Hemos leído con gran interés el artículo de López Sotomayor et al.1 sobre las percepciones de los profesores en cuanto a la deshonestidad académica de medicina.
Los primeros estudios sistemáticos sobre el tema de deshonestidad académica fueron desarrollados por Groves en 1936, y en 1982 por Singhal, quien planteó el aumento «epidémico» de este fenómeno en las universidades estadounidenses2.
López Sotomayor et al.1 a partir de un cuestionario de 39 ítems destacan que las conductas académicas deshonestas más frecuentes son que el alumno intente obtener créditos en trabajos en los que no participó y el plagio en actividades y tareas. De los factores motivadores que impulsan a los individuos a cometer actos de deshonestidad académica, el más habitual fue la obtención de mejores cualificaciones y sobre las implicaciones, solo un 48,2% lo comentó con los estudiantes.
Según ello, la deshonestidad académica es un fenómeno observado en todo el mundo. Diversas estimaciones sugieren que Internet ha aumentado enormemente la cantidad de formas en las que los estudiantes pueden hacer trampa3. Pero ¿esto no sería más bien utilizar los recursos puestos a disposición de los estudiantes? Factores motivadores de deshonestidad académica pueden ser promovidos por los profesores, por ejemplo, preguntando conceptos que no se elaboraron en clase o pidiendo trabajos que no se acaban revisando.
Más que simples ganas de obtener mayores cualificaciones, este aumento de deshonestidad académica reflejaría una sobrecarga de trabajo importante, falta de tiempo y de energía para acabar puntualmente todo lo que se espera de un estudiante de medicina.
El síndrome de burnout es un problema de salud que afecta a muchos estudiantes de medicina de todos los niveles4. Consiste en un estado de agotamiento físico, mental y emocional causado por el agotamiento al que llevan las condiciones que «exige» la carrera5. Finalmente, esto podría explicar porqué los estudiantes recurren a opciones que normalmente nunca tendrían en cuenta.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.