El feedback o retroalimentación constituye un instrumento docente clave en el proceso de enseñanza y aprendizaje clínico. Como indica Rodríguez Salvador y Arboniés Ortiz1 en su artículo, el feedback es un componente esencial de la evaluación formativa, que requiere de la capacitación del docente y de la motivación del alumno, necesarios para conocer sus fortalezas y debilidades en el abordaje clínico.
Se trata de una estrategia docente que permite la asimilación, reordenación y reelaboración de conceptos y habilidades del alumno en el proceso de aprendizaje. Para que el feedback constituya una herramienta de enseñanza eficaz, es necesario tener presente una serie de consideraciones para su adecuado desarrollo en el contexto clínico. Hattie y Timperley2 describen los requisitos fundamentales para poner en práctica el feedback en cualquier ámbito formativo: capacidad de autoevaluación, voluntad de esforzarse en la búsqueda y tratamiento de la información proporcionada por el feedback, grado de confianza que el alumno presenta sobre sus propias respuestas, seguridad en la corrección de las respuestas y nivel de competencia en la búsqueda de ayuda.
La literatura pone en evidencia la relevancia docente que presenta el feedback en la formación médica3, fomentando la interiorización del acto clínico y promoviendo la comunicación positiva entre docentes y alumnos. Estudios realizados por Higgins et al.4 revelan que el potencial de la técnica de feedback en el proceso de aprendizaje médico puede verse influido por diversos factores: la carga de trabajo, el contexto clínico y las habilidades del docente. Atendiendo al contexto de desarrollo, existen múltiples escenarios clínicos en los que aún no se ha evaluado su utilidad docente, entre los que se encuentra el ámbito de la atención primaria.
Una de las principales áreas de aplicabilidad de la técnica de feedback a nivel de atención primaria constituye la promoción de la salud y la prevención de factores de riesgo, tales como hipertensión arterial, diabetes, hipercolesterolemia o ingesta de alcohol, en las que el papel primordial del sanitario es lograr el cambio de conductas y hábitos. Concretamente, en el ámbito del consumo de alcohol existe un metaanálisis desarrollo por Riper et al.5, el cual muestra que las intervenciones de feedback se asociaron a una reducción significativa en el consumo medio de esta sustancia tóxica (NNT=8,06).
En conclusión, los estudios realizados hasta la fecha muestran el potencial que presenta el feedback en el ámbito sanitario, si bien existe un desconocimiento del impacto docente que este presenta en diversos contextos clínicos, por lo cual, es preciso desarrollar líneas de investigación que exploren el efecto positivo del feedback en la actividad docente de las diversas especialidades clínicas.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.