En este artículo se presenta un relato de experiencia sobre un método de aprendizaje activo llevado a cabo en la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia (España). El aprendizaje basado en el análisis de vídeos-problema dramatizados supone una forma de adquirir los conocimientos y habilidades en áreas concretas de interacción médico-paciente, de manera reflexiva y abierta para los participantes, apelando a aspectos emocionales y no solamente cognitivos. También se expone como se ha llevado a cabo la experiencia y se explican los fundamentos de dicho modelo. Finalmente se reflexiona acerca de su idoneidad en ciencias de la salud.
This article presents an experience report on an active learning method carried out at the Faculty of Medicine of the University of Murcia (Spain). Learning based on the analysis of dramatized problem videos is a way of acquiring knowledge and skills in specific areas of doctor-patient interaction, in a reflective and open way for the participants, appealing to emotional and not only cognitive aspects. It also describes how the experience was carried out and explains the foundations of this model. Finally, we reflect on its suitability in health sciences.
Existen multitud de métodos de aprendizaje puestos en práctica en ciencias de la salud que beben directamente de los postulados constructivistas1, en los que el papel del estudiante es activo. Uno de ellos es el aprendizaje basado en problemas (ABP)2. Se define como el aprendizaje que resulta del proceso de trabajo hacia la comprensión o resolución de un problema3. No es algo innovador. Desde los años 50 se viene implantando como respuesta al aprendizaje memorístico y parcelado en las facultades de medicina3–6. En el ABP los estudiantes usan elementos impactantes o desconocidos del caso o escenario problemático, para después definir sus propios objetivos de aprendizaje. Posteriormente, realizan un estudio autodirigido antes de volver a reflexionar en grupo para discutir los conocimientos adquiridos sobre el caso. Por lo tanto, en el ABP no se trata de resolver problemas per se, sino que se usan problemas para aumentar el conocimiento y la comprensión de los participantes2.
Estos elementos del ABP pueden ser extrapolados a otros dominios del aprendizaje, como la simulación clínica7 o en la reflexión sobre vídeos-problema dramatizados8. De ahí que la potencia pedagógica del ABP pueda ser usada en la resolución o reflexión de problemas presentados como dramatizaciones basadas en la realidad asistencial y referidas a un problema real o potencial del ámbito de estudio de las ciencias de la salud.
El drama podría activar el aprendizaje al sumergir a los estudiantes en situaciones complejas, poniéndolos en un contexto que les haga preguntarse ¿qué haría yo en este caso? El drama en los vídeos-problema induciría a los participantes a reflexionar y engancharse emocionalmente, para después desarrollar un pensamiento crítico acerca de la temática presentada.
La neurociencia social y afectiva está revelando más claramente que nunca la interdependencia de cognición y emoción9 en el cerebro. Se ha descrito la importancia de la emoción para guiar el aprendizaje exitoso10. Los avances en la neurociencia social nos hacen reflexionar si podemos separar por más tiempo emoción y aprendizaje. Al igual que con otras formas de aprender e interactuar, construir el aprendizaje académico debería integrar la emoción y la cognición en un contexto más amplio10.
Además del componente emocional que la dramatización provee a los participantes, en el aprendizaje con la resolución de vídeos-problema dramatizados se promueve la reflexión. No se puede hablar de aprendizaje en profundidad sin apelar al componente reflexivo del mismo. En el aprendizaje basado en simulación clínica, por ejemplo, esta reflexión guiada sobre lo sucedido en un escenario se conoce como debriefing y se trata de una técnica estructurada que puede llevarse a cabo siguiendo numerosos modelos11, entre los que destaca el «Buen Juicio»12,13. Este método induce a los participantes a trabajar modelos mentales que guían sus conductas. Es un modelo de cambio cognitivo que pretende hacer reflexionar sobre la acción y la consecuencia, enfocando la reflexión en la cognición de los participantes14.
Teniendo en cuenta el marco conceptual que nos proveía el constructivismo, y con métodos establecidos y probados como el ABP, el aprendizaje guiado por la emoción descrito por la neurociencia o las técnicas de reflexión/debriefing como el Buen Juicio, nos planteamos la creación de una metodología de aprendizaje en ciencias de la salud, basada en vídeos-problema dramatizados (VPD). Con los vídeos-problema podríamos plantear situaciones no resueltas con un final abierto sobre problemas comunes sobre los que aprender, que afectasen emocionalmente a los estudiantes, y que fuesen susceptibles de resolverse tras un debriefing estructurado.
Procedimiento. Estructura y creación de la metodología de aprendizaje con vídeos-problema dramatizados. Relato de experienciaEn este proceso de creación se han seguido los siguientes pasos:
a. Creación de los vídeos-problema.
b. Desarrollo de la metodología de aprendizaje con vídeos-problema.
c. Puesta en marcha del método. Experiencias actuales con esta metodología.
Creación de los vídeos-problemaComo paso previo a la exposición de los vídeos a los participantes, es necesaria la elección de la temática/situación según las competencias que se quieran trabajar con los estudiantes. Para este proceso creativo, se deben escoger, mediante un panel de expertos preferentemente, situaciones que planteen los dilemas más comunes en determinadas situaciones clínicas. Un siguiente paso es redactar los objetivos de aprendizaje relacionados con estas situaciones. A continuación, y de acuerdo con estos objetivos, deben diseñarse y redactarse los guiones de las dramatizaciones. Hay que señalar que deben ser situaciones que, emocionalmente, afecten al espectador y ser bastante comprimidas y con un final inconcluso. Los vídeos, una vez grabados, no deberían superar más de 3-4 minutos con el objeto de mantener la atención, la motivación y generar impacto en los estudiantes.
