la formación humana y ético-profesional forma parte de las habilidades necesarias para el ejercicio de la medicina. El objetivo de esta encuesta fue explorar el interés de los anestesiólogos en España por esta formación y su accesibilidad a la misma.
Métodosse envió un cuestionario a anestesiólogos con ejercicio en España, a través de la SEDAR, con preguntas de escala tipo Likert, centradas en el interés y percepción de la necesidad por la ética, en la accesibilidad a dicha formación y la satisfacción con la misma.
Resultadosparticiparon un total de 245 anestesiólogos en España, de 4.115 que recibieron el cuestionario. Los resultados mostraron un interés elevado por la ética y humanización (92,2%), considerándolo necesario para el ejercicio profesional (95,5%); sin embargo, menos de la mitad (43,7%) revelaron estar satisfechos con la formación recibida en este ámbito, aunque la mayoría (81,2%) mostró gran interés por la misma. Los médicos encuestados manifestaron poca oferta de formación (el 67,3 % la consideró escasa y un 24,9% inexistente). Los que habían recibido formación continuada en esta materia, mostraron mayor satisfacción con el ejercicio profesional tras la misma (77,8%) y les resultó de utilidad (79,0%).
Conclusioneslos anestesiólogos en España manifestaron como necesaria la perspectiva ética y humana, así como la formación estructurada y continuada en esta materia, para el ejercicio profesional. Mostraron su disposición a recibir más formación, pero destacando una falta de recursos en este sentido.
Human and ethical-professional training is part of the necessary skills in the medicine practice. The objective of this survey was to explore the interest about this training in Spanish anesthesiologists and their accessibility to it.
MethodsAn online survey was sent to anesthesiologists working in Spain, through SEDAR, with Likert-type scale questions, focused on the interest and perceived needs about ethics, accessibility to this training and satisfaction with it.
ResultsA total of 245 anesthesiologists in Spain participated, out of 4115 who received the questionnaire. The results showed a high interest in ethics and humanization (92.2%), considering it necessary for professional practice (95.5%). However, less than half (43.7%) revealed that they were satisfied with the training received in this area, although the majority (81.2%) showed great interest in it. The anesthesiologists surveyed stated that there wasn't much training offer (67.3% consider it scarce and 24.9% non-existent). Those who had received continuous training in this matter showed greater satisfaction with professional practice after it (77.8%) and found it useful (79.0%).
ConclusionsAnesthesiologists in Spain expressed the ethical and human perspective, and the structured and continuous training in this matter, as necessary for professional practice. They were available for further training, but highlighted a lack of resources in this regard.
Las cuestiones éticas acompañan el ejercicio de la medicina en cualquier especialidad, aunque cada una, con su contexto específico. La particularidad de la anestesiología es su gran variedad de actividad profesional (cuidado perioperatorio, del paciente crítico, asistencia para pruebas diagnóstico-terapéuticas, unidades de dolor, participación en cuidados paliativos)1,2 y el entorno quirúrgico, lugar de elevada tecnología, donde en ocasiones se toman decisiones complejas y rápidas que posteriormente deben justificarse ante el equipo, los pacientes y/o sus familiares1,3.
Habitualmente, en la práctica diaria, la indicación clínica se ajusta a los valores éticos del paciente de manera fluida; sin embargo, no siempre es así y pueden presentarse retos éticos-profesionales como el manejo de la enfermedad con escasa evidencia, los fracasos de seguimiento de tratamiento, la sintomatología y el sufrimiento mal controlados, decisiones difíciles de tomar y otras situaciones complejas o conflictivas. En estas circunstancias, se acentúa la necesidad de dar respuestas a esos otros aspectos que influyen en la vivencia de la enfermedad, de ese planteamiento ético que ayuda a identificar los aspectos que dan valor y significado a la vida del paciente y a sus expectativas3. Abordaje que no se improvisa, que requiere un aprendizaje y un entrenamiento adecuado.
De esta manera se completa la práctica clínica, se ofrece la mejor respuesta posible al paciente que acude al médico en petición de ayuda4, mejora el manejo de la ansiedad, del dolor y redunda en satisfacción de los pacientes y de los propios profesionales5,6.
Si bien, da la impresión que los especialistas dan importancia a esta perspectiva ética7, también es cierto que se observa dificultad para integrar esta competencia en el currículum y para implementarla en la práctica clínica8.
