La formación de profesionales de ciencias de la salud debe proveer no solo conocimientos propios de las especialidades, sino también desarrollar estrategias para solucionar de forma creativa e independiente diversos problemas emergentes en el quehacer profesional1. Vista la necesidad de fortalecer el aprendizaje activo de los estudiantes y en busca de propuestas didácticas que permitan alcanzar este fin, compartimos una reflexión sobre la utilidad de la incorporación del caso clínico en la formación de los estudiantes de diversas carreras del área de la salud.
El caso clínico, cuyos antecedentes documentados se remontan a la Edad Media2, es una de las primeras formas de comunicación en esta área. Aunque algunos han señalado que sus aportes al conocimiento científico son limitados, por sesgos y falta de extrapolación, entre otros aspectos3,4, indudablemente contribuye al desarrollo de la ciencia médica, en tanto establece el primer eslabón en la cadena investigativa, aportando primeras pruebas y experiencias innovadoras. Del mismo modo, presenta un fin educacional y de traspaso de experiencias para el trabajo profesional5. Uno de sus propósitos centrales es describir situaciones inusuales, identificar efectos o beneficios de, por ejemplo, una intervención nutricional o una nueva técnica en el manejo de una herida. Sus alcances científicos y disciplinares se topan con los didácticos, toda vez que permite promover el aprendizaje a través de la discusión interdisciplinaria del caso, sin interactuar directamente con el o los pacientes. En algunas especialidades, como nutrición, enfermería o kinesiología, el conocimiento progresa dinámicamente a medida que se resuelven experiencias originales y se conocen nuevos modos de enfrentarlas. En este contexto, el caso clínico surge como una herramienta didáctica que conduce a los estudiantes a organizar individual y/o colectivamente su estudio, fortalecer el trabajo en equipo, promover la indagación científica, desafiar la comprensión lectora y desarrollar formas de comunicación propias del ejercicio profesional. A nuestro juicio, como producto final del aprendizaje activo a través de esta estrategia didáctica, se puede esperar que los estudiantes lleguen a demostrar sus competencias del siguiente modo:
- a)
Ejecutando una atención personalizada, interviniendo con acciones de las respectivas disciplinas y entregando respuestas que estén fundadas en la búsqueda de evidencias.
- b)
Elaborando un escrito final, con características propias del lenguaje formal que se requiere para publicar el conocimiento científico.
- c)
Difundiendo de modo oral su experiencia y resultados del caso en estudio ante sus pares u otros miembros de la comunidad universitaria.
En suma, el caso clínico puede constituir una estrategia de formación profesional que promueve el aprendizaje activo y refuerza capacidades disciplinares a partir de la vivencia real o simulada, en el manejo de una persona con alguna enfermedad asociada. Asimismo, provee la oportunidad de desarrollar habilidades propias de la comunicación científica en profesionales de la salud.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.