La primera ocasión en que pusimos en práctica la creación de vídeos-problema fue en un contexto de aprendizaje sobre violencia de género8. Buscamos actores, muchos de ellos eran actrices o actores aficionados que trabajaban en alguna profesión relacionada con la salud y que, por lo tanto, conocían el ambiente sanitario y comprendían los problemas que se planteaban. Esto facilitó la formación y el entrenamiento de pacientes estandarizados y actores. Una vez diseñados los escenarios, instruidos los actores y seleccionado el contexto se procedió a la grabación de los vídeos-problema dramatizados (fig. 1) y su montaje posterior.
El resultado de las grabaciones fue evaluado y pilotado por parte de los expertos. Estos vídeos de final inconcluso que planteaban situaciones difíciles y buscaban conmover al alumno fueron denominados «vídeos-problema dramatizados».
Para cada vídeo-problema se diseñó una ficha específica, donde figuraban los objetivos de aprendizaje y la estructura para realizar el análisis de la situación. Este aspecto es fundamental para guiar al facilitador durante el debriefing y para que se resuelvan todos los dilemas que plantea el vídeo. Estas fichas (fig. 2) nos permitieron lograr una estandarización en el manejo de los vídeos y aseguraron un desarrollo similar, independientemente de la persona que tuviera el rol de formador.
Desarrollo de la metodología de aprendizaje con vídeos-problemaEl proceso de análisis del vídeo, que puede ser on-line, síncrono o presencial, se desarrolla de la siguiente forma:
- 1.
Siguiendo las normas de la INACLS15 se genera un espacio seguro, un ambiente donde los alumnos se sientan libres de manifestar sus pensamientos y creencias. Se explica el proceso.
- 2.
De entre los alumnos, un voluntario va a asumir el rol del médico o enfermera que protagoniza el vídeo y se enfrenta a un dilema.
- 3.
Visualización del vídeo-problema dramatizado.
- 4.
Fase de descarga emocional: el alumno que ha asumido el rol explica como le ha hecho sentirse emocionalmente en esta situación. Se trata de expresar emociones en una o 2 palabras que reflejen como se siente.
- 5.
El alumno describe qué ha pasado en el vídeo y como lo interpreta. Aquí intervienen el resto de espectadores y aseguramos que se ha entendido el mensaje y el contexto del vídeo.
- 6.
Con ayuda de las fichas, el facilitador va guiando el debriefing en base a los objetivos de aprendizaje. Primero con el alumno que ha asumido el rol del protagonista y luego con el resto de estudiantes que van participando en una conversación donde se tratan de identificar problemas y buscar soluciones a la situación inconclusa que planteaba el vídeo.
- 7.
Transferencia: una vez que se ha saturado el análisis del vídeo buscamos situaciones similares reales y aplicamos lo que hemos aprendido a partir del vídeo.
- 8.
Cierre: ponemos en común un par de palabras sobre qué nos llevamos de esta experiencia.
Los vídeos-problema dramatizados ofrecen la oportunidad de profundizar y contextualizar situaciones incómodas de plantear por su contenido, o por ser controvertidas. Estos vídeos nos permiten hablar desde la emoción, pero de una forma objetiva.
Puesta en marcha del método. Experiencias actuales con esta metodologíaSe han realizado formaciones con alumnos de grado, personal en formación (residentes) y profesionales, como por ejemplo en el entrenamiento de seguimiento telefónico de pacientes con COVID-1916 o en la atención clínica a la violencia de género8. Esta formación se realizó de forma on-line síncrona por medio de la plataforma ZOOM®, lo que supuso el valor añadido de acercar esta metodología a alumnos ubicados en lugares muy diversos.
Otros proyectos están en marcha como la atención a las víctimas de agresión sexual o suicidio. En general la experiencia refleja muy buenos resultados de satisfacción y de percepción del aprendizaje. Es por tanto una metodología activa que combina diferentes tipos de aprendizaje, que se basa en la reflexión a través de la emoción y que está diseñada también con un formato que salva distancias y tiempos.
ConclusionesCreemos que el aprendizaje con vídeos-problema dramatizados abre un amplio abanico de posibilidades para el entrenamiento en habilidades de atención a pacientes en diversas situaciones complejas que, de otro modo, habría que abordar desde un enfoque menos reflexivo y comprometido. El aprendizaje con VPD supone imbuir a los participantes en la toma de decisiones y los involucra en la atmósfera del escenario, como protagonistas de la acción, debiendo terminar las situaciones que se plantean y reflexionar sobre sus propias creencias y prejuicios. Seguimos trabajando en instaurar este método, protocolizarlo y extraer resultados que sirvan para demostrar su eficacia en todas las ramas de ciencias de la salud.
Responsabilidades éticasDado que se describe una experiencia de aprendizaje, no ha sido necesaria la aprobación del comité de ética ni firmar el consentimiento informado.
FinanciaciónAutofinanciado.
Conflicto de interesesLos autores declaramos no tener ningún conflicto de interés.