La automedicación es la administración de medicamentos para aliviar un síntoma o curar una enfermedad sin pasar por el control médico. Este comportamiento está muy extendido a nivel mundial, incluso dentro de la universidad en la que se forman los futuros profesionales que configurarán los servicios sanitarios de la comunidad. Aunque existen estudios relativos a las conductas de automedicación en la población universitaria en otros países, existen pocos datos relativos a este comportamiento en nuestro ámbito. El propósito de este estudio es estimar el nivel de automedicación en un colectivo universitario, así como los factores asociados a este comportamiento. El hábito de automedicación es muy frecuente en nuestra población de estudio, con una media de un 72,5%. Este valor va ascendiendo curso a curso desde un 53% en el primer curso de carrera hasta el 93% en el último. Casi el total de los alumnos admite la automedicación con analgésicos y es de destacar la automedicación con antibióticos (13,6%) utilizados para situaciones clínicas poco definidas. Más preocupante aún es la automedicación con medicamentos bajo receta regulada, como es el caso de los ansiolíticos y tranquilizantes, usado por un 5% de los estudiantes. Concluimos que el alto porcentaje de automedicación de la población general se ve prácticamente correspondido en esta población de estudiantes de Farmacia. Los medicamentos más consumidos son los analgésicos, antihistamínicos y antigripales; existen, además, porcentajes bajos pero notables de automedicación con antibióticos y ansiolíticos, lo que resulta más preocupante.
Self-medication is the administration of medications to relieve a symptom or cure a disease without medical supervision. This behaviour is very widespread worldwide, even within the university in which the future professionals who will play a major role in the community health services are trained. Although there are studies concerning self-medication behaviours in the university population in other countries, there is little data regarding this behaviour in our field. The purpose of this study is to estimate the level of self-medication in a university group of students, as well as the factors associated with this behaviour. The habit of self-medication is very frequent in our study population, with a mean of 72.5%. This figure increases from year to year, from 53% in the first year to 93% in the last. Almost all students admit self-medication with analgesics, and it is worth noting the self-medication with antibiotics (13.6%) used for poorly defined clinical situations. Even more worrying is self-medication with prescription drugs, such as anxiolytics and tranquillisers, used by 5% of students. We conclude that the high percentage of self-medication of the general population is practically matched in this population of pharmacy students. The most commonly used drugs are analgesics, antihistamines and anti-influenza, and there are also low but notable percentages of self-medication with antibiotics and anxiolytics, which is more worrying.
La Federación Internacional de Farmacólogos e Industria de la Automedicación define la automedicación como el uso de medicamentos sin receta, por iniciativa propia de las personas1. Según la Organización Mundial de la Salud, el autocuidado se define como: «lo que las personas hacen por sí mismas para mantener su salud, prevenir y tratar la enfermedad»2. Dentro de este marco se incluye el concepto de automedicación responsable. En este sentido, esta forma parte de las actividades del autocuidado de la salud, al igual que el cuidado de la higiene, nutrición y estilo de vida. Este comportamiento está muy extendido a nivel mundial, con cifras alrededor del 60% en países tan dispares económica y culturalmente como España o la India2-4. Esta conducta puede ser, en parte, la respuesta más común a la enfermedad; sin embargo, se ha constituido en un problema creciente que tiene como contrapartida la posibilidad de abuso, con todos los riesgos que ello implica5-7.
España se encuentra entre los países europeos de mayor consumo de antibióticos y, como consecuencia, de mayor porcentaje de cepas bacterianas resistentes8-12. El mayor consumo de antibióticos no se explica por una mayor prevalencia de infecciones en nuestro país con respecto a otros países, sino a que se utilizan también para tratar infecciones, como las causadas por virus, que no requieren ni responden al tratamiento con antibióticos. Algo similar ocurre con los analgésicos. Desde 1994 la venta de analgésicos ha subido un 23% y se estima que el consumo de estos medicamentos por automedicación supone la misma cantidad que los pautados en una consulta médica10.
