La francofonía es un bien patrimonial amenazado por la universalidad anglófona que excluye toda dualidad lingüística. El riesgo de reducción y corrupción del conocimiento influye en la formación, la investigación y las prácticas sobre el terreno.
Para promover la francofonía en el ámbito de la salud, se proponen 10 recomendaciones: 1) publicar sistemáticamente en francés la relación de estudios realizados por equipos francófonos; 2) traducir al inglés los títulos, resúmenes y palabras clave de los artículos francófonos; 3) favorecer la difusión de las producciones científicas y técnicas francófonas; 4) presentar en francés los soportes de presentaciones orales cuando se dirigen a un auditorio francófono; 5) subtitular en francés las presentaciones de trabajos francófonos presentados en otra lengua; 6) citar las fuentes bibliográficas francófonas cuando se trata de referencias prínceps; 7) impulsar las iniciativas y trabajos científicos francófonos en sinergias de colaboración; 8) emplear los términos y expresiones francófonos que existen; 9) redactar en francés los elementos auxiliares de comunicación electrónica (mensaje de ausencia, firma, filiación, diplomas, etc.), y 10) mejorar permanentemente el dominio de la lengua francesa.
Estas recomendaciones pretenden garantizar el empleo del francés en la vida profesional y social como un factor de cohesión, lo cual depende de la responsabilidad de cada uno.
The French language is a cultural asset, which is being threatened by the universal use of English, therefore excluding all linguistic duality. The risk of reduction and corruption of knowledge has an impact on training, research and practice. In order to promote the use of the French language in the field of health, 10 recommendations are proposed: (1) To systematically publish reports of studies conducted by French speaking teams, in French; (2) To translate titles, abstracts and keywords from French articles into English; (3) To promote the dissemination of scientific and technical materials in the French language; (4) To provide support in French during talks and presentations given to French-speaking audiences; (5) To use French subtitles when the work of a native French speaker is presented in another language; (6) To cite bibliographical references in French when using princeps references; (7) To work closely on scientific work and initiatives in the French language in collaborative synergies; (8) To use French language terms and expressions that exist; (9) To use written French in emails (out of office reply, signature, affiliations, qualifications, etc.); (10) To constantly improve our command of the French language.
These recommendations aim to ensure the use of French in professional and social life as a cohesive factor, something which is everyone's responsibility.
La hegemonía anglófona es un problema conocido desde hace mucho tiempo que afecta a la producción y la difusión de la información científica y, en concreto, médica1–5.
El riesgo de reducción y corrupción del conocimiento influye en la formación inicial y continua, en la investigación y en las prácticas realizadas sobre el terreno. Actúa directamente sobre los hablantes de las poblaciones y, muy especialmente, en los profesionales de todas las lenguas. Y no menos, por su evolución demográfica e histórica, en la lengua francesa, reconocida por su ambición científica.
Para no ceder ante las vanas derivas de exclusividad, tan características de un mundo sometido a la tensión de la eficacia y la uniformidad, es posible conjugar la necesidad anglófona con las exigencias de la francofonía mediante un posicionamiento voluntarista, humanista y que sea reflejo de la realidad.
El objetivo de este artículo, de orientación editorial y sin pretensiones metodológicas, es recordar las amenazas que se ciernen sobre la francofonía en el ámbito de la salud y, sobre todo, plantear vías de resolución de alto potencial operativo.
En tal sentido, tras un breve resumen de la problemática general, se proponen 10 recomendaciones para promover la orientación francófona en materia de salud.
Problemática generalLo francófono es un bien patrimonial común que supone retos económicos, culturales, científicos y humanitarios; en ciertas circunstancias se ha manifestado incluso como un factor de paz.
La francofonía une a las mujeres y a los hombres en una «comunidad de destino» que se inscribe en una historia, un presente y un porvenir.
Este bien, concreto e inmaterial, se caracteriza por su capacidad para integrar diversidades geográficas, étnicas, históricas, técnicas, etc. Más allá de su marco lingüístico, es un mosaico cuyas piezas se construyen con expresiones y testimonios que modelan un conjunto sólido y, al mismo tiempo, frágil.
