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Vol. 19. Núm. S2.
Páginas 187-191 (octubre 2018)
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Vol. 19. Núm. S2.
Páginas 187-191 (octubre 2018)
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El Traité de la vraie cause des maladies et manière de les guérir (1776) de Jean Gaspard d’Ailhaud: análisis y traducción
Jean Gaspard Ailhaud's Traité de la vraie cause des maladies et manière de les guérir (1776): Analysis and translation
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Beatriz Martínez Ojeda
Departamento de Traducción e Interpretación, Lenguas Romances, Estudios Semíticos y Documentación, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Córdoba, Córdoba, España
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Resumen

Este trabajo tiene como objetivo el estudio del panorama médico del siglo xviii en Francia por medio del análisis de las principales técnicas terapéuticas utilizadas durante esa época. Se realizará, asimismo, una breve disección sobre la figura y la obra de uno de los autores franceses por excelencia en la difusión de la medicina popular dieciochesca, Jean Gaspard d’Ailhaud, y se llevará cabo la traducción al español de algunos fragmentos representativos de Traité de la vraie cause des maladies et manière de les guérir (1776).

Palabras clave:
Francia
Siglo xviii
Medicina popular
Jean Gaspard d’Ailhaud
Polvos purgantes
Abstract

The aim of this work is to discuss the medical panorama in 18th century France using an analysis of the main therapeutic techniques used. A brief dissection of the figure and work of one of the major authors who widespread popular medicine in this century, Jean Gaspard d’Ailhaud. Furthermore, some representative fragments of the Traité de la vraie cause des maladies et manière de les guérir (1776), (The real causes of illnesses and how to treat them) will also be translated into Spanish.

Keywords:
France
18th century
Popular medicine
Jean Gaspard d’Ailhaud
Purgative powder
Texto completo
Introducción

El panorama científico del siglo xviii en Francia revela la existencia de una significativa popularización de la medicina, lo que significa que gran parte de la población que desempeñaba la profesión médica no gozaba de la formación académica necesaria para llevarla a cabo rigurosamente. Entre otros, el elemento pecuniario ha sido, y seguirá siendo a lo largo de los siglos, una de las principales causas a las que ha obedecido dicha vulgarización de las artes médicas, por lo que no es de extrañar que los estratos sociales con medios económicos más modestos se vieran obligados a recurrir en caso de enfermedad a curanderos y sanadores de dudosa profesionalidad.

Por otro lado, la difusión de la literatura médica elemental, también denominada «medicina doméstica», orientada a abarcar a un público más variado para paliar así lo restringido de la profesión médica tradicional, puso al alcance de casi cualquier individuo todo tipo de saberes terapéuticos. Esta iniciativa basada en lo que Jacques Poirier y Claude Langlois1 apodaron el binomio «réduction-séduction», consistía en simplificar los conocimientos científicos para hacerlos comprensibles, e incluso practicables, de modo que cualquier lector pudiera sanarse o sanar en caso de necesidad. He aquí la «séduction» a la que aluden los autores, pues si todo conocedor de la ciencia popular médica se sentía capacitado para desempeñarla, podría hacer de esta una profesión potencialmente fructífera.

Aprovechando este filón literario, algunos facultativos se dedicaron a difundir obras sobre medicina doméstica, como es el caso de Joseph Marie Audin-Rouvière (1769-1832), quien, en perjuicio de su propio gremio, sostuvo en La médecine sans le médecin, ou Manuel de santé. Ouvrage destiné à soulager les infirmités, à prévenir les maladies aigues, à guérir les maladies chroniques, sans le secours d’une main étrangère (1828)2 que era posible curarse de cualquier afección sin necesidad de recurrir a un médico de formación.

Así pues, provistos de estos saberes médicos rudimentarios, no pocos se aventuraron en proponer sus propios métodos curativos, que tildaban de novedosos y exclusivos para captar así la atención del vulnerable vulgo. Algunos de estos oportunistas lograron, con sus técnicas poco ortodoxas, granjearse una buena fortuna e, incluso, hacerse un hueco en la historia de la medicina, como es el caso de Jean d’Ailhaud. Con esta aspiración, inventó los célebres «poudres purgatives», tradicionalmente conocidos como el «remède universel d’Ailhaud», cuyo rotundo éxito tanto en Francia como en el extranjero le procuró, entre otros muchos beneficios, el título nobiliario de barón de Châtelet3.