Aprovechando un estudio sobre salud percibida y estilos de vida de los universitarios (artículo compañero), incluimos en el cuestionario que se utilizó una serie de ítems para analizar el hábito de la automedicación. Aunque existen estudios relativos a las conductas de automedicación en población universitaria en otros países11-14, existen pocos datos relativos a este comportamiento en población universitaria española15,16. El propósito de nuestro estudio es, por tanto, estimar el nivel de automedicación relacionado con trastornos ligeros de la salud en un colectivo universitario, así como los factores asociados a este comportamiento.
MétodosEn el artículo compañero de este («Estilos de salud y hábitos saludables en estudiantes del Grado en Farmacia», de Cecilia et al.), hemos presentado los resultados de una encuesta diseñada para analizar los estilos de vida y salud en estudiantes universitarios, específicamente en estudiantes del Grado en Farmacia de la Universidad de Murcia. En dicha encuesta, se preguntó también por diversos aspectos relacionados con la automedicación, cuyos resultados son los que se presentan en este artículo. La población estadística de la encuesta que presentamos en este estudio está formada por los alumnos matriculados en los cursos de primero, segundo, tercero, cuarto y quinto del Grado en Farmacia de la Universidad de Murcia durante el curso académico 2015/2016. Como se ha comentado antes, el cuestionario usado para analizar la automedicación de los estudiantes de Farmacia fue incluido en el artículo compañero a este («Estilos de salud y hábitos saludables en estudiantes del Grado en Farmacia», de Cecilia et al.). La parte del cuestionario referente a la automedicación (preguntas 33 a 39) puede verse en la tabla 1. Entre otras cuestiones, hemos buscado establecer cuáles son los medicamentos más frecuentemente consumidos, las posibles motivaciones para la automedicación, las fuentes de información, la percepción sobre la eficacia y la forma de acceso. El procedimiento de administración de la encuesta, así como el análisis de los datos, es el descrito en el artículo compañero a este, ya citado anteriormente.
Cuestionario sobre automedicación (el cuestionario completo está en el artículo compañero de este: «Estilos de salud y hábitos saludables en estudiantes del Grado en Farmacia», de Cecilia et al.)
1. ¿Te automedicas?: sí, no |
2. Tipos de medicamentos empleados en automedicación: analgésicos, antigripales, antiácidos y digestivos, antibióticos, antihistamínicos, anticonceptivos, ansiolíticos, otros |
3. Tipo de enfermedades/síntomas que motivaron la automedicación: dolores de cabeza, menstrual, estomacal, garganta; acidez, gastritis, trastornos digestivos; alergias; desgano, decaimiento, agotamiento; síntomas gripales, resfriado, fiebre, tos; ansiedad, estrés, insomnio; infecciones, inflamaciones; prevención del embarazo |
4. Indica los motivos que te llevaron a automedicarte: levedad de los síntomas, poseer suficiente conocimiento, confianza, falta de tiempo para asistir a consulta médica, otros motivos |
5. Fuente de información: conocimientos adquiridos durante la carrera, farmacéutico, médico, otro profesional, familiar/vecino/amigo, prospecto, aviso publicitario, búsqueda en Internet |
6. Percepción de la eficacia de la medicación empleada: muy buena, buena, ninguna, reacción adversa |
7. Formas de acceso a los medicamentos empleados en la automedicación: farmacia comunitaria, farmacia familiar, botiquín familiar, te lo dio un familiar o amigo, otro lugar/otra forma |
Como se ha comentado en el artículo acompañante, han participado en la encuesta un 72,5% de los estudiantes de Farmacia de la Universidad de Murcia. Los datos sociodemográficos también han sido presentados en el artículo anterior. De forma breve, casi el 76% son mujeres, con una media de edad de 21 años y mayoritariamente nacidos en la Región de Murcia.
La tabla 2 muestra los porcentajes de automedicación en función del curso en el que se encuentran los alumnos. El 72,5% de los entrevistados realizaba prácticas definidas como automedicación y se observa una tendencia clara de aumento del porcentaje de automedicación conforme los alumnos van subiendo de curso.
