La falta de honestidad en investigación es reprobable. El Dr. Scott S. Reuben, anestesiólogo del Baystate Medical Center, en Springfield, Massachusetts, Estados Unidos; un líder y pionero en el área de la analgesia multimodal, ha sido considerado sospechoso de cometer fraude, al haber falsificado los resultados como mínimo en 21 manuscritos publicados a lo largo de 15 años, en lo que puede convertirse en uno de los fraudes en la investigación médica mayores y más prolongados en el tiempo. Además de la invención de los datos, el autor podría haber cometido falsificación en la publicación. Los coautores no han sido acusados, pues alegan que sus nombres también fueron falsificados. Los editores de las revistas más afectadas, Anesthesiology y Anesthesia & Analgesia, han publicado editoriales en los que se retractan los manuscritos que consideran fraudulentos. Al tratarse el Dr. Reuben de una referencia en la analgesia multimodal postoperatoria, múltiples estudios de otros autores cuyas hipótesis se han basado en los manuscritos reprobados, podrían verse afectados del mismo modo (“contaminado”). Las definiciones y los mecanismos de persecución y condena de la mala conducta científica son muy variables en los diferentes países de nuestro entorno, lo que crea una cierta incertidumbre a la hora de actuar frente a este problema, que, más allá de la posible repercusión legal, afecta a la salud de los pacientes y a nuestro conocimiento. Aunque el concepto de analgesia multimodal pueda seguir defendiéndose, no podemos estar absolutamente seguros de sus beneficios sin la realización de nuevos ensayos clínicos que reparen el daño provocado por este fraude.
Untruthfulness in research is reprehensible. Dr Scott S. Reuben, an anesthesiologist at Baystate Medical Center in Springfield, Massachusetts in the United States, a leader and pioneer in the field of multimodal analgesia, has been accused of fraud, specifically of having falsified results in at least 21 manuscripts published over a period of 15 years. This may come to be seen as one of the largest-scale and longest-running acts of medical research fraud ever. Apart from fabricated data, it seems the author committed other acts of misconduct. His coauthors have not been accused of wrongdoing, as they allege their names were falsely appended to the manuscript. The editors of the 2 most implicated journals, Anesthesiology and Anesthesia & Analgesia, have published editorials retracting the papers they judge to be fraudulent. Because Dr Reuben is a major figure in postoperative multimodal analgesia, many studies by other authors whose hypotheses have emerged from findings announced in the discredited papers may also now be considered contaminated by association.
The definitions of scientific misconduct and the procedures for pursuing offenders vary greatly from country to country, creating a certain degree of uncertainty about how to proceed when we confront this problem. Beyond any possible legal liability that might arise, there are the questions of how fraud might affect patients’ health or the medical knowledge base. Although the concept of multimodal analgesia may continue to be defended, we cannot be absolutely sure of its benefits without carrying out new clinical trials to repair the damage done by this act of misconduct.
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