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Vol. 20. Núm. 4.
Páginas 249-255 (julio - agosto 2019)
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Vol. 20. Núm. 4.
Páginas 249-255 (julio - agosto 2019)
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Vocación y profesionalismo: reflexiones de los estudiantes catalizadas por el cine de Spielberg
Vocation and professionalism: Medical students’ reflections facilitated by Spielberg's movies
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Pablo González-Blascoa, Maria Teresa Delgado-Marroquínb, Graziela Moretoa, Rogelio Altisentb,
Autor para correspondencia
altisent@unizar.es

Autor para correspondencia.
a Instituto SOBRAMFA-Educación Médica y Humanismo, São Paulo, Brasil
b Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica, Universidad de Zaragoza, IIS Aragón, Zaragoza, España
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Tabla 1. Selección de películas de Spielberg
Tabla 2. Compendio de reflexiones de los alumnos
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Resumen

La profesión médica tiene un marcado sentido vocacional que está estrechamente vinculado a su dimensión ética; sin embargo, existen dudas sobre el papel que los estudios de grado están ejerciendo en su desarrollo. Con la finalidad de favorecer la reflexión al respecto, se celebró un seminario con estudiantes y profesores desarrollado en 3fases: a) libre exposición de los alumnos sobre lo que consideraban que es la vocación médica; b) presentación por parte de los profesores del marco teórico de la educación médica, seguido del visionado de varias escenas de películas dirigidas por Steven Spielberg que facilitan la reflexión sobre el significado de los componentes éticos y humanos de la medicina, y c) discusión abierta entre alumnos y profesores. Se analizan las principales conclusiones: conviene crear espacios para la reflexión sobre la dimensión vocacional de la medicina a lo largo de los estudios del grado, lo cual, de algún modo, ya se debería considerar en los procedimientos de selección y acceso; en la tarea docente es fundamental el ejemplo de los formadores, así como una tutorización individualizada que «cuide» el desarrollo vocacional; es necesario promover una formación que vaya más allá de la adquisición de conocimientos y habilidades, prestando atención a la gestión de las emociones, el acompañamiento ante los problemas éticos y la educación de las actitudes; el contacto precoz con la actividad clínica, ya desde el comienzo de los estudios se valora como un factor decisivo para motivar a los alumnos ante la inmensa carga teórica que deben afrontar.

Palabras clave:
Vocación médica
Profesionalismo
Ética médica
Cine y educación médica
Emociones
Afectividad
Abstract

The medical profession has a marked vocational sense that is closely linked to its ethical dimension. However, there are doubts about the role that undergraduate studies are playing in their development. In order to encourage reflection on this issue, a seminar was held with students and teachers, developed in 3phases: a) free presentation by students about what they considered to be the medical vocation; b) presentation by professors of the theoretical framework of medical education, followed by the viewing of several scenes of films directed by Steven Spielberg that facilitate reflection on the meaning of the ethical and human components of medicine, and c) open discussion between students and teachers. The main conclusions were analysed: it is worth creating spaces for reflection on the vocational dimension of medicine throughout undergraduate studies. This, in some way, should already be considered in the selection and access procedures to medical school. In the teaching task it is essential that the lecturers are seen as role models, as well as providing individualised tutoring that includes vocational development. Thus, it is necessary to promote training that goes beyond the acquisition of knowledge and skills, paying attention to the management of emotions, the approach to the ethical problems, and the education of attitudes. Early contact with clinical activity, from the beginning of studies is considered a decisive factor to motivate students before the immense theoretical burden they have to face.

Keywords:
Medical vocation
Professionalism
Medical ethics
Cinema and medical education
Emotions
Affectivity
Texto completo
Situando la cuestión: ¿qué es la vocación médica?

El diccionario de la lengua española define vocación como «inclinación a un estado, una profesión o una carrera». Se le atribuyen una amplia gama de características personales, en virtud de las cuales un individuo expresa mayor afinidad por ejercer una determinada profesión en detrimento de otra1. La pregunta sobre si la vocación médica nace o se hace es muy relevante para la formación de los futuros profesionales. ¿De qué modo contribuyen a su desarrollo los años de formación universitaria? Es indudable que esta etapa de aprendizaje construye al médico, pero también hay voces que advierten de que lo puede deformar en algunos momentos2. Frente a los adelantos técnicos y al aumento del conocimiento científico, ¿debemos preservar las virtudes que integran la vocación médica?: la compasión, la empatía, el respeto, el compromiso. ¿Cómo es esto posible si lo que «cae en los exámenes» es mayoritariamente conocimiento científico y difícilmente se evalúan las actitudes, el compromiso y la capacidad para la deliberación?3.