Hoy en día, el entrenamiento en lo científico es muy exigente; sin embargo, parece que la formación humana y ético-profesional no alcanza ese nivel. Se entiende como aspectos básicos de la formación de los profesionales en este ámbito, el conocimiento del código de deontología médica9 y de los 4 principios bioéticos fundamentales10 que permiten proporcionar un marco ético para guiar decisiones y acciones clínicas. Si bien la discusión de estos principios, así como su aplicación práctica en situaciones clínicas, debería formar parte también de los planes de formación para los profesionales. En general, se percibe una falta de apoyo en este aspecto11,12 dando la impresión de que en la práctica se actúa en lo humano de modo más intuitivo que reflexivo13. Estas deficiencias se perciben en todos los niveles, entre los estudiantes, residentes, los propios clínicos4 y también a nivel de investigación, con cierta carencia de publicaciones científicas directamente vinculadas a este campo de interés.
Como muestra de esto, previo a la construcción del presente estudio, se realizó una búsqueda bibliográfica en PubMed incluyendo artículos publicados con un máximo de 8 años de antigüedad, con el fin de conocer si se trataba de un tema novedoso y de interés. La búsqueda arrojó 78 resultados de los cuales solo 5 se vincularon directamente al tema de interés del estudio (ética en anestesiología), pese a utilizarse una ecuación de búsqueda específica en la que se resaltaban solo esos temas en los descriptores: ((«Ethics»[MeSH Terms] OR «Ethics»[Title]) AND («Anesthesiologists»[MeSH Terms] OR «Anesthesia»[MeSH Terms] OR «Anesthesiology»[MeSH Terms] OR «Anesthesiologists»[Title])).
Por todo ello, y con esta perspectiva de la importancia de integrar los elementos éticos en la formación profesional del médico, se llevó a cabo este estudio. El objetivo principal fue explorar el interés de los anestesiólogos con ejercicio profesional en España, por la formación humana y ética y la accesibilidad a la misma. Este estudio también buscó responder a los siguientes objetivos específicos: analizar la presencia de la ética en los planes de formación asociados a los especialistas en anestesiología y reanimación; conocer el uso de los recursos por parte de estos especialistas ante un problema ético y finalmente, constatar unos conocimientos básicos en ética de los anestesiólogos españoles con base en saber reconocer los principios bioéticos fundamentales y el código de deontología médica.
MétodosSe trata de un estudio transversal descriptivo. Como herramienta, se utilizó un formulario de Google que incluía datos demográficos y preguntas de escala tipo Likert centradas en el interés por la ética y humanización, percepción de su necesidad para el ejercicio profesional, accesibilidad a esa formación específica y satisfacción con la misma. Previamente, se llevó a cabo un cuestionario piloto, difundido a través de redes sociales, entre médicos de diferentes especialidades de España, tras el cual, se revisaron y validaron las preguntas, realizando esta versión final del cuestionario.
El muestreo se realizó de forma no probabilística y por conveniencia. Fueron invitados a participar, vía correo electrónico, anestesiólogos con ejercicio en España, a través de la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor (SEDAR), cuyo Comité Científico Permanente, previamente había valorado la adecuación del estudio y los aspectos éticos y legales según los estándares requeridos. El cuestionario estuvo accesible durante 2 meses (del 21 de octubre de 2021 al 15 de enero de 2022). Del total de 248 anestesiólogos españoles que respondieron al cuestionario, se incluyeron en el estudio 245 excluyendo 3 por ejercer fuera de España.
Con el fin de conocer si este tamaño de la muestra era adecuado, se revisó por estimación poblacional. En el registro de la SEDAR del verano de 2021, el total de anestesiólogos que ejercían en España era de 9.000; 8.000 con ejercicio profesional en hospitales de carácter público y 1.000 con ejecución exclusiva en centros privados.
A partir de estas cifras, se contempló como población de referencia 9.000 anestesiólogos. El cuestionario, fue difundido por la SEDAR a 4.121 anestesiólogos, de los cuales 4.115 recibieron el cuestionario (6 resultaron en envío fallido). Esta cifra suponía el 45,7% del total de la población establecida como referencia (9.000). Así se estableció este 45,7% como la proporción en la población para analizar el cálculo de revisión del tamaño muestral. Además de lo mencionado, se estableció el nivel de confianza en 95% con una precisión de la estimación de 0,0617 para el mismo. El cálculo resultante reveló que una muestra aleatoria de 245 individuos era suficiente, para estimar con un 95% de confianza y una precisión de ± 6,17 unidades porcentuales, un porcentaje de población esperado en torno al 45,7% sin necesidad de reposiciones. Concluyendo que la muestra del presente estudio (n = 245) era suficiente.
