P-019 - GRASA EPICÁRDICA Y CALCIO CORONARIO EN PACIENTES CON HÍGADO GRASO NO ALCOHÓLICO Y ALTERACIÓN DEL METABOLISMO HIDROCARBONADO
aEndocrinología y Nutrición, Clínica Universidad de Navarra, Pamplona. bRadiología, Clínica Universidad de Navarra, Pamplona. cMedicina Interna, Clínica Universidad de Navarra, Pamplona.
Introducción: Los pacientes con alteración del metabolismo hidrocarbonado (AMH), ya sea prediabetes (preD) o diabetes mellitus tipo 2 (DM2) e hígado graso no alcohólico (HGNA) presentan una mayor prevalencia de enfermedad cardiovascular (ECV). Estudios han demostrado relación entre grasa epicárdica (GE) y calcio coronario (CC) y ECV.
Objetivos: Cuantificar la GE y el CC valorada mediante tomografía computarizada (TC) en pacientes con y sin AMH e HGNA. Adicionalmente, determinar si los pacientes con fibrosis hepática evaluada cuantitativamente mediante elastografía hepática (EH) o fibrosis-4 (FIB-4) Score se correlacionan con un mayor riesgo de ECV mediante la valoración de la GE y el CC.
Material y métodos: Se llevó a cabo un estudio retrospectivo y transversal en pacientes con HGNA con y sin AMH. Se obtuvieron datos clínicos, marcadores séricos y estudios de imagen (TC y EH). Se excluyeron los pacientes con otras causas de hepatopatía. En EH, se determinó la presencia de rigidez hepática aumentada si ≥ 8,2 kPa. En TC, se cuantificó la GE y grasa visceral entre -45 a -190 vóxels, el CC según el método de Agatston. El FIB-4 Score: (edad × AST)/ (plaquetas × #vALT); fibrosis ≥ 2,67.
Resultados: 81 pacientes cumplieron los criterios de inclusión. La edad promedio fue de 58,98 ± 10,63 años. Un 82,72% (67/81) eran hombres, con un IMC medio de 30,22 ± 4,83 kg/m2 y grasa corporal (CUN-BAE) de 33,96 ± 7,56%. Un 43,21% (35/81) eran hipertensos, 53,08% (43/81) tenían dislipemia, 17,28% (14/81) tenían SAOS, 17,28% (14/81) hiperuricemia y 64,19% (52/81) habían sido exfumadores o fumadores actuales. Se constató una insulinorresistencia moderada-severa (HOMA-IR 6,43 ± 2,74). Un 13,58% (11/81) presentó rigidez hepática aumentada valorada por EH. El 35,80% (29/81) tenían DM2 y el 30,86% (25/81) tenían preD. Los pacientes con DM2 tenían 7,44 ± 7,07 años de evolución con una HbA1c de 7,19 ± 0,91%. Los pacientes con AMH presentaron mayor GE en comparación a los pacientes sin AMH (218,33 ± 115,34 cm3 vs 166,69 ± 80,77 cm3; p = 0,047). La cantidad de grasa visceral cuantificada por TAC fue superior en los pacientes con AMH (5.482,89 ± 1.727,4 cm3 vs 3.549,77 ± 1.836,89 cm3; p < 0,001), de igual forma, la grasa corporal según CUNBAE fue superior en los pacientes con AMH (35,47 ± 6,74% vs 30,87 ± 8,46%; p = 0,011). No se encontró diferencia significativa en el calcio coronario en ambos grupos (293,51 ± 541,40 vs 335,55 ± 369,97; p = 0,174). En los pacientes con AMH, se evidenció una correlación positiva significativa entre rigidez hepática (EH) y CC (r = 0,705; p = 0,005); así como con GE sin alcanzar la significancia estadística (r = 0,271; p = 0,091). Adicionalmente, se constató una correlación positiva entre el volumen de GE y la grasa visceral (r = 0,731; p = < 0,001).
Conclusiones: En los pacientes con AMH, la fibrosis hepática valorada mediante EH y la grasa visceral valorada mediante TC se correlaciona positivamente con el CC y el volumen de GE. Su identificación precoz puede favorecer la instauración de medidas preventivas que reduzcan el elevado riesgo de ECV.