El presente artículo es una síntesis reflexiva sobre una experiencia docente conducida por la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza (España), en colaboración con el Instituto SOBRAMFA-Educação Médica e Humanismo, de São Paulo (Brasil). Durante el curso académico 2016/2017 se convocó un seminario para estudiantes de medicina en la sede del Colegio de Médicos de Zaragoza, con el título «La Profesión Médica: ¿es una vocación? Una reflexión ilustrada con el cine de Steven Spielberg». Aunque el seminario estaba dirigido primordialmente a alumnos de tercer año, se organizó de modo abierto para estudiantes de otros cursos y profesores, lo que posibilitó una gran riqueza en el intercambio de opiniones. Tuvo una duración de 3 h y participaron 90 alumnos.

La primera parte del seminario fue dedicada a preguntar a los estudiantes, de modo abierto, qué es lo que entendían por vocación. Todos los alumnos tuvieron oportunidad de intervenir y dar su opinión, utilizando el micrófono móvil que circuló en el auditorio durante una hora. A continuación, los profesores expusieron con diapositivas el marco teórico de la educación médica actual, las necesidades de los pacientes y las variadas dimensiones de la vocación médica que deberían cultivarse.

Seguidamente, se presentaron algunos fragmentos de películas dirigidas por Steven Spielberg, acompañadas de comentarios para facilitar la reflexión, siguiendo así una metodología desarrollada y estructurada por los profesores facilitadores. Se trataba de escenas populares de películas conocidas, que ofrecen un escenario agradable para enseñar y discutir acerca de la dimensión ética de la profesión médica. Aunque Spielberg trata frecuentemente temas relativos a la imaginación y de ciencia ficción, el factor humano es probablemente el mejor y más profundo mensaje de sus películas, haciendo de este modo una contribución sobresaliente a la educación del ser humano (tabla 1).

Tabla 1.

Selección de películas de Spielberg

1. Amistad (1997) 
Director: Steven Spielberg. Actores: Djimon Hounsou, Matthew McConaughey, Anthony Hopkins, Morgan Freeman 
Describe un motín de 1839 a bordo de un barco de esclavos que viaja hacia la costa noreste de América. En una escena, una esclava da a luz un bebé. Todos los esclavos están encadenados y el bebé es el único libre (sin cadenas), y lo pasan, sosteniéndolo en sus brazos, como si estuvieran mostrando un trofeo. En otra escena, el abogado negro busca ayuda para defender a los esclavos. Y aquí surge un maravilloso diálogo sobre «enfoque centrado en las personas». No le basta saber que son esclavos para defenderlos; tiene que saber cuál es la historia de cada uno. No me basta el diagnóstico, sino que tengo que saber quién es el paciente con quien estoy tratando. Temas de discusión: medicina centrada en el paciente, la empatía, la individualidad y la dignidad de cada ser humano 
 
2. La Lista de Schindler (1993) 
Director: Steven Spielberg. Actores: Liam Neeson, Ralph Fiennes, Ben Kingsley 
En la Polonia ocupada por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, Oskar Schindler se va preocupando progresivamente por los trabajadores judíos después de presenciar su persecución por los alemanes nazis. Al final de la película, hay una escena notable: los judíos agradecen a Schindler, pero este se da cuenta de que podría haber hecho más por ellos y sufre con el dolor de su omisión. Temas de discusión: compromiso, honradez. ¿Cuáles son los límites para servir? ¿Hasta dónde tengo que llegar haciendo el bien? 
 
