Introducción: Desconocemos la repercusión emocional de la pandemia COVID-19 y el confinamiento en una población susceptible a los trastornos emocionales como es la enfermedad inflamatoria intestinal (EII). Conocer los factores relacionados con el impacto psicológico en la población con EII, nos podría ayudar a optimizar los recursos en situaciones de colapso sanitario como las que estamos viviendo.

Métodos: Estudio de cohortes, prospectivo y multicéntrico en pacientes con EII diagnosticada en los años 2018 y 2019. En la primera ola de la pandemia COVID-19, mediante dos entrevistas telefónicas durante y tras el confinamiento, se recogieron variables clínicas y demográficas, del tipo de confinamiento, escalas de ansiedad y de depresión (escala de ansiedad y depresión hospitalaria) y valoración de la actividad EII (índice de Harvey Bradshaw modificado para la enfermedad de Crohn e índice de actividad clínica simple de colitis en la colitis ulcerosa). Se realizaron los estudios univariantes y multivariantes pertinentes para estudiar los factores asociados con el desarrollo de ansiedad y de depresión.

Resultados: Se incluyeron 145 pacientes, 79 hombres y 66 mujeres, con una edad media de 43 (16,3) años. Setenta y dos (49,7) pacientes tenían una enfermedad de Crohn y 73 (50,3) una colitis ulcerosa. Durante el confinamiento, el 33,1% y el 24,1% de la cohorte estudiada obtuvo puntuaciones elevadas en ansiedad y en depresión, respectivamente. Durante el confinamiento, los factores independientes relacionados con la ansiedad (valores mostrados en ORs; IC95%) fueron el sexo femenino (2; 1,2-5,4) y la EII activa (4,3; 1,8-10,4). Los factores relacionados con la depresión fueron la comorbilidad (3,3; 1,1-9,8), la EII activa (6; 1,9-18,1), el uso de biológicos (2,9; 1,1-7,6) y el vivir solo o acompañado por una persona (3,1; 1,2-8,2). Tras el confinamiento, los porcentajes de pacientes con puntuaciones elevadas de ansiedad y de depresión disminuyeron a un 24,8% y a un 15,2% respectivamente. Los factores relacionados con la ansiedad tras el confinamiento fueron el sexo femenino (2,5; 1,01-6,3), la enfermedad de Crohn (3,3; 1,3-8,5), y la EII activa (4,1; 1,2-13,7). Los factores asociados con la depresión fueron la historia previa de trastornos del estado de ánimo y/o de ansiedad (6,3; 1,6-24,9), la EII activa (7,5; 2,1-26,8), y el uso de corticoides (6,4; 1,4-29).

Conclusiones: El confinamiento por COVID-19 ha tenido un impacto psicológico significativo en los pacientes con EII de reciente diagnóstico. La actividad de la EII es el factor de riesgo que más predispone a la ansiedad y a la depresión, manteniendo su influencia tras el confinamiento.