Para el análisis de los datos, se utilizó el paquete estadístico Stata, versión 15 (StataCorp LLC, Texas, USA). Para la descripción de la muestra, se emplearon frecuencias, porcentajes (%), media (M), desviaciones estándar (DE) y rangos. En caso de que alguna pregunta no fuese contestada por alguno de los participantes, los porcentajes se recalcularon con base en el total específico para ese ítem del cuestionario. El nivel de significación adoptado fue del 5% con un intervalo de confianza del 95% (IC 95%). La comparación entre variables se realizó mediante la prueba de Chi-cuadrado, o cuando fue apropiado, utilizando la prueba exacta de Fisher. Se consideraron significativos valores de p< 0,05.
ResultadosLa participación total en el cuestionario fue de 245 anestesiólogos (64,5% mujeres), con edad media de 48 años (DE = 10,50), todos con ejercicio profesional en España y que desempeñaban su trabajo principalmente en hospitales de tercer nivel (70,2%). La actividad principal, entre los anestesiólogos encuestados, fue la quirúrgica (85,7%), la reanimación (31%) y únicamente el 6,5% fueron residentes. Los datos demográficos de la muestra se resumen en la tabla 1.
Datos demográficos
M (DE)/n (%) | Rango (mínimo-máximo) | |
---|---|---|
Participantes (245) | ||
Mujer | 158 (64,5) | |
Hombre | 87 (35,5) | |
Edad (años) | 48 (10,5) | 25-70 |
Actividad principala | ||
Anestesia | 210 (85,7) | |
Reanimación | 76 (31,0) | |
Dolor | 31 (12,7) | |
Solo consulta | 1 (0,4) | |
Residentes | 16 (6,5) | |
Ámbito profesionala | ||
Pública | 220 (89,8) | |
Privada | 64 (26,1) | |
Exclusiva privada | 24 (9,8) | |
Facultad | 12 (4,9) | |
Centroa | ||
Terciario | 172 (70,2) | |
Comarcal | 50 (20,4) | |
Clínica | 55 (22,4) | |
Provincia | ||
Madrid | 39 (15,9) | |
Barcelona | 27 (11,0) | |
Valencia | 27 (11,0) | |
Lugar Carrera | ||
Madrid | 42 (17,1) | |
Barcelona | 29 (11,8) | |
Valencia | 28 (11,4) | |
Lugar MIR | ||
Madrid | 44 (18,0) | |
Barcelona | 38 (15,5) | |
Valencia | 25 (10,2) |
DE: desviación estándar; M: media.
Fuente: Elaboración propia.
El 10,2% de la muestra declaró participar en algún grupo de trabajo de ética, el 14,3% solo lo había hecho alguna vez o lo hacía de manera esporádica pero el 75,5% no lo había hecho nunca. El grupo de trabajo en ética más numeroso fue dentro del círculo profesional (50%), seguido de los comités de ética asistencial (CEA) (40%). El resto fueron los comités de ética de la investigación (CEIC) (13,3%) u otros grupos fuera del ámbito profesional como asociaciones o comités, entre otros (10%).
Interés y necesidadLos anestesiólogos encuestados mostraron interés elevado por la ética (92,2%), equiparándolo en el 76,3% de los casos, al nivel de interés que les suscitaban las competencias técnicas. Además, manifestaron que la formación en ética era necesaria para el ejercicio profesional (95,5%), al igual que la formación en las habilidades técnicas (82,4%); sin embargo, menos de la mitad (43,7%), revelaron estar satisfechos con la formación recibida durante su desarrollo profesional. Así, la mayoría (81,2%) mostró gran interés por recibir formación específica en este ámbito y solo un 4,9% consideró que este tipo de formación no era interesante para su desempeño profesional (tabla 2).