3. Salvar al Soldado Ryan (1998) 
Director: Steven Spielberg. Actores: Tom Hanks, Matt Damon, Tom Sizemore 
Después del desembarco de Normandía, un grupo de soldados de los EE. UU. se desplaza tras las líneas enemigas para recuperar a un paracaidista cuyos hermanos han muerto en acción. Las escenas finales son notables. El capitán John Miller (que era un profesor en la vida civil), encuentra a James Ryan, que se niega a ir a casa. En un combate el capitán Miller queda gravemente herido. Antes de morir, pronuncia la gran frase: «James, gánatelo, haz por merecer». Después de eso, la película se desplaza 40 años más tarde. James Ryan es ya un anciano y está visitando la tumba de Miller. El monólogo de James Ryan es una maravillosa lección sobre la vida reflexiva. Temas de discusión: práctica reflexiva, ejercicio filosófico de la profesión, promover el hábito reflexivo 
 
4. Puente de los espías (2015) 
Director: Steven Spielberg. Actores: Tom Hanks, Mark Rylance, Alan Alda 
Durante la Guerra Fría, un abogado estadounidense es reclutado para defender a un espía soviético arrestado y luego ayudar a la CIA para facilitar el intercambio del espía por un piloto estadounidense. Hay varias escenas que muestran la integridad del abogado y cómo mantiene el secreto profesional. Es notable la persistencia que muestra en hacer su trabajo, siendo reconocido y admirado hasta por el espía soviético. Temas de discusión: ética, confidencialidad, integridad, el compromiso más allá de las normas legales 

En la tercera y última parte del seminario se recogieron nuevamente opiniones de los participantes sobre la experiencia reflexiva con el cine y lo que esto podría aportar a las consideraciones iniciales relativas a la vocación médica (tabla 2). Una gran parte de este seminario, así como las conclusiones elaboradas por los profesores, están filmadas y accesible en: http://www.web.comz.org/catedra-videos/videos16, http://www.web.comz.org/catedra-videos/videos17 y http://www.web.comz.org/catedra-videos/videos18; http://www.web.comz.org/catedra-videos/videos19.

Tabla 2.

Compendio de reflexiones de los alumnos

a. ¿Es necesaria una vocación para el ejercicio de la medicina? 
Una llamada que sientes. Pero después que entras puede ser que no es lo que te llena. Algo hay que tener. Que te guste y que lo sepas hacer bien 
Algo a buscar. Pero… ¿buscamos de verdad? Ser médico desde pequeño: no lo entiendo. Con 18 años, poca gente sabe lo que quiere… Estoy de acuerdo con Marañón. El fin, lo que quiero hacer, es cuidar 
La nota importa. Hay quien tiene nota y no vocación. Y al contrario. He intentado varios años. Si algo te gusta, hay que ir a por ello. Hice varias cosas, no tenía nota. Pero cuando conseguí entrar me dije que sí, que era esto 
Quien no quiere esto, lo deja. Es algo que hay que tener, o por lo menos descubrir 
Hay quien entra, tal vez no tiene…, pero acaba amando lo que hace. Vocación: carrera larga, con esfuerzo. En los exámenes dudas, pero la vocación te hace continuar. Cuanto más luchas por algo. ¿Sería la vocación la capacidad de luchar, de ir atrás de lo que te hace feliz? Hay que ser feliz ahora, no dejarlo para después 
b. Las emociones tienen su papel al escoger la profesión y al responder a la «convocación» durante la carrera 
A mí esto de la emoción no me convence, no sé. Pero, me gusta. ¿Y es necesaria la emoción para calibrar la vocación? 
La vocación es una emoción. Hay que saber y estar dispuesto a disfrutarlo al máximo 
Después de todo esto, yo ya no sé si tengo claro el concepto de vocación… He aprendido con lo que la gente ha dicho, he visto otros puntos de vista 
c. La formación médica convencional no promueve la vocación y, a veces, la obstaculiza 
La universidad no promueve la vocación. No me motivan. Podemos tener vocación, pero no aparece. Estamos rodeados de hipocresía: es una carrera y un sistema para listos, no para los que de hecho quieren ser médicos y tienen vocación. Habría que cambiar el sistema de ingreso y de evaluación 
d. El ejemplo de los docentes en un sistema imperfecto 
La vocación del profesor entusiasma a cualquiera 
Cuando ves todo lo que va en contra (desde lo que estudias, que no sabes para qué sirve, hasta los malos ejemplos) y continuas allí debes tener vocación. Resiliencia. Después de todo, consigo aguantar 
e. Las indefiniciones sobre lo que sea la vocación provoca confusiones 
A mí me da igual si tiene vocación (cuando voy al médico) A mí, con que sepa de lo que está hablando... Con que me dé una solución acertada a mi problema, a mí la vocación me da igual 
La medicina es una profesión más. La vocación es cómo la ejerces: si la tienes, se te hace llevadera, te hace feliz 
f. La vocación es un proceso, una construcción 
Aunque la tengas, al principio, la vas construyendo. Aprendes con las experiencias. Un proceso de construcción con las experiencias que vamos viviendo, algo como metabolizar las experiencias 
Me ha ido gustando con el tiempo. Le voy ganando el gusto. Te vas enamorando de lo que haces. Es como un encanto que llega con el tiempo. Al final, todos acabamos teniendo vocación 
Vocación es siempre un poco más. No es algo que tienes o no, sino algo que puedes ir construyendo, renovarlo, crecer 
g. Se adquiere la verdadera madurez vocacional cuando se ejerce la profesión 
La vocación no es importante para aguantar la carrera, sino para perseverar muchos años haciendo lo mismo. Miras atrás después de los años y sabes que sí, que era eso. La vocación es la diferencia entre ser médico y ser buen médico. Con el tiempo, después de 35 años te levantas de la cama y ves que te apetece ir a trabajar 
Va surgiendo, un proceso. Tienes que construirlo para poder ejercer después la carrera. Una construcción que tiene 2componentes: primero, que te haga feliz; segundo, que explote tus cualidades, tus talentos. El fin no es uno mismo, sino donde se aplica. El que tiene vocación, se dedica al enfermo. La vocación se nota cuando ejerces la profesión. Hasta que no te colocas delante del enfermo no sabes si tienes vocación 
Vocación es proceso, pero es actitud. Necesito ser protagonista. ¿Cuál es el protagonismo en el proceso? ¿O espero que sencillamente pase? Hay que participar. No es algo que venga de fuera, ajeno. Aunque es algo sobre lo que no tenemos control total. Te arrebata. Hay un denominador común aquí: voluntad, actitud, querer 
h. Colocar la vocación en juego, en el ejercicio profesional, trae felicidad, satisfacción, realización profesional 
La vocación te beneficia a ti mismo. Te hace feliz. Quien tiene vocación se siente feliz resolviendo el problema; el que no, lo puede resolver, pero no es feliz 
La medicina es algo que nos ultrapasa, mayor que nosotros mismos. Algo que nos engrandece, nos arrebata y te lleva mucho más allá de lo que podrías haber llegado por tu cuenta. ¿Estamos dispuestos a llegar? 
Escuchando a los estudiantes: advertencias para el educador