Porcentajes de automedicación en los estudiantes de Farmacia según el curso académico de los encuestados (entre paréntesis, valores absolutos)
Sí | No | Total | |
---|---|---|---|
1.er curso | 53,3 (24) | 46,7 (21) | 24,7 (45) |
2.° curso | 56 (14) | 44 (11) | 13,7 (25) |
3.er curso | 76,9 (30) | 23,1 (9) | 21,4 (39) |
4.° curso | 80,6 (39) | 19,4 (6) | 17,0 (31) |
5.° curso | 92,9 (39) | 7,7 (3) | 23,1 (42) |
Total | 72,5 (132) | 27,5 (50) | 100 (182) |
Según podemos observar en la figura 1, los analgésicos fueron el grupo de fármacos más usado, consumidos por el 97,7% de los automedicadores. El segundo grupo de fármacos más utilizado fueron los antihistamínicos (35,6%), seguidos de los antigripales (32,6%) y los antiácidos y digestivos (25%). Muchos individuos empleaban más de un tipo de medicamento para automedicarse. Así, mientras que el 40,9% tomaba únicamente un solo tipo de medicamento, el 33,3% consumía 2tipos de medicamentos y el 21,5% empleaba 3o más tipos medicamentos para automedicarse.
Las enfermedades o síntomas que motivaron la automedicación fueron en el 95,5% de los casos dolores varios, seguido de los síntomas gripales, acidez/gastritis, alergias, infecciones, ansiedad, desgano y, por último, prevención de embarazo (fig. 2).
En relación con los motivos de la automedicación, la figura 3 muestra que los principales motivos por los que deciden automedicarse son la percepción de levedad en los síntomas y la posesión de suficiente conocimiento.
La fuente fundamental de obtención de información relacionada con el uso racional del medicamento fue el conocimiento adquirido durante la carrera (en un 58,33% de los casos), seguida de información obtenida en una prescripción anterior del médico y, en tercer lugar, la consulta al farmacéutico (fig. 4).
Si miramos estos datos según el año que cursan los encuestados (fig. 5), observamos que un 42,9% de los alumnos de quinto curso utilizan los conocimientos adquiridos durante la carrera como fuente de información para automedicarse, frente al 2,6% de los estudiantes de primero. También podemos observar en dicha figura 5 que los alumnos de quinto curso (43,40%) destacan por su uso del prospecto como herramienta de búsqueda de información sobre farmacoterapia en relación con los cursos inferiores. Y, finalmente, también podemos ver que el porcentaje de estudiantes que aceptan automedicarse con medicamentos que les dio un familiar o amigo es mayor entre los alumnos de primero (35,1%) que en los de quinto curso (2,60%) que, como hemos mencionado anteriormente, prefieren automedicarse bajo criterio propio (prospecto y conocimientos ofrecidos por la carrera profesional que desarrollan).
En cuanto a la forma de acceso a los medicamentos empleados en la automedicación, en torno al 40% utilizan medicamentos presentes en el botiquín familiar y un 45% los adquieren de la farmacia comunitaria (fig. 6). Además, podemos decir que casi el 100% de los alumnos que se automedican consideran que la automedicación ha sido eficaz. Solo un par de alumnos han considerado eficacia nula y ninguno ha percibido aparición de efectos adversos derivados de la automedicación.
