El nacimiento de las revistas depredadoras (conocidas en idioma inglés como predatory journals) se ha convertido en un modelo de negocio que ha tenido gran acogida durante los últimos años, ello debido a la necesidad de los autores de difundir los resultados de sus investigaciones, siendo la vía más habitual a través de artículos publicados en revistas científicas; sin embargo, no solo sirve publicar en una revista, se ha de tener en cuenta una serie de indicadores de calidad y de impacto que deben tener estas publicaciones1.
En el año 2012, Jeffrey Beall publicó en Nature el artículo titulado «Predatory publishers are corrupting open Access» donde escribió como aquellas editoriales desvirtúan el valioso modelo de acceso abierto para su propio beneficio y donde el principal objetivo de negocio radica en la obtención de pago de los autores2, incumpliendo las normas éticas de una publicación revisada; además, observó que no existían barreras para una publicación rápida, debido a la gran cantidad de textos que llegaban y se publicaban inmediatamente, pues al parecer daban garantía de información falsa o plagiada, sin respeto a los códigos de conducta de los editores, laxitud en la revisión por pares.
En su mayoría este tipo de editoriales atraen a los posibles autores, a través de correos aduladores donde citan trabajos previos e instan a los autores a publicar con ellos. Estas revistas suelen tener títulos muy parecidos a los de revistas tradicionales3. Suelen prometer la publicación en tiempo récord, indicando algunas veces que el autor deberá pagar por la publicación, pero otras veces este detalle no lo indican hasta que el autor haya enviado su trabajo. Se han presentado casos donde, al autor, tras enviar el artículo a una de estas revistas y dándose cuenta del engaño, decide no publicar y no da su consentimiento. Sin embargo, al poco tiempo su artículo aparece publicado en la revista, debido a que necesitan tener contribuciones para ofrecer una imagen de publicación seria. En este sentido, el problema radica en que el autor tiene su trabajo secuestrado y no podrá enviarlo a otra revista4.
A pesar de que el tema aún es emergente, considero importante que esta contribución permita a los noveles investigadores, académicos, estudiantes, editores, entre otros, estar informados acerca de la existencia de estas malas prácticas5. Por otro lado, el tema formativo de las universidades e instituciones de investigación, deberán jugar un rol importante en la información, actualización y difusión de las buenas prácticas editoriales, siendo la formación universitaria el primer escalón de advertencia hacia este tipo de fraude.
FinanciaciónEl autor declara no haber recibido financiación para la realización del presente trabajo.
Conflicto de interesesEl autor declara no tener ningún conflicto de intereses en la publicación del presente trabajo.