Las opiniones de los estudiantes, siendo muchas y variadas, como se puede ver en la grabación, han sido analizadas desde un enfoque cualitativo, siendo agrupadas en categorías principales que se apoyan en los verbatim (citas textuales) de los alumnos. De este modo, ese material aparentemente heterogéneo, puede utilizarse como base de reflexión para los propios educadores y profesores. Son, al final, el resultado de un diálogo que ordinariamente no encuentra espacio dentro del ambiente académico formativo. En la tabla 2 se muestra una selección de los verbatim de los alumnos a partir de los cuales hemos construido las siguientes categorías:

  • a.

    ¿Es necesaria una vocación para el ejercicio de la medicina? Es algo poco definido, donde no todos coinciden, pero esta intuición se encuentra presente en muchas de las opiniones. Sobre todo, cuando se considera el esfuerzo que se exige para ingresar en la carrera de medicina. Quien no se sienta de alguna forma llamado, tiene el riesgo de claudicar en el empeño.

  • b.

    Las emociones desempeñan un papel al escoger la profesión y al responder a la «convocación» durante la carrera. La dimensión afectiva acompaña el proceso educativo en todo momento, al sentir la inclinación por algo que no se consigue explicar racionalmente, ni se atiene a la lógica de las naturales dificultades, tanto en el ingreso como en el posterior desarrollo de la profesión.

  • c.

    La formación médica convencional no promueve la vocación y, a veces, la obstaculiza. Siendo la vocación algo tan poco definido, y de algún modo frágil, sería de esperar que el proceso formativo la ayudara a emerger de alguna manera, contribuyendo a solidificarla y estructurarla. Varias opiniones acusaron a la educación convencional de omisión.

  • d.

    El ejemplo de los docentes en un sistema imperfecto. Es frecuente que tutores y profesores capacitados y motivados contagien esta dimensión vocacional a pesar de que el sistema sanitario no la favorece. Esta paradoja se puede considerar como un efecto de validación y consolidación para una vocación incipiente. De este modo, lo que era una debilidad se convierte en una oportunidad de mejora.

