Con relación al artículo de José Manuel Marugán de Miguelsanz sobre la situación actual de la formación sanitaria especializada en España1 publicado en esta revista, deseo felicitarle, así como destacar la necesidad de también hacer referencia a la situación de la formación sanitaria especializada2 en España de los enfermeros, concretamente, de la especialidad de enfermería obstétrico-ginecológica.
La formación como matrona en España se contextualiza como especialidad enfermera, empleando el término enfermería obstétrico-ginecológica como sinónimo de matrona. Por tanto, para formarse como matrona en España es necesario cursar previamente el itinerario formativo de grado en enfermería de 4 años, preparar el examen de acceso a la especialidad enfermera de ámbito nacional denominado EIR, y 2 años de formación especializada mediante sistema de residencia.
En España, existen un total de 7 especialidades enfermeras3, de las cuales actualmente solo se oferta el acceso formativo a 6 de ellas (enfermería del trabajo, enfermería pediátrica, enfermería de salud mental, enfermería del trabajo, enfermería geriátrica y enfermería obstétrico-ginecológica) mediante el examen de carácter nacional EIR.
Si bien cabe destacar que la especialidad de enfermería obstétrico-ginecológica (matrona) continúa siendo en la actualidad la única que se considera imprescindible para ejercer en puestos enfermeros específicos como son los servicios de paritorio y además conlleva una retribución económica reconocida como especialista variable según la comunidad autónoma en la que se ejerza.
Este aspecto es un elemento clave en la elección de especialidad por parte de los enfermeros que se presentan al examen de acceso a la especialidad enfermera (EIR), lo que ocasiona que llamativamente año tras año los enfermeros que obtienen los mejores puestos en este examen elijan la especialidad de enfermería obstétrico-ginecológica (matrona).
Por tanto, en España existe un obstáculo muy llamativo en el acceso de los enfermeros a una plaza de formación especializada sanitaria como residente de enfermería obstétrico-ginecológica (matrona); lo que está ocasionando que enfermeros españoles opten por no prepararse el examen de acceso EIR y se trasladen a otros países europeos para formarse como matrona con mayor celeridad, dado que hay países europeos que no tienen establecido realizar un examen de acceso, y ofertan más plazas formativas que en España.
Concluyendo se considera necesario que en el sistema sanitario español se identifiquen y reconozcan los puestos laborales específicos correspondientes a las 7 categorías de especialidades enfermeras existentes y resulta de suma importancia garantizar que los profesionales enfermeros que se especializan en otros países con mayor celeridad adquieran las mismas competencias que en España para poder ejercer su profesión de matrona en este país.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.