La revista Educación Médica publica estudios que reportan la validación de diferentes instrumentos1,2, lo cual es importante debido al empleo cotidiano de cuestionarios o escalas en el ámbito de la salud. En el diseño o validación de un instrumento se requiere considerar requisitos que garanticen la toma de decisiones en función de las puntuaciones que se obtengan. En ese sentido, la presente misiva tiene como objetivo sustentar la equidad como una propiedad de medición a reportar en el desarrollo de estudios instrumentales3.
Recientemente se publicó un manual técnico4 que expone un modelo de medida tripartita, mencionando la necesidad de incluir, además de la validez y fiabilidad, a la equidad en la comprobación del funcionamiento de un instrumento de medición. La equidad es definida como una evaluación imparcial o justa, que no es afectada por variables como el sexo, orientación sexual, edad, entre otras5. Así, un instrumento que garantice equidad permitirá elaborar inferencias válidas para diferentes subgrupos6. Es importante señalar que, el concepto equidad no debe circunscribirse únicamente a la medición, debe estar inmerso en todo el proceso de evaluación: diseño, administración y puntuaciones del instrumento4.
La equidad está vinculada con el sesgo. Desde un punto de vista técnico, recibe el nombre de funcionamiento diferencial del ítem (DIF, por sus siglas en ingles), que describe el evento en que un ítem produce una respuesta media diferente, en subgrupos diferentes, pero con el mismo rasgo latente7. Sin embargo, un ítem con DIF no implica necesariamente sesgo en sentido estricto. Si el DIF es causado por un rasgo latente irrelevante entonces es evidencia de sesgo, sin embargo, si es producto de la variabilidad de un constructo relevante, denota las habilidades o conocimientos diferentes que presentan los examinados8.
El incumplimiento de la equidad en estudios instrumentales trae como consecuencia la no disminución de la varianza relacionada con características individuales, lo que ocasiona puntuaciones cuestionables para los subgrupos participantes de la evaluación5, reduciendo además la fuente de validez6. Por ejemplo, si se utiliza un cuestionario de autoinforme para valorar la competencia docente en varones y mujeres, es correcto determinar la validez y fiabilidad, así también se debe demostrar que el instrumento no favorezca a un subgrupo en función al sexo. En caso no se demuestre lo expuesto, las inferencias que se desprendan de las puntuaciones del cuestionario resultan poco fiables4.
Por lo mencionado se recomienda considerar a la equidad como aspecto importante al momento del desarrollo y reporte de estudios instrumentales, debido a que garantizan la fuente de validez y fiabilidad del instrumento, contribuyendo a legitimar las conclusiones que se elaboran, asunto crucial para la toma de decisiones en el campo de la salud.
Conflicto de interesesEl autor declara no tener ningún conflicto de intereses.