En el contexto médico se aprecia esta misma riqueza, aunque amenazada por la universalidad anglófona que aplasta, nivela y suprime los particularismos, en aras de un principio de supuesta eficacia que, sin embargo, se cimenta en una feroz concurrencia internacional no tan visible, tanto científica como comercial.
Este peso se expresa casi siempre a través de mecanismos anodinos: resúmenes de artículos y carteles de congresos solo en inglés; invasión de este idioma en las noticias y las interfaces de los programasa; proyección de diapositivas no traducidas para público autóctonob; inglés en exclusiva para la firma de los correos electrónicos, los mensajes automáticos de ausencia, la redacción de tesisc; sustitución de palabras francófonas por su traducción al inglés, etc. Se admiten así, por costumbre o ilusión de evidencia (en el sentido francófono: lo que no es necesario probar), unas «avanzadillas» cuyo cuestionamiento se antoja condenable, ante la amenaza de ser puesto en la picota. Se trata de la riqueza moderna, dicen, del melting-pot, el encuentro de las diferencias, la mezcla humana…
Pero es preciso recalcar que esta riqueza solo funciona en un sentido: el de la uniformización, la globalización, la erradicación de la diferencia. Los términos anglófonos se generalizan al tiempo que se olvidan sus equivalencias francófonas, ridiculizadas, consideradas réprobas incluso. Las revistas francófonas se abandonan o se amputan mientras perecen las dinámicas locales. Y, como corolario de reciprocidad, las sutilezas lingüísticas y gramaticales francófonas desaparecen como la nieve al sol en las generaciones jóvenes, que sufren para hilar correctamente las series de palabras de su lengua nativa6.
Lo molesto no es la presencia del inglés, sino la supresión de toda posible dualidad. De este modo, allí donde antes se abría el carácter de lo mixto que nos engrandece, por reconocimiento mutuo, comparación y avance compartido, se impone hoy la uniformidad no incluyente, cuando tantas lenguas y dialectos existen (todavía). Obra como dando a entender que actúa como un pretexto para, finalmente, excluir. Por tanto, la lengua inglesa no solo sería un aval de credibilidad, por fantasía más o menos consciente, sino también un medio selectivo, cuando no un engaño mundano, para inventarse una audiencia fuera a falta de un reconocimiento en el lugar propio.
Por deseo de cambio, por ansias de notoriedad, por ambición personal o institucional, unas aspiraciones muy legítimas siempre que respeten la alteridad de las partes, se omite esta identidad francófona (y a veces la de quienes la encarnan) sobre la que, no obstante, se ha construido la mayor parte de las disciplinas de la medicina moderna.
Porque, con mucha frecuencia, el riesgo no proviene de una presión extrínseca, sino del seno mismo del mundo francófono, convendremos en que sobre todo europeo, y en raras ocasiones por un vacío interno. Por depresión interior, abandono, vacío cultural y, cada vez más, por miseria lingüística.
La modernización ha permitido formar técnicos poderosos sin ojo clínico, la mundialización produce elocuentes retóricos, pero sin dialéctica, diríase también que sin sentido práctico.
Nos arriesgamos a alejarnos del terreno tangible, fabricando una neutralidad universal y distante, alejada del suelo, en la que se confunde la anatomía con el cuerpo de la persona, la enfermedad con los problemas de salud de ese paciente, el saber con el uso profesional, la legítima estadística con la singularidad que ha de respetarse, la deferencia con la condescendencia, cuando no con la arrogancia o incluso la inconsciencia.
Justo es reconocer que, pese a nuestra perfecta e innata aspiración anglófona, instituida por añadidura en los científicos reconocidos fluent como veracidad no constatada, el monolingüismo levanta un obstáculo para los no nativos1. Aun así, se sigue con entusiasmo una carrera ciega en el curso monódico, con la vista fija en índices bibliométricos y en el Sistema de Consulta, Gestión y Análisis de las Publicaciones Científicas (SIGAPS, por sus siglas en francés), que penalizan la bibliografía médica en francés2.