  • e.

    Las indefiniciones sobre lo que sea la vocación provoca confusiones. Parece que tener vocación no es suficiente, o al menos, la vocación entendida como algo pasivo. Surgen opiniones que apuntan a que el buen hacer médico no es solo tener vocación (entendida como un don), sino que exige esfuerzo, competencia, saber hacer bien las cosas, resolver las demandas del enfermo. Despunta aquí el proceso de construcción del profesionalismo (aunque los estudiantes no utilicen este término).

  • f.

    La vocación es un proceso, una construcción. Esta es la categoría que aparece con más fuerza en las opiniones de los estudiantes. Se llega con algo que te llama y te convoca, pero ciertamente la vocación —y el ejercicio profesional que la requiere— es algo que tiene que descubrirse con el transcurso de los años, un proceso de construcción.

  • g.

    Se adquiere la verdadera madurez vocacional cuando se ejerce la profesión. Es ahí donde la vocación y el ejercicio del profesionalismo aparecen de modo claro. Se va perfilando con el tiempo.

  • h.

    Colocar la vocación en juego, en el ejercicio profesional, trae felicidad, satisfacción, realización profesional.

Reflexión de los profesores: en busca de una colaboración eficaz

A partir de la gran riqueza de matices que las opiniones de los estudiantes han ofrecido, hemos dirigido una nueva mirada con un objetivo de síntesis, sin afán de agotar el tema, que es tan inabarcable como el mismo propósito de la educación médica que se propone la excelencia. Las siguientes cuestiones han aflorado de manera destacada.

  • a.

    Es necesario crear un espacio de discusión formal y académica sobre el papel de la vocación profesional. Esta es, sin duda, la primera necesidad que esta experiencia apunta. El debate sobre la vocación y su proceso de construcción es un asunto que habitualmente no tiene un espacio contemplado durante la graduación. Cada vez es mayor el contenido teórico y científico que se pretende enseñar, y faltan momentos para abordar estas cuestiones de importancia vital para toda una vida profesional. Las necesidades de los estudiantes, sus dudas y expectativas, y los dilemas que enfrentan en los años de formación. Hemos comprobado que la metodología del cine en la educación médica sirve como gatillo para despertar y acometer estos importantes interrogantes.

  • b.

    Hay que generar la reflexión personal: ¿qué tipo de médico quiero ser? Es necesario fomentar la actitud que implica tener el valor de hacerse esta pregunta desde el principio, evitando sentirse desbordado por la cantidad de conocimientos teóricos que se tienen que asimilar, ya que, en definitiva, es la materia de los exámenes. Situar la reflexión como parte de la formación curricular comunica también el mensaje de la importancia de la cuestión. La metodología que utiliza el cine —donde cuestiones de índole ética, actitudes y compromiso se hacen más transparentes— facilita la reflexión y la provoca con nuevos elementos. El cine es una forma moderna de contar historias que facilita la reflexión de los alumnos donde surgen preguntas existenciales, se comparten dilemas y se fomenta el conocimiento propio, que será el eje formativo para decisiones posteriores: en la carrera y en el ejercicio profesional4.

  • c.

