El seguimiento académico (cohortes reales) de los estudiantes de medicina durante la carrera brinda información relevante.
ObjetivosConocer indicadores de desempeño académico, regularidad y egreso, así como su relación con el sexo en 25 generaciones de estudiantes de medicina de la Facultad de Medicina de la UNAM en México.
MétodosDiseño longitudinal de cohortes reales, con análisis de las historias académicas de 24.529 estudiantes de las generaciones de 1986-2010.
ResultadosEn generaciones recientes predominan las mujeres, estudiantes más jóvenes, mejores promedios del bachillerato y calificaciones más altas durante la carrera. Las calificaciones del primer año tienden a ser bajas y solo la mitad de los estudiantes son regulares. Cerca del 40% de los estudiantes egresa en los 5 años que estipula el plan de estudios y a los 8 años se llega al 75%.
ConclusionesExiste relación entre el sexo y los indicadores académicos. Deben generase intervenciones tempranas en la licenciatura para mejorar el proceso educativo.
Academic follow-up (cohorts) of medical students during training is a source of relevant information.
ObjectivesTo identify academic performance and graduation rates indicators, and their relationship with gender in 25 cohorts of medical students at UNAM Faculty of Medicine in Mexico City.
MethodsLongitudinal design of true cohorts, with analysis of the academic records of 24,529 students (classes of 1986 to 2010).
ResultsIn recent years, more women than men study medicine, and students are younger and have higher high school and college grades. During the first year of medical school, grades are low and only half of the student population complete all mandatory courses without failing. Graduation rates after 5 years are 40% and after 8 years 75%.
ConclusionsGender and academic outcomes are related. It is important to develop early interventions to improve the educational process.
Las instituciones de educación superior están preocupadas por los retos que enfrentan para atender y retener a una población estudiantil diversa en su preparación y en sus características sociodemográficas1. Uno de los modelos de retención universitaria más citado en la literatura es el propuesto por Tinto en 19752 y sus respectivas adecuaciones a lo largo del tiempo3–6. Aun cuando han surgido otros modelos7 este sigue siendo un referente dado que fue uno de los primeros en enfatizar que el egreso es multifactorial. Terminar una carrera profesional involucra tanto factores personales como académicos e institucionales8–11. En estudiantes de medicina se ha encontrado que las calificaciones están asociadas con los esfuerzos académicos y características personales así como por el bachillerato de procedencia, factores sociales, familiares, económicos, psicológicos y vocacionales12–14; aun así, los factores más importantes para predecir la permanencia en la universidad y el rezago son las calificaciones en la educación media superior y las puntuaciones en los exámenes de ingreso o de diagnóstico15–18.
Diversos estudios indican que la experiencia del primer año en la universidad es fundamental para concluir con éxito los estudios19,20, de ahí que conocer el desempeño académico en esta primera etapa y detectar a los alumnos irregulares es muy importante para diseñar estrategias de intervención tempranas. Dado que la licenciatura de médico cirujano de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se caracteriza por tener planes de estudio seriados y los alumnos no pueden cursar las asignaturas del año subsecuente a menos que hayan aprobado todas las del año previo, la regularidad es un indicador importante para analizar y comparar entre las diversas cohortes.
La Facultad de Medicina de la UNAM ubicada en la Ciudad de México tiene más de 430 años y es la escuela de medicina más grande del país, con más de 16.000 estudiantes y 3.000 docentes (www.facmed.unam.mx). El tiempo estipulado para cursar la carrera de medicina es de 5 años. A los alumnos que no concluyen, la UNAM les otorga 3 años adicionales para que puedan completar la totalidad de los créditos con todos los privilegios de los estudiantes regulares. Por lo tanto, un alumno tiene hasta 8 años para concluir los créditos; de no terminar la carrera en este tiempo solo podrá hacerlo vía exámenes extraordinarios.
El objetivo del trabajo es identificar los indicadores de desempeño académico, regularidad en el primer año y egreso, así como su relación con el sexo en 25 generaciones de estudiantes de la licenciatura de médico cirujano en la Facultad de Medicina de la UNAM.
MétodoEl diseño del estudio es de cohortes reales. Participaron 24.529 estudiantes de las generaciones (cohortes) 1986-2010. Se trabajó con toda la población estudiantil y no con muestras. Los datos se analizaron siguiendo la metodología sobre trayectorias escolares desarrollada en la UNAM21. Las comisiones de Investigación y Ética de la División de Investigación de la Facultad de Medicina de la UNAM aprobaron el protocolo de investigación, número de registro 065/2016.
ResultadosDe 1986 a 2010 el ingreso a la carrera de medicina se ha mantenido constante, en promedio 1.000 alumnos por generación. No obstante, los estudiantes actuales son ligeramente más jóvenes que los de la década de los ochenta; entonces el promedio era cercano a los 20 años (generación 1986: media=20,2; desviación estándar=3,2) y ahora es menor a los 19 años (generación 2010: media=18,7; desviación estándar=1,6). En 1986, la mitad del alumnado eran hombres, en la actualidad cerca de 2 tercios de la población son mujeres. En cuanto al promedio de calificaciones del bachillerato, los alumnos han mejorado año con año sus calificaciones. En los años ochenta, el promedio era de 8, en la actualidad el promedio es de 9,2
Calificaciones licenciaturaEl promedio de calificaciones más bajo es el del primer año, media=7 y desviación estándar=1,3, mientras que a los 5 y 8 años el promedio sube a 7,8 puntos. A lo largo de las 25 generaciones que abarca el estudio las calificaciones de los alumnos han mejorado (fig. 1); las diferencias entre las generaciones son estadísticamente significativas. Al comparar el promedio por sexo, se encontraron pequeñas diferencias entre los promedios de los 2 grupos en los 3 tiempos (primer año, 5 años y 8 años), con una ligera ventaja a favor de los hombres.