Aunque muy generales, estas escasas palabras espontáneas pretenden abrir un «diálogo» con quienes viven los efectos de una unilateralidad exageradamente invasora; la bibliografía abunda en testimonios y estudios en tal sentido, y sería superfluo desarrollar más aquello de lo que tantos se lamentan ya en otras fuentes.
Tal vez sea más útil sumergirse en el campo de las acciones resolutorias.
Recomendaciones resolutoriasPara asumir nuestro deber patrimonial de conservación y transmisión, con el objetivo de hacernos entender entre nuestros colegas, estudiantes y pacientes y de promover la francofonía en la salud, se proponen 10 recomendaciones pragmáticas y realistas a todos los actores involucrados en la actividad terapéutica, la formación o la investigación:
- 1.
Publicar sistemáticamente en francés la relación de estudios realizados por equipos francófonos (sobre todo cuando son financiados por fondos concedidos por colectividades francófonas). La ambición de publicar en una revista anglófona prestigiosa no puede ocultar el interés y la posibilidad de hacerlo al mismo tiempo en la lengua materna. A semejanza de las cotutelas de las tesis compartidas por varias universidades, las reglas internacionales de la edición científica aceptan el principio de publicación simultánea, e incluso de publicación secundariad, sobre todo cuando se trata de una versión en otra lengua7. ¿Tan degradante resulta negociar esta legítima necesidad, si se respetan las reglas de remisión de manuscritos? También debería redactarse sistemáticamente una versión francófona para las tesis y memorias que algunas universidades francófonas obligan a entregar en inglés. Por otra parte, a partir de un mismo enfoque científico y/o universitario, a menudo tiene utilidad extraer diversos documentos anexos que utilicen datos complementarios o presenten una perspectiva del trabajo desde un punto de vista diferente, que no necesariamente tendrán interés para las revistas anglófonas, pero serán muy valorados en el espacio de la francofonía. Finalmente, y en otra escala, la solución de las revistas mixtas (francófonas y anglófonas a un tiempo) parece un compromiso más realista y equitativo que el abandono de la versión francófona8.
- 2.
Traducir al inglés los títulos, resúmenes y palabras clave de los artículos francófonos. Las reseñas de los estudios publicados en francés no deben encerrarse en el monolingüismo, sino que han de distinguirse por un potencial de apertura y compartición. De este modo, los lectores no francófonos pueden conocer la existencia de la reseña, que los interesados traducirán in extenso a su propio idioma. El prerrequisito necesario es la redacción correcta de los títulos y los resúmenes, que ha de ser explícita y significativa en relación con el contenido del artículo (en general, el resumen toma una o 2 frases de los grandes apartados del artículo), lo cual no siempre se aplica, ni siquiera entre las figuras universitarias importantes. ¿Y por qué no traducir también los títulos, resúmenes y palabras clave en otras lenguas: árabe, español, mandarín, etc.?
- 3.
Favorecer la difusión de las producciones científicas y técnicas francófonas. La producción científica y técnica francófona es muy rica, aunque frecuentemente poco valorada por desconocimiento de su existencia, cuando representa un testimonio sociohistórico genuino y un poderoso material para la investigación cuya calidad muestra una tendencia global a mejorar. Las nuevas tecnologías ofrecen una innegable oportunidad de valoración. Cada vez son más los repositorios y bancos de datos que permiten darlas a conocer y compartirlas, incluidos los países del sur. No obstante, esta oportunidad requiere la preocupación y el esfuerzo de señalar y difundir los documentos francófonos desde el momento de su producción (indexación de las referencias, carga telemática de los archivos PDF, referencias, etc.). Esta inquietud sistemática debe extenderse tanto a la bibliografía blanca (artículos de revistas no indexadas, obras, etc.) como a la gris (tesis, actas de congresos, informes técnicos, etc.) y otros soportes en medios diferentes (diapositivas, vídeos, etc.).
- 4.