    La vocación es un proceso que se debe tutelar. Hay algo previo que nace pero es necesario cuidarlo para que se desarrolle. La pregunta decisiva es: ¿quién lo cuida? Sin duda, el interesado, pero con ayuda del tutor y los docentes. El grado de Medicina está compuesto de un currículo de base —un mínimo necesario de conocimientos— sobre el cual cada uno debería construir su propio plan. Es un proceso activo, donde el alumno —con la ayuda personalizada de sus profesores— tiene que asumir el protagonismo de su propia formación5-12. En ese proceso de construcción vocacional es donde se asimilan las experiencias y se reflexiona sobre ellas. Pero se deben facilitar estrategias para todo ello.Con acierto advierte Marañón sobre esta función del profesor que va mucho más allá de evaluar conocimientos y habilidades, porque se zambulle en el propio proceso de construcción vocacional: «La verdadera misión del maestro, mucho más que enseñar cosas, es diagnosticar, buscar la vocación en sus discípulos; exaltar la de aquellos que la poseen; eliminar a tiempo de la disciplina a los que carezcan de ella; y, sobre todo, en aquellos que han sido guiados por un destello, quizá falso, de vocación, crear esta, recrearla con perseverancia, haciendo grata, con buena voluntad, la convivencia con el destino mal elegido; hasta que surja, que puede surgir, el amor tardío y verdadero»13.Algunas experiencias apuntan la importancia de acompañar al alumno en su trayectoria formativa, especialmente en los dilemas éticos que surgen en la práctica clínica14. Pero dado lo importante del tema, es necesario pensar en sistemas de tutorías o de acompañamiento formal. En el fondo, en la experiencia descrita surge, por parte del estudiante, una verdadera petición de ayuda y colaboración de los docentes en su educación profesional. Con humor y gran acierto los médicos americanos que desarrollaron el sistema de Patient Oriented Evidence that Matters (POEM's), han utilizado la metáfora de la mitología de la serie cinematográfica Guerra de las galaxias (Star Wars), donde sugieren que lo que el estudiante necesita es un YODA. El YODA, personaje que encarna la sabiduría en esa mitología, sería el acrónimo de your own data analyzer, es decir, el que te orienta para que sepas lo que realmente importa, lo que hay que aprender y, principalmente, la gran cantidad de conocimientos que se pueden dejar a un lado porque distraen en vez de enseñar15. Sería la función de un profesor que aparta los árboles que se plantan frente al estudiante, para ayudarle a conservar la visión del bosque, que es lo verdaderamente importante. Ese parece ser el camino para aprender a estudiar, saber por qué se estudia, aprender a evaluarse y también a enseñar a otros: es decir, construir el protagonismo de la propia formación como antesala para desarrollar el auténtico profesionalismo.

  • d.

    La gestión de las propias emociones es un factor necesario en la educación médica. Las emociones acompañan la reflexión y el proceso formativo, son inseparables del contenido teórico, pues se materializa en la relación clínica frente a la persona del enfermo a quien el alumno tendrá que tratar y cuidar. Las dudas éticas y las cuestiones de actitud se presentan frecuentemente envueltas en emociones —en las propias y en las que cada situación despierta en el paciente y en la familia— y es necesario todo un esfuerzo formativo para educarlas, colocarlas en su lugar, no dejar que se embarren por derroteros patológicos16. Ese es el motivo —que entraña riesgo y, al mismo tiempo, es una oportunidad— de utilizar las humanidades y, en concreto, el cine en la educación ética del médico17.

  • e.

    El encuentro con el paciente es un divisor de aguas. Varias intervenciones de los alumnos han apuntado que la vocación cuaja cuando se tiene al paciente delante, en pleno ejercicio profesional. Es como un revelador de la vocación oculta que en ese momento pasa a primer plano. Para buscar la excelencia en la formación habría que pensar en cómo adelantar ese momento, en como facilitar el encuentro con el paciente —y la responsabilidad que lleva consigo, con la necesaria supervisión— durante los años de graduación. Lo que podría suponer desánimo delante de la inmensa carga teórica de los años de la carrera, se puede hacer transparente y llevadero cuando se sitúa en el contexto de la práctica clínica, lo cual sirve como motivación para profundizar en los estudios teóricos porque se entiende para qué sirven todos esos conocimientos.

  • f.

    La selección de candidatos para las facultades de Medicina y el proceso de evaluación continúan siendo un desafío sin resolver, porque es evidente que la selectividad y los exámenes convencionales no evalúan la dimensión vocacional del candidato, ni sus potencialidades ocultas18. Cambiar estos procesos es complejo y difícilmente está al alcance de nuestras posibilidades. Pero eso no es disculpa para eximirse de responsabilidad y aflorar las cuestiones aquí planteadas. Con este fin, es necesario innovar, crear espacios análogos al descrito en esta experiencia, buscando caminos de continuidad y sostenibilidad. No pueden ser momentos puntuales y aislados de una disciplina académica, sino un recurso que, en la medida de lo posible, debe incorporarse de modo transversal en los objetivos formativos de todas las asignaturas de la carrera. No se debe olvidar el baño de realidad que supone el comentario de un profesor en las grabaciones disponibles del seminario: «Nos llega de todo a la facultad; habrá quien se conforme con la medianía y los que quieren ir adelante. Nuestro papel es mantener la ilusión, que es esperanza, y continuar dando ejemplo, buscando mejorar el proceso formativo».

