Descripción del caso: Varón de 40 años sin antecedentes de interés, atendido telefónicamente por cuadro de siete días de evolución consistente en fiebre, malestar general, astenia intensa y poliartralgias, sin otra clínica acompañante. Filiamos el caso como posible coronavirus, y dada la ausencia de datos de alarma indicamos aislamiento domiciliario y solicitamos PCR en nuestro centro de referencia. Cinco días más tarde, contactamos de nuevo con él para comunicarle el resultado negativo, este persiste con febrícula e intenso malestar, por lo que indicamos que acuda para valoración.

Exploración y pruebas complementarias: A su llegada objetivamos regular estado general e ictericia muy marcada, que al interrogar de forma dirigida descubrimos se había acompañado de coluria, acolia y molestias inespecíficas en hipocondrio derecho. A la exploración abdomen blando y depresible con molestias a la palpación en hipocondrio derecho, Murphy negativo.

Orientación diagnóstica: Derivamos a Urgencias donde se realizaron pruebas complementarias que objetivaron fallo hepático agudo, acompañado de patrón colestásico, sin alteración de la vía biliar ni presencia de litiasis en las pruebas de imagen.

Diagnóstico diferencial: Dada la ausencia de consumo de alcohol u otros tóxicos hepático, el paciente fue ingresado con sospecha de hepatitis aguda de probable origen viral.

Comentario final: En esta nueva era, en que el coronavirus está en el diagnóstico diferencial de prácticamente cualquier cuadro; la consulta telefónica, en la que nos basamos en la clínica relatada por el paciente; y la demora presente en Atención Primaria debida a la escasez de recursos, se está generando en muchos casos un marcado retraso en el diagnóstico de cuadros agudos graves, con el empeoramiento en el pronóstico que eso conlleva.

Palabras clave: Coronavirus. Hepatitis. Fiebre.