Principales técnicas médicas del siglo xviii en Francia

Hasta bien entrado en Francia el siglo xviii, la sangría, o el procedimiento de extracción sanguínea como medio de sanación, seguía siendo el método más habitual para tratar a un paciente en caso de enfermedad. Junto a la sangría, las purgas medicamentosas, fundamentadas en la teoría de los 4humores, eran la alternativa por excelencia del facultativo de la época.

Tal y como apuntan León y Barettino4, uno de los hechos que contribuyó a la puesta en tela de juicio de los métodos tradicionales fue la aparición paulatina de los llamados «secretos médicos», que se comercializaban como verdaderas panaceas de beneficios milagrosos. Así fue como comenzaron a surgir diferentes tendencias médicas que, con mayor o menor eficacia y credibilidad, lograron hacerse con un número incalculable de adeptos.

Por otra parte, se observa una clara tendencia hacia la simplificación de la técnica médica y al uso progresivo de los recursos naturales como ingredientes medicamentosos. Este fenómeno, tradicionalmente denominado «naturalismo hipocrático», que en el siglo xviii condicionó de manera significativa el progreso de multitud de disciplinas científicas, tuvo una especial repercusión en la ciencia médica.

En este sentido, fueron incontables los facultativos que quisieron beneficiarse de esta moda terapéutica por medio de la utilización y difusión de remedios y recetas curativos, que hacían de las hierbas, plantas y otros elementos naturales, su ingrediente principal, como es el caso de Barthélemy Algerony o Agirony y de Algaron Toscano. El primero propuso como alternativa a la utilización del mercurio un remedio vegetal de elaboración casera, fabricado con plantas medicinales, para la curación de enfermedades venéreas, remedio que difundió públicamente en su obra: Des bons effets du remède végétal antivénérien du Sieur Agirony, botaniste, etc., avec la manière d’user dudit remède (1772)5. Por su parte, Algaron Toscano obtuvo la patente de un remedio casero familiar, que había llegado a sus manos tras pasar de generación en generación; se trataba de un antídoto, denominado «orvietán», elaborado a base de vino, miel y hierbas parcialmente tóxicas, entre las que predominaba el opio, que había sido concebido para combatir cualquier tipo de envenenamiento.

Jean Gaspard d’Ailhaud: su figura y su obra

Jean d’Ailhaud, cirujano de profesión, debe su predicamento al polvo purgativo al que dio su nombre, que concibió, en un primer momento, tal y como afirma en su única obra publicada, Traité de l’origine des maladies et de l’usage de la poudre purgative, para tratar de poner remedio a la enfermedad que había heredado de sus antepasados6.

Desdeñando la tradicional técnica de la sangría, Jean d’Ailhaud opta por el método de las purgas medicamentosas, que entiende como el único medio de curación posible. Sostiene en su Traité que su remedio universal posee la propiedad de curar todas las enfermedades y dolencias existentes, pues todas se deben a una causa común: la del desequilibrio de alguno de los 4humores de los que está compuesto el cuerpo humano.

A su muerte, su hijo, Jean Gaspard d’Ailhaud, heredó, además del secreto de los polvos purgantes, la ingente fortuna de su familia; se propuso, entonces, seguir difundiendo los extraordinarios beneficios que atribuían al remedio familiar con el fin de explotar al máximo la fuente inagotable de riqueza de la que se había beneficiado su padre. Con este propósito, publicó a lo largo de su vida 7 obras, cuya mayoría incluye testimonios de pacientes que describen cómo el método d’Ailhaud les ha librado de su enfermedad. Por medio de dichos testimonios, amén de ensalzar las propiedades del producto, pretendía acallar los juicios negativos de aquellos que ponían en tela de juicio que un solo medicamento pudiera combatir cualquier tipo de afección. De hecho, no pocos facultativos se propusieron, en pleno apogeo de la purga d’Ailhaud, rebatir su efectividad universal. En este sentido, Tixier, médico de reconocido prestigio de la época, trató en su obra Dissertation physique sur la poudre purgative de M. Ailhaud (1746)7 de refutar la teoría y demostrar que el remedio universal no era aplicable en todos los casos, y que era peligrosa su aplicación en algunos de ellos3.