Interés y necesidad
n = 245 | n (%) |
---|---|
Interés elevado por la ética | 226 (92,2) |
Mismo interés que las competencias técnicas | 187 (76,3) |
Necesidad de la formación en ética para el ejercicio profesional | 234 (95,5) |
Misma necesidad de formación que en las competencias técnicas | 202 (82,4) |
Satisfacción con la formación recibida | |
Adecuada | 107 (43,7) |
Regular | 94 (38,4) |
Insatisfacción | 44 (17,9) |
Interés por realizar formación | |
Elevado | 199 (81,2) |
Regular | 34 (13,9) |
Sin interés | 12 (4,9) |
Fuente: Elaboración propia.
Entre los encuestados que habían recibido formación continuada en esta materia, la mayoría manifestaron que, tras formarse, percibían mayor satisfacción con el ejercicio profesional (77,8%) y les resultaba de utilidad (79,0%). La mayoría de la muestra total (66,9%) dedicaría más tiempo a la formación y en cuanto a la modalidad, preferirían el formato online (47,3%) aunque el 18,8% de la muestra estaría dispuesta a cualquier formato.
La ética en los planes de formación de médicos y especialistasUn 39,5% de los encuestados declaró no haber recibido formación en este ámbito durante la carrera, mientras que un 36,3% reportó que esta materia formaba parte de sus planes formativos reglados. Estas diferencias continuaban durante la formación en la residencia, donde solo un 4,9% declaró haber recibido formación de manera reglada (tabla 3).
Presencia de la ética en los planes de formación asociados a los especialistas en anestesia y reanimación
n = 245 | n | (%) |
---|---|---|
Formación realizada en la Facultad | ||
Reglada | 90 | (36,3) |
Esporádica | 59 | (24,0) |
Nada | 98 | (39,5) |
Formación realizada durante la Residencia | ||
Reglada | 12 | (4,9) |
Esporádica | 76 | (31,0) |
Por cuenta propia | 32 | (13,1) |
No recuerdo | 20 | (8,2) |
Nada | 105 | (42,9) |
Formación realizada durante ejercicio profesional | ||
Universitaria | 25 | (10,2) |
Acreditada | 74 | (30,2) |
No Acreditada | 81 | (33,1) |
Experiencia con la práctica | 44 | (18,0) |
Nada | 21 | (8,6) |
Oferta recibida de formación | ||
Abundante | 19 | (7,8) |
Escasa | 165 | (67,3) |
Nada | 61 | (24,9) |
Fuente: Elaboración propia.
Los médicos encuestados manifestaron poca oferta de formación, considerándola escasa el 67,3% e inexistente un 24,9%. En relación a la procedencia de esa oferta, la mitad correspondía al centro de trabajo (44,7%), un 24,6% al colegio de médicos y un 17% a la sociedad profesional (tabla 3).
Conocimientos básicos en bioética y recursos utilizadosEn relación al análisis de conocimientos básicos en bioética, contemplando como tal el conocimiento de los 4 principios y del código de deontología, aproximadamente la mitad de los encuestados afirmaron conocer esos principios (56,5%) y tener el código (51,8%). Pese a ello, dicho código era raramente consultado, revelando su consulta solo un 2% de los profesionales participantes (tabla 4).
Finalmente, ante la necesidad de colaboración para resolver algún problema ético, la mayoría manifestó que acudía a compañeros de equipo (42,7%) o, con menor frecuencia, al comité de ética (21,8%), o a algún experto (14,9%) o, en menor proporción, recurrían a consultar literatura científica (11,3%) (tabla 5). Sin embargo, la utilización de estos recursos, se hizo con poca frecuencia. A lo largo del último año, solo un 24,1% realizó consultas de forma habitual a algún compañero del equipo y el 17% afirmó no haber usado dichos recursos en ese tiempo.
Acceso a los recursos
n= 245 | n (%) | ||||
---|---|---|---|---|---|
Utilización Recursos | Uso en general | Uso de los recursos en el último año | |||
Habitual | Poco | Nada | No he necesitado | ||
Comité de ética | 73(21,8) | 2 (0,8) | 54 (22,0) | 146 (59,6) | 43 (17,0) |
Consulta al experto | 50(14,9) | 11 (4,5) | 72 (29,4) | 119 (48,6) | 43 (17,0) |
Consulta al compañero o equipo | 143(42,7) | 59 (24,1) | 118 (48,2) | 25 (10,2) | 43 (17,0) |
Literatura científica | 38(11,3) | 27 (11,0) | 73 (29,8) | 102 (41,6) | 43 (17,0) |
No consultó | 31 (9,3) | 29(11,8) | 61 (24,9) | 112 (45,7) | 43 (17,0) |
Fuente: Elaboración propia.