RegularidadEn promedio solo la mitad de los alumnos (54%) termina todas las materias durante su primer año. Cuando los datos se comparan por sexo, se observa una ventaja de 10 puntos porcentuales a favor de los hombres (fig. 2).
EgresoEl número de alumnos que egresa en los 5 años que estipula el plan de estudios es muy bajo, 41% (fig. 3). A los 6 años el porcentaje promedio aumenta 23 puntos porcentuales y egresan el 64%, a los 7 el egreso sube al 72%, a los 8, alcanza el 75% y a los 9 solo aumenta un punto porcentual, al 76% (todas diferencias estadísticamente significativas). En los 25 años que comprende el estudio hay muy pocas variaciones en los porcentajes de alumnos que terminan en los 5 años que estipula el plan de estudios. No obstante, los datos indican que a lo largo de los años el egreso ha mejorado cuando se les da más tiempo a los alumnos.
En cuanto al sexo, egresan más hombres que mujeres. A los 5 años los porcentajes de hombres llegan al 47% y los de mujeres al 38%; a los 8 años aumentan al 77% y al 74%, respectivamente. De 1986 a 2010 el egreso ha aumentado en ambos sexos tanto a los 5 como a los 8 años.
DiscusiónEl aumento de mujeres en las universidades, y en particular en la carrera de medicina, es un fenómeno nacional e internacional que se observa en otras instituciones de educación superior22–25. En el Reino Unido predominan las estudiantes de medicina a nivel nacional26 y la Asociación de Escuelas de Medicina de Estados Unidos (AAMC por sus siglas en inglés) indicó que en 2017 por primera vez en la historia de ese país el número de mujeres estudiando medicina era superior al de los hombres (50,7%)27. Diversos factores explican este crecimiento en las universidades, entre otros, el desarrollo de políticas públicas y educativas que buscan una mayor equidad, el control de la fertilidad, el cambio de roles y la emancipación femenina25. Futuros estudios tendrán que analizar el impacto que esto tiene en la selección de las especialidades médicas.
Llama la atención que los alumnos de la escuela de medicina hoy son ligeramente más jóvenes que los alumnos de la década de los años ochenta (18,7 vs. 20,2 años). Este decremento en la edad es posible que se deba a las políticas de selección y aceptación de la UNAM, ya que la demanda a la carrera de medicina es cada vez mayor y obliga a los estudiantes a ingresar a la universidad saliendo del bachillerato. La alta demanda para ingresar a la carrera y el proceso de selección cada vez más exigente también explican por qué los estudiantes de hoy ingresan con mejores promedios de bachillerato en comparación con los estudiantes de hace 3 décadas.
Las calificaciones del primer año son un «cuello de botella»’ que afecta a todos los alumnos. De cada 10 alumnos, 6 no terminan en tiempo las materias que marca el plan de estudios durante el primer año. En un plan de estudios seriado como el de la Facultad de Medicina de la UNAM, reprobar una sola asignatura durante el primer año tiene consecuencias en la vida de los estudiantes, ya que estos no pueden inscribirse al próximo ciclo escolar y tienen que esperar un año completo para volver a retomar los estudios, siempre y cuando acrediten las asignaturas reprobadas en este tiempo.
Fue inesperado encontrar que el número de alumnos irregulares al término del primer año es mayor en las generaciones recientes, con todo y que estos estudiantes llegan aparentemente mejor preparados del bachillerato. También llama la atención que entre el grupo de irregulares haya más mujeres que hombres, ya que otro estudio encontró que en los exámenes departamentales de primer y segundo año el desempeño era mayor en las mujeres15.
Los resultados muestran lo preponderante que es el primer año en la universidad. Conocer el desempeño académico en esta primera etapa y detectar a los alumnos irregulares es muy importante para identificar poblaciones vulnerables desde el inicio de la carrera. También nos lleva a reflexionar sobre la pertinencia de los planes de estudios seriados y sus efectos en los alumnos.
Dada la baja regularidad que se observa desde el primer año no sorprende que los alumnos se vayan rezagando y que menos de la mitad logre egresar en tiempo. Afortunadamente a los 6 años el egreso aumenta casi un 20%, alcanzando un 64% y a los 8 se llega a un 75%. Si la mitad de los alumnos tiene que volver a cursar por lo menos una asignatura del primer año, es legítimo preguntarse cuánto le cuesta a la universidad un alumno irregular.
Otro resultado no previsto fue encontrar mayor egreso en los hombres. Según estadísticas de la OCDE28, las mujeres tienen una ventaja de 16 puntos porcentuales para concluir la licenciatura (47% mujeres y 31% hombres). En un estudio reciente en el que se analizaron los datos de la licenciatura de la UNAM en 20 generaciones, encontramos que es casi 50% más factible que un hombre no termine la licenciatura, el porcentaje de mujeres que termina la licenciatura es del 58%, en comparación con el 44% en los hombres29 (esta brecha de 14 puntos porcentuales se mantiene prácticamente constante a lo largo de los 20 años). Es posible que la carrera de medicina plantee retos específicos para las mujeres que hacen que no egresen igual que los hombres. Futuros estudios deberán indagar acerca de esta problemática.
Nuestro estudio es pionero en nuestro medio por el número de cohortes que analiza. Además, las cohortes dan un panorama histórico sólido y confiable del desempeño académico, la regularidad y el egreso. Una limitación es el carácter descriptivo del análisis, no obstante, es importante aclarar que el estudio es un primer paso de una investigación más amplia que busca conocer factores personales, académicos e institucionales asociados al abandono, rezago y egreso.
Conflicto de interesesNinguno.