Conocedor de las críticas que desde el descubrimiento del remedio universal habían suscitado el recelo de ciertos miembros de su gremio, Gaspard d’Ailhaud trata de hacer frente a sus detractores publicando Lettres des guérisons opérées par le remède universel (1763)8, que incorpora exclusivamente testimonios de enfermos que corroboran las propiedades y virtudes sobresalientes del método.

Sin embargo, pese a los prolijos esfuerzos d’Ailhaud por salvaguardar la reputación familiar, se multiplicaban los difamadores en todos los rincones del mundo en los que el remedio del imperio familiar d’Ailhaud había triunfado hasta el momento. En España, las autoridades sanitarias prohibieron desde un principio la venta del producto, argumentando, entre otros motivos, los efectos nocivos que acarreaba su consumo reiterado. Sin embargo, y a pesar de que autores como Vicente Ferrer, Juan de Zúñiga, Leandro de Vega, entre otros, desprestigiaron con saña el remedio francés, siguió comercializándose a precios desorbitados de forma ilegal9.

Frente a todo pronóstico, los polvos purgantes siguieron granjeándose adeptos entre la población española y continuaron siendo objeto de estudio durante bastante tiempo después, de lo que da muestras el profesor en medicina y cirugía Francisco Álvarez en su obra Formulario universal, en la que, casi un siglo más tarde, alude a la posible composición de los polvos purgantes10.

Traité de la vraie cause des maladies et manière de les guérir (1776) de Jean Gaspard d’Ailhaud. Fragmentos traducidos

Esta extensa obra de Jean Gaspard d’Ailhaud fue concebida por su autor con un claro propósito: refutar los comentarios que negaban la eficacia de los polvos purgantes.

Satisfaciendo las exigencias de aquellos que, incrédulos, reclamaban a Jean Gaspard d’Ailhaud que describiese de forma pormenorizada la aplicación de su remedio para sanar cada una de las dolencias y enfermedades hasta entonces conocidas, concibe esta obra que divide en 7 capítulos o «livres».

El primero de ellos se centra en el tratamiento de las enfermedades generales y de aquellas que producen secreciones. Como dato curioso, se trascribe y traduce el método que propone para curar la fobia, que considera un trastorno físico, y no psicológico:

La peur ou frayeur […] affecte l’âme d’une façon singulière: elle détient les esprits dans la tête, où ils circulent avec une irrégularité capable d’altérer le genre nerveux, et de produire toutes les maladies qui en dépendent.

La peur […] est capable de troubler l’ordre des sécrétions […] lesquelles s’opposant à la libre circulation du sang, occasionnent les maladies les plus graves, et la mort même […].

Il faut donc, pour prévenir les effets dangereux de la peur, se purger au moment qu’on en est atteint, avec une prise du Remède universel, que l’on continuera chaque jour, jusqu’à ce que les humeurs arrêtées par la peur soient évacuées, et que les symptômes qui en dépendent soient dissipés.

La fobia o el miedo […] afecta el alma de forma singular: retiene los fluidos en la cabeza, en la que circulan con una irregularidad capaz de alterar el sistema nervioso y de provocar todas las enfermedades que de él dependen.

La fobia es capaz de alterar el orden de las secreciones […] que se oponen a la libre circulación sanguínea, ocasionando las enfermedades más graves, e incluso la muerte […].

Por tanto, para prevenir los efectos nocivos de la fobia, es preciso purgarse en cuanto se produzca, por medio de una toma del remedio universal, que se repetirá hasta que se evacuen los humores estancados por la fobia y hasta que desaparezcan los síntomas que esta provoca.

Del segundo volumen, en el que Gaspard d’Ailhaud se ocupa de las enfermedades de la cabeza y de los nervios, es de especial enjundia, por lo insólito de la explicación, hacer referencia a la sección que dedica al tratamiento de la «stupidité et de la perte de mémoire». Tras la descripción de la enfermedad, el autor incorpora varias cartas de pacientes que, tras seguir el tratamiento recomendado por d’Ailhaud, manifiestan haberse curado de la estupidez y de la pérdida de memoria:

J’en [la poudre] ai usé encore plusieurs fois, selon le conseil que vous me donnez dans votre réponse, et je puis vous attester que ma santé se rétablit tous les jours […]. Je n’ai plus d’étourdissement et rarement des maux de tête. J’ai recouvré la mémoire et l’ouïe, et j’ai la langue assez libre pour m’énoncer très facilement.