Tras la realización del análisis descriptivo, se realizó el analítico entre las variables principales del proyecto. Así, en cuanto al análisis entre el interés por formarse más en ética o humanización y la formación ofertada durante el MIR, no hubo diferencias estadísticamente significativas (χ2(4)=3,9283; p=0,416; prueba exacta de Fisher = 0,306). Tampoco se encontraron diferencias estadísticamente significativas en el análisis entre la percepción de la adecuada formación y la necesidad de seguir formándose (χ2(16)= 24,6824; p= 0,076).
Finalmente, en los análisis vinculados al conocimiento de los 4 principios de la bioética y la necesidad de formarse, tampoco se encontraron diferencias significativas (χ2(8)=9,2042; p= 0,325; prueba exacta de Fisher = 0,352), ni en el análisis entre el conocimiento de esos principios y la percepción de una adecuada formación (χ2(8)=8,9006; p = 0,351; prueba exacta de Fisher = 0,336).
DiscusiónUna característica ética del médico es atender al paciente con base en lo científico, sabiendo que la enfermedad afecta a la integridad de la persona. De tal manera, que el médico con ciencia suficiente para comprender y resolver los problemas de la fisiopatología, sea también lo suficientemente humano para comprender y resolver los problemas de la biografía personal, puesta en crisis por la enfermedad13, con el reto añadido hoy en día, del gran avance de la ciencia y tecnología, que acentúa la necesidad de un mayor entrenamiento en esta competencia clínica14,15.
Con esta perspectiva de la importancia de integrar la ética en la competencia profesional, se llevó a cabo este estudio, entre anestesiólogos españoles, para explorar su interés por la formación humana y ética, satisfacción con la misma y accesibilidad.
Entre los encuestados, los resultados mostraron un elevado interés, similar al de las competencias técnicas, considerando dicha formación ético-humana, necesaria y útil para el ejercicio profesional, indicando además que, cuando la realizaban, incrementaba su satisfacción con el ejercicio clínico. Sin embargo, manifestaron escasez de formación recibida y descontento general con la accesibilidad a la misma, enfatizando la poca oferta disponible. Esta escasez de oferta, en este tipo de formación, es un problema común y los resultados del presente estudio coinciden con otros datos publicados16.
Este resultado, merece ser reflexionado, puesto que, si la competencia ética es necesaria para una adecuada atención clínica5,6,17–20, se abre un campo de mejora, a tener en cuenta. La ética, y en este caso la ética clínica, no se trata de un conjunto de intuiciones o sensaciones viscerales sino de una disciplina, y como tal, posee una metodología específica. El razonamiento ético debe ser tan riguroso como el clínico20 y por ello, precisa una formación específica, continuada y reglada para aplicarse de forma adecuada, integrada y global.
Ante este escenario, parece urgente incorporar estas habilidades ético-humanas en la formación del médico, incluyéndolas adecuadamente en un plan de estudios que no se focalice solo en las habilidades técnicas21. En muchos países como EE. UU., Canadá y Reino Unido, se está introduciendo progresivamente en la formación académica, al igual que se están impulsando en los programas específicos de anestesiología2,21–24. Por todo ello, se enfatiza nuevamente, la necesidad de incorporarlo en los planes formativos reglados vinculados a la especialización en anestesiología de nuestro país.
A este respecto, cabe destacar que el nuevo Programa Formativo de Anestesiología y Reanimación para la especialidad, solicitado por la Dirección General de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (MSCBS) en 2016, ha agregado la ética y profesionalismo como un dominio competencial trasversal3. Por otro lado, está también la parte de la carrera profesional, pues si la formación en ética se tuviera en cuenta a la hora de puntuar las evaluaciones de estos profesionales, al igual que las competencias técnicas ¿dedicarían los anestesiólogos más esfuerzo a formarse en este campo?
Realmente, para conseguir una buena integración de cualquier competencia profesional, es necesario una formación reglada, estructurada y continuada, y para conseguirlo a nivel nacional debe ser similar en todas las universidades, hospitales y comunidades del territorio. De lo contrario, se generarían diferencias en la cualificación de los profesionales en detrimento de que, los de menor formación, perciban tener un nivel adecuado.