Presentar en francés los soportes de presentaciones orales cuando se dirigen a un auditorio francófono. Este esfuerzo de adaptación al público asistente se enmarca en el buen sentido didáctico y el respeto. Lejos de impresionar al auditorio, las presentaciones alófonas provocan como poco una molestia, cuando no un rechazo, al transmitir la impresión de que el público francófono no merece la mínima consideración que consiste en traducir una diapositiva ya presentada en el extranjero. En cuanto a la excusa de que todo público científico comprenderá espontáneamente y sin esfuerzo la nueva lengua científica, basta con hollar un poco el terreno para darse cuenta de que no deja de ser una fantasía elitista.
- 5.
Subtitular en francés las presentaciones de trabajos francófonos presentados en otra lengua (auditorio o congreso no francófonos). A semejanza de la recomendación anterior, aun cuando parece normal adaptar la lengua de la presentación a la del público presente o del congreso, nada impide incluir un refuerzo con una traducción francófona (tanto más cuando se refiere a un trabajo financiado con fondos francófonos). Esta legítima precaución otorga valor a la lengua francesa y sirve de ayuda para los participantes no anglófonos, si fuera el caso.
- 6.
Citar las fuentes bibliográficas francófonas cuando se trata de referencias prínceps. Es una regla internacional de la edición médica: se incluye la fuente original del artículo cuando se ha publicado en una revista de referencia7. No obstante, es oportuno señalar que la regla no se aplica de forma sistemática y que a menudo se citan los artículos por su referencia anglófona más reciente cuando se trata de una publicación secundaria.
- 7.
Impulsar las iniciativas y trabajos científicos francófonos en sinergias de colaboración. Las investigaciones son cada vez más sofisticadas y exigentes en términos de los recursos necesarios: cohortes importantes para aumentar la potencia estadística, material reciente para lograr mayor precisión metrológica, experiencia en profundidad para garantizar el rigor metodológico, etc. Numerosas iniciativas ganarían en calidad y robustez si sumaran su energía. La francofonía ofrece una comunidad natural y accesible para estas dinámicas.
- 8.
Emplear los términos y expresiones francófonos que existen. En la mayoría de los casos, la lengua francesa dispone de palabras adecuadas en su jerga científica y técnica. Si se utiliza en lugar de los demasiado numerosos anglicismos que invaden los escritos y las exposiciones verbales no se perjudica la comprensión ni el prestigio del autor: borrador (draft), diapositiva (slide), evaluación por pares (peer-review), factor de impacto (impact factor), medicina basada en la evidencia (evidence-based medicine) o práctica basada en la evidencia (evidence-based practice), prospecto o folleto (flyer), resumen (abstract), etc. A estos ejemplos generales se les añaden los términos especializados en cada disciplina, que muy a menudo tienen un equivalente, a veces un antecesor, en el contexto francófono. De modo semejante a lo que sucede en Francia, donde el Ministerio de Cultura incita a la «caza de palabras extranjeras»6, diversas instituciones gubernamentales o asociativas francófonas proponen bases de datos terminológicas gratuitas para evitar los anglicismos (tabla 1). A falta de una traducción francófona, la regla indica que los términos extranjeros deben resaltarse en cursiva.
Tabla 1.Ejemplos de recursos gratuitos en línea para evitar los anglicismos
1. En Canadá, el banco de datos terminológicos y lingüísticos del gobierno, TERMIUM Plus® (http://www.btb.termiumplus.gc.ca), da acceso a millones de términos en inglés, francés, español y portugués, para decodificar los acrónimos y encontrar un equivalente en otra lengua 2. También en Canadá, la Oficina de Quebec de la Lengua Francesa propone Le grand dictionnaire terminologique (GDT), que presenta en línea los términos en francés, inglés, y a veces en otras lenguas, que designan un concepto relacionado con un campo especializado (http://www.gdt.oqlf.gouv.qc.ca) 3. En Francia, a la base de datos terminológicos gratuita FranceTerme puede accederse también mediante una aplicación móvil (http://www.culture.fr/franceterme) 4. En Suiza, la Association défense du français difunde un léxico en inglés-francés para reducir los anglicismos (https://www.defensedufrancais.com/la-page-des-anglicismes) - 9.