Lo he tomado [el polvo] varias veces más, siguiendo el consejo que me dio en su respuesta, y puedo notar que mi salud se recupera cada día […]. Ya no padezco mareos y rara vez tengo dolor de cabeza. He recobrado la memoria y el oído, y tengo la lengua lo bastante ágil como para expresarme con fluidez.

El tercer volumen se centra en aquellas enfermedades que se producen en la zona pectoral, tales como el asma, las palpitaciones, la tos, etc. Llama la atención el hecho de que proponga en este apartado un remedio para el hipo y que incorpore el testimonio de un paciente que había padecido este movimiento compulsivo del diafragma durante 4meses continuados.

En el cuarto volumen, dedicado a las enfermedades que se desarrollan en el bajo vientre, se describe el tratamiento para aliviar y curar el dolor estomacal, el cólico, la diabetes, la incontinencia urinaria y el vómito, entre otras afecciones. Resulta un tanto paradójico que el autor recomiende el mismo tratamiento para combatir enfermedades que requieren una medicación suave para evitar la evacuación, como para enfermedades que precisan una medicación agresiva con efectos laxativos.

Del quinto volumen, que versa sobre las enfermedades que tienen lugar en el tronco y en las extremidades del cuerpo humano, sorprende la capacidad del autor para justificar la utilización de los polvos para sanar dolencias en cuyo tratamiento no tendría lógica alguna emplear un medicamento purgante; el fragmento que trascribimos ilustra el pretexto del que se sirve d’Ailhaud para justificar la utilización del remedio universal en el tratamiento de huesos fracturados:

Les os fracturés exigent beaucoup d’attention de la part du chirurgien. Il doit observer de remettre les os fracturés dans l’état naturel, et de les contenir par des bandages […]. Il est difficile que l’inquiétude et la douleur qu’on ressent, lors de la luxation ou de la fracture des os, n’occasionnent un dérangement dans la filtration des humeurs. Pour éviter les dépôts et accidents qui dépendent de ce dérangement, et donner la suite aux humeurs arrêtées, on se purgera une fois tous les cinq jours.

Los huesos fracturados requieren mucho cuidado por parte del cirujano. Es preciso recolocar los huesos fracturados en su estado original y de contenerlos con vendajes […]. Es probable que la preocupación y el dolor que se siente al producirse una luxación y una fractura de huesos ocasione una alteración en la filtración de humores. Para evitar los sedimentos y posibles consecuencias que se desprenden de esta alteración, es preciso eliminar los humores estancados, purgándose una vez cada 5días.

Gaspard d’Ailhaud consagra el sexto volumen al tratamiento de las afecciones específicas del sexo femenino, especialmente de aquellas derivadas del embarazo y la lactancia. Puede resultar un tanto inapropiado el título con el que da nombre al trastorno de ansiedad, «affection hystérique», y a la malacia, también denominada síndrome de pica, o el apetito por sustancias no comestibles, que denomina «goût dépravé». Sorprende, asimismo, que identifique tales trastornos como específicos exclusivamente de la mujer.

L’affection hystérique, qu’on pourrait appeler «vapeur hystériques», procède, pour l’ordinaire, d’un dérangement ou irritation dans la matrice […]. Cette irritation procède des humeurs non filtrées et arrêtées dans la matrice, où elles forment des obstructions […]. L’expérience démontre que le remède universel a produit l’effet désiré: il faut en prendre une prise tous les cinq jours pendant trois mois.

La afección histérica, que podríamos denominar «vapores histéricos», se debe, por lo general, a un trastorno o irritación de la matriz […]. Esta irritación es causada por humores no filtrados y estancados en la matriz, en la que forman obstrucciones […]. La experiencia me ha demostrado que el remedio produce el efecto deseado: para ello es necesaria una toma cada 5días durante 3meses.