Al hilo de esto, en nuestro estudio, se observó por un lado que los profesionales interesados en ética se formaban habitualmente por su cuenta y, por otro lado, que la mitad de los encuestados, a pesar de haber recibido escasa formación, se consideraron estar suficientemente formados. Estos datos merecen ser destacados puesto que un 26,5% de los encuestados desconocía los 4 principios básicos y un 16,7% no sabía si los conocía y, aun así, muchos de ellos consideraron tener buena formación. La realidad es que, en España, son pocos los anestesiólogos que tienen una formación formal en este campo, realidad que también es extrapolable, como se ha mencionado, a los profesionales de fuera de nuestro país21.
Más allá de la necesidad de una adecuada formación de los médicos en habilidades ético-humanas, para ofrecer a sus pacientes la mejor respuesta, los profesionales también deben poder disponer de los recursos institucionales suficientes para ejercer con base en esa formación y tener recursos para las situaciones de mayor dificultad. En ese sentido, del presente estudio sorprenden datos como que un 31,1% de los encuestados no tiene acceso al comité de ética o si lo tienen, no lo saben, revelando claras limitaciones en el acceso a la orientación ética, aspecto en concordancia con lo descrito por otros autores25. Además, el recurso más usado no es la consulta al comité de ética, el 59,6% no lo ha utilizado nunca a lo largo del último año y prácticamente la mitad tampoco ha consultado a un experto, siendo la consulta a un compañero, la acción más habitual.
Por lo tanto, es de vital importancia seguir investigando en las necesidades formativas existentes en el campo de la ética y la humanización y desarrollar planes formativos de calidad que resulten en profesionales sanitarios correctamente cualificados y capacitados en esta materia tan esencial cuando se trabaja con personas. Se contempla además como necesario, realizar un seguimiento analizando de forma continuada las posibles barreras que resultan en una escasa accesibilidad (aspecto que también destacaron los encuestados en este trabajo), tal y como está incluido ya en el programa formativo europeo26.
Por último, el presente estudio no está exento de limitaciones. Así como en otras investigaciones, las personas que participaron en la encuesta podrían denotar un interés previo por el tema estudiado e interesarse por ello en la participación, suponiendo un posible sesgo para el estudio. Además, la información recogida y los resultados reportados, son principalmente descriptivos, no pudiendo destacarse resultados significativos de carácter analítico que permitan dejar patente la satisfacción o no en la formación y las posibles carencias o el interés por seguirse formando en este campo. Finalmente, el estudio es únicamente cuantitativo no permitiendo profundizar en algunos de los aspectos tratados; esto es especialmente importante teniendo en cuenta que los planes formativos (tanto reglados como no reglados) no son estables a lo largo del tiempo ni idénticos en toda la geografía nacional, pudiendo existir diferencias en cuanto a la estructura y planificación de las asignaturas que afecte a la satisfacción y la necesidad de formación posterior.
En conclusión, se puede afirmar, basándonos en las respuestas de los anestesiólogos españoles encuestados, que existe un interés elevado por la ética y que se considera necesaria para el ejercicio profesional, con disposición a recibir mayor formación. En los resultados se observa desconocimiento en aspectos básicos en esta materia y descontento general con la accesibilidad a la misma. Todo ello pone de manifiesto, la importancia y necesidad de crear una educación estructurada, reglada y continuada para los anestesiólogos españoles en esta competencia clínica.
FinanciaciónEl presente estudio se ha llevado a cabo sin ningún tipo de financiación.
Responsabilidades éticasEl Comité Científico Permanente de la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor (SEDAR) realizó la valoración de la adecuación del estudio y los aspectos éticos y legales según los estándares requeridos.
Conflicto de interesesLas autoras declaran no tener ningún conflicto de intereses.
AutoríaLas autoras cumplen con los requisitos de autoría.
AgradecimientosLas autoras de este estudio quisieran agradecer a todos los anestesiólogos que decidieron formar parte del estudio, así como, a la propia SEDAR por facilitar la difusión del cuestionario.
AnexoSe puede consultar la encuesta, como material adicional, en el siguiente enlace: https://forms.gle/7tbRHagfqCpsgdkL8.