Redactar en francés los elementos auxiliares de comunicación electrónica (mensaje de ausencia, firma, filiación, diplomas, etc.). Con independencia del origen lingüístico de los interlocutores a los que se dirigen a priori los dispositivos automáticos parametrizables dentro de las mensajerías y los soportes de comunicación, estos no resultan menos comprensibles ni creíbles cuando están redactados en nuestra lengua materna. Estos dispositivos indican y reflejan, muy frecuentemente en el primer contacto, la naturaleza y la estructura identitaria de la personalidad física y/o moral que los emite. La legítima preocupación de hacerse comprender no debe suplantar la identidad, sobre todo cuando se trata de instituciones muy honorables por su historia o su prestigio en la cultura local. Por otra parte, nada impide reforzar con titulares francófonos su versión en inglés y/u otras lenguas. Y, por supuesto, estas precauciones son válidas igualmente para los anuncios de voz, la señalización y los documentos físicos, etc.
- 10.
Mejorar permanentemente el dominio de la lengua francesa. La lengua francesa es un tesoro de potencialidades y sutilezas que exploran y amplían las fronteras de la realidad; su cultivo lúcido es resultado de una gimnasia infinita, tanto léxica como estilística, cuyo ejercicio habitual impulsa la precisión y el alcance del discurso. El aprendizaje del francés es labor de toda una vida; algunos lo abandonan antes incluso de haberlo iniciado, por ignorancia de su profundidad y de su amplitud. La voluntad de investigar los términos y de aplicar correctamente las reglas gramaticales y de puntuación, sin miedo a recurrir a vocablos poco frecuentados, optimiza y prestigia el propósito, además de cuidar el patrimonio lingüístico común. Incluso la ausencia de estilo propugnada para la redacción científica9 extrae provecho de este celo dialéctico: los textos son más precisos; las ideas, más explícitas y mejor formuladas. En la práctica, esta higiene requiere la consulta sistemática de diccionarios, especializados o no, para indagar en la definición de las palabras que se desconocen, en su caso con un repaso de su etimología y su historia, sin olvidar sus traducciones. La lectura y la escritura son otras palancas de progreso accesibles e indispensables por sus dimensiones de variedad e inconmensurabilidad.
Las recomendaciones propuestas no pretenden resolver la problemática económica y científica, cuyos retos desbordan ampliamente cualquier determinación individual, sino que persiguen garantizar el empleo del francés en la vida profesional y social como factor de cohesión, lo cual se enmarca dentro de la responsabilidad de cada persona6. Para los hablantes e instituciones francófonos, parece legítimo invocar una implicación deontológicae.
La puesta en práctica de la mayor parte de estas recomendaciones (tabla 2) refleja una toma de consciencia y un mínimo de atención voluntaria; para algunos requiere auténtico valor, ante las necesidades de negociar con las redacciones y los comités, el riesgo que comporta para la financiación y la carrera profesional.
Enunciado sintético de las 10 recomendaciones para promover la francofonía médica
1. Publicar sistemáticamente en francés la relación de estudios realizados por equipos francófonos |
2. Traducir al inglés los títulos, resúmenes y palabras clave de los artículos francófonos |
3. Favorecer la difusión de las producciones científicas y técnicas francófonas |
4. Presentar en francés los soportes de presentaciones orales cuando se dirigen a un auditorio francófono |
5. Subtitular en francés las presentaciones de trabajos francófonos presentados en otra lengua (auditorio o congreso no francófonos) |
6. Citar las fuentes bibliográficas francófonas cuando se trata de referencias prínceps |
7. Impulsar las iniciativas y trabajos científicos francófonos en sinergias de colaboración |
8. Emplear los términos y expresiones francófonos que existen |
9. Redactar en francés los elementos auxiliares de comunicación electrónica (mensaje de ausencia, firma, filiación, diplomas, etc.) |
10. Mejorar permanentemente el dominio de la lengua francesa |
Es una inversión y, como cualquier otra, una apuesta basada en la esperanza de obtener una plusvalía secundaria.