A modo de conclusión: ¿qué hemos aprendido con esta experiencia?

Cuidar de la vocación de los futuros médicos y contribuir a su proceso de construcción es una responsabilidad de los docentes en su empeño para ayudar al alumno. Ese es el principal aprendizaje para los formadores.

Nuestra principal reflexión tras la experiencia descrita es que el ejemplo del profesor es elemento imprescindible, un verdadero termómetro del empeño educativo. El ejemplo es siempre el mejor formador. Las actitudes del profesor y su interés por educar se hacen palpables para los alumnos que saben leer ese currículo oculto19.

Estamos hablando del entusiasmo que, en el decir de Marañón, es una vanguardia de la integridad y de la actitud ética: «Todo hombre en verdad entusiasta, en nuestra ciencia o en la vida en general, es siempre un hombre bueno; y acaso haya pocos índices más ciertos que el entusiasmo para juzgar de la calidad moral de los demás»20.

Estamos ante realidades difícil de evaluar y medir, pero que los profesionales de la medicina que tienen muchas horas de vuelo profesional conocen muy bien por propia experiencia. Esto es algo que para Marañón forma parte de la competencia médica: «Y esta fuerza, que no creo que deba llamarse extra científica, depende en último término de una sola cosa: del entusiasmo del médico, de su deseo ferviente de aliviar a sus semejantes; en suma, del rigor y de la emoción con que sienta su deber […] La aptitud se adquiere —salvo excepciones rarísimas—, aun cuando se carezca de ella por completo, al calor de la emoción ética. Todos los hombres servimos para casi todo, en cuanto lo queramos con irrefrenable voluntad. La vocación es una cuestión de fe y no de técnica. Por eso la vocación por antonomasia es la religiosa, en la que no se requiere aptitud alguna, fuera de la entusiasta inclinación»21.

Cuando falta entusiasmo, cuando el ejemplo decae, cuando se obstaculiza la reflexión, los resultados son trágicos: no porque se practique el mal, sino porque uno se acostumbra a no hacer lo que de mejor puede. Los obstáculos y las dificultades del sistema, la pasividad y la indolencia del ambiente profesional, los malos ejemplos y, sobre todo, dejar de reflexionar conducen a lo que Hannah Arendt denomina la banalidad del mal22. Basta dejar de pensar —de entablar el diálogo consigo mismo, al modo de los filósofos clásicos— para resbalar, con el piloto automático, hasta la mediocridad. Abdicar de la reflexión conduce, sin notarse, al equívoco ético; no porque se desee, sino porque se llega a él a base de no pensar. Por eso, el proceso formativo tiene que, de alguna manera, instilar en el estudiante el hábito de la reflexión constante, lo que los anglófilos denominan «reflective practice», que podríamos traducir por el ejercicio filosófico de la profesión23.

Un guardián y un promotor del proceso constructivo de la vocación profesional: ese es el papel insigne del profesor. Un trabajo artesanal —que siempre estuvo acoplado a la educación médica de excelencia, independiente del progreso técnico— y del que, una vez más, Marañón hace una magnífica apología, con la que ponemos punto final a estas reflexiones: «Es urgente anotar un aspecto importante del tema: y es que, sin duda, la vocación puede crearse de nuevo, renacer tardíamente por el influjo de la convivencia cordial de la voluntad, aplicada con consciente amor a un destino equivocado. Esto es lo que en nuestro idioma se llama, exactamente, la “buena voluntad”, gracias a la cual el hombre puede rehacer su vida sobre bases lógicas, cualquiera que sea el error de sus instintos o de sus determinaciones iniciales. Si no fuera por esta “buena voluntad”, recreadora de nuestra adaptación al destino, la limitación de la posible felicidad en el ser humano sería tan grande, que el modo habitual de nuestra muerte no sería otro que el suicidio. [...] El desengaño y la tragedia, en la vida amorosa y en la vida social, serían la consecuencia obligada, si no existiera esa capacidad prodigiosa que tiene el hombre de crear, a la larga, el amor o la vocación sin vocación y sin amor iniciales, tan solo con el material de la convivencia y la buena voluntad. Esta aptitud, la más noble de nuestra especie, la que más nos acerca al Dios creador, rectifica el error del principio; y quién sabe si no es, en definitiva, la fuente más pura y elevada de la humana felicidad»24.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

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