Leímos un artículo titulado «Integración de la investigación y la enseñanza en las universidades médicas», donde analizan la integración de la investigación y la formación profesional como aspecto importante de la educación superior, formando un pensamiento científico a través del currículo, la creatividad lógica de la construcción del conocimiento y la lógica hermenéutica de la formación investigativa de los profesionales1.
Pero un aspecto no mencionado es la evaluación del proceso de aprendizaje en investigación. Tradicionalmente se considera que evaluar es una función exclusiva del profesorado, se trata de un sistema evaluación-calificación, donde el alumnado concentra sus horas de estudio y trabajo en las jornadas previas a la evaluación final, pues decide un porcentaje alto de su nota2. Últimamente esto se ve cuestionado por otras formas de entender el proceso de evaluación, donde los alumnos pueden participar en la evaluación de los procesos de enseñanza y aprendizaje de diferentes formas: reflexionando en sí mismo en cuanto a los contenidos propuestos, sus propias dificultades, sus méritos, sus razonamientos (autoevaluación); o valorando la participación de los compañeros en las actividades de tipo colaborativo (evaluación entre iguales)3.
Podemos mencionar como experiencia que al finalizar los cursos de investigación los alumnos se auto e interevalúan en el cumplimiento de competencias, obteniéndose que la correlación entre la nota obtenida y la percepción de logro de cumplimiento es muy baja.
Finalmente, gracias a la investigación científica cada día estamos logrando mayor avance socialmente, entonces ¿no sería necesario? También implementar formas novedosas en la educación, para desarrollar el aprendizaje en base a competencias específicas; principalmente en los cursos que generan nuevo conocimiento. Por los tanto se sugiere que al evaluar un informe de investigación no solo se base en colocar notas teóricas sino evaluar por cumplimiento del logro del curso.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.