Le goût dépravé est une espèce d’appétit bizarre qui porte les filles et les femmes grosses à manger avec passion toute sorte d’aliments mauvais, cuits ou cruds, quelquefois même du plâtre, de la cendre, du vinaigre, du cuir, et d’autres matières nuisibles. Cette maladie procède d’un dérangement dans la filtration des esprits […]. Il faut dons évacuer les humeurs arrêtées, et détruire les obstructions par le secours du remède universel.

El gusto depravado es una especie de apetito extraño que provoca en las niñas y en las mujeres embarazadas una necesidad impetuosa de comer alimentos, tanto cocidos como crudos, perjudiciales para la salud, como puede ser el yeso, la ceniza, el vinagre, el cuero y otras sustancias nocivas. Esta enfermedad se debe a un trastorno en la filtración de fluidos […]. Por tanto, es preciso evacuar los humores estancados y eliminar las obstrucciones por medio de la utilización del remedio universal.

El último volumen que finaliza esta extensa obra aborda el tratamiento de las enfermedades específicas de la infancia, aunque es evidente que muchas de ellas se pueden desarrollar a cualquier edad. Trascribimos un fragmento extraído del capítulo dedicado a la «dentition» o formación de los dientes que, a su entender, puede ser causante de una grave enfermedad y provocar, incluso, el fallecimiento del niño:

La dentition est une opération de la nature qui se fait dans la plupart des enfants sans le moindre accident; quelques-uns au contraire se trouvent bien malade à la pousse des dents: les gencives se tuméfient; la bouche s’échauffe, la soif s’enfuit; les douleurs inséparables de cette situation font saliver, excitent le vomissement, le cours de ventre, et causent des tranchées […]. Si la pousse des dents produit une grande inflammation et des symptômes fâcheux qui fassent craindre pour la vie de l’enfant […] on tâchera d’y remédier en donnant à l’enfant […] la dose du remède universel prescrit pour son âge.

La dentición es un proceso natural que se produce en la mayoría de los niños sin el menor incidente; algunos, por el contrario, enferman durante la formación de los dientes: las encías se inflaman, la boca se irrita; los dolores que provoca la dentición causan salivación, estimulan el vómito y producen colitis y cólicos agudos […]. Si el crecimiento dental origina una inflamación severa y síntomas nefastos que hagan temer por la vida del niño […] se intentará remediarlo suministrando al niño la dosis del remedio universal prescrita para su edad.

Tras la relación de enfermedades, d’Ailhaud incorpora un apartado final en el que detalla el modo correcto de suministrar el remedio purgativo, cuya cantidad en gramos será proporcional a la edad del paciente. No obstante, indica que la dosis se podrá aumentar o disminuir según la gravedad de la enfermedad. Concluye la obra valiéndose de un claro pretexto que lo exime de reclamación alguna en caso de que su remedio resulte ineficaz: «on ne doit attendre qu’il fasse des miracles en guérissant ceux qui sont véritablement incurables»11.

Conclusión

El siglo xviii supone en la historia científica francesa, y en la historia científica de otros muchos países, la época de máximo esplendor de la medicina doméstica, que se establece como alternativa por antonomasia para aquellos que no podían hacer frente a los elevados gastos que suponía la medicina tradicional. Entendida esta como un medio de proyección laboral que no implicaba la inversión de mucho tiempo ni esfuerzo para su aprendizaje, no pocos se convirtieron en creadores de remedios terapéuticos caseros que aseguraban ser la cura para todas las enfermedades.

En este contexto de popularización médica, destacan por su fama y repercusión los polvos purgantes d’Ailhaud, con cuya comercialización se enriquecieron 3generaciones completas de dicha familia. Fue, sin duda, Gaspard d’Ailhaud quien mayor difusión dio, por medio de su producción literaria, a los extraordinarios beneficios que se atribuían a dicho remedio universal. Su obra, Traité de la vraie cause des maladies (1776)11, que pone de manifiesto el debate médico por excelencia de la época entre partidarios de la sangría y partidarios de la purga, constituye un excelente recurso documental para la investigación de la medicina dieciochesca francesa, con cuya traducción al español se podría facilitar la labor de aquellos investigadores que quisieran comparar el panorama médico de la época entre nuestro país y el vecino.

Conflicto de intereses

La autora declara no tener ningún conflicto de intereses.

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Dominique-Gaspard Quenin, (1776),
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