El principio esencial de estas recomendaciones es no ceder al dictado «anglofonocrático»: sí, el inglés es posible y aceptable, incluso insoslayable, pero como riqueza, no como exclusividad.
En este sentido, sería injusto (en la doble acepción del término) reducir este objetivo a un rechazo del inglés, cuya apropiación es necesaria pero que no puede llevarnos a negar la realidad histórica y actual que nos caracteriza. Una realidad en la que se funden el brillo de la lengua y la vivacidad de sus hablantes.
NotaEste artículo es parte de un todo indisociable, coordinado por Michel Gedda, publicado en forma de dossier titulado «Promover la francofonía para tratar mejor a los pacientes» (Kinesither Rev. 2019;19) y compuesto por los siguientes artículos:
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Gedda M. Francophonie et Kinésithérapie: de l’héritage identitaire au handicap scientifique. Kinesither Rev. 2019;19:3-8.
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Bruyneel AV. La francophonie dans la recherche scientifique en kinésithérapie/physiothérapie. Kinesither Rev. 2019;19:9-13.
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Abdellaoui A. L’organisation Internationale de la Francophonie et la situation de la francophonie dans le monde. Kinesither Rev. 2019;19:14-19.
- •
Abdellaoui A, Boudrahem S. Algérie, francophonie et espace francophone: les appréhensions, les difficultés et les pistes pour une coopération dans le domaine de la kinésithérapie. Kinesither Rev. 2019;19:20-8.
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Chevé J. Législation de la masso-kinésithérapie dans les pays francophones: étude exploratoire. Kinesither Rev. 2019;19:29-35.
- •
Gruwez F. Kinésithérapie francophone dans un petit pays bilingue dénommé Belgique. Kinesither Rev. 2019;19:36-41.
- •
Méquignon M, Kechichian A, Lafrance S, Demont A, Desmeules F. Francophonie et physiothérapie au Canada: spécificité d’un pays bilingue. Kinesither Rev. 2019;19:42-7.
- •
Krou AM. Kinésithérapie et francophonie en Côte d’Ivoire. Kinesither Rev. 2019;19:48-9.
- •
Dufour M. Le kinésithérapeute et son français. Kinesither Rev. 2019;19:50-7.
- •
Boueiri G. La Francophonie au Liban et la Masso-Kinésithérapie/Physiothérapie francophone. Kinesither Rev. 2019;19:58-62.
- •
Chajid S, Jaawani H. Kinésithérapie marocaine: la francophonie fait de la résistance. Kinesither Rev. 2019;19:63-6.
- •
Dziri C, Ben Salah FZ. Kinésithérapie et francophonie en Tunisie. Kinesither Rev. 2019;19:67-70.
- •
Hasler V. Francophonie et physiothérapie vues de Suisse. Kinesither Rev. 2019;19:71-5.
- •
Gedda M. Dix préconisations pour promouvoir la francophonie médicale. Kinesither Rev. 2019;19:76-80.
El autor es redactor jefe de Kinésithérapie, la Revue y director del banco de datos francófonos Kinedoc (www.kinedoc.org).
El autor es coautor del Dictionnaire de kinésithérapie et réadaptation (Dufour M, Gedda M. Dictionnaire de kinésithérapie et réadaptation. Paris: Maloine; 2007).
Lo cual representa, en algunos casos, un incumplimiento de la Ley francesa n̊ 94-665 del 04/08/94 relativa al empleo del francés, susceptible de sanción penal (Decreto n̊ 95-240 del 03/03/95).
Este artículo es una traducción de la versión original francesa publicada en: Gedda M. Dix préconisations pour promouvoir la francophonie en santé. Kinesither Rev. 2919;19:76-80. https://doi.org/10.1016/j.kine.2019.07.014.
Lo que, en algunos casos, constituye una violación de los artículos L.1132-1 del Código de Trabajo y 225-1 del Código Penal, relativos a la discriminación.
En algunos casos, representativo de una violación del artículo L.121-3 del Código de Educación (Ley francesa n̊ 2013-660 del 22/07/13).