento de habilidades. En este sentido, es necesario que el docente jamás deje de cumplir su papel como orientador4,5.
Como la misma ciencia, someteremos esta situación inédita al método de ensayo y error, considerando que es temporal e improvisada (en lo que se regulariza el semáforo de contagios) y que siempre estará la posibilidad de mejorar en caso de extenderse. Es una condición incierta, pero no nos queda de otra, salvo representar los nuevos roles con sensatez.
Declaración de conflicto de interesesNinguno.