DiscusiónEl hábito de automedicación es muy frecuente en nuestra población de estudio (72,53%). Sin embargo, las cifras obtenidas son notablemente más bajas que las comunicadas en un estudio reciente de automedicación en estudiantes universitarios realizado en Valencia15, con un 91%, y más altas que en otros estudios3,16. Diferentes metodologías o los distintos momentos de administración de la encuesta pueden probablemente estar en la base de estas discrepancias. El nuestro es el primer caso publicado en estudiantes de Farmacia, quienes, junto con los estudiantes de Medicina, son los que más contacto tienen con los fármacos y medicamentos. Como vemos, la prevalencia de la automedicación es más alta en los cursos superiores: va ascendiendo desde el primer curso, año a año. En tercer curso es del 76,92% (frente al 55% de los cursos 1.° y 2.°), lo que coincide con el primer contacto con asignaturas que instruyen en Farmacoterapia, Farmacocinética o Biofarmacia. Además, en el 5.° curso se alcanza una tasa de automedicación del 93%, coincidiendo con el momento en el que realizan sus prácticas tuteladas en las oficinas de farmacia o en los servicios de farmacia hospitalaria y tras cursar otras asignaturas de relevancia en farmacoterapia (Farmacia Clínica, Toxicología, Atención Farmacéutica, Legislación y Deontología, etc.). Casi el total de alumnos admite la automedicación con analgésicos, datos que coinciden ampliamente con los comunicados en otros estudios3,15,16, pero que no deja de sorprender por las consecuencias serias que puede tener en el hígado el consumo de paracetamol17 o a nivel renal y digestivo el consumo de AINE18,19. Otra situación destacable es la automedicación con antibióticos (13,64%), utilizados para situaciones clínicas poco definidas, con la posibilidad que esto implica de generar resistencias y de exponerse innecesariamente a la aparición de reacciones adversas. Más preocupante aún es la automedicación con medicamentos bajo receta regulada, como es el caso de los ansiolíticos y tranquilizantes (5%), medicamentos utilizados en situaciones clínicas específicas, potencialmente capaces de producir dependencia y, en su administración crónica, serios trastornos de la memoria. A pesar de los bajos porcentajes de automedicación con antibióticos y ansiolíticos, resulta muy importante reconocer lo que ello significa, puesto que la automedicación debería ser nula. La indicación terapéutica debería quedar en manos de un médico especialista, debido a los riesgos de creación de cepas bacterianas resistentes y a la aparición de farmacodependencia que podría suponer ese tipo de automedicación. La levedad de los síntomas es el motivo mayoritario por el que se automedican, entre los que figuran dolores leves, síntomas gripales y acidez. Un 7,58% de los estudiantes emplea el hábito de automedicarse para combatir el desgano y el agotamiento. Todos ellos afirman que las horas de sueño no les permiten descansar lo suficiente y el 70% reconoció tener problemas de sueño en los últimos meses. Además, un 80% afirma haber consumido en alguna ocasión tranquilizantes o pastillas para dormir por voluntad propia. Son pocos los casos estudiados, pero que las mismas personas que se automedican para el agotamiento y la desgana —y que podrían estar consumiendo vitaminas o algún tipo de estimulante, a su vez, tengan problemas de sueño y descanso, lleva a pensar que ambos hechos podrían estar relacionados. Debido a ello, resultaría interesante estudiarlo en mayor profundidad y con mayor volumen de casos. Ante esta situación, los tranquilizantes o pastillas para dormir que toman en alguna ocasión con motivo de sus problemas de sueño se podrían evitar controlando en mayor medida el consumo de medicamentos u otros estimulantes para el desgano y agotamiento.
Los alumnos de primero dicen automedicarse con medicamentos que les dio un familiar o amigo; podríamos suponer que poseen menores conocimientos y que por eso utilizan esa fuente de información, frente a los alumnos de quinto que prefieren hacerlo bajo criterio propio (prospecto y conocimientos adquiridos durante la carrera). Contrariamente al estudio sobre automedicación realizado en Argentina13, en este caso el consejo farmacéutico parece tener más influencia en la automedicación. Al tratarse de estudiantes de Farmacia y futuros farmacéuticos, deberían tener más en cuenta la figura del farmacéutico como profesional sanitario frente a otros estudiantes de otras carreras profesionales. El acceso al medicamento estuvo centrado en la oficina de farmacia y, en un porcentaje cercano, procedió del botiquín familiar. Parece obvio que el medicamento que se ha guardado en casa tiene más probabilidad de ser reutilizado.
Puede decirse que ha quedado demostrado el alto porcentaje de automedicación en esta población de estudiantes de Farmacia, porcentaje que va en aumento conforme los alumnos aumentan de curso, según ellos, por poseer suficiente conocimiento adquirido durante la carrera. Los medicamentos más consumidos son los del grupo de analgésicos, antihistamínicos y antigripales; existen además porcentajes bajos pero notables de automedicación con antibióticos y ansiolíticos, lo que resulta más preocupante.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Los autores agradecen a todos los estudiantes que participaron en esta encuesta, incluidos sus representantes así como a los profesores que ayudaron en su administración.